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lunes, 29 de abril de 2019

“Apología de la Hispanidad” por mons. Gomá en 1934 en Buenos Aires con motivo de la celebración del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, para conmemorar el Día de la Raza. Es una encendida defensa de las ideas de Ramiro de Maeztu y de monseñor Zacarías de Vizcarra

“Apología de la Hispanidad”
Monseñor Isidro Gomá
Profesor en Historia, Licenciado en Ciencias de la Educación
Diplomado en Estudios Avanzados, UNED (Argentina)
 10/04/2019
El presente trabajo tiene como objeto analizar la presencia de Monseñor Isidro Gomá y Tomás en Buenos Aires con motivo de la celebración del XXXII Congreso Eucarístico Internacional y su vibrante discurso “Apología de la Hispanidad” en el imponente Teatro Colón el día 12 de octubre de 1934, para conmemorar el Día de la Raza donde el religioso expresa una encendida defensa de las ideas de Ramiro de Maeztu y de Monseñor Zacarías de Vizcarra, al reafirmar que el término de HISPANIDAD es la síntesis de los valores espirituales que junto al catolicismo constituyen el patrimonio de los pueblos hispanoamericanos que unidos a España conforman una empresa común y exclusiva.
La Misa del Congreso
Monseñor Isidro Gomá y Tomás, un dignatario católico en la turbulenta España de los años treinta. Nació en la localidad catalana de La Riba, en la provincia de Tarragona el 19 de agosto de 1869 y falleció en Toledo el 22 de agosto de 1940. Realizó sus estudios eclesiásticos en los Seminarios de Montblanc y Tarragona y después en Valencia. En la Universidad de Tarragona obtiene los doctorados en Filosofía y Derecho Canónico, y en Valencia, el de Teología. Fue ordenado sacerdote en 1895 desempeñando su ministerio en las localidades de Valls y Montbrió luego fue nombrado profesor y rector del Seminario de Tarragona. El Papa Pío XI le preconizó el 20 de junio de 1927 como Obispo de Tarazona y el 12 de abril de 1933 fue nombrado Arzobispo de Toledo y Primado de la iglesia española.
En octubre de 1934 se encuentra en Buenos Aires con motivo de celebrarse el XXXII Congreso Eucarístico Internacional y el día 12 pronunció en el Teatro Colón su célebre discurso conmemorativo de la Fiesta de la Raza, titulado, Apología de la Hispanidad. En el Consistorio del 19 de diciembre de 1935 fue nombrado Cardenal por el Papa Pío XI, con el título de San Pietro in Montorio.

Paralelamente a su misión pastoral Monseñor Gomá desarrolló una extensa labor literaria. También incursiona en el cultivo de la oratoria sagrada en la que se destacó como uno de los conferenciantes más profundos y elocuentes de su época. Su formación intelectual estuvo marcada por los grandes filósofos y teólogos cristianos y la impronta de escritores católicos franceses como Pierre Batiffol, la irradiación de los autores clásicos españoles de espiritualidad y los representantes del pensamiento tradicionalista encabezados por Menéndez Pelayo y Ramiro de Maeztu.

Durante la década del treinta Monseñor Gomá fue un protagonista fundamental de la turbulenta vida política española. Con motivo de la guerra en España defendió al Bando Nacional y justificó teológicamente la guerra civil ,esto no impidió su rechazo a todo intento totalitario de vulnerar los derechos de la Iglesia y la libertad de expresión y la dignidad humana. En 1936 interpretó el sentido de la guerra en El Caso de España y en 1937 fue el principal redactor de la Carta colectiva del Episcopado Español, como consecuencia de los cruentos asesinatos de obispos y sacerdotes en la zona republicana.

Al finalizar la Guerra Civil la principal preocupación del Cardenal Gomá fue reorganizar la Acción Católica junto a otro destacado hispanista Monseñor Vizcarra. A principios de 1940 es nombrado académico de la Lengua y poco después de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas sin que pudiera llegar a tomar posesión .Su salud se deteriora y finalmente fallece en Toledo el 22 de agosto de 1940.
Congreso Eucarístico Internacional, Buenos Aires-1934
Catolicismo e Hispanidad 
El catolicismo argentino en la década de 1930 logra su máximo prestigio en la sociedad, aumenta su poder y pasa a ocupar un lugar de privilegio en la vida política y social.
Se conforma un catolicismo integral con una fuerte unidad entre la Iglesia y el Estado y propone la participación de los católicos en la vida política para delinear una sociedad cristiana y catolizar la vida pública. Se consolidó como un principio organizador de la sociedad civil, penetró en todas las capas de la estructura social propiciando generar una conversión espiritual que sentará las bases de su legitimidad. La crisis de los años treinta encontrará a la Iglesia Católica con una estructura organizativa más consolidada y un creciente arraigo territorial. Junto con ella las Fuerzas Armadas se afianzarán en su rol de guardianes del orden tradicional.

La Iglesia y el Ejército comenzaban a transitar por senderos comunes y afines .La espada y la cruz participaban de una unión sagrada, la cruz era el espíritu y la espada representaba el poder, que estaba al servicio de los valores tradicionales.

La década de 1930 trajo también un significativo crecimiento institucional de la Iglesia Católica. Se multiplicaron las diócesis y se erigieron nuevas parroquias. Se desarrollaron importantes medios de comunicación, la radiofonía contó con la oratoria de Monseñor Napal, la prensa católica estuvo representada por el importante diario El Pueblo y las revistas Criterio, Orden Cristiano y Estudios.

El accionar de los intelectuales de los Cursos de Cultura Católica, la labor de la Acción Católica Argentina, la lucha de los Círculos de Obrero y el aporte de destacados miembros de la Iglesia como Monseñor Copello, el padre Meinvielle, el director de la revista Criterio Monseñor Franceschi y la labor social de Monseñor De Andrea, contribuyeron a la expansión y difusión del ideario católicos.

Los años treinta también se caracterizaron por la irrupción en la vida política del movimiento nacionalista que compartía sus valores con gran parte de los miembros de la Iglesia Católica. La base de sustentación de su ideario era la defensa de las raíces hispánicas y tradicionalistas representadas fundamentalmente por la impronta dejada en suelo argentino de los gestores de la doctrina de Hispanidad, el padre Vizcarra y Ramiro de Maeztu.
Monseñor Zacarías de Vizcarra 
Propuso en Buenos Aires en 1926, el vocablo “Hispanidad”, para sustituir la denominación “Día de la Raza”. El religioso consideraba el vocablo en una doble acepción. Una geográfica como”conjunto de todos los pueblos hispánico” y otra histórica y étnica que denominaba al ”conjunto de todas las cualidades que distinguen a dichos pueblo”, en la primera acepción la “Hispanidad” abarca España y Portugal de cuya acción evangelizadoras surgió una comunidad de naciones americanas configuradas en un mismo sentido social, político y religioso. La “Hispanidad”, en la segunda acepción, era producto del catolicismo.

Ramiro de Maeztu será el principal difusor del ideario hispanista integrado por el discurso católico y patriótico tradicionalista. Durante su presencia en la Argentina en calidad de Embajador de España, Maeztu forjará profundas vinculaciones con sacerdotes y miembros de la intelectualidad católica argentina y gestará los postulados de la doctrina de la Hispanidad que en 1934 plasmará en su libro Defensa de la Hispanidad.

Los valores de la Hispanidad fueron para la Iglesia y para los católicos una fase decisiva de la confesionalización del concepto de nación. La propaganda católica ”argentinidad” e ”hispanidad” se convirtieron en sinónimos, La Argentina católica trató de remitirse, mediante el retorno a la doctrina de la Hispanidad a la tradición de la Colonia. Recristianizar significó, por lo tanto, rehispanizar.La propaganda católica instauró enérgicamente un paralelo entre el octubre de 1492 y el de 1934,fecha del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires.

Monseñor Zacarías de Vizcarra fue uno de los principales organizadores, en calidad de Prosecretario, del XXXII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en la ciudad de Buenos Aires(fue el primero que tuvo lugar en Hispanoamérica, y el segundo en un país hispano, tras el de Madrid en 1911).

El Congreso Eucarístico fue para muchos historiadores del catolicismo argentino el punto de agonía de la Argentina liberal de 1880 y el nacimiento de una Argentina nacionalista y católica. El año1934 fue para muchos la revancha del catolicismo y el despertar de un largo letargo iniciado con la reformas liberales de la generación del ochenta, que postergaron las aspiraciones de construir el proyecto de la ”Nación Católica”.
La lucha por la re-cristianización del Estado comenzaba a ganarse. La ocasión de la celebración del Congreso Eucarístico ofreció la posibilidad de evidenciar que el renacimiento espiritual de la sociedad argentina era posible. El éxito obtenido por la Iglesia en su organización tendrá una enorme influencia en la sociedad.

Monseñor Quarracino, que luego fue Arzobispo de Buenos Aires, señalaba la importancia del Congreso para la Iglesia Argentina sosteniendo que: “La historia de la Iglesia en Argentina se divide en dos etapas, antes y después del Congreso Eucarístico Internacional de 1934. Fue un acontecimiento excepcional y por eso mismo inesperado. (…) La Iglesia se presentó en la calle y ganó su puesto en ella. El respeto humano y esa especie de mentalidad ”sacristanesca” que el liberalismo religioso había creado se agrietaron, el espíritu laicista imperante recibió un golpe que lo resintió para siempre”.

Para muchos cronistas católicos y especialmente para el destacado sacerdote y sociólogo Gerardo Farrell que expresa: “(…) en el Congreso se produce un hecho que trasciende toda explicación racional estrecha; comulgan más de 1.200.000 habitantes entre el 11 y 12 de octubre. El pueblo argentino expresa sus valores cristianos en el campo cultural más próximo y más recóndito de la Iglesia Jerárquica: la Eucaristía”.
Monseñor Isidro Gomá y Tomás
Congreso Eucarístico de 1934
Apología de la Hispanidad
El 9 de octubre de 1934 arribó al Puerto de Buenos Aires, recibido con grandes honores y con la presencia del presidente de la República General Agustín P. Justo, el legado Pontificio, Cardenal Eugenio Pacelli, representante del Papa Pío XI, y futuro Papa Pío XII, quien presidiría el Congreso Eucarístico Internacional, el cual iba a contar también con la presencia de altos dignatario de la Iglesia Católica como el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Monseñor Isidro Gomá y Tomás, el Obispo de Madrid-Alcalá Leopoldo Eijo Garay, el Cardenal Juan Vendier, Arzobispo de Paris, el Arzobispo Augusto Hlond, Primado de Polonia, el Arzobispo de Rio de Janerio, Cardenal Leme da Silveira, entre otros no menos importantes. En el mismo barco viajaba también el reconocido sacerdote Don Orione, que intervino como disertante para los participantes de lengua italiana.

El 10 de octubre se celebra la misa de apertura del Congreso presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Santiago Copello. En la segunda jornada,110.000 niños recibirán la primera comunión en el altar erigido en el barrio de Palermo, siendo este uno de los actos más sobresalientes del Congreso. Por la noche, tuvo lugar la llamada “noche de los hombres”, donde una multitud superó los cálculos, llenando la Plaza de Mayo y todas las calles adyacentes. Estuvieron presentes todas las asociaciones católicas masculinas. A las doce de la noche comenzó la misa en cuatro altares, durando la distribución de la Eucarístia casi hasta el amanecer. Los cálculos oficiales hablan de cerca de 300.000 hombres.

El día 12 de octubre, Día de la Raza, se recordaron y celebraron los orígenes católicos e hispanos de la Nación Argentina, el día comienza con la celebración de la misa Pontificial a cargo del Obispo de Orihuela (España), Monseñor Irastorza conmemorando la “grande gesta católica en Ibero-América”. Por la tarde, a las 16,comenzará la Segunda Asamblea General, en el colegio el Salvador, donde el Obispo de Madrid-Alcalá, Monseñor Leopoldo Eijo Garay, disertará sobre Cristo Rey en la vida moderna católica.
Un poco más tarde en un fastuoso Teatro Colón vestido de gala y en presencia del presidente de la República Agustín P. Justo y del legado papal, Cardenal Pacelli, pronunciaron vibrantes discursos alusivo a la fecha, el intelectual católico Gustavo Martínez Zuviria y Monseñor Isidro Gomá, Primado de España. Ambos oradores dejaron claro que los orígenes de la nación son hispanos y católicos. Y que , con la palabra Hispanidad, se alude, a la vez, al alma de todos los pueblos hispanoamericanos y a la misma España, así como al lazo que todas ella une en una empresa común y exclusiva.

El discurso principal de la celebración oficial argentina de la Fiesta de la Raza lo plasmó Monseñor Gomá con una pieza de oratoria profunda que se denominó “Apología de la Hispanidad”, que significó la consolidación de la doctrina de la Hispanidad, donde el religioso reafirma los postulados que Monseñor Vizcarra y Maeztu venían defendiendo desde una perspectiva católica. El dignatario español se convertía en el máximo apologeta del ideario hispanista.

Su discurso muy extenso pero muy didáctico y elocuente quiere expresar: ”América es la obra de España. Esta obra de España lo es esencialmente del catolicismo. Luego hay relación de igualdad entre hispanidad y catolicismo, y es locura todo intento de hispanización que los repudie”. ”América es obra de España por derechos de invención. Colón, sin España, es genio sin alas. Sólo España puede incubar y dar vida al pensamiento del gran navegante…la obra de España en América es más que una epopeya: es una creación inmensa
“La Raza, la Hispanidad, es algo espiritual que trasciende sobre las diferencias biológicas y psicológicas y los conceptos de Nación y Patria. Si la noción de Catolicidad pudiese reducirse en su ámbito y aplicarse sin peligro a una institución histórica que no fuera el Catolicismo, diríamos que la Hispanidad importa cierta Catolicidad dentro de los grandes límites de una agrupación de naciones y de razas. Es algo espiritual, de orden divino y humano a la vez, porque comprende el factor religioso, el Catolicismo en nuestro caso, por el que entroncamos con el Catolicismo ”católico”, si así puede decirse, y los otros factores meramente humanos, la tradición, la cultura, el temperamento colectivo, la Historia, calificados y matizados por el elemento religioso como factor principal; de donde resulte una civilización específica, con un origen, una forma histórica y unas tendencias que la clasifican dentro de la Historia Universal.

“Entendida así la Hispanidad, diríamos que es la proyección de la fisonomía de España fuera de sí y sobre los pueblos que integran la Hispanidad. Es el temperamento español, no el temperamento fisiológico, sino el moral e histórico, que se ha transfundido a otras razas y otras naciones y a otras tierras y las ha marcado con el sello del alma española, de la vida de la acción española. Es el genio de España que ha incubado el genio de otras razas y tierras, y, sin desnaturalizarlo, lo ha elevado y depurado y lo ha hecho semejante (…) así hay una relación de igualdad entre Catolicismo e Hispanidad; sólo que Hispanidad dice Catolicismo matizado por la historia que ha fundido en el mismo troquel y ha atado análogos destinos a España y las Naciones americana”.

Monseñor Gomá desplegó en su monumental pieza de oratoria los conceptos fundacionales del ideario hispánico tradicionalista: providencialismo, identificación de España con el catolicismo como nexo universal de la cultura latina occidental; afirmación de la superioridad de la cultura y la colonización hispánica sobre la anglosajona; revalorización del espíritu español de América, y la unidad cultural.
La consolidación del pensamiento hispanista de Monseñor Gomá, reflejado en el Congreso Eucarístico Internacional en su apoteótica Apología de la Hispanidad, será tomado por Ramiro de Maeztu, quien publicará el texto completo en la revista Acción Española y lo integrará como apéndice en su obra Defensa de la Hispanidad.

Finalmente el 14 de octubre, más de un millón de personas se reunieron en la jornada de cierre del Congreso que comenzó con la celebración de la misa Pontificial encabezada por el Cardenal Pacelli. Por la tarde, se realizó la multitudinaria procesión de clausura del Congreso.
El día 15 partieron los altos dignatarios católicos. Después, Buenos Aires volvió a su vida habitual. La vida urbana se reanudó. Pero el recuerdo de esos días de espiritualidad e hispanidad quedarán impreso en las mentes y los corazones de los argentinos por mucho tiempo.
Para La Razón Histórica
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