Golpe de Estado para Gobierno Socialista Anticristiano y Antiespañol
Conspiración luciferina para el Nuevo Orden Mundial
Grandes atentados de Falsa Bandera
(Píldora nº 2126-11/4/2016)
Alberto Acereda
(Solidaridad-21/9/2004)
Quienes siguen mi trayectoria como articulista habrán notado mi ausencia desde hace ya varias semanas en las páginas de Libertad Digital. Como liberal, he sostenido siempre una clara defensa de los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Pero la libertad pasa por la libre expresión, incluidas mis opiniones sobre un punto que merece especial atención: el 11-M y las especulaciones y ataques que la Masonería como institución está recibiendo al hilo de aquellos trágicos hechos. Asturias Liberal recogió noblemente en su día un artículo mío titulado “En defensa de la Masonería”, que es el embrión de esta nueva entrega. A la vista de la insistencia en una especie de “conturbenio judeo-masónico” en torno al 11-M, justo es volver a decir algo al respecto aun cuando el hacerlo no pueda resultar para quien esto escribe ni lo más conveniente ni lo más práctico. Pero, sin duda, sí es lo más digno.
A la luz del atentado del 11-M, el triunfo del PSOE y el desarrollo de la llamada Comisión de Investigación, vale la pena aclarar algunos comentarios que en los últimos seis meses se vienen dando sobre lo ocurrido en esos días. Una de esas especulaciones pretende involucrar a la Masonería en medio de todo el embrollo político relacionado con los días posteriores al 11-M. Se ha resucitado así el viejo mito franquista del “contubernio judeo-masónico”, por el que se acusaba a la Masonería de todos los males pasados, presentes y futuros de España. En los foros y diálogos de la prensa española y aun en algunas tertulias radiofónicas se ha sugerido una suerte de conspiración masónica encaminada a favorecer la victoria electoral del PSOE el 14-M. Esto es lo que se deduce de varios comentarios e insinuaciones lanzadas por algunos y que -aunque pueden parecer de escasa importancia- sorprenden más aún al provenir de personas que se definen como liberales y a las que quien esto escribe lee, escucha y presta atención. El pasado 3 de abril Libertad Digital publicó un artículo de Pío Moa “11-M: Lo oculto y lo evidente” donde su autor nos remite a dos casos históricos que en los años treinta apuntan a elementos ocultos “como una conspiración masónica”. Entre ellos, Moa incluye el asesinato de Calvo Sotelo y los “vagos indicios, nuevamente, de una conspiración masónica… que abría las últimas compuertas a la guerra civil”. Lo evidente, según Moa, es que el beneficiario del 11-M es el PSOE. Cierto. Pero el medio silencio de Moa sobre lo oculto insinúa, sin ofrecer dato alguno, la posible repetición de otra presunta confabulación masónica en el 14-M.
Unos días después, en el Diálogo en Libertad Digital (28 de abril) un lector le comentaba a Federico Jiménez Losantos que el Rey de España era masón y le pregunta que si al ser el PSOE un partido claramente masónico, no estaría ahí la clave de la servidumbre del monarca ante ese partido. Jiménez Losantos no cree que ese sea el caso pero matiza: “Hay muchas clases de masonería. Nada que ver la blanca y antigua con la negra y moderna de tipo mafioso, como aquella en la que ingresó Mario Conde. Lo que sí me sorprendió, y creo que fui el único en comentarlo, fue el discurso típicamente masón de ZP. Claro que peor es el discurso chekista de Llamazares.”
El mismo Jiménez Losantos, en otra columna de opinión también para Libertad Digital (26 de mayo) titulada “¡Hay oposición! ¡Falta hace!” define la agrupación Jueces para la Democracia como “masonería judicial, quintaesencia del sectarismo”, ante la que el Partido Popular debe enfrentarse. Antes de proseguir, es necesario aclarar que no existe ninguna Masonería blanca antigua ni tampoco ninguna Masonería negra moderna, ni tampoco ninguna Masonería judicial. Estas metáforas confunden y no tienen ningún apoyo documental. No es cierto del todo tampoco que Mario Conde ingresara en la Logia P-2. Lo hizo en la Logia Concordia núm. 4 de Madrid y no precisamente por motivos políticos ni económicos. Cuando su situación jurídica se vio cuestionada públicamente, Mario Conde se retiró de la Masonería para no comprometer a sus miembros y nunca dejó allí ningún círculo que sirviera a sus intereses particulares. Cuesta comprender los comentarios de Jiménez Losantos. Cuesta también entender las razones para hablar del discurso “masón” de Zapatero y contraponerlo, además por vía negativa, al “chekista” de Llamazares. Cuesta, además, explicarse las constantes referencias en “La Mañana” de la COPE al PSOE como “partido con oropeles masónicos”, y a toda la ristra de irónicas y subliminales descalificaciones de la Masonería.
Más difusión pública tuvo el pasado 4 de mayo la tertulia radiofónica del programa “La Tarde con Cristina” en la Cadena COPE, donde se habló largo tiempo de la relación entre la Masonería y el 11-M. Dicho programa generó, sin duda, cierta inquietud entre los oyentes de dicha cadena católica y también entre los lectores de Libertad Digital. Cualquiera puede confirmarlo acercándose a algunas de las opiniones vertidas en el Foro Nacional de Libertad Digital por varios lectores y seguidores del “chat” del Foro. Que tales especulaciones calaron en un sector de la opinión pública lo confirma también el “Diálogo con César Vidal” del 4 de mayo publicado en el mismo diario, donde un lector pregunta: “Esta tarde he escuchado en una emisora a un ‘escuchante’ decir que Rubalcaba era de la misma logia masónica que el señor Miterrand el cual posee el grado 33 por lo que el señor Rubalcaba está... digamos, por debajo en el ‘escalafón’, ¿qué opinión le merece esta observación? ¿Es la teoría conspiranoica?”. Esta es la respuesta de César Vidal: “Que Mitterrand era masón es cierto y explica muchas cosas. Ignoro si Rubalcaba lo es. Si lo fuera también se comprenderían a la perfección muchas cosas y sería además para echarse a temblar.”.
Más adelante, y como muestra del interés por este tema, otro lector pregunta sobre el papel que jugó la Masonería en la II República Española y su anticlericalismo y sobre el que está jugando en la España actual. Para César Vidal: “Ya es significativo que la fuerza política que más diputados tuvo en las cortes constituyentes fuera la masonería... así nos fue”. César Vidal es un hombre culto y bien documentado, pero es visible un rechazo a la Masonería, como prueba su positiva reseña al libro demoledor contra la Masonería a cargo de Ricardo de la Cierva (publicada en La Ilustración Liberal, número 11) o su insistencia en mostrar la filiación de la Masonería española con el republicanismo anticatólico, como confirma la reciente serie de artículos sobre la Masonería en la Segunda República en las páginas de La Revista de Libertad Digital (7, 14 y 21 de mayo).
El último episodio radiofónico, de hoy mismo, es el realizado en la Cadena COPE (20 de septiembre de 2004) donde Jiménez Losantos explica cómo la juez antiterrorista Laurence le Vert informó a José Blanco a través de Margarita Robles de que iba a haber detenciones de islamistas el 13-M. Según, Jiménez Losantos era el 12 de marzo y Blanco estaba cenando con el periodista de TVE Miguel A. Sacaluga y con Alfredo Rubalcaba. Uno de los comensales propuso que fueran a celebrarlo a su casa. Jiménez Losantos comenta los detalles de aquella cena y añade datos sobre las fuentes de le Vert, casada –según el periodista- con el grado 33 de la Masonería francesa. Bueno y necesario será que se aclaren todas estas cuestiones, pero hasta entonces, el fondo de las cuestión es que estas constantes referencias a la Masonería unidas al sonsonete diario de las presuntas conspiraciones masónicas del pasado llevan a la confusión en el presente de los ciudadanos y no favorecen para nada el esclarecimiento de los hechos. Las posibles pruebas sobre la implicación de tal o cual persona en estos lamentables hechos deben ser puestas a disposición judicial.
Sin embargo, crear una etérea nube de conspiración masónica resulta tan injusto como antiliberal. El peligro de este tipo de comentarios es que dejan al ciudadano en un mar de dudas, como prueba una simple lectura de los Foros de Libertad Digital en las semanas posteriores al 11-M. Además, resultan tan injustas como las acusaciones que realizó el franquismo contra el falso mito del complot judeo-masónico que llevó al fusilamiento y muerte de miles de españoles por el hecho de ser masones.
El falso mito, en fin, que generó la vergonzosa “Ley para la represión de la masonería, comunismo y demás sociedades clandestinas” el 1 de marzo de 1940, con penas de cárcel de hasta treinta años sólo por pertenecer a la Masonería. Ese fue el falso mito que llevó al mismo General Franco a escribir en 1952, y con el pseudónimo de Joaquín Boor, todo un libro de propaganda atacando falsamente a la Masonería de ser “la traición a la patria y la amenaza de la religión católica”.
Liberales y masones compartieron y comparten el mismo ideal de la defensa de la libertad, aunque tal filiación no cayera demasiado bien en la Iglesia Católica, tan antimasónica a lo largo de su historia. Una de las grandes cuestiones cuando se habla de la Masonería en la España contemporánea es su presencia o influencia en los procesos históricos y politicos de nuestro país. No es ningún misterio que los masones intervinieron en la historia de España, en especial la que va desde mediados del siglo XIX hasta el inicio del franquismo.
Pero con errores y aciertos, con diversidad de opiniones y actuaciones, la influencia de la Masonería como institución no puede seguir siendo acusada como culpable permanente de los males de España. La realidad es que el volumen de las intervenciones en la sociedad de la Masonería española como institución no es nada comparada con otros países como Estados Unidos. Los masones españoles –con sus virtudes y defectos- se caracterizaron por ser dinamizadores de la cultura, la intelectualidad y aun la política, desde el liberal Prim a Sagasta, o desde Azaña a Martínez Barrio. Hay florecientes ciudades españolas, como Alicante, que deben buena parte de su éxito al empuje de un masón como Eleuterio Maissonave. Algunos de nuestros grandes científicos, intelectuales, pintores y poetas fueron también masons como Santiago Ramón y Cajal, Vicente Blasco Ibáñez, Antonio Machado o Joaquín Sorolla, por citar sólo a unos cuantos. Estos hombres son figuras que dan la talla y calidad humana de la Masonería española.
Sin necesidad de entrar a detallar qué es la Masonería, el lector podrá encontrar toda la información que necesite en una gran bibliografía existente sobre el tema y hasta en cualquier portal de internet, que incluye información de todas las grandes logias del mundo, incluida la de la Gran Logia de España (http://www.gle.org). No es ningún tabú, ni ningún secreto, ni ninguna confabulación.
Por eso, en el país del planeta donde más se cumple el ideario liberal, o sea en Estados Unidos, más se respeta, más se acepta y más se valora la Masonería. Basta con mirar la parte de atrás de un Dólar para encontrar símbolos masónicos. Basta con visitar la capital, Washington, para observar el diseňo arquitectónico y urbanístico, tan ligado a las líneas masónicas. Y en España la Consitución Liberal de Cádiz de 1812 tiene mucho de masónica. Pero justamente por su liberalismo y su rechazo al totalitarismo, la Masonería ha sido siempre atacada por todas las dictaduras, desde el comunismo hasta el fascismo (Stalin, Hitler, Franco, Mussolini). La Masonería tiene hoy más de cinco millones de miembros en todo el mundo aunque en España siga siendo una gran desconocida y aunque algunos historiadores y periodistas persistan en atacarla. Como nunca responde a los ataques que recibe, la Masonería es una diana fácil sobre el que echar la culpa de todo lo malo, tanto en el ámbito político, como en el religioso, el social y aun el histórico.
Entre los masones, como en cualquier otro grupo humano, incluida la Iglesia Católica, hubo y hay hombres de todo talante y pudo y puede haber quienes se equivocaron y cometieron errores. Por eso, esgrimir una conspiración masónica sobre los lamentables hechos ocurridos en España en torno al 11-M para nada ayuda al esclarecimiento de la verdad. Generar escepticismo en torno a la Masonería como sociedad es volver a la intransigencia que acabó con la vida de miles de hombres sólo por ser libres y masones. Vale la pena terminar dando unos breves datos que confirmarán al lector que la Masonería es también la diana de los ataques del terrorismo.
Sólo unas horas antes de la masacre de Madrid, dos suicidas islámicos lanzaron un atentado en el distrito de Kartal, cerca de Estambul. El atentado tuvo lugar en uno de los templos masónicos de la Gran Logia de Turquía. Las autoridades turcas afirmaron que el ataque se podría explicar por el odio radical islámico a todo lo judío y por la filiación de los ritos masónicos a los ritos judaicos y a Israel. El lector interesado puede ver tales informaciones del 10 de marzo en el periódico turco Hurriyet, en el Chicago Tribune (sección 1, pg. 3), en el USA Today (pg. 10A)... Al hilo de este dato, nadie debe olvidar el comunicado publicado por al diario londinense Al-Quds Al-Arabi el 12 de marzo donde las brigadas de Abu Hafs Al-Masri, ligadas a Al-Qaeda, reivindicaban su responsabilidad en el atentado de Madrid y también en el de Estambul. De este último, reconocían que iba dirigido contra una logia masónica judía y se lamentaban de no haber asesinado a todos los masones allí reunidos debido a un fallo técnico. En el 11-M, como antes en el 11-S, estamos ante los herederos del totalitarismo del siglo XX que son los extremistas islámicos, la Yihad islámica y organizaciones como Al-Qaeda. Así lo prueba Paul Berman en su excelente libro Terror and Liberalism.
Vale la pena tomar nota, entender que la Masonería está con la libertad y que por eso también es diana de los ataques radicales de los nuevos islamofascistas. Por eso resulta tan chocante que sean precisamente quienes más defienden el ideario liberal en Espaňa se ceben ahora con la Masonería. Como liberal, ha sido mi voluntad aclarar algo las cosas y no dar alas a la imaginación de los ciudadanos. Como católico, bien hará la Iglesia Católica en dejar la intransigencia, aceptar que la Masonería no es satanismo ni herejía y bien hará en seguir apoyando a los medios de comunicación pero dejando atrás su viejo odio y antipatía a todo lo que suene a Masonería. Como ciudadano, deseo y espero que se esclarezca lo que ocurrió realmente en torno al 11-M y que quienes son culpables sean detenidos, sea cual sea su nombre y condición. Como articulista, he querido seguir adelante con la dignidad que requiere mi visión del mundo y de la vida, aunque eso signifique que algunos no quieran volver a publicar ninguno más de mis artículos. Cosas de la vida. Fuente Masónica.
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