Hoy profanan a un hijo predilecto de la Iglesia
y ningún obispo tiene el valor de denunciarlo
Javier Navascués Pérez
2019-10-24
Francisco Franco sigue ostentando la máxima distinción pontificia otorgada por la Iglesia Católica durante el siglo XX: la Suprema Orden Ecuestre de la Milicia de Nuestro Señor Jesucristo, que se conoce de manera abreviada como Suprema Orden de Cristo.
La medalla se compone de una cruz de esmalte rojo que lleva en medio otra blanca, pendiente de una coronal real de oro. Se lleva al cuello sujeta a un collar que reproduce los emblemas pontificios.
Pues bien, hoy asistimos a la bochornosa profanación de sus restos mortales sin que ningún obispo español se haya atrevido a denunciar la profanación de aquel que tanto bien hizo por la Iglesia y la libró de su exterminio.
¿Por qué todos callan? ¿No hay ningún obispo con sangre en las venas que se atreva a defender públicamente al Caudillo y a condenar con contundencia la profanación de su tumba? Sor Josefa Menéndez vio a algunos dirigentes de la Iglesia en el infierno por su cobardía.
Recordemos que el decreto-ley aprobado por el Gobierno el 24 de agosto de 2018, que ha dado cobertura jurídica a la exhumación de los restos de Franco, fue apoyado por PSOE, Unidos Podemos, PNV, ERC, PDeCAT, Compromís, EH Bildu, Coalición Canaria y Nueva Canarias, los tradicionales enemigos de la patria, que odian a nuestro glorioso Caudillo y lo que representó en la Historia de España. Y vergonzosamente se abstuvieron PP, Ciudadanos, Unión del Pueblo Navarro y Foro Asturias, que no tuvieron valor para oponerse frontalmente a la exhumación como estamos seguros que hubiese hecho Vox, que se ha posicionado abiertamente en contra.
Hoy la FNFF nos convoca en el cementerio de Mingorrubio a llenar el panteón de flores y el cielo de plegarias. Esperemos que sea un día memorable y podamos desagraviar tan vil profanación. Vendrán españoles desde todos los puntos de la geografía patria, vivamos el espíritu de la plaza de Oriente. El 24 de octubre de 2019 es un día triste, pero a la vez lleno de esperanza. Vivamos todos juntos el espíritu del 18 de julio y saboreemos el día de la victoria del 1 de abril. «¡Viva Franco! y «Arriba España»
Los obispos de entonces alababan abiertamente a Franco, hoy nadie se atreve
Me despido con tres botones dorados de muestra que reflejan el gran cariño que le profesaban los prelados españoles. Cualquier parecido con la realidad actual es pura coincidencia:
Mons. Guerra Campos escribió: “Franco respondió en su tiempo a las orientaciones de la Iglesia Católica... La evocación de la historia de Franco es de una actualidad ejemplar. La Iglesia en España, presta a reflexionar, se encuentra con ese legado. Para la Iglesia, no menos que la evangelización de América, es parte de su propio legado”
El Cardenal Quiroga, arzobispo de Santiago de Compostela dijo de él en 1954: “Como Prelado de la Santa Iglesia yo os felicito, Excelencia, por haber sido elegido por Dios para reafirmar nuestra unidad Católica y para asentar en España este sistema de relaciones entre la Iglesia y el Estado, en las cuales… se está tan lejos de una supeditación del Estado con relación a la Iglesia como de una servidumbre o enfrentamiento de la Iglesia con relación al Estado que éste no pretende en manera alguna y que aquella rechazaría en todo caso hasta el martirio”
El Cardenal Bueno y Monreal, arzobispo de Sevilla afirmó en 1961: “La Iglesia respeta y ha respetado siempre la legítima potestad civil, como San Pablo nos mandaba respetar incluso a los emperadores paganos. Pero cuando la Iglesia encuentra un gobernante de profundo sentido cristiano, de honestidad acrisolada en su vida individual, familiar y pública que con justa y eficaz rectitud favorece su misión espiritual al tiempo que con total entrega prudencia y fortaleza, trata de conducir la Patria por los caminos de la justicia, del orden, de la paz y de su grandeza histórica que nadie se sorprenda de que la Iglesia bendiga, no solamente en el plano de la concordia, sino con afectuosidad de Madre, a ese hijo que , elegido a la suprema Jerarquía, trata honesta e igualmente de servir a Dios y a la Patria. Ese es precisamente nuestro caso. Gracias sean dadas al Señor”
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