Las primeras huellas históricas de una fraternidad rosacruz están impresas en Tubingen (1608). Son reflexiones críticas sobre la situación religiosa de Europa y su superación por medio de una ciencia espiritual universal al margen de las religiones tradicionales. Los rosacrucianos pretenden desvelar el sentido oculto de la Biblia y a la vez del Universo. De hecho, unen ya lo religioso, la magia y lo político, proyectando una alianza de todos los protestantes e iluminados contra la Iglesia católica, los jesuitas y España.
Las primeras sociedades rosacruces no se organizan hasta comienzos del siglo XVIII. Tras la expansión de la masonería regular surgieron asociaciones y logias masónicas de carácter más o menos rosacruz, especialmente en Alemania y Rusia.
Desde mediados del siglo XIX, el rasgo predominante del rosacrucismo es el esotérico-gnóstico. El grupo rosacruciano más extendido es “AMORC, Antigua y Mítica Orden Rosacruz”. Fundada por H. S. Lewis de New Jersey (USA), inicialmente metodista, periodista y fotógrafo, aficionado a la parapsicología, vinculado a la masonería, al martinismo y a la magia, fue iniciado en el rosacrucismo en Toulouse (FRA). Fundó (1915) la primera logia de AMORC en Pittsburg. Acepta el principio hermético y la creencia de que el alma tras la muerte, guiada por los espíritus de los seres queridos, se reintegra a la Gran Alma Cósmica.
AMORC se define como una organización mundial filosófica, iniciática y tradicional que perpetua el antiguo conocimiento de los Misterios. Según la mayoría de los autores AMORC tiene 6 millones de adeptos en 150 países y unos 5000 en España en 23 centros.
Fuente: Manuel Guerra. Diccionario de las sectas. (BAC-2005).