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jueves, 30 de julio de 2020

Unión Patriótica, partido único del general monárquico Miguel Primo de Rivera (1924-1930) de Ideología: Conservadurismo, Nacionalismo español y Catolicismo político

Unión Patriótica
Santiago Clavijo
30/7/2020 
Fuente: Wikipedia

La Unión Patriótica (UP) fue un partido político español creado por el general Miguel Primo de Rivera como una asociación de ciudadanos, una asociación de «todos los hombres de buena voluntad», que integraría a toda la sociedad y sustituiría a los partidos tradicionales, a los que consideraba corruptos, para dar soporte al nuevo régimen.

Algunos meses después de la instauración de la dictadura de Primo de Rivera en septiembre de 1923, se comenzó a fraguar la idea de que no era suficiente para «regenerar» el país poner fin a la «oligarquía» y «descuajar el caciquismo», como se había propuesto, sino que también era necesaria una «política nueva», que se apoyara en «gentes de ideas sanas» y en los hombres «de buena fe» que formarían un «partido político, pero apolítico, que ejerce una acción político-administrativa». Una fuerza política, que no definiera los objetivos ni las políticas a aplicar, sino que se hiciera cargo de la administración del Estado llevando a la práctica el lema regeneracionista de «menos política, más administración».

El general Miguel Primo de Rivera tomó
 el poder tras un golpe de Estado en 1923

El Círculo Católico Agrario de Valladolid lanzó el manifiesto fundacional de la Unión Patriótica Castellana (UPC) el 13 de noviembre de 1923 y al mes siguiente se adhirieron a él las «uniones patrióticas» de Ávila, Burgos y Palencia, y fuera de la actual comunidad autónoma de Castilla y León, de Sevilla. En marzo de 1924 se fundaron uniones en Segovia, Logroño, Toledo y Cádiz, a las que siguieron en abril las de Valencia, Ciudad Real, Badajoz, Santander y Madrid. Su primer presidente fue el profesor católico Eduardo Callejo, muy próximo a Ángel Herrera Oria, fundador y promotor de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Su ideario inicial era un catolicismo tradicionalista y corporativista, defensor de la propiedad y de los valores agrarios.

Al parecer fue a principios de abril de 1924 cuando Primo de Rivera tomó la decisión de hacerse con el control de la UPC, para construir a partir de ella el partido único del nuevo régimen. El 5 de abril de ese mismo año escribió una circular a los delegados gubernativos en la que les incitaba a «unir y organizar a todos los hombres de buena voluntad a fin de prepararles para cuando el Directorio haya realizado su misión». Diez días después Primo de Rivera trazaba las líneas básicas de su proyecto: construir un «partido político pero que en el fondo es apolítico en el sentido corriente de la palabra», que intentaría «unir y organizar a todos los españoles de buena voluntad» e «ideas sanas» en los principios de la «religión, patria y monarquía» —muy cercanos al trilema carlista Dios, patria y rey—. En consecuencia, la nueva organización no tendría ideología, sería incompatible con la Constitución de 1876, vigente hasta entonces, y su papel consistiría en «excitar el espíritu de ciudadanía con objeto de que las Uniones lleguen a formar una mayoría parlamentaria en la cual pueda confiar el rey y que sea el primer paso para la normalidad constitucional».

El 25 de abril Primo de Rivera comunicó en una circular a los gobernadores civiles y a los delegados gubernativos que el nuevo gran partido «apolítico» se llamaría Unión Patriótica y les pedía que invitaran «a los ciudadanos a organizar el nuevo partido, a constituir juntas locales y provinciales». El 29 les dio instrucciones «para organizar las nuevas huestes ciudadanas» creando comités «upetistas» y muchos de ellos fueron designados para formar los nuevos ayuntamientos según la normativa del Estatuto Municipal de 1924 recién aprobado. En consecuencia, la UPC en la Asamblea celebrada el 14 de mayo en Medina del Campo decidió abandonar su apelativo de Castellana y pasó a llamarse Unión Patriótica.

El 15 de octubre de 1925 el dictador Primo de Rivera anunció que había terminado la fase constituyente de la Unión Patriótica (UP) y varias semanas después algunos miembros de la UP eran incluidos en el Directorio civil. A principios de julio de 1926 se celebró en Madrid la Asamblea Nacional de Uniones Patrióticas en la que se aprobaron los estatutos del partido y se eligieron a los miembros de los órganos del mismo, que desde su nacimiento en 1924 aún no se había dotado de una estructura que superara el ámbito provincial. Primo de Rivera fue ratificado como Jefe Nacional y se nombró un Consejo Directivo Nacional.

En cuanto al número de afiliados el máximo se alcanzó en julio de 1927 con 1.319.428, según las cifras oficiales, y a partir de esa fecha descendió hasta situarse a finales de 1929 entre los 600.000 y los 700.000. 

Según Eduardo González Calleja, «la convocatoria de la Asamblea Nacional Consultiva en septiembre de 1927 y la elaboración del proyecto de Constitución supusieron la ruptura definitiva de la dictadura con el sistema parlamentario, provisionalmente suspendido cuatro años antes. Desde entonces, la UP rechazó los ideales de la Constitución de 1876 y optó por la implantación de un sistema corporativo, acentuando su antipoliticismo, su antiparlamentarismo, su antirregionalismo y su centralismo».

Tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera se produjo la rápida descomposición de la UP y el 7 de marzo de 1930 el Consejo Directivo Nacional dio permiso a los afiliados para que se incorporaran a otros partidos, siempre y cuando su ideario no fuera incompatible con el upetismo. Un mes después se celebró una Asamblea Nacional en Madrid en la que la mayoría de los delegados pidieron la disolución del partido, y muchos se integraron en la nueva Unión Monárquica Nacional, formada por exmiembros del Directorio civil, y que heredó la estructura de la UP.

Ideología

Primo de Rivera definió la Unión Patriótica (UP) como «un partido central, monárquico, templado y serenamente democrático». Uno de sus principales ideólogos, el escritor José María Pemán, que en 1929 publicó El hecho y la idea de la Unión Patriótica, se preocupó de distinguirlo del fascismo y afirmó que el Estado que defendía la Unión Patriótica era el «tradicional socialcristiano», y que además renegaba del sufragio universal que consideraba «un gran error». En el partido se integraron personas procedentes de la derecha tradicional católica (antiliberal), del «maurismo» y de otros sectores conservadores, y «apolíticos» de todo tipo

A partir de la constitución del Directorio civil en diciembre de 1925 se hizo evidente la ruptura de la UP con los principios del liberalismo masónico, vinculándose, según Eduardo González Calleja, «con las corrientes más significativas de la derecha europea» y recurriendo a «los tópicos más caros al conservadurismo tradicionalista español: identificación de la nación con la monarquía y el catolicismo, idea organicista y no igualitaria del hecho nacional y crítica de la alianza entre la Monarquía y el liberalismo concertada durante la Restauración», así como a «los clásicos principios del pensamiento burocrático castrense: militarismo fundamentado en un nacionalismo básico tradicional; antiparlamentarismo y antipoliticismo; defensa de los valores inherentes al profesionalismo militar (orden, disciplina, jerarquía y autoridad); autoritarismo; anticomunismo primario, centralismo, apoyo a la familia como célula principal de la nación y defensa de la propiedad privada como institución de derecho natural».

Recepción a Miguel Primo de Rivera en San Sebastián 
con banderas de la Unión Patriótica de Guipúzcoa

Características

La base de la Unión Patriótica fue fundamentalmente local y provincial, y la Junta Directiva Nacional creada en 1926 nunca tuvo unas funciones muy precisas. Más importante como aglutinante del partido fue el papel del diario La Nación, el órgano de prensa de la Unión Patriótica sostenido con fondos de la Administración.

En la Asamblea Nacional de Uniones Patrióticas celebrada a principios de julio de 1926 en Madrid se dotó a la Unión Patriótica de una estructura nacional. Primo de Rivera fue ratificado como jefe nacional y se nombró un Consejo Directivo Nacional, compuesto por un vicepresidente, José Gabilán, un secretario general, Luis Benjumea substituido luego por Gabriel Aristizábal, y ocho vocales, cuatro elegidos por la Junta Directiva Nacional, y cuatro por el jefe nacional. 

Por otro lado, la eficacia de la Unión Patriótica en el «descuaje del caciquismo» fue en realidad reducida, porque «incorporó en sus filas a muchos antiguos caciques y permitió la creación de nuevos cacicazgos», como en el caso de la provincia de Cádiz, cuna de Primo de Rivera, «donde la práctica totalidad de los caciques tradicionales se integraron en la Unión Patriótica».

Órganos de expresión

A inicios de la década de 1930 la Unión Patriótica poseía una importante red de periódicos, si bien muchos de ellos eran semanarios y pocos alcazaban la categoría de diarios. Los periódicos más relevantes fueron La Nación en Madrid, La Razón en Barcelona, el Diario Regional en Linares, La Voz en Córdoba, Teruel, etc.

Legado

La Unión Patriótica no sobrevivió al régimen que la había creado, «sin embargo, el influjo de la UP superó con creces su desaparición: en su seno surgieron o se desarrollaron ideas corporativistas que luego quedaron plasmadas en el ideario de grupos como la Unión Monárquica Nacional, Partido Nacionalista Español, Acción Popular, Renovación Española, CEDA, Falange Española o la revista Acción Española. Fue, en definitiva, un vivero de futuros dirigentes de los partidos derechistas durante la República, y propició una convergencia de las posiciones de grupos en principios tan irreconciliables como alfonsinos y carlistas, que pronto establecerían una alianza táctica de carácter antirrepublicano», afirma Eduardo González Calleja.

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