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sábado, 2 de marzo de 2013

Nuevo Orden Mundial-Cataluña Masonizada: Páramo religioso por la Secesión (769)



Barcelona: sedes "centrales de las dos 
principales obediencias masónicas

Vicente Alejandro Guillamón/ReL (7 octubre 2012) 

Religión en Libertad publicó un documentado informe: 
“¿Qué le pasaría a la fe si Cataluña se independizase?”

En él se detalla la creciente secularización del Principado, camino de convertirse dentro de pocos años en un páramo religioso. No obstante Cataluña fue siempre, desde los más remotos tiempos en que ni siquiera se llamaba de ese modo, una región fértil en santos, mártires, fundadores y un profundo humus religioso, hasta fechas bien recientes. Podríamos decir que hasta mediados del siglo XX. O más exactamente hasta la conclusión del Concilio Vaticano II, y no por causa del Concilio, sino por la desbandada clerical que produjo el “olvido” conciliar de aceptar el celibato opcional al modo protestante.

Si primero fue la fuga masiva de clérigos y no pocas monjas, así como la desertización de seminarios y noviciados, a renglón seguido vino la marxistización de numerosos conventos y centros religiosos, en particular de jesuitas y capuchinos sobre todo en Cataluña, fenómeno extendido a toda España y a Iberoamérica con la Teología de la Liberación. 

No se había extinguido todavía el impulso marxista en el interior de la Iglesia, cuando tomó el relevo del acoso laicista la masonería, al menos en España y una vez más en Cataluña, actualmente muy influyente en esa comunidad autónoma.

De las aproximadamente 180 logias que “trabajan” en España, algo más de una treintena lo hacen en Cataluña, mayormente en Barcelona, la ciudad más masonizada de nuestro país. En Barcelona también están las sedes “centrales”, si puede decirse así, de las dos principales obediencias españolas: la Gran Logia de España, en la Gran Vía de las Cortes Catalanas, número 617, con 137 logias federadas que dice agrupar al 70 por ciento de los masones españoles o extranjeros residentes aquí, dato que debe ser cierto a juzgar por el número de logias que reúne, perfectamente identificadas y localizadas. 

Luego está, ya muy distanciada de la anterior, pero a su vez muy superior a la media docena de obediencias que vienen a continuación, la Gran Logia Simbólica Española, nacida de una escisión del Gran Oriente Español, que a su vez, en el 2001, se integró en la Gran Logia de España, de manera que el histórico Gran Oriente ha desaparecido del mapa operativo, aunque la Gran Logia de España retiene a efectos legales, la marca del otrora su gran rival. 

La sede de la “Simbólica” se halla en la calle Aviñó, 27, de Barcelona, que hasta la guerra civil tuvo su sede la Gran Logia Regional del Nordeste de España, dependiente del Gran Oriente Español. La “Simbólica dice tener 50 talleres en toda España, en los que “trabajan” unos 700 masones. Yo he localizado solamente 25, debidamente identificados. Personalmente la llamo la “mexicana”, porque se creó tras la muerte de Franco, cuando regresaron de México los masones exiliados en el país azteca que afirmaban tener la legitimidad del sello del antiguo Gran Oriente español, aunque legalmente se anticipó en registrar el nombre José Antonio Villar Massó, viejo falangista pero a la sazón gran maestre del Gran Oriente apoyado por los masones españoles exiliados en Francia.

La poderosa influencia de la masonería en Cataluña se comprueba observando su gran penetración en los partidos de izquierda, especialmente en Esquerra Republicana, masonizado desde sus mismos orígenes, o sea, de los tiempos del teniente coronel Maciá y su continuador Companys. Eso aclara su radicalismo laicista, que compagina con sus combativas aspiraciones separatistas.

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CATALUÑA: Pocos católicos, 
divididos y bajo leyes radicales laicistas
Lo que dicen los estudios...

Las previsiones son que dentro de 5 años sólo un 12 por ciento de catalanes sean practicantes. Ya van a misa sólo un 3% de jóvenes adultos. Una Iglesia tan débil ¿qué haría ante una nueva Constitución laicista, relativista y hostil al judeocristianismo?

Pablo J. Ginés/ReL (4 octubre 2012) 

¿Qué le pasaría a la fe de los catalanes en una Cataluña independiente? Para responder a esa pregunta antes hay que analizar cómo está la fe de los catalanes, qué le ha pasado en las recientes décadas y cual es la tendencia. Hay estudios que nos ayudan a verlo. 

Política y religión antes del tripartito
En 2003, antes del Tripartito y el zapaterismo, la Universitat Abat Oliba presentó un estudio (aquí en PDF) que analizaba el voto, la práctica y definición religiosa y las simpatías políticas en Cataluña. De ahí se deducía que:

- casi 6 de cada 10 votantes del PSC se consideraban católicos: un 11% era católico practicante; un 46% era católico no practicante
- casi 80% de los votantes de CiU se consideraban católicos: un 30,4% era católico practicante; un 48%, no practicante
- un 96% de los votantes del PP catalán se consideraban católicos: 60,6% eran practicantes; 35,4% no practicantes 
- entre el voto de IU-EUiA no había practicantes, con sólo entre 10 y 16% de autodefinidos católicos
- en ERC, había un 3% de votantes católicos practicantes, y un 23,3 de no practicantes. 

En Cataluña votaban 3 millones de católicos, de los que sólo 1 millón (1,05) eran practicantes. De esos, 74.000 iban a misa diaria, 632.000 a la misa dominical y, atención, se cuentan como practicantes a 344.000 que se pasaban por la iglesia al menos una vez al mes. 

En esa época, no hace ni 10 años, entre los católicos había apenas un 11,6% de población que dijese sentirse "sólo catalán"... pero es que entre el total de la población, según el sondeo de la UAO, eran solo un 12,4% los que se sentían "sólo catalanes". 

Un 25,4% de católicos se sentía "más catalán que español"... mientras que entre la población en general, se declaraban así un 28,4%.

Los católicos, menos catalanistas
Así, los católicos catalanes eran casi 4 puntos menos "catalanistas" que la población en general: 37% entre los católicos; 40,8% en la media de la población.

Un 41% de los católicos se declaraba "tan catalán como español", un 12,3% "más español que catalán" y un 5,5 se sentía "sólo español". 

No tenemos datos más modernos que relacionen la práctica religiosa con el sentimiento nacional. Pero desde 2003 "ha llovido mucho": Tripartitos, dos legislaturas con Zapatero, un nuevo Estatut más radical, una crisis económica terrible, y la derrota del socialismo en las últimas autonómicas, hace 2 años.

Muchos votantes desencantados de ERC y muchos jóvenes que se incorporan al voto se han ido radicalizando, organizando sus grupos en partidos más pequeños como Solidaritat i Independència, y desde 2009, con referendums callejeros (que no populares) y otros actos han ido agitando el sentimiento nacionalista. 

El sentimiento nacionalista ha crecido rápido
Wikipedia hace una buena recolección de estadísticas sobre el sentimiento nacionalista y el independentismo en Cataluña en su entrada "Independentismo catalán". 

Los sondeos del ICPS de 1993 a 2007 revelan que sólo se declaraban "de acuerdo" con la independencia de Cataluña entre un 30% y un 40% de la población, coincidiendo con los que se declaran "más catalanes que españoles". Pero otros sondeos destacan un cambio significativo durante los gobiernos tripartitos.

Según el Centro de Estudios de Opinión, de la Generalitat, en 2005 sólo un 13% pedía un estado independiente, un 31% le bastaba un estado federal, a un 40% le gustaba el sistema de las autonomías y un 7% decía que Cataluña debía ser sólo una región. 

En la primera oleada del CEO en 2012, ya pedían estado independiente un 29%, un 30% se mantenía en el estado federal, la autonomía sólo le bastanba a un 28% y sólo un 5% quería que Cataluña fuese región. Y en la segunda de 2012 el cambio es grande: un 34% quiere independencia y un 28,7% el estado federal.

Así, durante los tripartitos y después con el Gobierno de Mas, en apenas sólo siete años, se ha pasado de un 13% de independentismo declarado a un 34%. 

Otra señal se ve en las entrevistas telefónicas del CEO de 2009 a 2012. Según esos datos, 5 puntos de personas que en 2009 se declaraban "tan españoles como catalanes" en la segunda oleada de 2012 han pasado a declararse "más catalanes que españoles".

La categoría "sólo catalán", que según la UAO en 2003 era de un 12,4%, en 2012 pasa a ser un 22,7%; con el apoyo de un 30,2% que se declara "más catalán que español". Y si en 2003 había 12,6% que se declaraban "más españoles que catalanes", en 2012 ya solo quedan un 3,5%. 

Conclusión: apenas 9 años, casi todos con gobierno de izquierda-independentista en Cataluña y de izquierda-Zapatero en España, han disparado el independentismo. 

¿Afectaría la independencia a la fe?
¿Qué significaría la independencia para la fe de los catalanes? Antes veamos las previsiones. Para eso, hay un buen estudio de la Universidad Abat Oliba que señala la tendencia (puede verlo completo AQUÍ):

-En los olímpicos años 90, entre 1990 y 1995, diversos estudios coincidían (CIS, ICPS): 8 de cada 10 catalanes se declaraban católicos, y uno de cada cuatro era practicante (incluyendo los que iban a misa "mensual", algo que no es lo que la Iglesia pide, pero que muchos hacen).
-En 2006, los datos del INCAS/CERS, de la Universidad Abat Oliba, son bastante peores: apenas un 68% se declaran católicos, y de hecho no hay ni un 16% de catalanes que sean practicantes. 
-Los ateos, no creyentes e indiferentes, que en los años 90 eran un 15%, en 2006 son el doble: un 30%. 

El estudio del INCAS/CERS hace una predicción para 2017, calculando el envejecimiento de la población y la práctica religiosa por tramos de edad. 

AÑO 2006 [la realidad, lo que ya se ha medido]: 16% de practicantes en Cataluña:
-De 18 a 24 años de edad - sólo practican un 3%.
-De 25 a 34 años de edad - sólo practican un 9%
-De 35 a 49 años de edad - sólo practican un 10%
-De 50 a 64 años de edad - solo practican un 21%
-Mayores de 65 años - sólo practican un 33,6%.

AÑO 2017 [proyección]: 12,6% de practicantes en Cataluña:
-De 18 a 24 años de edad - sólo practicarán un 3%.
-De 25 a 34 años de edad - sólo practicarán un 3%
-De 35 a 49 años de edad - sólo practican un 9%
-De 50 a 64 años de edad - solo practican un 12,7%
-Mayores de 65 años - sólo practican un 27%.

AÑO 2025 [proyección]: 9,5% de practicantes en Cataluña:
-De 18 a 24 años de edad - sólo practicarán un 3%.
-De 25 a 34 años de edad - sólo practicarán un 3%
-De 35 a 49 años de edad - sólo practican un 5,6%
-De 50 a 64 años de edad - solo practican un 9,8%
-Mayores de 65 años - sólo practican un 21,6%.

O dicho de otra forma: un niño catalán de familia católica, que ahora tiene 5 años y está aprendiendo el "Jesusito de mi vida", cuando tenga 18, si se mantiene firme en la fe, sabrá que va a formar parte de una minoría del 3% de jóvenes, y de una Iglesia católica que no reunirá los domingos ni a un 10% de población, y casi todos jubilados. Más aún, incluso entre los jubilados sólo 1 de cada 5 irá a misa. 

""El hipotético escenario describe que entre el 2017 y el 2026 se produciría una situación crítica irreversible", explica el análisis de 2006. 

Quedan sólo 5 años para entrar en ese periodo, "sólo viable bajo el supuesto de una recuperación que se basara en dinámicas y prácticas diferentes a las llevadas a cabo hasta ahora". De hecho, podría ser peor, pues con la crisis muchos emigrantes hispanoamericanos, católicos, han dejado Cataluña. 
Éste es el futuro de los católicos catalanes en la actualidad, bajo una Constitución Española que reconoce la colaboración del Estado con la Iglesia, con unas normativas que vienen de los años 70 y aún reconocen valores como la vida y la familia, aunque sea imperfectamente.

Una nueva Constitución ¿sería pro-cristiana?
Esta Iglesia debilísima, con apenas un 3% de practicantes adultos-jóvenes, con menos de un 6% de practicantes adultos-maduros, que son los que apoyan económica y técnicamente las parroquias... ¿cómo se manejaría en una nueva "Catalunya" independiente?

Son muchos los que prevén que el nuevo "Estado" implantaría una nueva Constitución, relativista, llena de ideología de género, mucho más hostil al cristianismo y los valores judeocristianos. Y la debilitadísima Iglesia católica no sería ni siquiera un interlocutor a tener en cuenta. 

Los partidos "de centro" o "conservadores" serían inoperantes para impedirlo... a quien hablase de "valores cristianos" o "raíces" se le acusaría de mirar hacia atrás y, por supuesto, de tibio o españolista. "¡O con nosotros y la nueva Constitució, o con Espanya y el pasado, elige!", les dirían. 

El ensayo: el Estatut de 2009
Un ensayo de esto se vio en 2009 con el debate del nuevo Estatut, cuyo Título I era todo un monumento al relativismo y la ideología de género y una punta de lanza del laicismo radical. La asociación E-Cristians protestó, acudió a los debates televisados, pagó publicidad, organizó actos públicos, colocó carteles, denunciando el Título I del Estatut, pero en Convergència nadie escuchó.

Josep Miró, presidente de E-Cristians, que había sido conseller de CiU con Pujol, en febrero de 2009 hacía este análisis sobre Convergencia: "En Convergència Democràtica un católico con proyección pública lo tiene muy difícil por no decir imposible. Una cosa es votar a CDC en un caso concreto por unas razones específicas, y otro un compromiso permanente. Esto, hoy, para un católico, es muy difícil. Sólo hace falta seguir la votación de sus diputados y senadores en las respectivas cámaras legislativas. CDC se ha ido alejando de una cultura cristiana hasta llegar a puntos de cierta conflictividad. Su apoyo al Título I del Estatuto, a pesar de todas las razones doctrinales en contra, fue en buena medida el instalarse en un modelo de sociedad poco compatible con aquella cultura" [la cristiana]. 

Por ejemplo, desde mayo de 2008 Convergencia tiene su propia sectorial gay, llamada Convergais: todo lo que propone es 100% incompatible con la doctrina católica sobre familia. ¿Cómo definiría el matrimonio y la familia la nueva Constitució? Si los católicos de la nueva Catalunya se niegan a aceptar la educación homosexualista en los colegios, la redefinición del matrimonio, otros dogmas relativistas... ¿qué hará el nuevo y modernísimo régimen a la débil e irrelevante Iglesia catalana, a ese 12% de catalanes que irán a misa (quizá menos si emigran los votantes del PP, españolistas y católicos practicantes al 80%)? 

Si esto es así en la actualidad, ¿qué cabe esperar de CiU o el "centro-derecha" de una Cataluña independiente, que a quien disienta acusará de tibieza y españolismo y "vuelta al pasado"? 

Porque la "nueva Constitució" sería "nueva" y una superstición de nuestra época es que todo los "nuevo" es mejor que todo lo "anterior": cualquier alusión de la Iglesia catalana a las raíces, el pasado, la tradición, sería desdeñada automáticamente. 

Confiscar a la Iglesia, financiar la revolución
En tiempos de crisis económica, con escasez y conflicto, ¿no cabe pensar que el naciente Estado catalán decida financiarse por la muy hispánica vía de la confiscación de bienes eclesiásticos, por el bien de la Nació (o de la revolución, o el proceso de construcción de futuro, como quiera que se le llame en su momento)?

Como en todos los procesos revolucionarios, no bastará con el "enemigo externo" para echarle las culpas de tantas promesas incumplidas... se buscará también al enemigo interno... Y puesto que los católicos son al menos 4 puntos menos catalanistas que la media, y una minoría débil, compuesta sobre todo de jubilados, ¿no serán el chivo expiatorio perfecto, los sospechosos habituales? 

Una Iglesia dividida, ¿cómo resistirá?
Y, como suele suceder en los procesos post-revolucionarios, ¿no se dividiría la Iglesia entre los entusiastas y los tibios con el nuevo régimen? Y los enemigos de la Iglesia, ¿no fomentarían tanto como pudieran esa división, pidiendo a unos que denuncien y critiquen a otros, como se ha dado en Europa Oriental o en China, con su Iglesia patriótica, no romana?

Incluso sin independencia, por la mera tendencia demográfica y la falta de evangelización en Cataluña, va a ser difícil educar a los hijos como católicos, miembros de una exigua minoría exótica de un 3% de jóvenes militantes. 

Con un nuevo Estado nacido en una crisis, una legislación contraria a la cultura judeocristiana y una iglesia tan pequeña como dividida, el futuro del catolicismo en la tierra que recibió a San Pablo y se regó con la sangre de mártires romanos hace 20 siglos, parece muy oscuro.

"Jesús les dijo: Todo reino dividido 
contra sí mismo está arruinado, 
y cae casa sobre casa" (Lucas, 42)

También está muy influido por el tic antireligioso, el PSC, lo que hace sospechar la presencia de numerosos masones en sus estructuras de dirección. El anterior gran maestre de la Gran Logia de España, el médico Josep Corominas Busqueta, fue diputado en las Cortes Española por el PSC. Iniciativa, también muy laicista, sigue más bien la línea de su ancestro comunista el viejo PSUC. 

También debe de haber masones en Convergencia, dado su radicalismo independentista, ya que ahora “soberanismo” y masonería perecen ir de la mano De no ser así, resultaría difícil de explicar la excelente acogida a los convergentes de un periódico tan significado como el “The New York Times”. Entonces, ¿está también trufado de masones Unión Democrática de Cataluña, partido originariamente democristiano? No creo, porque en la práctica “Unió” no pasa de ser un peón de brega de Convergencia y la imagen amable del catalanismo estridente en el Parlamente español.

El que sí parece que no tiene ninguna penetración masónica en sus estructuras es el PPC, aunque yo no pondría la mano en el fuego, por si acaso. Con este panorama a la vista, ¿puede extrañar a nadie que la práctica religiosa en Cataluña vaya de mal en peor? ¿Se enteran los obispos de las diócesis catalanas de donde parten los tiros que matan la fe en Cataluña? ¿Se enteran los pastores de las restantes diócesis españolas? Mucho me temo que no, que ni siquiera están bien informados del movimiento corrosivo que tan directamente nos afecta. Luego vendrá el llanto y el rechinar de dientes, como ya se advierte en Cataluña.