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domingo, 26 de enero de 2014

Mario Joseph, imán de Kerala-India, converso al catolicismo: "Estoy dispuesto a dar mi sangre por Jesús, Él ya lo hizo por mí". El islam es una amenaza para occidente (1198)


Revista MISIÓN nº 30-Belén Manrique (enero/2014): Mario Joseph lo ha sufrido todo por abandonar el islam y abrazar el cristianismo. Incluso su padre intentó matarlo, pero Jesús le salvó. Entonces, su familia celebró un funeral por él, y hasta cavaron su tumba. Sin embargo, Mario no tiene miedo a proclamar públicamente que Cristo es la Verdad, y miles de musulmanes se han convertido gracias a su testimonio.

¿Cómo fue su infancia?

Nací en la región de Kerala, en la India, en el seno de una familia musulmana. Cuando estaba en el vientre de mi ma­dre, ella sufrió una infección y los médicos dijeron que yo no sobreviviría. Pero mi madre, que es muy devota de Alá, le prometió que, si me salvaba, me ofrecería como sacerdote. Cuando cumplí ocho años, mis padres me enviaron a la Escuela árabe Darussalam. Con 18 años, me convertí en imán. Aunque ingresé en la escuela árabe por imposición de mis padres, me acabó gustando. El objetivo de la vida es servir al Señor, y yo me estaba preparando para ello.

¿Cómo era su relación con el islam?

De niño no estaba muy contento con muchos de sus preceptos; hay leyes hasta para las cosas más cotidianas de la vida. Una vez que comí con cuchara, mi padre me regañó diciéndome que si Dios me había dado las manos, debía comer con ellas. En otra ocasión, echó de casa a mis hermanas porque querían ir a clases de baile. No teníamos ninguna libertad, por lo que empecé a plantearme el sentido de aquellos preceptos. A los musulmanes les falta conocimiento porque no tienen libertad para pensar. Pero yo rompí los límites y empecé a pensar por mí mismo.

En el título de su libro dice que encontró a Cristo en el Corán…

Un día, predicando en la mezquita, dije que Jesús no es Dios, que para mí hay un único Dios, cuyo nombre es Alá. Alá nunca se casó ni tuvo hijos, por lo que Jesús no es su hijo. Pero un musulmán del público se acercó y me preguntó que quién era Jesús. Me dijo: “No digas que Jesús no es Dios, debes decir quién es Jesús”. Para conocer quién es Jesús, me leí todo el Corán. Los musulmanes afirman que Jesús no es Dios, pero si les preguntas que, entonces, quién es, no tienen respuesta.

¿Qué descubrió sobre Jesús?

El nombre del profeta Mahoma aparece solo en cuatro sitios en el Corán, pero el nombre de Jesús, 25. Además, el Corán nunca menciona ningún nombre de mujer, a excepción del de María, la madre de Jesús. El capítulo 19 está dedicado a ella. El Corán dice que Jesús es “la Palabra y el Espíritu de Dios”. Cuando descubrí esto, empecé a estar muy confuso. El profeta Mahoma fue un hombre como nosotros, que vivió y murió, pero Jesús nació sin padre; vivió, pero no murió; todavía está vivo... Por lo que me surgió la pregunta: “¿Si el profeta Mahoma no está vivo pero Jesús sí, entonces, quién es más grande?”. Un día me puse a rezar: “Alá, dime qué debo hacer, ¿debo aceptar a Mahoma o a Jesús?”. Tras esta oración, abrí el Corán justo por el capítulo 10, verso 94: “Si tienes alguna duda acerca de lo que te hemos revelado, pregunta a quienes, antes que tú, ya leían la Escritura”. Este libro anterior al Corán es la Biblia, por lo que decidí estudiarla. Para ello, acudí al Divine Retreat Centre de Muringoor, el complejo de retiros más grande del mundo, donde me bauticé y me cambié de nombre, de Sulaiman a Mario.

¿Había tenido algún contacto anterior con el cristianismo?

Donde nací apenas había cristianos, todos eran musulmanes. Pero, en una ocasión, de niño, mi madre me llevó a un hospital que se llamaba “Fátima”. Fátima es un nombre islámico, pero el hospital está mantenido por monjas católicas, por lo que le pregunté a mi madre por qué los cristianos usaban un nombre musulmán. Mi madre me contó la historia de la Virgen María y me llamó la atención que, según el Corán, María y Jesús nacieran sin pecado original. 

Ya desde niño tenía una sabiduría especial…

Puede ser porque, como dice la Biblia: “Antes de formarte en el vientre, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado”. Esta es la razón por la que mi madre prometió al Señor que, si me salvaba, me entregaría a Él.

¿El Alá del imán Sulaiman es el mismo Dios que el del cristiano Mario? 

Dios es el mismo, pero la enseñanza ha cambiado. El Corán me enseñaba que Dios es un Dios que castiga, con el infierno o con el fuego. Pero la Biblia dice: “Dios te ama y te está esperando para recibirte y acogerte”. El Corán siempre llama al hombre “esclavo”, pero la Biblia nos llama hijos de Dios. Según el islam no hay perdón de los pecados, pero en el cristianismo el perdón está asegurado. Además, el Corán dice “mata a tu enemigo”; la Biblia, “ama a tu enemigo”.

¿Cómo pueden vivir los musulmanes con ese miedo?

En las escuelas islámicas se enseña a los niños que esta vida no vale, que en el Cielo habrá mujeres y vino, por lo que, como esperan ir a ese lugar, están preparados para morir.

¿Cómo se tomó su familia su bautizo?

Después de mi conversión, mis padres vinieron a buscarme al centro de retiros, me golpearon fuertemente y me llevaron a casa. Mi padre me pidió que fuera cristiano “en silencio”, pero pensé que, si tenemos solo una vida y la vivimos en contra de nuestra conciencia, no tendremos paz. Si seguía el consejo de mi padre, estaría traicionando mi fe. Al decirle esto, me encadenaron de pies y manos y me encerraron en una habitación; no me dieron nada de comer ni beber durante más de 20 días. Me quedé esquelético. Me echaron polvo de chile en ojos, nariz y boca. Sufro una úlcera de estómago desde entonces. Un día mi padre vino con un cuchillo. Me dijo que me iba a matar, por lo que me pre­pa­ré para morir. Decidí invocar el nombre de Jesús y, al hacerlo, mi cuerpo emitió como una descarga eléctrica; no sé de dónde me vino la fuerza, porque llevaba días sin probar bocado. Mi padre se cayó al suelo y, accidentalmente, se cortó con el cuchillo. Mis familiares se lo llevaron corriendo al hospital, olvidando cerrar la puerta, por lo que pude escapar y volver al centro de retiros.

¿Volvió a ver a su familia?

No les he vuelto a ver desde aquel día. Tienen miedo de hablar conmigo. Mi padre murió el año pasado. Sé que mi madre querría volver a verme, pero, si lo hace, la perseguirían. Tras mi conversión, mifamilia fue condenada al ostracismo, lo que significa, entre otras cosas, que, después de tu muerte, no permiten que se entierre tu cuerpo en ningún cementerio musulmán. Para rescindir la orden de ostracismo, mi familia decidió celebrar mi funeral y cavarme una tumba. Mi comunidad piensa que estoy muerto, lo cual es verdad: mi antiguo yo murió y mi nuevo ser vive.

¿Ha perdonado a su padre?

Por supuesto. Cuando Dios pidió a Abra­ham que sacrificara a su hijo, estuvo dispuesto a hacerlo por Él. Lo mismo hizo mi padre, así que aprecio su fe.

Tras su conversión, ¿qué le sorprendió del cristianismo?

Según el islam, Dios dejó de hablar con el hombre después de Mahoma. Los musulmanes rezan de memoria, siguen las reglas y normas, pero no tienen una experiencia personal de Dios; esto solo se puede tener en el cristianismo, donde, personalmente, he escuchado muchas veces a Jesucristo.

¿Es consciente de que muchos católicos no tienen estas experiencias?

Sí, esa es la razón por la que el cristianismo está disminuyendo en el mundo. Tengo la misión de trabajar para que los países occidentales conozcan a Cristo. La gente está demasiado preocupada por cómo disfrutar del mundo, sin pensar en el mañana ni en la vida eterna, incluso los líderes religiosos. Piensan más con el cerebro que con el corazón; en la India es al revés. 

¿Qué debemos aprender los cristianos de los musulmanes?

Algo muy importante: su formación de la fe. Enseñan la fe islámica a los hijos desde los tres años, todos los días. Los cristianos solo dan catequesis los domingos. Cuando una mujer da a luz, le dicen al bebé al oído: “Dios es uno”. Esta es la razón por la que ellos están siempre dispuestos a hacer lo que sea por su religión. En el cristianismo, además, solo se enseñan cosas generales, como perdonar, amar a todo el mundo, moral, pero no la verdadera fe: cómo tener experiencia de Dios. Los musulmanes no sienten vergüenza por leer el Corán y rezar en público, pero los cristianos se avergüenzan de llevar el rosario o de leer la Biblia por la calle.

¿Y los musulmanes de los cristianos?

A amar. Existen muchos nombres para denominar a Dios, pero ninguno hace referencia al amor.

¿Es el islam una amenaza para los países occidentales?

Sí, Europa debe estar alerta porque el islam es la religión que está creciendo con mayor rapidez. Los hombres se casan hasta con cuatro mujeres, por lo que tienen hasta veinte hijos cada uno. Por eso, los cristianos deben plantearse tener hijos y la Iglesia debe continuar oponiéndose al aborto, al lesbianismo y al matrimonio gay, y fortalecer la vida familiar. Además, cuando los musulmanes interrogan a los cristianos, como estos no tienen suficiente formación espiritual, son incapaces de contestarles, por lo que comienzan a estudiar el islam y al final se convierten a esta religión. Está ocurriendo en el Reino Unido, en Francia, e incluso en América.