España fue elegida por la Divina Providencia para dar una contribución excepcional a la consolidación de la Fe católica y su difusión en el mundo, en particular a través de la evangelización de las Américas.
Gracias al esfuerzo de los grandes santos y obispos españoles, especialmente de San Isidoro de Sevilla, considerado también el último de los Padres latinos de la Iglesia, la herejía arriana fue derrotada y España se convirtió en los siglos VI y VII en una nación verdaderamente católica. Hoy no lo es.
Monseñor Schneider reflexiona sobre la decadencia moral de España y sus soluciones.