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jueves, 23 de mayo de 2013

Recuerdos de Blas Piñar sobre Personalidades Claves de la Historia reciente de España: José María Ruiz Gallardón (884)

José María Ruiz Gallardón y Manuel Fraga
Blas Piñar: Mis recuerdos y contactos con… 
José María Ruiz Gallardón (I)

Alerta Digital (27/5/12): Publicamos hoy la primera de las entregas del fundador de Fuerza Nueva y colaborador de AD, Blas Piñar, sobre personalidades de la vida española a las que trató estrechamente. El líder de la derecha tradicional española desgranará detalles y anécdotas de estos contactos, protagonizados por algunas de las figuras claves de la historia más reciente de nuestro país. La serie incluirá a políticos, intelectuales, estadistas mundiales, toreros, artistas y hasta famosas del corazón, como Carmina Ordóñez, amiga de Blas Piñar y durante años activa militante en Fuerza Nueva.

Blas Piñar abre su serie con José María Ruiz Gallardón, político, abogado y profesor. Ruiz Gallardón, quien se definía a sí mismo políticamente como liberal y conservador, fue uno de los primeros dirigentes de Alianza Popular. Su hijo es el actual ministro de Justicia y ex alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. Se trata en definitiva de otro documento de notable valor histórico que el político y notario pone a disposición de los lectores de AD, periódico que considera “un revulsivo de la conciencia nacional”. Esto cuenta Blas Piñar de sus relaciones con José María Ruiz Gallardón, figura clave de la transición:

Tengo de él un buen recuerdo y con él mantuve buenas relaciones. Fuimos discrepantes, pero siempre amigos.

Le conocí –era más joven que yo- en la Asociación Católica de Propagandistas. Era simpático, amable, y de grata presencia.

José María, hijo del famoso escritor Víctor Ruiz Albéniz, que firmaba sus artículos y sus libros con el pseudónimo de Tebid Arrumi, era un amigo entrañable de Franco, hasta el punto de que se tuteaban. Varios de los libros a que acabo de hacer referencia, están en mi biblioteca, y entre ellos los que se ocupan de la Cruzada. La amistad del Tebid Arrumi y el Caudillo, nació en África. Allí estuvo Víctor Ruiz Albéniz, como corresponsal de guerra en Marruecos.

Supongo que la carta fechada el 4 de Septiembre de 1.942, que transcribo a continuación, pone de relieve no solo la amistad, y la admiración por Franco, del Tebid Arrumi, y de su familia. He aquí el texto, que reproduzco de mi libro “La Iglesia y la guerra española de 1.936 a 1.939”:

“Por estadista te teníamos; ahora, además hay que concederte la suprema categoría del político y gobernante. Que Dios -todos los días se pide así en mi hogar- conserve tu vida, la fortalezca de tu ánimo y la sagacidad del espíritu, para bien de esta España tan querida, a la que tanto amamos y que tanto te debe. Te saluda con toda emoción este veterano, inquebrantable creyente en tí y en tu obra.”

Que así se sentía en casa del ilustre escritor, lo señalan las palabras de José María Ruiz Gallardón, -padre del alcalde de Madrid y actual ministro de Justicia- al conocer la muerte de Franco. Fueron estas: “Que la Historia juzgue al último Grande de una época grande”

Otras frases de José María quiero traer a colación. Son una prueba de su amistad, y también de su valor, en una época en la que el que esto escribe era acosado y atacado de una manera cruel y despiadada.

El diario ABC publicaba, el 3 de marzo de 1.967, una crónica relacionada con el debate en las Cortes sobre la libertad religiosa, que tanta repercusión tuvo, y que exigió la reforma del artículo sexto del “Fuero de los españoles” . José María Ruiz Gallardón, que presenció la primera de mis intervenciones, dió cuenta del discurso en el que defendí una de mis enmiendas, lo siguiente:

“Es realmente importante su discurso, su documentación, la precisión de la idea. Da gloria oírle distinguir entre el concepto de derecho, el fundamento y el contenido del mismo…. Su discurso ha sido realmente espléndido”.

En idéntica línea está lo que, no solo demostrándome su amistad, sino, de nuevo, su auténtico valor, escribía el 6 de diciembre de 1978, refiriéndose a los militantes de Fuerza Nueva:

“No seré yo quien condene a quienes intentan defender la bandera de España. Todo lo contrario, aplaudo esta actitud. A veces hay provocaciones intolerables que exigen de todo bien nacido la respuesta adecuada”.

Más aun: cuando la agresividad de la campaña, no solo contra mi, sino contra lo que yo pudiera representar, rebasó –como sucedería varias veces con motivo de la matanza de Atocha- todo lo imaginable, José María Ruiz Gallardón, tomó la pluma y dijo:

“En todo caso, los autores –por acción o inducción- deben ser condenados. Pero hay que probar las vinculaciones políticas antes de lanzar el impacto de una acción contra quien fuere.

La verdad es que luego de esta campaña mediática infamatoria se demostró que, efectivamente, no hubo esas relaciones políticas. Ni siquiera fui citado para la vista oral. Doy cuenta detallada de todo ello en el volumen segundo de “Escrito para la Historia”, y que titulo “Por España entera”.

En “El Imparcial”, de 1 de diciembre de 1.979, volviendo sobre el tema que nos ocupa, se expresaba de este modo:

“He de hacer el elogio, y merecido, de don Blas Piñar, con quien discrepo en otras ocasiones. Pero resulta que hay puntos básicos de coincidencia de lo cual me alegro”

Esos puntos de coincidencia se destacaron en nuestra polémica periodística, que publicó “El Imparcial” y se recogió en un libro publicado en 1.979 por la editorial Fuerza Nueva”, y que se titula “¿Hacia la tercera Republica?” José María Ruiz Gallardón me decía, en uno de sus artículos:

“Vd pone, por encima de todo, el servicio a España; yo también. Vd. no concibe la desmembración de su unidad, yo tampoco. Para Vd. hay valores morales, individuales y colectivos, que priman sobre cualquier consideración (que) para mí también son valores esenciales y fundamentales.”

A esta autodefinición, yo añadí, contestándole, que había en los dos otro punto de coincidencia:

“El diagnóstico de la agonía de España, convertida en material de despojo ante la pasividad o la complicidad del poder, desde la puesta en marcha de lo que se llamó el cambio político”.

Todavía más. José María dejó constancia de lo siguiente: “no me tengo por enemigo suyo. Mal podría serlo de quien, como usted, ha defendido y defiende valores con los que me siento identificado absolutamente. Hace, además, muchos años nos conocemos y guardo hacia usted el respeto que me merece todo aquel que mantiene con honestidad sus propias ideas”.

Aparte de las coincidencias, hubo discrepancias y juicios de valor, explicables, porque quizá lo exigiese el importante puesto que quien polemizaba conmigo ocupaba en Alianza Popular.

En una entrevista, que puede leerse en “Interviu”, de 1 a 7 de Septiembre de 1.977, responde así a la pregunta “¿En este momento se siente más identificado con lo que dice Santiago Carrillo que con lo que dice Blas Piñar?: “Me siento más identificado con la palabras de Carrillo que con las palabras de Don Blas Piñar. Pero, todo hay que decirlo, sin ningún género de duda, me siento más identificado con la nobleza de Blas Piñar que con la actitud de Carrillo. Y no dejo de reconocer que Carrillo tiene más contextura de hombre de Estado que Piñar”.

A esa nobleza, a que alude y la matiza, quiero añadir, y no solo para agradecerla, que la misma se explica por su lealtad al Partido, que desempeñó un papel clave en la Transición política, es decir, a Alianza Popular. Su presidente, presentó a Santiago Carrillo, en siglo XXI y en Canarias dijo en público que preferiría gobernar con aquel a gobernar conmigo.

No produjo distanciamiento la declaración “non grata” a que me refiero. José María, que en todo caso habría sido un hombre importante en la vida política española, enfermó, y murió, en el Hospital Rúber, de la calle Juan Bravo. Allí fui, poco antes de comenzar el entierro, para dar el pésame a su hijo Alberto, el que, al menos con el gesto, me parece que quedó sorprendido.

Serie Blas Piñar: "Mis Recuerdos y Contacto con..."
I       José María Ruiz Gallardón
II      Juan María Bandrés
III     Augusto Pinochet
IV     Antonio Rivera, el Ángel de El Alcázar de Toledo
V      Giorgio Almirante  
VI     Francisco Franco
VII    Carlos Arias Navarro
VIII   Monseñor Guerra Campos
IX     Adolfo Suárez
X      Torcuato Fernández Miranda
XI     Manuel Fraga Iribarne
XII    Rafael Calvo Serer
XIII   Cardenal Tarancón
XIV   General Gutiérrez Mellado
XV    Joaquín Ruiz-Giménez
XVI   Monseñor Olaechea
XVII  Eduardo Frei
XVIII D.Marcelo González, cardenal de Toledo
XIX   Horia Sima
XX     León Degrelle
XXI    Padre Llanos
XXII   Pedro Soares
XXIII  Alfredo Sánchez Bella
XXIV  Arturo Frondizi
XXV   Monseñor Cirarda

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