Estados Unidos: más de 34.000 muertes atribuidas al covid-19 lo fueron por infartos, envenenamientos y accidentes
Por Luys Coleto
17-11-20
Extrema manipulación de los certificados de defunción: inescrutable abismo. En España, aterrador asunto, sobornos mediante. Y les recuerdo que jamás nadie murió de covid-19. Eso sí, todo se lo atribuyeron a una inexistente enfermedad porque inexistente es el denominado Sars-Cov-2, virus aún sin aislarse, purificarse y secuenciarse. Incluso los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades yanquis (CDC) aclaran parte del pastel. Exactamente 26. 557 muertos por ataques cardiacos y 7. 919 por accidentes y envenenamientos fueron achacados a la fantasmal covid. Los CDC también acaban de revelar que los hospitales han contado a los pacientes que murieron por afecciones preexistentes muy graves como fallecimientos por la espectral covid-19.
La estafa de los contagiados, muertos y las pesadillas que nunca acaban
Muy sencillo de entender desde marzo. En todo el orbe. En los documentos, tras directriz del político (o políticos) de turno, se proporcionaban límpidas instrucciones para enumerar como causa de toda muerte al covid-19. Sin necesidad de hacer test, con el simple requerimiento, por ejemplo, de que existiese la remota posibilidad de que el fallecido hubiese estado en contacto con algún caso «diagnosticado» de coronavirus. No hace falta que les diga que diagnosticado no quiere decir testado en fraudulentos test.
Por ejemplo en España, desde marzo, se estuvieron sumando «positivos» a las cifras mediante diagnóstico clínico.
Traducción: si tienes «síntomas», aunque no te realicen un falsario test, te suben a la estadística. Todo tan «asintomático». Incluso se dieron ( y se dan) casos en los que se llamaba al teléfono habilitado para tal fin, se exponía que se tenía fiebre e, ipso facto, enviabas un formulario online para contar como «positivo». Más negocio autonómico, de paso. Y más terrorismo gubernamental. El terrorismo de los dígitos.
Estafa dentro de la gran y atroz estafa de esta operación psicológica militar de falsa bandera. Y la pesadilla solo acaba de comenzar.