"La civilización occidental está actualmente atravesando una crisis esencialmente diferente a cualquier otra experimentada en el pasado. Otras sociedades cambiaron sus instituciones sociales o creencias religiosas influenciados por alguna fuerza externa o el lento desarrollo del crecimiento interno de la misma. No obstante, ninguna, ni la nuestra, jamás se enfrentó con la posibilidad de una alteración fundamental de sus creencias e instituciones en las que se basa todo el tejido de la vida social... Se está desarraigando a la civilización desde sus cimientos en lo natural y en la tradición y se la está reconstruyendo sobre una nueva organización artificial y mecánica como una fábrica moderna." (Christopher Dawson: Enquiries into Religion and Culture, p. 259).
Satanás se ocupa de mantener escondida la mayor parte de su obra en este mundo. Sin embargo, se lanzaron dos pequeños rayos de luz sobre su acción, según lo que creo, no hace mucho. El primero, un artículo breve de la revista Association of Catholic Women's (Asociación de Mujeres Católicas); el segundo, un comentario de un sacerdote en Rusia (lo que al principio me sorprendió), quien afirmó que ahora, en Occidente, vivimos en una sociedad Comunista. Estos destellos de luz ayudan, especialmente, a explicar la arremetida de funcionarios oficiales que en muchos países del mundo lograron, con tanto éxito, quitarles a los padres sus derechos de ser los primeros educadores y protectores de sus hijos.
La revista ACW examinó el trabajo corrosivo de la Escuela de Frankfurt - un grupo de académicos que desarrollaron perspectivas altamente provocativas y originales en la sociedad y en la cultura contemporánea, recurriendo a Hegel, Marx, Nietzsche, Freud y Weber. No es que su idea de una "revolución cultural" fuera particularmente nueva. El Conde Joseph de Maistre (1753-1821), quien fuera masón durante quince años, escribió: "Hasta ahora, las naciones morían con las conquistas, es decir por las invasiones, pero aquí surge el gran tema: una nación puede morir en su propia tierra, sin llegar a reinstalarse en otro lugar y sin invasión, permitiendo que las moscas de la descomposición corrompan, desde la misma médula, aquellos principios originales y constitutivos que hacen a la esencia de lo que ella es".
La Escuela de Frankfurt
En los días posteriores a la Revolución Bolchevique en Rusia, se creía que la revolución de los trabajadores se extendería a Europa y, finalmente, a U.S.A.. Pero no fue así. Para fines de 1922 la Internacional Comunista (Komintern) comenzó a considerar las razones. Por iniciativa de Lenin se organizó una reunión en el Instituto Marx Engels de Moscú.
La finalidad de la reunión era clarificar el concepto de una "revolución cultural marxista", y ponerlo prontamente en marcha. Entre los presentes se encontraba Georg Lukacs (aristócrata húngaro, hijo de un banquero, que se hizo comunista durante la Primera Guerra Mundial; buen teórico marxista, desarrolló la idea de "Revolución y el Eros" - instinto sexual usado como instrumento de destrucción) y Willi Munzenberg (cuya solución propuesta fue "organizar a los intelectuales y usarlos para pudrir la civilización occidental. Sólo entonces, luego de corromper todos los valores y hacer imposibles la vida, podemos imponer la dictadura del proletariado").
Ralph Toledano (1916-2007) - autor conservador y cofundador del National Review- comentó la mencionada reunión en los siguientes términos: "Fue quizás más perjudicial para la civilización occidental que la misma Revolución Bolchevique".
Lenin murió en 1924, sin embargo, para ese entonces, Stalin comenzó a ver a Munzenberg, Lukacs y a gente de similar pensamiento como "revisionistas". En junio de 1940, Münzenberg escapó al sur de Francia donde, bajo las órdenes de Stalin, un escuadrón de la muerte del NKVD lo capturó y lo colgó de un árbol.
Durante el verano de 1924, luego de que el V Congreso de la Internacional Comunista lo atacara por sus escritos, Lukacs se mudó a Alemania, donde encabezó la primera reunión de un grupo de sociólogos con orientación comunista, reunión que daría a luz la fundación de la Escuela de Framkfurt.
Esta "Escuela" (diseñada para poner en práctica su programa revolucionario) comenzó en la Universidad de Frankfurt, en el Institut für Sozialforschung. Para comenzar, Escuela e Instituto eran indistinguibles. En 1923 Felix Weil (1898-1975) funda el Instituto y lo establece oficialmente. Weil nació en Argentina y a los 8 años lo enviaron al colegio a Alemania. Asistió a las Universidades de Tübingen y Frankfurt, donde obtuvo un doctorado en ciencias políticas. Durante sus estudios en estas universidades comenzó a interesarse cada vez más en el socialismo y el marxismo. Conforme al historiador e intelectual Martin Jay, el tema de su tesis fue "los problemas prácticos de la implementación del socialismo".
Carl Grnberg, director del Instituto desde 1923 hasta 1929, fue un marxista confeso, a pesar de que el Instituto no tenía ninguna afiliación política oficial. No obstante en 1930, lo reemplazó Max Horkheimer que pensaba que las teorías de Marx debían ser la base de las investigaciones del Instituto. Cuando Hitler asume el poder, el Instituto se cerró y sus miembros escaparon a U.S.A. , por varias rutas y migraron a las universidades estadounidenses más importantes - Columbia, Princeton, Brandeis y California en Berkeley.
La Escuela incluía entre sus miembros al gurú de la Nueva Izquierda de los años 60: Herbert Marcuse (a quien el Papa Pablo VI denunciaría por su teoría de la liberación que "dio lugar al libertinaje disfrazado como libertad"); a Max Horkheimer, Theodor Adorno, al popular escritor Erich Fromm, Leo Lowenthal, y Jurgen Habermas - quizás el representante más influyente de la Escuela.
La Revolución Cultural
Básicamente, la Escuela de Frankfurt creía que mientras el individuo tuviera la convicción - o incluso la esperanza de la Fe - de que el don divino de su razón podría resolver los problemas que enfrenta la sociedad, entonces, esa sociedad nunca alcanzaría el estado de desesperanza ni de alienación, los cuales son imprescindibles para iniciar la revolución socialista. Su objetivo, por lo tanto, consistía en demoler lo más pronto posible el legado cristiano. para ello, necesitaban ejecutar la crítica destructiva más negativa posible de cada una de las esferas de la vida, la que sería diseñada para desestabilizar a la sociedad y tirar abajo lo que ellos llaman el orden "opresor". Sus políticas, según esperaban, se difundirían como un virus - "continuando con el trabajo de los marxistas occidentales por otros medios", como lo señalara uno de los miembros.
A los efectos de promover el avance de su "tranquila" revolución cultural - sin darnos, no obstante, idea alguna de sus planes para el futuro - la Escuela de Frankfurt recomendó (entre otras cosas):
1- La invención de delitos raciales.
2- El cambio contínuo para crear confusión.
3- La educación sexual y la incitación a la homosexualidad a los niños.
4- La destrucción de la autoridad de los colegios y profesores.
5- Grandes migraciones para destruir la identidad.
6- La promoción del consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
7- El vaciamiento de las iglesias.
8- Un sistema legal desacreditado, con prejuicios contra las víctimas del delito.
9- Dependencia del Estado o de los beneficios del Estado.
10- Control y estupidización de los medios de comunicación.
11- Fomentar la desintegración de la familia.
Una de las ideas principales de la Escuela de Frankfurt consistía en explotar las ideas del "pansexualismo" de Sigmund Freud - búsqueda de placer, explotación de las diferencias entre sexos, quiebra de las relaciones tradicionales entre varón y mujer. Para promover sus objetivos, se proponían:
-Atacar la autoridad del padre, negar los roles específicos paternos y maternos, y arrebatar a las familias sus derechos como principales educadores de sus hijos.-
-Eliminar las diferencias en la educación de los niños y de las niñas.
-Suprimir todas las formas de dominación masculina.
-Declarar que las mujeres son "la clase oprimida" mientras que los hombres "la opresora".
Munzenberg resumió la operación a largo plazo de la Escuela de Frankfurt de la siguiente manera: " Corromperemos Occidente de manera tal que apestará".
La Escuela sostenía que había dos tipos de revoluciones: la política y la cultural. La revolución cultural demuele desde adentro. " Las formas modernas de sujeción son marcadas con suavidad". Lo consideraban un proyecto a largo plazo y jamás perdían de vista el tema de la familia, la educación, los medios, el sexo y la cultura popular.
PUBLICADO el 16/2/2011 POR ANTONIO M.R.
Antonio M.R.: Efectivamente todos los "libertadores" hispanoamericanos que atentaron contra el imperio español eran masones sin excepcion, aunque la revuelta fue presentada como una reivindicacion indigenista en muchos casos, lo ciertos es que esos "revolucionarios" eran criollos descendientes de españoles y contaminados por la masoneria que solo destilaba odio hacia un imperio catolico como era el español.