Píldoras Anti-Masonería

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lunes, 15 de abril de 2013

Nueva Era: Carta a un joven universitario católico sobre el trabajo de Satanás en la era de las comunicaciones (840)

TESIS: Poder Mundial Masónico

Contenido
1. New Age-Nueva Era
2. Gnosticismo
3. Meditación Trascendental: De Buda a Cristo
4. Documento Vaticano sobre la Nueva Era
5. Sectas y Movimientos Nueva Era
6. Monseñor Berzosa: ¿Qué es la Nueva Era?
7. NUEVA ERA: RELIGIÓN ÚNICA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL
8. Blog Clavijo: Masonería, Nuevo Orden Mundial y Nueva Era



Es un movimiento ideológico, un sincretismo religioso, una secta utópica sin fundador ni estructura, adaptable a la imaginación de cada individuo, que reúne aspectos de las herejías gnósticas y de las ideologías masónicas con el fin de destruir la Iglesia católica mediante la sustitución de los paradigmas ético-morales después de que dos siglos de ateísmo no han proporcionado la “felicidad” prometida. Pretende ser la religión única universal bajo el patrocinio de la ONU y financiación de los superplutócratas que dirigen la economía y la política hacia el “Nuevo Orden Mundial”.

En la Nueva Era confluye una amalgama (sincretismo) de creencias :

-Relativismo moral que coincide con el masónico. 
-Gnosticismo: un dios impersonal (energético). 
-Panteísmo neopagano (todo es dios). 
-“Cristo cósmico”: Avatara que descendió sobre Jesús de Nazaret, la misma energía que poseyó a -Hermes, Buda, Zoroastro o Mahoma. En la actualidad sobre Maitreya, el nuevo anticristo que reside en Londres. 
-Satanismo: Culto a ángeles y demonios energéticos, utilización de símbolos como el número (666) de la bestia del Apocalipsis, o el arcoíris de seis colores sobre un semicírculo que une al hombre con Lucifer. 
-Retorno a la diosa madre Tierra (Gaia) como rechazo feminista a la jerarquía masculina. 
-Teosofismo, esoterismo, ocultismo, espiritismo, naturismo, ecologismo, yoga, zen, reiki, medicina alternativa, artes marciales, etc.

La Nueva Era es el instrumento para un Gobierno Mundial (sinarquía) en sintonía con la armonía cósmica. Ha sembrado numerosas sectas que funcionan como nudos de una red que irradia sus doctrinas al servicio (a veces inconsciente) del Poder Mundial Masónico en la sombra.

La Nueva Era está presente en todos los medios de comunicacion:

-Internet: Más de un millón de webs.
-Libros: Amplias secciones en las grandes librerías. Autores más vendidos: Dan Brown, Paulo Coelho, etc. 
-Cine: Guerra de las galaxias, Indiana Jones, Avatar, etc. 
-Música: Teatro (Hair), Radio, TV. 
-Revistas: Año cero, Astra, Conciencia planetaria, Karma 7, Más allá, Muy interesante, Nova, Cambio climático, etc.

Juan Pablo II en la visita “ad límina” (1993) de los obispos norteamericanos denunció expresamente a la New Age como un panteísmo totalmente contrario a la doctrina de la Iglesia. En su libro “Cruzando el umbral de la esperanza” define la Nueva Era como el renacimiento de las antiguas ideas gnósticas que han sido siempre (la cadena gnóstica) el mayor enemigo de la Iglesia, el instrumento de Satanás bajo la forma de corrientes filosóficas, para-religiosas o heréticas.

Fuentes:
-Ricardo de la Cierva. La masonería invisible (2002)
-Manuel Guerra. Diccionario enciclopédico de sectas (2005)


Es una herejía del cristianismo basada en la “gnosis”, conociemiento diferente del sensorial, del racional y del específico de la fe, tanto humana como sobrenatural. 

El gnosticismo antiguo resucitó las doctrinas de las religiones orientales que tenían dos divinidades dominantes: Mitra-Astarté de caldeos y fenicios, o Amón-Isis de egipcios, representantes de lo masculino (el sol, el conocimiento) y lo femenino (la naturaleza, la fertilidad, la madre tierra). 

Zoroastro predicó a los persas el dualismo (maniqueismo) de dos divinidades enfrentadas: el bien (Mazda-Ormuz) y el mal (Ahrimán). 

El “Pleroma” (plenitud) es el dios de los gnósticos, impersonal y lejano. Los “eones” son entidades emanadas de la divinidad en parejas, intermedias entre el dios y los hombres. El mundo material es el mal que no ha sido creado por el dios sino por el “demiurgo” (dios inferior) y por “sophía” (la sabiduría). 

Como la materia es el mal, los gnósticos niegan la resurrección del hombre, creen que el hombre está constituído por materia, alma y espíritu. El alma (ánima) en la muerte sigue el camino del cuerpo si no ha practicado el ascetismo. 

Solamente el espíritu de los gnósticos retorna al “Pleroma” no por sus obras ni por la gracia del dios sino por su naturaleza espiritual, lo que origina fatalmente el libertinaje moral. 

Citemos algunos eslabones de la cadena gnóstica a los largo de dos mil años de herejías: Simón de Semaria el mago en tiempos de los apóstoles. Prisciliano, obispo hereje de Ávila que difundió (siglo IV) con éxito desmesurado el gnosticismo en Galicia. El judío Raschi interpretó (siglo XI) libremente la Biblia abriendo el camino a Lutero. 

La secta cátara (albigenses) revivió (siglo XIII) la herejía dualista (Dios y Satanás) restableciendo la pobreza apostólica y el igualitarismo social. Negaban las indulgencias, el sacerdocio y la veneración a los santos. Como la materia y el mundo procedía de Satanás, prohibieron la procreación y admitieron la reencarnación y el libertinaje sexual. Fue necesaria una cruzada de exterminio para acabar con sus aberraciones. Martín Lutero encendió (1519) la herejía protestante con la disputa de las indulgencias frente al Papa y recogió varios componentes del gnosticismo. 

El Rosacrucismo, secta anticatólica, influyó (siglo XVII) en el filósofo racionalista Descartes y en el científico Newton, fundador de la “Royal Society” de Londres, que mezcló calvinismo, esoterismo y alquimia. 

Juan Pablo II manifestó que el gnosticismo es el mayor enemigo de la Iglesia desde los primeros siglos. El bienestar económico, consecuencia del desarrollo de las dos posguerras mundiales, ha arrinconado mayoritariamente la práctica religiosa dejando un vacío que está llenando el gnosticismo que predica la evasión de la realidad y el esoterismo (parasicología, extraterrestres, etc). 

El neognosticismo se presenta en dos formas, como sistema ideológico-religioso y como talante que impregna la filosofía, la psicología, la literatura y la política. 

Jules Doinel, maestro de su logia y archivero del museo masónico de Francia, fundó (1890) la iglesia gnóstica que marca el nacimiento del gnosticismo moderno. En su concepción influyó la lectura de los textos gnósticos del siglo II y de los cátaros. Un índice de la expansión de la herejía está en la España de la Transición, se implantaron unos 90 grupos. Los fundadores de todas las sectas gnóstias han sido masones. 

El neognosticismo como talante es una constante del pensamiento filosófico desde Hegel y Heidegger a Lukács. El marxismo está impregnado de la gnosis al igual que la literatura (Umberto Eco). La psicología de Jüng es gnóstica y también la teología que somete el dogma al historicismo relativista (liberacionismo). Numerosas sectas han sido influenciadas por el gnosticismo como “La ciencia cósmica”, “Los clistinos” rusos que practican técnicas orgiáticas similares al chamanismo y otras muchas. 

Algunas coincidencias entre gnósticos antiguos y modernos: 
-se consideran frecuentemente cristianos 
-su concepto de divinidad no es cristiano 
-proliferan como setas 
-creen en la reencarnación de las almas 
-predominio de lo irracional 
-práctica del esoterismo en círculos iniciáticos 
-preferencia por los evangelios apócrifos 
-interpretación alegórica de la Biblia en los pasajes que se prestan a lo esotérico y a lo críptico

Fuente principal: P.Manuel Guerra Gómez: 
-Cien preguntas clave sobre la New Age (2004) 
-Diccionario Enciplopédico de las Sectas (2005) 
-La trama masónica (2006)


Joseph-Marie Verlinde: Doctor en Ciencias a los 21 años por la Universidad belga de Gante. Durante el periodo de una beca para tesis en química nuclear, entró en contacto con la Nueva Era. Abandonó una carrera prometedora para convertirse en discípulo de un gurú hindú. De vuelta a Europa, se inició en las ciencias ocultas y se hizo adepto de la Nueva Era. Estudió Filosofía y Teología durante 10 años en Aviñón, Roma y Lovaina.  Descubrió la verdadera espiritualidad en la “Obra de San José de Mount Rouge” Fue ordenado sacerdote en 1983. Está al servicio de la diócesis de Montpellier.

Cita del P.Verlinde “¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba. Y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, más yo no estaba contigo.”

En el libro del P.Verlinde “La experiencia prohibida” 1998):

“La Nueva Era es bastante difícil de definir pues afecta a casi todos los ámbitos de la cultura. Agrupa todo el conjunto de las nuevas corrientes de pensamiento que anuncian -y supuestamente preparan- el paso de la humanidad a una nueva etapa de su evolución, que correspondería a la entrada de nuestro planeta en el signo astrológico de Acuario”.

“Yo entré en la Nueva Era en 1969, mediante la Meditación Trascendental (MT) -fundada por el gurú Maharishi, perteneciente a la tradición védica del hinduismo- que se presentaba como un camino fácil para alcanzar la plena realización de uno mismo. Pronto fui introducido en el comité directivo del movimiento y di dos veces la vuelta al mundo con el gurú a lo largo de tres años”.

“En un monasterio del Himalaya en la India, Jesucristo vino a mi encuentro. Aquel a quién buscaba en el otro extremo del mundo, me permitió volver a elegirle como Señor y Salvador”.

“Al volver, no me atreví a pedir ayuda en la Iglesia y, sin darme cuenta, me metí en la órbita de las escuelas esotéricas. Trabé amistad con un neurópata que descubrió en mí la capacidad de comunicación con las energías ocultas y con los espíritus (demonios) que las gobiernan”.

“Mi director espiritual me pidió que rompiese el silencio, debido a los estragos que causa principalmente el ocultismo, pero también el sincretismo de la Nueva Era, que causan confusión en el corazón de un buen número de creyentes desprevenidos”.


CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA 
y CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIALOGO INTERRELIGIOSO
"JESUCRISTO PORTADOR DEL AGUA DE LA VIDA"
(Una reflexión cristiana sobre la “Nueva Era) 

La Iglesia ha dado una opinión sobre el eneagrama que está contenida en el documento oficial de la Santa Sede, " Jesucristo Portador del Agua de la Vida ", una reflexión sobre la Nueva Era. Se refiere a él tanto en su glosario como en su punto 1.4, donde dice que "un ejemplo de esto [un método de practicar la gnosis ] puede verse en el eneagrama , – un instrumento para el análisis caracterial según nueve tipos– que, cuando se utiliza como medio de desarrollo personal, introduce ambigüedad en la doctrina y en la vivencia de la fe cristiana."

Por su parte, el Catecismo de la Iglesia Católica expone que hay siete pecados capitales (1866): soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza; mientras que el eneagrama establece las mismas pasiones dominantes con el mismo nombre de los pecados capitales, sólo que desdoblando el soberbia en vanidad, introduciendo el miedo y dándoles un número: (1) ira, (2) orgullo, (3) vanidad, (4) envidia, (5) avaricia, (6). Totalmente diferente son las pasiones de la tradición católica de las pasiones del eneagrama.



En la reflexión sobre la Nueva Era de Marino Restrepo he hallado una de las mejores explicaciones sobre la Nueva Era. Advierte que sus métodos son efectivos y cada vez más numerosos, pero queconducen a la pérdida de la fe e incluso de la salud.Advierte que está infiltrada en la Iglesia católica como un veneno en todos los estratos, tanto consagrados (religiosos y sacerdotes) como laicales. La Nueva Era está en contra de la Nueva Creación de Cristo, ya que fomenta un espíritu de adoración a la Creación, no al Creador, que sustituye a la verdadera fe católica, para que adoremos el mundo y falsamente a través de él al Creador.

La Nueva Era incluye muchos movimientos: orientalismo, brujerías, espiritismo, supersticiones, astrología, tarot, cábala, esoterismo y ocultismo, adivinación, numerología, medicinas alternativas, meditación transcendental, psicoterapias y enseñanzas de autosuperación (eneagrama), feng shui, reiki, yoga, ouija, reflexología, vibraciones, energías, cuántica, aromas, flores, terapias, baños… un sinfín.


Todos los conventos, grupos, comunidades, seminarios 
y universidades católicas que adoptan la Nueva Era 
pierden su fe, e incluso su existencia

La verdadera psicología humana se conduce a través de Dios, en especial a través de Cristo, el verdadero amor o estima, siendo falsos amores los que proceden del hombre o de las cosas.


La filosofía de la Nueva Era crea los valores de la autoestima (contra la estimación a Cristo), realización personal (contra la realización en Dios) y el pensamiento positivo (contra la confianza en Dios) sin tener en cuenta los valores de Dios. Por tanto, en conclusión, el eneagrama no es un instrumento científico y contradice plenamente a la fe católica. Ello no prejuzga las intenciones o juicios sobre los que lo divulgan o estudian, pero sí es lícito advertir de los orígenes y fines del eneagrama, que acaban apartando al hombre de Dios.



Movimientos de este tipo, condenados por la Iglesia, como el "Eneagrama" son los que se fomentan para los cristianos catalanes desde la Sala Pere Casaldáliga (claretianos), por parte de un destacado marista y desde las más altas instancias de la Unión de Religiosos de Catalunya (URC) y desde los medios de comunicación institucionales de la diócesis de Barcelona (Catalunya Cristiana y Radio Estel). 




Todos hablan de las sectas y generalmente no bien, pero, tú lector, sabrías decir qué es una secta y si son malas. ¿Quieres colaborar en la elaboración del "mapa de la heterodoxia" en España e Iberoamérica? ¿Cuántas sectas hay ahora en los países de lengua española? ¿Quiénes corren más riesgo de ser captados por una secta? ¿Es posible salirse de una secta? ¿Cómo caer en la cuenta de que un familiar o amigo se ha puesto en contacto con una secta? ¿Las sectas alejan de su familia de sangre a los adeptos? ¿Algunos "criaderos" de sectas: masonería, nueva era, neopaganismo? ¿Los métodos del potencial humano: reiki, taichí, meditación trascendental, yoga, zen, etc., son sectas? ¿El Estado puede intervenir en las sectas si hay indicios razonables de ilegalidad?, ¿también en cuanto a sus creencias? ¿Hay lavado de cerebro y control mental en las sectas y en las organizaciones antisectas? ¿Sectas mágicas, horóscopo, videntes, cartas, uiyá (oui-ja), brujas y halloween, el 666 y el satanismo? ¿Es posible ser católico y al mismo tiempo adepto de una secta? ¿Las sectas, grupos autárquicos con poder económico y político? En este libro hallarás la respuesta a éstas y a otras preguntas de palpitante actualidad, amenizada con casos históricos y consultas hechas al autor.

Es el gran reto actual para la Iglesia Católica: una nueva forma de espiritualidad, de mística, de relación con lo divino. Responde a esta importante cuestión monseñor Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo:
1. La Nueva Era es un fenómeno propio del siglo XX, la explosión de un nuevo tipo de espiritualidad. La New Age nace como una especie de sensibilidad “epocal”, principalmente en los países y naciones de los llamados primeros mundos. Cuando se tiene el estómago lleno, hay que llenar también la cabeza y el corazón. Este nuevo fenómeno aflora como un gran pulpo, con tentáculos en todos los ámbitos culturales, pero al que es muy difícil descubrir los ojos y el cerebro.

¿Por qué se denomina al New Age también como “Era de Acuario”? - Porque nos encontraríamos casi al final de un ciclo astronómico (Piscis) e inicio de otro (Acuario). Hubo un tiempo en el que se vivió bajo el signo de Tauro, y aparecieron los imperios y religiones de Mesopotamia. Vino después Aries, y floreció la religión judía. El signo de Piscis, que comenzó su reinado el 21 de marzo del primer año de nuestra era, ha sido denominado “crístico” (IXCIS). Hacia el año 2016 el sol entrará en el signo de Acuario, y este signo traerá consigo una nueva religiosidad mundial capaz de reconciliar todas las demás religiones. Acuario va a suponer un nuevo orden mundial, una humanidad nueva, y una nueva religión. La New Age comportará una era de amor, concordia y luz, de verdadera liberación del espíritu. Se habla del retorno de un nuevo Cristo: no el histórico Jesús de Nazaret, sino de Maitreya.

La New Age (la “Era Acuario”) constituye una verdadera bomba de relojería para las religiones. Porque no se trata sólo de una religión más, ni de un nuevo movimiento o una nueva secta. Es una completa “gnosis”, o visión integral de la realidad. Y, lo que es más grave, no se enfrenta con el cristianismo, ni con las religiones en general, sino que se instala en ellos; e incluso utilizando su mismo lenguaje, su misma espiritualidad y sus mismos símbolos, les da un sentido completamente diferente.

2. La Nueva Era tiene una característica fundamental: es un nuevo narcisismo, y al mismo tiempo, una nueva concepción del universo.

La Nueva Era constituye un nuevo narcisismo donde se impone la vida privada, la utopía individualista y la revalorización de las propias experiencias personales. Este narcisismo sin embargo es compatible con la tendencia a pensar en planetario (en clave holonímica) en el sentido de que nos acercamos a pasos agigantados a una nueva sociedad, a un mundo nuevo, donde ni la política ni la religión ni las costumbres serán motivo de separación o de odio.

Junto al narcisismo y a la tendencia a pensar en planetario, asistimos a un nuevo desplazamiento de lo religioso y a un nuevo despertar religioso, algo así como una “nueva espiritualidad para una nueva era”, una especie de “retorno de lo sagrado-reprimido”.

David Spangler (1999) resumía con estos adjetivos la Nueva Era: holística (globalizadora: el todo en las partes y las partes en el todo); ecológica (La Tierra Gaia; nosotros somos como una neurona del sistema nervioso central de la Tierra); andrógina (el arco iris y el yin yang son símbolos que tienen que ver con la complementariedad de contrarios); mística (lo sagrado en todas las partes, incluida la vida cotidiana); planetaria (las personas enraizadas en su propia cultura, deben abrirse a la cultura universal buscando amor, compasión, paz, y un gobierno mundial).

3. La Nueva Era, aunque hunde sus raíces en los movimientos esotéricos del siglo XIX, es un producto cultural típico de la crisis espiritual del siglo XX.

Según otras opiniones sobre el origen y desarrollo de la New Age, ésta se remonta hasta los movimientos gnósticos de los ss. II-IV. Para otros es la convergencia de la transformación del socialismo en ecologismo; y del capitalismo individualista en narcisismo. Es algo así como la confluencia natural “postmoderna” de la caída y transformación de las dos grandes ideologías del s. XX. Hay quienes opinan que es fruto maduro de una “religiosidad postmoderna”: del geocentrismo al antropocentrismo; y de éste alcosmocentrismo.

Sobre su origen, el experto Luigi Brenzano, señala dos corrientes diferenciadas en la New Age: la europea y la norteamericana. La europea hunde sus raíces en la sociedad teosófica (1875) de HelenaPetrovna Blavatsky y Henri Steel Olcott: pretenden llevar al hombre moderno, prisionero de los lazos del materialismo y de los dogmas de las iglesias tradicionales, hasta las fuentes de la antigua sabiduría, sobre todo oriental. Quiere ser una doctrina “puente” entre Oriente y Occidente, entre cristianismo y esoterismo, entre movimientos religiosos sectarios y los nuevos movimientos mágicos. En el s. XX, destacaron Paul Le Cour (1871-1954) y Alice Ann Bailey (1880-1949).

La corriente Norteamericana, por su parte, tiene como antecedente el transcendentalismo americano del S. XIX, como reacción al materialismo y utilitarismo ilustrado. El autor más conocido es Ralph Waldo Emerson. Este nuevo paradigma va tomando más forma en California en los años 50: desde grupos de Rosacruz hasta la Unity School of Christianity. Más tarde, en EE.UU., vino la revolución hippie, especialmente los grupos underground, que se convirtieron en el caldo de cultivo de la New Age en Norteamérica. El mercado New Age conjuga el bienestar y el bien parecer interno y externo, la alimentación y la estética, la ciencia y la espiritualidad, la economía y la ecología.

4. Rasgos espirituales que definen la New Age.

C. Vidal Manzanares se atreve, en una primera aproximación, y tomando como punto de referencia el cristianismo, a realizar este breve resumen: no existe lugar para un Dios Personal, creador y distinto de sus criaturas. Tampoco resulta claro el concepto de criatura, puesto que se funde en la divinidad, o se la valora sólo por sus niveles de conciencia, como si no tuviera consistencia propia.

No hay lugar para rendir cuentas ante un Dios Personal, ya que el hombre no es pecador o culpable, sino imperfecto, y esta imperfección va despareciendo en la medida que se alcanzan niveles superiores de conciencia, o mediante sucesivas reencarnaciones. Se ha escrito: “No somos pecadores por naturaleza, ni nos espera ningún castigo eterno, ni venimos a este mundo con ningún pecado, ni necesitamos a nadie que nos salve o redima, porque nunca hemos estado en venta. En realidad nuestra esencia es inmortal y tenemos por delante un futuro inimaginable”.

Los “puntos teológicos” del New Age son los siguientes:

+ Una nueva divinidad, desdoblada en dos realidades:

- Una especie de principio de totalidad frente al monoteísmo, que se define como teoría de los lazos, campos morfogenéticos, autoorganización del Universo, espiritualidad global, etc.

- Gaia (Gea) la diosa madre Tierra, entendida como ser planetario, organismo vivo, y cuyo “organo ejecutor” sería la humanidad. Todo lo que afecte a la Tierra afectará al hombre. Todo está unificado. Hay que descubrir la dimensión ecología en cada cosa y acontecimiento. Se sustituye la imagen paterna de Dios por la materna inmanente, cuya energía todo lo sustenta e invade. La piedad y religiosidad nuevas son matriarcales. Ni la fe en un Dios personal ni Jesús como Dios son ya sostenibles. Sólo a través de una sintonía e identificación mística con la naturaleza y el universo llegará el hombre a la libertad y encontrará su humilde puesto en el devenir cósmico.

+ Reencarnación positiva: El tema de la reencarnación, dentro del New Age, es algo muy popular. Tratado en forma científica y en forma novelada, es entendida como evolución optimista hacia la perfección total subjetiva y personal, según los diversos niveles de conciencia adquiridos. No es la reencarnación clásica oriental (más bien purgativa y purificativa), sino la positiva: porque en cada vida conseguimos niveles de conciencia cada vez más superiores. Unido al tema de esta reencarnación en sentido positivo, y para encontrar una base fiable y plausible, se encontraría la creencia en cuerpos energéticos, entre ellos un “cuerpo astral”, y en la importancia y sentido de los “chakras”. Otra forma de denominar los campos energéticos o el espectro energético es el “aura”, que incluso, se afirma, puede ser fotografiada.

+ Una nueva cristología: La base de la Nueva Era se centra en el nuevo regreso de Cristo. Pero de un Cristo total: capaz de unificar las fuerzas espirituales de la humanidad, resumidas en el triángulo Luz-Amor, Poder, capaz de darnos el nuevo agua de la Era de Acuario, y capaz de iniciarnos en nuevas formas de conciencia e iluminación anterior. Cristo es el paradigma de la humanidad, de la religión, y de la unión de las culturas orientales y occidentales. Es la espiritualidad del Cristo-Cósmico, del Cristo-Energía, del Espíritu Crístico-Universal, antes encarnado en grandes personalidades religiosas: Buda, Krishna, Jesús de Nazaret, Mahoma. De cualquier forma, el Cristo no es sólo uno, único, mediador y salvador. Se aplica a diversos personajes, y, finalmente, a cada uno de nosotros.

+ Una nueva teología cósmica, capaz de cubrir el vacío y sin sentido del hombre y la sociedad actuales, y abrir a una nueva liberación más integral que la meramente racionalista-ilustrada o práxica. Es una cosmología inspirada en la visión de Teilhard de Chardin, pero dando un paso más: es la evolución transformadora de la cosmogénesis a la biogénesis; y de la biogénesis a la antropogénesis. Una vezvivenciada la antropogénesis como conciencia colectiva y vivencia del amor total, se pasará a lanoogénesis superior. Es decir, se pasa de lo natural inerte a lo biológico; de lo biológico a lo humano; de lo humano a la humanidad; y de la humanidad “nueva”, con conciencia ecológica y holística, o de fusión, a una conciencia superior y perfecta. Todo ello moviéndonos dentro de un inmanentismo (sólo un mundo: el nuestro) y de un panteísmo (todo es a la vez natural y divino).

+ En búsqueda del maestro interior que llevamos dentro: Una espiritualidad experimentada personalmente; no a las mediaciones institucionales (Iglesias) ni a las mediaciones sacramentales: La persona humana, según la New Age, es religiosa en el fondo de su existencia, pero no religiosa o religada a un Dios personal. Es religiosa en relación a un sentimiento y percepción originaria de la vida de la naturaleza, la percepción de sus leyes, la inmersión en la corriente “sobrenatural” de la vida misma. Es, en resumen, “místicamente ecológica”, o hace de la ecología su mística genuina. En aras de esta nueva mística debemos acabar con lo objetual, lo dogmático, y las concepciones teológicas de las grandes iglesias. La nueva teología y espiritualidad es funcional-dinámica y no objetual-institucional.

+ Un método gnóstico-esotérico, de autorrealización o del potencial humano: Cinco claves insistentes y subrayadas por la New Age: realización de uno mismo; armonía con el cosmos; responsabilidad “histórica” para con la nueva humanidad emergente; visión optimista de la realidad y del futuro; ampliación de los niveles d conciencia; primado de la experiencia personal.

Se privilegia la experiencia (no tanto creer como experimentar), la ortopraxis individualista frente a ortodoxia, la autotransformación por “puños y métodos” a la carta. Es una conciencia monista-progresiva del mundo (holismo) frente al dualismo cristiano. Y se aprecia un optimismo y una escatología benévola (todos salvados por la reencarnación) Se otorga el primado del amor como armonía-comunión, y de la felicidad en forma de bienestar personal, ya aquí y ahora.

Este movimiento del potencial humano es uno de los aspectos más valorados por los networks neperianos. El Human Potencial Movement se fija entres sus fines principales el desarrollo de las potencialidades latentes en el hombre en su más amplia disponibilidad para acoger experiencias de integración mente-cuerpo y todas las técnicas de expansión de la conciencia: “Expandid vuestra conciencia”, “Realizad vuestro yo”, “Pensad en positivo”, “Usad vuestro potencial creativo”, son los gritos de guerra…

Algunos autores hablan de “autosalvación” en dos versiones: al no ser Cristo el Salvador, las mediaciones salvíficas son “de métodos de autodesarrollo”; y la misma escatología, en forma de reencarnación, no es más que una “autosalvación”.

En el fondo, un nuevo concepto de religión (y de mística): Las religiones como organización carecen de valor desde el punto de vista de la verdad. Sólo tienen un valor social o histórico. La fe es una confianza, un dejarnos mover por la verdad confiadamente. Ninguna importancia tiene que se acepten unas ideas o no. Unos dicen que creen en unas doctrinas, otros que no creen en ellas; sin embargo, su nivel de ser puede ser el mismo, e incluso podría vivir con más fe, la persona que no acepta las creencias, y vivir con menos fe quien las acepta.

La fe que tiene una persona no se nota porque diga ‘creo en Dios’ o ‘no creo’, se manifiesta por la confianza con la que vive, por la paz y el equilibrio interior que expresa en su estar en la vida. La presencia de Dios, lo divino, no es algo que hay que alcanzar y que es extraño a la vida diaria. Lo divino es el trasfondo que tengo que descubrir en todo mi vivir. Es lo que dará sentido a mi vida, lo que únicamente me realiza. El camino de la religión es encontrar nuestra forma adecuada aquí y ahora de volver a unirnos a la Realidad, de religarnos.

5. La Nueva Era plantea retos muy serios a la Iglesia, en esta era postmoderna.

En otro lugares, he escrito y definido otros rasgos de la religiosidad de hoy. Los recuerdo:

- Una sociedad secularizada no es necesariamente una sociedad a-religiosa…No es la pura indiferencia lo que caracteriza nuestra sociedad sino el que las creencias escapan al control de las iglesias y religiones tradicionales (Hervièu-Léger). No está en crisis lo sagrado sino la “religión de iglesias”.

- La experiencia subjetiva es la norma religiosa (G. Anleo). Lo religioso se contagia por contacto personal y por contagio comunitario (P. Belderrain).

- Lo religioso hoy no se caracteriza por la síntesis sino por la yuxtaposición de doctrinas y ritos (F.Champion).

- Del fiel practicante hemos pasado al peregrino o coleccionador de experiencias y de religiosidad “a la carta” (Hervièu-Léger).

- Más grave aún: Se habla de una espiritualidad más allá de la religión y se insiste en que lo que está en crisis en la actualidad no es lo espiritual, sino, algunas formas de lo religioso: concretamente las religiones institucionales tradicionales, que se encuentran desorientadas, han perdido el contacto con la realidad y los sectores que mueven la sociedad (jóvenes), no aciertan a comunicarse adecuadamente con sus contemporáneos, y están en una permanente quiebra de credibilidad moral (ejem. pederastia y pecados de la larga historia de la Iglesia).

- La feligresía de las religiones tradicionales se ha “autoexiliado” voluntariamente, en silencio y por la puerta de atrás, sin plantear polémica con una institución con la que no creen que sea posible dialogar. Y se han ido, en muchos casos, no por falta de espíritu, de espiritualidad, sino precisamente por lo contrario: por insatisfacción insoportable con el espíritu estrecho y muerto que se respiraba de las instituciones religiosas.

- Se subraya que, tal vez, las religiones estén muriendo por habérselas pasado su tiempo (su “kairós”) pero dejarán un gran legado para la humanidad, lo mejor de sí mismas: la espiritualidad que quisieron vehicular y que con frecuencia sofocaron.

- La espiritualidad del futuro se llamará “laica” o de “vuelta a las fuentes” y de “recolocar la espiritualidad en su lugar natural”: la profundidad existencial de la persona (su espíritu); una espiritualidad de su propio cuerpo (ser más, sentir más, gozar más, amar más, reír más, bailar más…); una espiritualidad de sentir al otro como experiencia de lo sagrado; y una espiritualidad ecológica o de nueva relación sinergética con la tierra.

Sobre los retos que esta nueva teología plantea al cristianismo señalaremos, con M. Fuss, que está en juego, al menos, las siguientes realidades: la interpretación de lo religioso en clave panenteísta, fusionando cosmos-hombre y divinidad, sin la necesidad de recurrir a un Dios Trascendente. La no necesidad de un Cristo Mediador-Salvador, sino sólo como maestro interior. La necesidad de volver a una experiencia de Dios profunda, personal y comunitaria. El diálogo entre religiones. Y, finalmente, la profundización de dogmas como el trinitario, cristológico y la pneumatología.

a) por un lado, ante la New Age nos encontraríamos en una versión modernizada del sueño neoliberal norteamericano que desembocará en el fenómeno de la globalización “económica”. Sostengo en este sentido que la New Age es como el “alma o espíritu” de la globalización económica neoliberal. Baste leer, para reafirmar esta postura, las obras de Novak, Bell, Berger y Fukuyama.

b) La New Age, teológicamente, viene hundiendo sus raíces en lo que H. De Lubac denunció como los hijos de J. Fiore: la llegada de la tercera época del Espíritu, superando al Cristo carnal, en diversas y variadas versiones. Y convirtiendo el cristianismo en algo “desencarnado” (no sacramental ni eclesial) y gnóstico.

c) Por otro lado, y al final de este recorrido afirmamos que la moda de la New Age se esfumará pero las preguntas planteadas por ella permanecerán. Preguntas que hacen referencia al sentido del hombre, de la naturaleza, y de la divinidad. Preguntas a las que el cristianismo ha sabido y sabrá responder desde el misterio profundo e integral de Jesucristo, verdadera y única fuente de agua viva. Hay que seguir apagando la sed de las generaciones “de edades medias en las que ha cuajado” (abyssus abyssum invocat); “cuando no se cree en el verdadero Dios se cree en cualquier cosa” (M. Eliade); “cuando desaparecen los dioses de los altares, se llenan de demonios” (Heidegger). La mística cristiana, incluida la de genuina tradición carmelitana, encuentra actualidad y misión relevante en esta tarea. Todo un reto lleno de esperanza
Fuente: RIES nº 275 (17/4/13)


¿TE SUENA familiar alguna de estas frases?: “Haz lo que te dicte tu corazón”, “voy a enviarte energía positiva”, “crea tu propia realidad con el pensamiento”, “reinvéntate cuantas veces quieras”, “alcanza la sabiduría interior”, “desarrolla tu potencial”, “aprovecha la energía sanadora del universo”, “visualiza cualquier cosa que desees conseguir”... ¿Sabes qué tienen en común? Estas expresiones, cada vez más frecuentes en el lenguaje cotidiano, se presentan como la pa­nacea para lograr paz, amor, salud, prosperidad y felicidad. En estos tiempos de crisis económica, ¿quién no se aprovecharía de semejante oferta para mejorar su situación? Pero, ¿realmente nos llevan a ese camino de bienestar que prometen?

Visualizar una meta al trazarse un proyecto es algo normal en el proceso de planeación. Querer cambiar algún aspecto de nuestra vida que no marcha bien es lógico y razonable. Hacer lo que está en nuestras manos para solucionar un problema o curar una enfermedad es propio del ser humano… Sin embargo, detrás del modo en que están formuladas estas frases hay toda una filosofía que promete un “magnetismo” o capacidad para atraer a nuestra vida todo aquello que visualizamos, y presenta el universo como si fuera un dios con el que tenemos que trabajar al unísono para que se hagan realidad nuestros anhelos. Es la cosmovisión de la Nueva Era, un movimiento ecléctico que toma creencias y prácticas prestadas de gran cantidad de fuentes: ideas y tradiciones de Asia, las religiones paganas y el antiguo gnosticismo; creencias del budismo, el hinduismo, el zen, y las religiones indígenas de América; técnicas de la parapsicología, la salud holística y el ocultismo; investigaciones científicas como las teorías de Darwin y la física cuántica, entre otras.

Este movimiento se ha ido extendien­do entre nosotros a la velocidad del fuego. Basta mirar alrededor para encontrarnos con la proliferación de clases de yoga, prácticas adivinatorias, terapias alternativas, sanación por medio de la ener­gía universal, meditación trascendental y oración centrante, cursos de desarrollo del potencial humano y centenares de libros de autoayuda. Todo ello con un envoltorio sofisticado y un lenguaje seductor que conquista al hombre de hoy. Lo curioso es que, tal como indica Stratford Caldecott, director del Centro de Fe y Cultura de la Escuela de Artes Liberales Tomás Moro en Oxford,“los únicos elementos nuevos de la Nueva Era proceden del toque moderno que se le da a estas ideas”. Sus orígenes son tan remotos como los movimientos teosóficos y espiritualistas del siglo xix y comienzos del xx, pero también hay que irse a las antiguas herejías gnósticas que se extendieron en los primeros días del cristianismo e, incluso, varios siglos antes de Cristo.

Son creencias y filosofías antiguas, adaptadas al hombre actual, y cada uno tiene la posibilidad de construirse una espiritualidad a su medida según el momento que atraviesa en su vida. De ahí que la expansión del relativismo haya sido clave para su propagación. El documento vaticano Jesucristo portador del agua de la vida (2003), editado para dar una respuesta cristina a la Nueva Era, explica que el grado de acogida que ha alcanzado este movimiento se debe a que “la cosmovisión en que se basa ya estaba ampliamente aceptada. El terreno estaba bien preparado por el crecimiento y la difusión del relativismo, junto con una antipatía o indiferencia hacia la fe cristiana”. Es más, uno de los objetivos principales de la Nueva Era es desprestigiar a la Iglesia católica, encargada de salvaguardar las verdades de la fe. Libros como El código Da Vinci y películas como La brújula dorada (2009) –basados en parte en la filosofía de la Nueva Era–, dan testimonio de ello. Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, comenta que “las distintas corrientes de la Nueva Era propugnan, anuncian y defienden la Era de Acuario, una época nueva en la que se dará el paso de la religión (mala) a la espiritualidad (buena), dejando de lado todo lo institucional”. Pero además, este movimiento se propone instaurar esa nueva espiritualidad. La propuesta se basa en una religión sin exigencias dogmáticas, morales o institucionales, que aboga por la fusión entre las religiones. De ahí que sus seguidores prefieran distanciarse de la palabra “religión” y hablan de una “espiritualidad”, “un término más difuso en el que están más cómodos”, puntualiza Santamaría.

Un cambio de conciencia

La Nueva Era es un movimiento sin agenda unitaria. Sin embargo, según advierte Luis Santamaría, sí tiene una finalidad común: el cambio de conciencia. Esta transformación tiene que ser “tanto personal como global, llevando a un cambio de paradigma. La psicología, la ciencia, la ecología, la religión, la medicina, la filosofía… todo esto tiene que cambiar”.

Ese cambio comenzó en la década de los sesenta, época del jipismo y la “cultura alternativa”. Fue entonces cuando el término Nueva Era se popularizó para anunciar la inminente llegada de una nueva civilización de paz, armonía y amor universal. La letra de la canción Aquarius del musical Hair (1969) –hoy usada en anuncios de TV– lo pregona: “Cuando la luna esté en la séptima casa, y Júpiter se alinee con Marte, entonces la paz guiará a los planetas, y el amor conducirá a las estrellas. Es el amanecer de la Era de Acuario… Abundarán la armonía y la comprensión… una revelación mística cristalina, y la auténtica liberación de la mente…”. Para lograrlo, la Era Cristiana debía dar paso a la nueva era astrológica de Acuario, que traería consigo una transformación definitiva en la conciencia de los hombres. Stratford Caldecott señala que cada vez son menos los que piensan que esto es inminente, sin embargo, todavía hay quienes tienen la esperanza del advenimiento de una Nueva Era: “Algunos se ven a sí mismos viviendo un período complejo de ‘oscuridad’ antes de que nazca la nueva civilización y llegue por fin la conciencia religiosa mundial”.

José Luis Pivel, filósofo y teólogo que ha investigado el fenómeno, indica que la adquisición de esa ‘conciencia integral’ se basa en la experiencia de sí mismos, en el esoterismo y en fenómenos ocultos. Durante la transición de la Era de Piscis (Era Cristiana, que va del año 4 d. C. al 2.146 d. C. según algunos astrólogos) a la Era de Acuario (del año 2.146 d. C al 4.296 d. C), se prepararía a los “hombres nuevos”, algo así como una nueva especie de superhombres o seres con la misma conciencia de Cristo. Pero “el Cristo” que predica no es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Nueva Era se refiere a Dios como la Energía Divina, la Energía del Amor o la Gran Inteligencia Universal. “Su propósito es que toda la humanidad llegue a ‘la conciencia de Dios’, que es la conciencia de que cada uno es dios”, subraya Pivel.

En este orden de ideas, Luis Santamaría puntualiza que “las personas deben descubrirse como partes de un Todo, que lo abarca todo, y todo lo diviniza. No hay diferencia entre la divinidad y la humanidad, ya que somos chispas de la gran energía divina universal”. Así, la energía viene a sustituir a Dios y su gracia. En esta espiritualidad –insiste Santamaría– “no hay un Dios que dicte lo que está bien y lo que está mal. La salvación se consigue por el propio esfuerzo. Se propone una gran variedad de métodos y técnicas, de cursillos y prácticas, para lograr el perfeccionamiento personal”.

¿Quiere decir entonces que las prácticas de la Nueva Era son malignas? Stratford Caldecott afirma que algunas prácticas asociadas a ciertos grupos de la Nueva Era son nocivas y peligrosas, como pueden ser los ‘espíritu guía’, la dependencia de la astrología, o la participación en la regresión a vidas pasadas. Hay otras que resultan más ambiguas, como el yoga o ciertas formas de meditación o de terapia, por ejemplo. Algunas, no son necesariamente perjudiciales –como la acupuntura–, pero el peligro de ser ecléctico es terminar eligiendo lo que a cada uno le parece suficientemente atractivo, sin examinar si es cierto y así caer en un especie de “consumismo” espiritual inquieto, que es muy perjudicial para el desarrollo de la fe.

Clare McGrath-Merkle, quien estuvo involucrada en yoga, reiki y oración centrante durante varios años, y sufrió dolorosas consecuencias, adopta una postura más contundente: “Hay razones complejas para evitar estas cosas. El discernimiento puede ser difícil… Por eso, suelo decirle a los católicos que uno puede tomar un vaso de agua limpia y añadirle una gota de veneno, entonces ya no tendrá un vaso de agua pura con un poco de veneno, sino agua envenenada. Si uno está navegando y dirige el barco algunos grados al margen del rumbo, puede alejarse kilómetros de su ruta en cuestión de días”.

¿Buscar una “alternativa"?

Stratford Caldecott, en su texto “Catholicism and the New Age Movement” (El catolicismo y el movimiento Nueva Era), que será publicado en The Catholic Church and the World Religions (La Iglesia Católica y las Religiones del Mundo, Ed. Gavin D’Costa, 2011), demuestra algunas contradicciones en los planteamientos de la Nueva Era. Se busca someterse a una autoridad (un gurú, por ejemplo), pero se evita a toda costa la autoridad real de la Iglesia, instituida por Cristo. Se busca el amor, pero se rechaza el compromiso de por vida. Se respeta la naturaleza, pero se quiere escapar de las limitaciones que ésta impone. Se quiere llegar a ser inmortal, pero a la vez se pretende evolucionar hacia algo diferente y mejor a sí mismo. Manuel Guerra, sacerdote y autor de 100 preguntas-clave sobre ‘New Age’, apunta una incoherencia más: “la Nueva Era se presenta como la ‘alternativa’ de las religiones, la medicina, la música, la dietética… tradicionales, pero ‘alternativa’ no significa que cada uno podrá escoger. Se trata de una alternativa sustitutiva, o sea, que cuando llegue el ‘Aguador’ que nos va inundar de paz, gozo y armonía, va a tener lugar la desaparición de las religiones (especialmente del cristianismo), y la imposición generalizada e inevitable de la espiritualidad, la terapéutica, etc., de la Nueva Era”. Por eso él advierte de que Nueva Era y cristianismo son mutuamente excluyentes. Para ilustrarlo, basta con fijarse en una creencia como la reencarnación, propagada en Occidente por la Nueva Era: “Quien cree en la reencarnación (‘renacimiento’ en el budismo) no cree en la redención, ni en Jesucristo Redentor, ni en la gracia divina, ni en la subsistencia del alma espiritual entre la muerte y la resurrección, ni en la resurrección de los muertos, ni en el infierno, ni en la purificación tras la muerte (Purgatorio)…”.

Ante la confusión que han generado estas creencias, Stratford Caldecott –él mismo ex simpatizante de la Nueva Era y converso– recuerda que Juan Pablo ii y Benedicto xvi han pedido responder a la Nueva Era con una “Nueva Evangelización”. “Hacen falta sacerdotes católicos que comprendan las razones por las que las personas podrían sentirse atraídas por ideas y prácticas de la Nueva Era, además de ofrecer una ‘catequesis continua’ sobre los misterios y los símbolos de la fe”. El reto es para cada católico: no hay que dejarse confundir por promesas milagrosas que llegan de tantos sitios. En la Iglesia se viven verdaderos milagros, como el milagro de Jesús hecho Eucaristía, que están a nuestro alcance cada día. La verdadera respuesta a las inquietudes del corazón del hombre están en este manantial de agua viva.


El Nuevo Orden Mundial

Aunque parece sólo una nueva espiritualidad, los influjos de la Nueva Era llegan hasta la ciencia o la política. Tal y como explica Luis Santamaría, hay señales que llaman la atención: “Todos los movimientos ecologistas radicales, como la ecología profunda o deep ecology acaban poniendo al mismo nivel a los seres vivos y a todo el medio ambiente, lo que lleva a una reducción del valor peculiar del ser humano, y propugna una redivinización de la Tierra”.

Esta consideración de la Tierra como una realidad superior viene corroborada por proyectos como La Carta de la Tierra, patrocinada por la ONU, como señala el profesor Michel Schooyans, doctor en Filosofía y Teología de la Universidad de Lovaina. La Carta de la Tierra abandona, e incluso ataca, el antropocentrismo judeocristiano y romano. El documento se define como una declaración de principios fundamentales para la construcción de una sociedad global justa, sostenible y pacífica en el siglo xxi. Propugna cambios fundamentales en los valores, instituciones y formas de vida, con el fin de evaluar e impulsar la aceptación universal del documento expresamente elaborado para sustituir a los Diez Mandamientos, y llegar a ser el nuevo paradigma ético del nuevo milenio, como declaró en 1992 uno de sus promotores: Mijaíl Gorbachov.

Éste es un ejemplo de cómo iniciativas internacionales tienen detrás elementos de la Nueva Era: que el mundo constituye un todo, dotado de más realidad y valor que las partes que lo componen. En ese todo, el hombre surge como un mero avatar en la evolución de la materia.

En este Nuevo Orden Mundial, las religiones han de fusionarse. Para Luis Santamaría, iniciativas como las cumbres de líderes religiosos auspiciadas por organismos como la ONU “buscan un contacto entre las confesiones religiosas que aboca a la fusión, olvidando las diferencias irrenunciables, más que al verdadero intercambio de identidades”. Una de las promotoras de La Carta de la Tierra, Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz y Mensajera de la Paz de la ONU, declaró: “Hay que reescribir la Biblia. Una biblia, en la que el hombre, el medio ambiente y Dios formen parte de un todo en el que no haya diferencias, para romper con la tradición abrahámica del judaísmo, el cristianismo y el Islam, dominada por el antropocentrismo en el que se le da a la naturaleza una importancia secundaria”.

MENTIRAS PROPAGADAS POR LA NUEVA ERA

Sharon Lee Giganti, ex simpatizante de la Nueva Era, advierte sobre los principlales errores que ha propagado este movimiento:

El potencial humano es ilimitado: “No hay nada que no se pueda tener, o hacer, o ser”.

La desinstitucionalización de la religión: las instituciones religiosas son villanas, especialmente la Iglesia católica, su jerarquía, su dogma y su doctrina.

El relativismo: no existen absolutos morales (el bien y el mal); no existe una norma divina, trascendente, que guíe el comportamiento humano, por eso no tenemos derecho a juzgar o a “imponer nuestra moral” a los demás.

La libertad sin límites: la “nueva tolerancia” pregona una libertad absoluta, que debe reinar por encima de todo.

Las definiciones erróneas de Dios y del ser humano: Dios es una “energía”, una “fuerza”; es el Universo entero, es todo lo que es. Y tú eres “conciencia”, tú eres dios.

Los sentimientos como guía: “Tus sentimientos son la guía más sabia para todos tus asuntos”.

La fusión de las religiones: todas enseñan la misma verdad y todos los caminos conducen a Dios.

La ley de la atracción: “Tú atraes todo lo que te sucede gracias a las vibraciones que generas con tu pensamiento”.

La búsqueda de la “totalidad”: “Todos somos una sola ‘conciencia’ y esa unidad es Dios”, “la separación es ilusoria”, por eso: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo, ya que tu prójimo eres tú.” (Eckhart Tolle).

El engaño de la ilusión: “El mundo físico es una ilusión; estamos viviendo un sueño y nosotros podemos cambiar cualquier aspecto del sueño con el pensamiento”.

El mito de la proyección: todos los acontecimientos externos son “proyecciones” de tus pensamientos y sentimientos internos, que surgen como una imagen en una pantalla.

La negación del pecado original: los conceptos de pecado, culpa y castigo son el resultado del “condicionamiento social” y han sido perjudiciales para la raza humana.

La divinización de la naturaleza: El hombre y la naturaleza tienen el mismo valor, sólo se diferencian en su grado de “conciencia”, por eso, el hombre debe adaptarse a la maternidad de la Tierra y obedecer las leyes naturales.

La creencia en la reencarnación: La conciencia se reencarna y es posible acceder a vidas pasadas a través de los sueños, de regresiones y de técnicas de meditación.

ALERTAS

LA ENERGÍA. “Según la Nueva Era, existe la energía y solamente energía. La fe cristiana cree en la existencia de lo estrictamente espiritual: Dios, ángeles, demonios, alma humana”, nos recuerda Manuel Guerra

LA MAGIA Y LAS PRÁCTICAS ADIVINATORIAS. “Dios prohíbe a sus hijos tomar parte en prácticas de magia, adivinación y brujería. Él prohíbe aquello que pueda hacernos daño o arruinar nuestra relación con Él. Según la definición clásica, es magia todo aquello que implique la manipulación de los ‘poderes del universo’ con el fin de forzar la realidad para que se acomode a nuestras necesidades”, indica Sharon Lee Giganti

MOVIMIENTOS ECOLOGISTAS. “El proyecto Gran Simio y algunas propuestas éticas del mismo estilo tienen mucho que ver con la reducción del valor peculiar del ser humano. También algunas iniciativas de promoción del diálogo interreligioso ‘desde arriba’ (Administraciones públicas y organismos como la UNESCO)”, advierte Luis Santamaría

SANACIÓN POR LA MANIPULACIÓN DE “ENERGÍA”. “La pregunta a hacerse a la hora de considerar una técnica en particular es si trabaja con una falsa idea de la energía ‘espiritual’ que puede ser manipulada. Alerta sobre el reiki, pues se basa en la magia tántrica. Cuidado con el yoga, pues sus mismas posturas tienen significados ocultos e influencias en la psique”, advierte Clare McGrath-Merkle

PUBLICADO POR ANTONIO M.R (15/12/2010)