La Hermandad Musulmana fue creada por la Masonería
Tommaso Monfeli
7 junio 2018
Es asombroso cuanto fue publicado en la revista World in Review: que John Coleman, ex-agente de los servicios secretos británicos, definió a la Hermandad Musulmana como una orden creada en secreto por la masonería inglesa con la ayuda de Thomas Edward Lawrence (conocido como Lawrence d’Arabia), Bertrand Russell, St. John Philby, E. G. Browne y Arnold Toynbee.
Los Hermanos Musulmanes es decir, Ikhwan al-mouslimine, eran conducidos por-Hassan al-Banna (en la foto, abuelo de Tariq Ramadan y Hani Ramadan), nacido el 14 de octubre de 1906 y fallecido el 12 de febrero de 1949. La investigación de archivos permitió descubrir como al-Banna había recibido 500 libras esterlinas de la poderosa «Compañía del Canal»: según él ese dinero habría pertenecido de derecho al pueblo egipcio como, por lo demás, todos los bienes de la Compañá. Más tarde, sin embargo, comenzó a negar el haber recibido ese sustento económico.
Hassan al-banna siempre admitió haber estado fuertemente influenciado por el pensamiento de su predecesor Jamal ad-Din al-Afghani y Muhammad Abdu, Mufti de al-Azhar, ambos grandes iniciados en las logias masónicas francesas e inglesas y capaces de condicionar profundamente las opiniones en el Egipto de la época. Por lo demás, ambos habrían adherido a la masonería, como lo confirmó el historiador Helmi Nimnim, su compatriota, en una nueva biografía de Sayyid Qutb, teórico de la jihad dentro de la organización de la Hermandad Musulmana. Este libro reproduce un artículo, firmado por Sayyid Qutb, bajo el título «¿Por qué he pasado a ser masón?», publicado el 23 de abril de 1943 en el diario al-Taj al-Masri («La corona de Egipto»), editado por los mandiles. Y explica haber adherido a las logias por haber encontrado en ellas «un remedio a las heridas de la humanidad, llamé [a esta puerta] a fin de de nutrir el alma de filosofía y sabiduría. Y por último para ser un muyahidín, un combatiente junto a combatientes y para trabajar al lado de aquellos que trabajan».
Muchos autores dejaron en evidencia las semejanzas entre las ceremonias de iniciación de las dos Confraternidades, los Hermanos Musulmanes y la masonería. En la época, las logias egipcias estaban directamente controladas por los servicios secretos británicos. El rey Farouk era miembro de las mismas.
Coleman, que permitió en el pasado levantar el velo del secreto y del misterio sobre numerosos casos de manipulación e interferencia, organizados por fuerzas ocultas y por la oficina mundialista (desde el Club de Roma a la Fundación Giorgio Cini, desde el Forbes Global 2000 al Coloquio de Paz Interreligioso hasta el Tavistock Institute), ha hecho conocidos estos detalles, ciertamente no indiferentes.