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sábado, 4 de mayo de 2013

Catolicismo y Protestantismo en Europa y en América (838)


InfoCatólica-Luis Fernando Pérez Bustamante (10/4/13): El último número de Times viene con un reportaje el que se afirma que en la actualidad dos tercios de los más de 52 millones de latinos que viven en Estados Unidos son católicos. Y sin embargo, se estima que para el 2030 el número se aproxime a la mitad. Parece claro que gran parte de ellos se harán evangélicos o de sectas más o menos raras. El resto, indiferentes.

Sin embargo, en otra noticia dada por el País hace unos días, en Alemania la “iglesia” luterana clausuró entre 1990 y 2010, 340 templos de los cuales 46 fueron demolidos y es muy posible que otros mil templos tengan que ser cerrados en las próximas dos décadas a causa de un problema que el pastor Reinhardt Maiwack, portavoz de la institución, conoce de memoria: “Entre 120.000 y 150.000 personas abandonan la Iglesia cada año".

Es decir, mientras que el protestantismo goza de buena salud allende los mares, en Europa las comunidades eclesiales históricas están de capa caída. En mi opinión, hay dos razones para explicar tal hecho:

1- Europa lleva más medio siglo recorriendo el camino de la apostasía. Y eso afecta a todas las ramas del cristianismo, aunque quizás habría que matiza un poco las cosas si hablamos de los ortodoxos, que tras liberarse del yugo comunista parecen reverdecer viejos laureles

2- El liberalismo teológico, fuente de dicha apostasía, ha arrasado la espiritualidad cristiana allá donde se ha hecho presente con fuerza. Y en el continente europeo eso es un hecho que no admite discusión.

Se da la circunstancia de que los “avivamientos” protestante-evangélicos del continente americano, no encuentran eco en esta parte del Atlántico. Mientras que muchos de los que dejan de ser católicos en América pasan a ser evangélicos, aquí se convierten en indiferentes, agnósticos o ateos. El pentecostalismo no arraiga en una Europa avejentada y poco dispuesta a aceptar las características propias de los cultos propuestos por los Benny Hinn, Yiye Ávila y compañía. Tampoco parece que la Renovación Carismática avance a marchas forzadas en España, Francia, Italia, Alemania, etc.

Uno de los principales problemas que tiene la Iglesia en el continente de la esperanza -así lo llamó Juan Pablo II- es que la sangría de fieles le llega por el avance de un protestantismo evangélico que se parece mucho más al de los Lutero, Calvino y Zwinlgio del siglo XVI que al presente hoy en Europa. Eso solo puede combatirse mediante apologética y buena formación de los fieles por un lado, y la fidelidad de la Iglesia al Señor y a sí misma. No en vano, allá donde la heterodoxia de la teología de la liberación ha hecho estragos, el protestantismo evangélico ha avanzando muchísmo más. Ese dato tampoco es discutibe. Es un hecho.

Incluso algo tan apreciado para muchos católicos como la religiosidad popular es a la vez muro de contención y coladero de fieles. Muro, en cuanto que el iconoclasmo protestante choca de frente con el catolicismo genuino. Y coladero porque si dicha religiosidad no va acompañada de un conocimiento importante de las bases de la fe católica, cuatro o cinco versículos mal interpretados pueden bastar para hacer creer a multitud de católicos que son poco más que unos idólatras paganos. Y de ahí al abandono de la Iglesia, hay un solo paso.