Las mil y una noches en Monte Pelado
Por Laureano Benítez Grande-Caballero
6-9-2021
PLANDEMIA-MÉDICOS-SATANÁS
Noche nochera, noche lobuna, de aullidos inenarrables, de perros feroces en cuyos colmillos se refleja una luna de sangre; noche horrísona, donde un viento helador arrastra el tableteo de los murciélagos en desbandada, la espiral terrorífica donde íncubos y súcubos se contonean en sus danzas macabras, mientras sus fauces diabólicas buscan las yugulares de presas aterrorizadas que intentan huir bajo rayos fulminantes, bajo una tormenta alucinadora cuyos jinetes no tendrán piedad de ellas.
Es el reino de los «sleepy-hollows», de las pesadillas-Elm-Street, de los gabinetes Caligari, donde horribles Nosferatus babean ante sus presas mientras afilan sus negras uñas en calaveras destrozadas.
Y allá, allá veis a Chernobog, al mismísimo Satanás, moviendo los hilos, jugando a cazar a sus abducidos, a sus poseídos, a sus peleles, sin ninguna piedad, con auténtica delectación, liberando a sus horribles orcos, a sus trolls implacables, para que persigan a sus lacayos, a sus sirvientes, a sus marionetas…
Una noche, y otra, y otra… así hasta llegar a las mil, las mil noches que se suceden inmisericordes para todos aquellos que vendieron su alma al Señor de las Moscas, que subieron a Monte Pelado a rendir pleitesía a Chernobog, a Beelcebú, dándole sus almas a cambio de terciopelos, de poltronas, de potosíes…
Mil y una noches, mil y una pesadillas, que despliegan su espectáculo dantesco en los sueños de todos aquellos que han creado esta plandemia, que han colaborado con ella por acción u omisión, que son responsables de esta carnicería, de estos genocidios, de tantas mentiras… de aquellos que se limitan a decir que «solo cumplía órdenes», que se lavaban las manos con la sangre de los inocentes.
Médicos que habéis cobrado por cada vakuna y cada PCR, que habéis callado ante este tremendo genocidio, que ni siquiera habéis tenido el valor de decir que los putos bozales son un atentado a la salud, que es imposible que una vakuna esté lista en menos de un año, que esta pócima letal llevará a la enfermedad y a la muerte a mucha gente…
Médicos que os habéis limpiado el culo con el juramento hipocrático, que recibís potosíes de las farmacéuticas: ¿qué veis por las noches, cuando cerráis los ojos después de vuestra cobardía o vuestra colaboración? ¿No oís acaso la sangre de Abel clamando justicia? ¿Cómo podéis dormir por las noches después de haber participado en el holocausto de los inocentes? ¿No sentís ni por un momento la voz de vuestra conciencia aguijoneando vuestros pensamientos, lanzando acusaciones a vuestra ignominiosa conducta?
Y lo mismo os digo a vosotros, los periodistas lameculos, los politicastros vendidos a la mafia luciferina, los jueces que miráis para otro lado, las fuerzas del orden que no defendéis al pueblo aplastado por la atroz dictadura… ¿Qué veis por las noches después de cerrar vuestros ojos? ¿Estáis contentos y orgullosos del deber cumplido? ¿No os remuerde la conciencia ante el hecho de haber colaborado en el apocalipsis de los inocentes?
Mucho cuidado, porque esas presas que son cazadas en las cacerías de Monte Pelado sois vosotros… sois vosotros los que estáis metidos en esas pesadillas, blanco perfecto para orcos y trolls, para íncubos y súcubos, para una marabunta de langostas feroces que o buscan sin piedad.
Mas está claro que una parte de vosotros no tenéis conciencia, porque carecéis de alma. Es lo que le pasa a los hijos de Belcebú: ¿Cómo vais entonces a sentir compasión por un anciano que muere solo, en una residencia, sedado, torturado? ¿Cómo vais a apiadaros de esos fetos arrancados del vientre de sus madres, despedazados vivos para venderlos por órganos? ¿Cómo vais a arrepentiros de los niños que queréis vakunar, de los crímenes en los que vais a participar por dinero? ¿Cómo alguien sin alma va a sentir empatía por sus semejantes, luchando desde los hemiciclos por incentivar la prosperidad de sus gobernados? ¿Cómo vais a oír la voz de vuestra conciencia, si los hijos de Satanás carecen de ella? ¿Cómo vais a temer las noches de Monte Pelado, si venís de allí, si sois bailarines y arlequines en sus aquelarres?
Porque una parte muy importante de este horror satánico está protagonizado por demonios, por diablos encarnados, por Asmodeos felices de servir a su Señor para ayudarle a llevarse almas a los vertederos de Monte Pelado. Hay quien habla de annunakis, de reptilianos, de razas extraterrestres que nos odian y nos quieren esclavizar y asesinar… yo prefiero llamarlos demonios, pura y simplemente.
¿Qué somos nosotros para estos seres diabólicos, que vienen derechos desde Monte Pelado, a chupar la sangre de sus víctimas, a meter PCRs hasta el cerebro, a inokularnos pócimas letales que lobotomizan, que enferman, que matan, que roban las almas… ¿Qué somos nosotros para toda la patulea colaboracionista de este genocidio, formada por chupatintas de toda ralea que han sido abducidos y poseídos por aquellos demonios? ¿Qué somos nosotros para aquellos que se aferran a sus lentejas y al cumplimiento de órdenes para excusarse de sus delitos?
Mucho cuidado, porque aquí tendréis mil y una noches como ésa, mil y una pesadillas, donde seréis juguetes rotos en los aquelarres de brujas y endriagos, de anfisbenas y Circes… pero estad atentos, porque en esas mil y una noches no solo no tendréis Aladinos, ni Scherezades, ni Simbads, ni huríes… puesto que, como no despertéis, como no os caigáis de algún caballo en algún camino de Damasco, viviréis ese horror de Monte Pelado más, mucho más de mil y una noches.
Y allí será el llanto y crujir de dientes por la eternidad.
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