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domingo, 9 de agosto de 2020

FERNANDO VII y la MASONERÍA ESPAÑOLA


FERNANDO VII y la MASONERÍA ESPAÑOLA
Juan José Morales
¿Fuente Masónica?

Introducción

El reinado de Fernando VII se destaca, entre otras cosas, por la particular virulencia de su combate antimasónico. Fernando VII, como más tarde pasará con el general Franco, convirtió la represión de la Masonería en una auténtica obsesión personal. El secreto masónico, más que su carácter liberal, hizo que se convirtiera en uno de sus más temidos enemigos.

1717 es el año que suele darse para señalar el inicio de la masonería moderna. En esta fecha, cuatro logias londinenses fundaron la Gran Logia de Londres. En 1723, fueron redactadas las "Constituciones de Anderson" que contienen las primeras formulaciones de los nuevos fines de la masonería en las que se basan la mayor parte de los masones ,- los "regulares" -, todavía, hoy.

Más que de una existencia organizada y continua de la Masonería, en la España del siglo XVIII, hay que hablar de la presencia esporádica y sin mayor trascendencia de algunas logias que no tuvieron ninguna importancia ni continuidad, excepción hecha de las logias británicas situadas en Gibraltar y Menorca.[1]

El Tribunal de la Inquisición en 1738, prohibió la Masonería. Esta prohibición fue sancionada por el apoyo de la autoridad real, mediante un edicto del Rey Fernando VI, en 1751. Y mantenida por Carlos III, pese a su aureola de ilustrado. Este, siendo Rey de Nápoles, había prohibido la masonería bajo severas penas, por considerarla "gravísimo negocio o perniciosa secta para el bien de Nuestra Santa Religión y del Estado".[2]

Ninguno de los ministros de Carlos III perteneció a la Orden, ni siquiera el famoso Conde de Aranda, a quien tradicionalmente se le ha atribuido nada menos que la fundación del Gran Oriente de España.[3]

Estas prohibiciones supusieron una barrera casi infranqueable que impidió, prácticamente, el desarrollo, en nuestro país, de las ideas masónicas. La primera logia de la que se tiene noticia en España fue la fundada, el 15 de febrero de 1728, en la madrileña calle de San Bernardo, por el Duque de Wharton, con el nombre de "Las Tres Flores de Lys".[4]

La segunda logia que se creó en el continente europeo fue en Gibraltar. Se constituyó el 9 de marzo de 1729. Llevaba el nombre de "Lodge of St. John of Jerusalem". Estaba registrada con el número 51, inmediatamente después de la de Madrid, como "Gibral­tar Lodge". En 1750 algunos militares franceses e ingleses celebraron diversas reuniones masónicas en Barcelona, pero no llegaron a constituir logias regulares. En 1755, fueron denunciados ante el Tribunal de la Inquisición, un grupo de súbditos extranjeros que se reunía en Cádiz.

En 1772, unos soldados holandeses de la Guardia Walona de Su Católica Majestad el Rey de España, constituyeron una logia, en Madrid, por mediación de "La Discrète Imperiale" de Alost, dependiente del Gran Maestre Provincial de los Piases Bajos. Según los procesos inquisitoriales que se incoaron en aquella época los masones que había, en la España del siglo XVIII, eran en su mayor parte súbditos extranjeros, iniciados en sus respectivos países, que estaban sólo de paso, y que descono­cían muchas veces, incluso, la prohibición que pesaba sobre la Masonería en los territorios de la Corona Española.[5]

Napoleón propició la creación de logias masónicas en todo su imperio, utilizándolas como un instrumento político favorable a sus propios intereses. Aunque nunca perteneció a la Orden, todos los miembros de su familia se iniciaron en la Masonería, y llegaron a alcanzar puestos preeminentes. Es el caso de su hermano José, que fue proclamado rey de España, tras la invasión de las tropas francesas en 1808. Una vez instalado en Madrid, José I, y los jefes del ejército francés difundieron por todo el país las ideas de la Revolución Francesa.[6]

En 1809, a la vez que fueron suprimidas la Inquisición y algunas órdenes religiosas, nacieron diversas logias masónicas en San Sebastián, Talavera de la Reina, Barcelona, Vitoria, Madrid, Santander, Salamanca, Girona, Figueras, Santoña, Sevilla y Zaragoza. Estas logias pertenecían al Gran Oriente de Francia y estaban integradas exclusivamente por miembros del ejército napoleónico. [7]

La participación de españoles ,- la mayoría de ellos "afrancesados" -, se inició, de una manera definitiva, con la creación de siete logias madrileñas ,- entre las que sobresalieron las logias "San José" y la "Beneficencia de Josefina" - y dos logias manchegas, en Almagro y Manzanares, impulsadas por Murat y José I. Estas logias fueron el primer núcleo organizado de la Masonería, y constituyeron la Gran Logia Nacional de España.

Estos "talleres" desaparecieron a medida que las tropas francesas abandonaban el territorio español en 1813. Las primeras logias masónicas españoles basaron su actuación en la lucha contra las secuelas de la Inquisición: el fanatismo, la superstición y la ignorancia; y pusieron todo su esfuerzo en la difusión de las ideas de la Revolución Francesa, como el racionalismo y la libertad.[8]

Los españoles que se opusieron a Napoleón ,- denominados "patriotas" -, rechazaron frontalmente la Masonería. Entre ellos había liberales que coincidían con los masones en muchos de sus planteamientos ideológicos. Otros eran partidarios de mantener a España en el Antiguo Régimen, y por lo tanto eran contrarios a los ideales de libertad.

Unos y otros, rechazaron la Masonería porque la identificaban con el dominio francés. Ello produjo que mientras en la España de José I proliferaran las logias, en la gobernada por las Cortes de Cádiz se atacara a la Masonería.[9]

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