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lunes, 4 de septiembre de 2017

Puigdemont, presidente autonómico de Cataluña, abroncó al cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, tras la Misa de Estado por los atentados islamistas, a causa de su homilía en español: “La unión nos hace fuertes mientras que la división nos corroe y nos destruye” (2631)

Según asegura «Germinans germinabit»: el presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, abroncó al cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, al concluir la Misa celebrada tras los atentados en Barcelona y Cambrils.
InfoCatólica (29/08/17): Domingo 20 de agosto. Barcelona todavía está noqueada por el atentado terrorista de Las Ramblas y el asesino de la furgoneta sigue suelto. El cardenal Omella ha convocado una misa por la paz y la concordia en la Sagrada Familia. Ni tan siquiera es una misa de difuntos. Ni atisbo de funeral de estado. ¡No se vaya a ofender nadie! Pese a ello, todas las autoridades políticas – del Rey abajo- no se pierden la celebración. ¡Quieren salir en la foto! No se llena la Basílica. Grandes medidas de seguridad y miedo en las calles. Eso sí, políticos no falta ni uno. Y en lugar de respetar el duelo, algunos se dedican a analizar con lupa la homilía de nuestro arzobispo.
Ha acabado la misa. Las autoridades y el cardenal han despedido a los reyes y al presidente de la República de Portugal. Sin embargo, Puigdemont sigue a Omella hasta la sacristía. Y no es para agradecerle su disposición. Al revés, delante de testigos, para que le escuchase todo el mundo, en tono hierático y displicente le espeta al cardenal que cómo se le ha ocurrido pronunciar una homilía en ese tono. ¡Es inaceptable!, repite el presidente de la Generalitat. Omella balbucea diciéndole que no ha entendido el sentido de sus palabras. Puigdemont ni le escucha. Da media vuelta y se va. Como aquel Galinsoga que entró a finales de los 50 en la sacristía de San Ildefonso. 
Entre la poca gente que ha acudido a la Sagrada Familia se halla Josep Torrens. Es decir, Església Plural. Ya sólo queda él. También se dedica a escudriñar la plática de Omella. Su web no se actualiza desde el mes de abril. Está solo y los que le ayudaban o han muerto o están muy mayores. Obviamente, ni se ha molestado en publicar una nota lamentando o condenando los atentados. ¡Ni una muestra de solidaridad con las víctimas! ¡No digamos una oración! Pero al salir de la Basílica ya va pergeñando una nota. Y por la tarde la cuelga en su desactualizada web. ¿Una nota condenando el atentado? ¡Quiá! ¡Una nota criticando la homilía de Omella! Su pecado: hablar en castellano, dirigirse al presidente de la Generalidad como autoridad autonómica y utilizar la siguiente expresión: “La unión nos hace fuertes mientras que la división nos corroe y nos destruye”
Comportamientos miserables. Ni se acuerdan de los muertos ni respetan el duelo. Solo les preocupa el procés. Se acaba de ver en esa manifestación del pasado sábado que ha avergonzado a toda persona sensata y decente. Gritos independentistas por doquier. Saña y furor contra el Rey y contra el presidente del Gobierno. Pancartas que culpan al Rey del atentado. ¡Cómo si él hubiese comprado la furgoneta! Olvido absoluto de las víctimas e instrumentalización de la convocatoria, como ensayo general de la presión callejera que nos espera durante este septiembre. La mitad de Cataluña está enferma. Muy enferma. Acaba de producirse un salvaje atentado y solo se preocupan del “temita”. Obviamente, instrumentalizados y azuzados desde el propio poder político. Ese que ahora detenta aquel que persiguió a Omella hasta la sacristía.
Nuestro cardenal ha podido comprobar la evidencia de “la división que nos corroe y destruye”. Nos ha corroído y destruido ya, añadiría yo. Lo ha podido comprobar in situ, pues acudió junto al arzobispo Pujol a la manifestación. Ni su disposición a favor de la concordia le ha valido más que la reprimenda del poder político. Ese poder político imbuido de laicidad, pero que se atreve a perseguir a un obispo hasta la sacristía, sin otro ánimo que afearle el contenido de una homilía. 
La mitad de Cataluña está desbocada. Ya no se puede contar con ella. Omella, como pastor de todos, seguirá procurando por su salud espiritual. Incluso la de Torrens. Hasta que vuelva a actualizar su web. ¡Cuánta ruindad!. 
Cardenal Omella: «La unión nos hace fuertes, la división nos corroe y nos destruye»
MISA por las VÍCTIMAS de los ATENTADOS
la división nos corroe y nos destruye»
Santiago "matamoros" en la batalla de Clavijo (año 859) 
Twitter: @Clavijo859
Editor: clavijoespana@gmail.com
Investigador de la Conspiración Masónica-Liberal
 para el "Nuevo Orden Mundial-Nueva Era" 
Lemas: DIOS-Patria-Familia
Verdad-Justicia y Amor-Misericordia
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