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viernes, 7 de noviembre de 2014

HISPANIA-Astures-León: Los ASTURES de la cuenca del río Esla -nominado ASTURA por los romanos- son el origen del reino de LEÓN, progenitor de CASTILLA, madre del imperio de ESPAÑA. Estrabón situó las tribus astures pre-romanas entre el río Duero y el mar Cantábrico agrupándolas en Astures augustanos (Leoneses) y Astures transmontanos (Asturianos) (1603)

El río ESLA: es el  más caudaloso del Reino de León hasta su desembocadura en el Duero. Conocido como Ástura, dió nombre a las tribus prerromanas de los ástures. El Esla nace en la cordillera Cantábrica, va encajonado y forma "arribes", al igual que el Duero. Sus principales afluentes son el Órbigo con el Luna y el Omaña, el Tera, el Cea, el Aliste, el Porma, el Bernesga y el Torío.

HISPANIA del Norte
ASTURES de LEÓN
Estrabón agrupó las tribus de los ASTURES en :
-Augustanos o Cismontanos (leoneses) 
-Transmontanos (asturianos)

Sus vecinos eran los Galaicos al Oeste; los Cántabros, Autrigones, Caristios, Várdulos y Vascones al Este; y los Vácceos, Vettones y Lusitanos al Sur. En un eje peninsular Noroeste-Levante, el dominio celta va disminuyendo por la presión de la cultura ibera más desarrollada, produciéndose en el centro (Numancia) la total fusión celtíbera de los hispanos.

Las ciudades celtíberas Asturica Augusta (Astorga) y Lancia, enclaves de los caminos en las ricas vegas de la cuenca del río ASTURA (Esla) y sus afluentes, fueron adoptadas por Roma como centros militar y administativo para el control del noroeste.

ASTORGA se ha considerado desde siempre una ciudad con origen prerromano. Uno de los argumentos de mayor peso para indicar su origen prerromano lo dan las fuentes clásicas; el geógrafo Ptolomeo, en el Libro II de su Geografía, se refiere a Asturica como ciudad astur y capital de los Amacos.

LANCIA, ciudad astur y luego romana, estaba a 15 km. de León. cerca de Puente Villarente sobre el río ESLA. Durante la conquista del Norte peninsular (según relatan Dion Casio y Plinio) siendo emperador Octavio Augusto, Lancia era la ciudad celtíbera (de la tribu de los Astures) mas importante al norte del rio Duero. En el 25 aC. Publio Carisio y sus legiones la conquistan después de un largo asedio y masacran a la mayoría de sus habitantes, salvándose de ser sembrada de sal (como le sucedió a Cartago) por orden expresa del general romano. El asedio duró largo tiempo y en la ciudad se refugiaron los astures supervivientes de la batalla perdida contra Carisio en las cercanías de Zamora, por traición de una de las tribus celtíberas. Después de la conquista, Lancia pasó a ser una pequeña ciudad romana con alcantarillado, termas, mercado y un pequeño foro municipal, antes de que León se convirtiera en campamento de la Legio VII.

LEÓN surge hacia 29 aC como campamento militar romano de la Legio VI Victrix, en la terraza fluvial entre los ríos Bernesga y Torío, cerca de la ciudad astur de Lancia, con motivo de las llamadas Guerras Cántabras. A partir de 74 dC, el campamento es ocupado por la Legio VII Gemina, fundada por Galba, la cual permanecerá en León hasta principios del siglo V. Fue la única legión asentada en Hispania hasta la caída del Imperio Romano de Occidente, el año 476, por lo que durante todo este tiempo León fue la capital militar de la Península. La ciudad perteneció al Convento Asturicense, con capital en Asturica Augusta, el cual formó parte de la provincia Tarraconense hasta el siglo III, cuando, con la creación de la provincia de Gallaecia, fue integrado en ésta. El trazado campamental romano original aún puede observarse en la actualidad, puesto que se conservan gran parte de las murallas que lo rodeaban en los siglos III y IV. Por los restos arqueológicos se sabe que contaba con unas termas (ruinas aún visibles bajo la catedral) e incluso un anfiteatro con capacidad para 5.000 espectadores, actualmente bajo la calle Cascalerías. Alrededor del campamento fue creándose un núcleo civil paralelo en el que se asentaban todas las personas que se encargaban de cubrir las necesidades militares.

A pesar de la gran diversidad de los pueblos del Norte, existen muchos nexos comunes. Así lo vió Estrabón en su "Geographia" y, dos milenios después, Julio Caro Baroja en su obra "Los Pueblos de España".

Estrabón (63 a.C.-21 d.C): "Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen en el suelo y dejan que el cabello les llegue muy abajo, como mujeres. pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente chivos, y sacrifican a Ares chivos, cautivos de guerra y caballos. Hacen también hecatombes de cada especie al modo griego, como dice Píndaro: de todo sacrificar cien. Realizan también competiciones gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación".
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"Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo, Conocen también la cerveza. El vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan mantequilla en vez de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo, y a la hora de la bebida danzan en corro al son de flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose, y en Bastetania danzan también las mujeres junto con los hombres cogiéndose de las manos. Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría, con los que se acuestan también sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados. En vez de moneda, los que viven muy al interior se sirven del trueque de mercancías, o cortan una lasca de plata y la dan. A los condenados a muerte los despeñan y a los parricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos. Se casan igual que los griegos. A los enfermos, como antiguamente los egipcios, los exponen en los caminos para que los que la han pasado les den consejos sobre su enfermedad. Para las subidas del mar y los pantanos usaban, hasta la época de Bruto, embarcaciones de cuero, pero hoy día incluso las talladas a partir de un solo tronco son ya raras. Su sal es púrpura, pero blanca una vez molida. Éste, como he expuesto, es el género de vida de los montañeses, y me refiero a los que jalonan el flanco norte de Iberia: galaicos, astures y cántabros hasta llegar a los vascones y el Pirene; pues el modo de vida de todos ellos es semejante. Pero temo dar demasiados nombres, rehuyendo lo fastidioso de su transcripción, a no ser que a alguien le agrade oír hablar de los pleutauros, bardietas, alotriges y otros nombres peores y más ininteligibles que estos".
"Lo inculto y salvaje de aquellas tribus se explica no sólo por su vida guerrera, sino también por su sitio apartado. Siendo la navegación y los caminos hasta ellos largos, y no teniendo relaciones con otros han perdido lo sociable y humano. Pero hoy esto se nota menos a causa de la paz y de la presencia de los romanos, pero los que menos logran esa ventaja son más bárbaros y bestiales. Además el país de algunos con su pobreza y sus sierras debió aumentar tal falta de cultura. Pero ahora, como he dicho, se ha puesto fin a todas sus guerras. Porque a aquellos que aún seguían con el bandolerismo, es decir los cántabros y sus vecinos, ha domado César Augusto y en lugar de hacer daño a los aliados de Roma, ahora ellos prestan servicio militar a los romanos, los conincos y los plentuisos que habitan junto a la fuente del Ebro. Y Tiberio, su sucesor (de Augusto) puso en esta región un ejército de tres legiones, formado por Augusto, y logró hacer no sólo pacíficos, sino hasta civilizados una parte de ellos" (Geographia. Estrabón).

Julio Caro Baroja, dos mil años más tarde, suscribe la tesis de Estrabón sobre el modo de vida idéntico para todos los Pueblos del Norte: "En otra parte he procurado demostrar cumplidamente que Estrabón no cometió ninguna ligereza al decir que todos estos pueblos vivían de modo análogo, aunque hubiera, como es lógico, sus matices y diferencias entre ellos".

Sus principales características son: vida económica basada en la recolección de frutos naturales, pervivencia de reminiscencias del matriarcado, sistema social basado en clases de edad, existencia de unidades sociales superiores a la familia asociadas a un territorio, habitación en castros con continuidad actual con las viviendas de las zonas montañosas de Asturias, Orense y León, uso del sayo negro, conocimiento profundo de las propiedades tóxicas y medicinales de las plantas, cultos lunares asociados a danzas, creencia en agüeros, etc. En definitiva considera a los montañeses del Norte “como un pueblo de pastores y labradores primitivos en que los caracteres arcaicos están muy marcados”.

Dice además que “La demostración de que al admitir esta área cultural trazada en la actualidad , se no se ha cometido ningún exceso se hallará al estudiar la distribución de algunos hechos etnográficos en la actualidad o época moderna”. Si bien “desde los puntos de vista lingüístico y antropológico no cabe afirmar que desde los galaicos hasta los vascones hubiera unidad”.

 Engloba: Galicia, Asturias, León, Cantabria, Vascongadas y Navarra; y encuentra en estas regiones los siguientes rasgos comunes: aperos de labranza más primitivos que el arado, el hórreo con pilotes (que es una construcción típica de pueblos agrícolas arcaicos), y el carro chillón.

Destaca que “la Vasconia ha recogido de la antigua cultura prerromana una serie de elementos de tipo material que no dejan de ser útiles. En cambio, en el territorio meridional de los ástures (Maragatería, Cabrera, etc.), se conservan las formas típicamente matriarcales de repartición del trabajo y matrimonio, así como licencias sexuales prematrimoniales de carácter marcadamente matriarcal, las prácticas medicinales del tipo que nos indica Estrabón y las sociedades de mozos”. 

En el siglo XVIII muchas ciudades pequeñas y pueblos del norte de España poseían la mayor parte y a veces toda la tierra de su vecindad, y la dividían en lotes de vez en cuando entre los hombres válidos del lugar. Este sistema comunal (o, como es llamado a veces, colectivista) de posesión de la tierra condujo con frecuencia a las municipalidades a embarcarse igualmente en otras actividades comunales. Como ilustración de la forma de trabajar de estas comunidades, se expone un extracto de una autobiografía inédita de don Juan Antonio Possé: “La administración es admirable. El cirujano, el pastor de ganados, el herrero, la tienda del boticario, las indulgencias o bulas papales, las letanías, etc., todo era provisto gratuitamente por la municipalidad. La sal, las semillas para la siembra y todo lo que resta de los bienes propios es dividido entre el pueblo justa y equitativamente. Todas las tierras son comunes y son repartidas cada diez años por lotes y en iguales porciones entre todos los vecinos del lugar. Sólo hay un mayorazgo en el pueblo.”

Sin embargo, Julio Caro Baroja considera que “puede marcarse una línea que señale diferencias considerables dentro de este ámbito general al oeste de la provincia de Vizcaya, dejando a un lado el territorio de habla vasca y al otro los de habla romance (leonés y gallego)".

Miguel Novo Guisán, en su obra "Los Pueblos Vasco-Cantábricos y Galaicos en la Antigüedad Tardía de los siglos III-IX", estudia los Pueblos del Norte, su proceso de romanización, germanización y fases iniciales de la formación del reino Astur-Leonés.

Es interesante observar que galaicos y ástures compartieron instituciones durante el Alto Imperio Romano y fueron englobados en la provincia de Gallaecia en la división romana bajo-imperial. Parece ser que durante la ocupación visigoda, Gallaecia incluía a galaicos, ástures y cántabros. Orosio, autor hispanorromano del siglo V dC. afirma en su Historia de la Guerra que "Cántabros y Ástures forman parte de la provincia de Gallaecia",

Narra Ibrahim: “El país de los gallegos es todo el llano, predominando en su suelo la arena; supone su mayor fuerza el mijo y el sorgo, y su afición entre las bebidas por el jugo de manzana, bebida que se toma en pequeña cantidad. Su gente es traidora y de natura vil; no se limpian ni se lavan al año más que una o dos veces, con agua fría. No lavan sus vestidos desde que se los ponen hasta que, puestos, se hacen tiras; creen que la suciedad que llevan de su sudor proporciona bienestar y salud a sus cuerpos. Por otra parte sus ropas son en extremo delgadas, hechas jirones, mostrando por entre las aberturas lo más de su cuerpo. Tienen gran valor, no admiten la huída en el encuentro en la guerra, y consideran apropiada la muerte en su puesto”.

La alianza ástur-cántabra dará lugar a la Reconquista a partir de la Batalla de Covadonga, adquirirá conciencia de reino en expansión con la participación de los galaicos, será denominada Reino de León al trasladarse su capital desde Oviedo en la Asturia Transmontana a León en la Asturia Cismontana. León pretenderá reconquistar toda Hispania expandiéndose hacia el Sur. Los reyes de León se consideran legítimos sucesores de los reyes de Toledo. El Reino de León surgió como la Nación unificadora de los Pueblos del Norte de Hispania.


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