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lunes, 21 de marzo de 2011

Orwell: 1984, el “doblepensar” (95)

Zapatero, en su papel de iluminado por la socialmasonería, ha implantado en España la ficción política de Orwell. Los nuevos derechos se traducen en la desaparición de los derechos individuales. En nombre del dios de la igualdad absoluta desaparece legalmente el sexo en el Registro Civil (DNI): la misma identidad para todos, por lo que no es la identidad de nadie.

En “1984” Orwell acierta en su visión profética: la identidad y la libertad quedan para siempre en manos del Estado:

“Doblepensar” (doublethink) significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, de albergar dos creencias contrarias a la vez en la mente. Los intelectuales del Partido saben en qué dirección han de ser alterados los recuerdos (ley de Memoria Histórica), saben que están trucando la verdadera realidad; pero al mismo tiempo se autosatisfacen por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no quede violada.

Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar y, luego, cuando convenga sacarlo del olvido, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar de saber que existe esa realidad…; todo esto es indispensable para no crear sentimientos de culpabilidad. Incluso para usar la palabra “doblepensar” es preciso usar el doblepensar. Así se mantiene la mentira siempre unos pasos por delante de la verdad. Gracias al doblepensar el Poder-Ideología-Partido ha sido capaz de parar el curso de la Historia; y seguirá haciéndolo durante miles de años.

George Orwell, seudónimo de Eric Blair, (India 1903-Londres 1950), cursó estudios secundarios en Eton pero fracasó en el acceso a la Universidad. Ingresó en la Policía Imperial, como su padre, ejerciendo en Birmania durante cinco años. Regresó a Inglaterra para ser escritor. Vagó por los bajos fondos de Londres y París. Al inicio de 1936 estudió la vida de mineros y obreros del norte de Inglaterra, afectados por la Gran Depresión. Se afilió al Partido trotskista, se casó con una universitaria de Oxford tan idealista como él y se fueron a la guerra de España fascinados por el comunismo internacional como muchos intelectuales británicos (Philby, Burgess, McLean) que incluso llegaron a traicionar a su patria.

Se enroló en Barcelona en las milicias del POUM en espera de entrar en las unidades controladas por el PCE. Pasó los primeros meses de 1937 en el frente de trincheras de Huesca. Captó perfectamente desde el otro lado que alzamiento de Franco no era un proyecto fascista, que la simplificación “fascismo contra democracia” era inadmisible. Comprobó que la URSS controlaba la política republicana e impulsaba decisivamente el auge del Partido Comunista. Adivinó, y comunicó honradamente, que Franco estaba respaldado por la población de la zona nacional.

A finales de abril de 1937 volvió a Barcelona con permiso, comprobando la desmoralización de la zona republicana. Regresó al frente y cayó gravemente herido. Cuando está proyectando trasladarse a las Brigadas Internacionales de Stalin en el frente de Madrid, estallan los sucesos de mayo en Barcelona. Entonces comprende el auténtico sentido del comunismo: cambiar una opresión por otra. Acosado y perseguido como miembro del POUM, cuando ya era teniente en la 29 División, confirma en su propia carne que el comunismo es el partido de la tiranía, el odio y el miedo. Milagrosamente, consigue evadirse con su mujer.

Su libro “Homenaje a Cataluña” (1938) no es un alegato catalanista. Identifica afectuosamente a Cataluña con España. Dice: “de España guardo los peores recuerdos pero son muy escasos los malos recuerdos de los españoles”.

La experiencia española de Orwell, como sucedió a Koestler y Malraux, le transfiguró en apóstol del anti-totalitarismo. De España sacó dos intuiciones colosales para el resto de su vida: el “Gran Hermano” y el “Doble lenguaje”.

En 1945 consiguió la fama con “Rebelión en la granja” y en 1950 publicó”1984”, su genial obra cumbre. Murió en 1949 víctima de la tuberculosis sin haber dejado de fumar a todas horas.

Orwell inventó la “Neo-Lengua”, el idioma sintético concebido para disminuir, en vez de ampliar, el ámbito del pensamiento. También advirtió que la tiranía de la opinión pública es tan peligrosa para la democracia como la tiranía de los partidos, ahora vivimos la tiranía invisible de los índices de audiencia de los medios audiovisuales al servicio del Nuevo Orden Mundial Masónico. Orwell definió la libertad como el derecho a decir a la gente lo que no quiere oír. Es una de las frases lapidarias que nos dejó.

Durante la II guerra mundial llegó a la conclusión de que en la Alemania de Hitler y en la Rusia de Stalin no existían pacifistas, pero sí existían en Inglaterra y USA por lo que estaban combatiendo en el bando que tenía la razón.

Orwell fue una extraña mezcla de revolucionario izquierdista y conservador que añoraba la época imperial de la reina Victoria (1837-1901).

Fuentes:
  • George Orwell. 1984. Destino (1979). 
  • Ricardo de la Cierva. La conversión de Orwell (1984). 
  • Ignacio Arsuaga (Hazte Oír). Proyecto Zapatero (2010). 
  • Clavijo. Nuevo Orden Mundial. (Píldora nº76). 
  • Clavijo. Poder Mundial Masónico. (Píldora nº50).