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domingo, 14 de noviembre de 2021

La feroz descristianización de la Revolución francesa. Por Javier Navascues

La feroz descristianización de la Revolución francesa
 14/11/2021

A lo largo de la Historia ha habido grandes revoluciones por odio a la fe para socavar los cimientos de la cristiandad. Los cristianos han sido perseguidos con saña y crueldad. Numerosos mártires dieron su vida por defender la religión católica.

Una de las más importantes sin duda fue la Revolución francesa y la Ilustración, que intentó desterrar a Dios de la sociedad y entronizar a la diosa razón y al hombre como la medida de todas las cosas. Justamente la antítesis de la sociedad teocéntrica medieval, que fue la época de mayor esplendor de la cristiandad.

La Revolución francesa, como todo en la vida pasó, pero el veneno de sus ideas inmanentistas permanece hasta nuestros días y se entremezcla con la ponzoña de otras grandes revoluciones como la comunista o la de mayo de 68

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Javier Paredes

Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá, nos habla en profundidad del feroz ataque que supuso la Revolución Francesa a la cristiandad y sus graves consecuencias.

¿Cuál fue el caldo de cultivo en Europa en el que se fue fraguando la revolución francesa ya desde siglos atrás?

La cultura de la cristiandad representada por Santo Tomás de Aquino entiende un punto fundamental, que Dios es creador y providente. Dios ha creado al mundo, ha creado al hombre y por lo tanto el hombre es una criatura dependiente de Dios, que debe obedecer sus mandatos. Dios ha creado al hombre para que le sirva, le ame y después sea feliz con él en el Cielo. Este concepto se rompe en el siglo XVI por medio de Lutero que introduce una nueva idea frente al hombre como criatura: el hombre como ser autónomo. En su doctrina nos propone el libre examen que consiste en decir sucintamente que somos autónomos para interpretar las Escrituras, no necesitamos de ninguna autoridad eclesiástica que nos diga cómo interpretar la Palabra de Dios. Podemos prescindir del Magisterio y de la Tradición. Esto lo oyen los campesinos alemanes en 1525 y se hacen la siguiente composición de lugar: “Si nadie me puede decir a mí lo que yo tengo que hacer en materia religiosa muchísimo menos nadie me podrá decir lo que debo hacer en materia política”. Así surgen las revoluciones campesinas de 1524 y 1525.

Como Lutero necesita el apoyo de los príncipes alemanes para separarse de Roma escribe una obra que lleva por título Contra las hordas asesinas y ladronas del campesinado. Rectifica y afirma que eso del libre examen sólo es patrimonio del príncipe, no del resto de la población. Y propone exterminar como a perros a los campesinos sublevados y cómo consecuencia viene la represión del levantamiento campesino de aquellos años, que provoca entre 100.000 y 135.000 muertos en Alemania.


Así empiezan las guerras de religión en los Estados confesionales y se llega a una solución de paz en 1555, la paz de Augsburgo. Se adopta un nuevo lema: Cuius regio, eius religio, que quiere decir según sea la religión del rey, así va a ser la religión de los súbditos.

¿Cuál es la situación concreta en Francia el año de la Revolución francesa?

En 1789 en Francia reina Luis XVI y en la Iglesia Pío VI. Francia tiene en esos momentos 26 millones de habitantes, de los cuáles prácticamente todos son católicos excepto 500.00 protestantes y 40000 judíos. Los católicos se distribuyen en las 139 diócesis que tiene Francia en esos momentos. Hay 40000 parroquias atendidas por 70000 sacerdotes seculares. Hay además 30000 religiosos y 40000 religiosas. La religión católica no es una religión intimista sino una religión sacramental que precisa de los sacerdotes para confeccionar y distribuir los sacramentos. Por lo tanto, la persecución va a ir dirigida contra los sacerdotes. A cada sacerdote le toca atender a unos 360 habitantes. Hay en Francia unos 25 millones y medio de católicos practicantes, que reciben los sacramentos, cumplen con el precepto dominical y con el pascual. Es un clero con buena formación doctrinal y con buenas costumbres con respecto a lo que sucedía en épocas pasadas. Aunque es un clero que empieza a hacer ciertas concesiones que se traducen en la falta de austeridad y en la falta de piedad. Las crónicas de entonces dicen que en algunos monasterios benedictinos ya se permite tomar té y café y que incluso salen a fumar al Sena por las noches. Cuando el clero afloja en la austeridad también afloja en la piedad. Por eso luego veremos a algunos clérigos comprometidos en la destrucción de la Iglesia. La iglesia se ocupa de la atención de hospitales y sobre todo de la enseñanza.

La situación del clero en Francia está regida por la Alianza del Trono y el Altar…

Así es, pero ello no quiere decir que se confundan el ámbito secular y el ámbito eclesiástico. En este ambiente quien domina la opinión pública son los enciclopedistas. Diderot escribe una novela de gran difusión en Francia titulada La religiosa. Afirma que en los conventos las religiosas están a la fuerza. Incluso en esta novela acusa a los mismos padres de encerrar a sus hijas en el monasterio, cosa a todas luces falsa. Lo que ocurre es justo lo contrario que suelen los padres los que impiden la entrada en el convento de sus hijas. Además, se empiezan a difundir una serie de ideas que podemos encontrar en los cuadernos de quejas del clero de Paris. Aquí vemos que Francia escribe la revolución antes de hacerla. En los cuadernos de quejas hay ya ideas inspiradas por sociedades y logias masónicas. En el cuaderno de quejas del Chalet de Santón una de las cosas que se piden es que todos los clérigos se casen. Se escribe textualmente: “la ternura de sus esposas despertaría la sensibilidad de sus corazones, la gratitud y compasión propias de la naturaleza humana y que se han visto sofocados en los votos de castidad y obediencia en casi todos que los han pronunciado”.


Otra de las ideas que empiezan a surgir en esta época es lo que se conoce con el nombre de richerismo. Edmund Richer decía que, si bien los obispos descienden de los apóstoles, los sacerdotes son los descendientes de esos 72 discípulos que Cristo mandó a predicar por todo el mundo. Por lo tanto, tienen tanta autoridad los sacerdotes como los obispos. En el fondo lo que dice Richer es que la autoridad de los obispos frente a una reunión de sacerdotes queda diluida.

Otra cosa que se difunde entonces son las ideas galicanas que vienen a decir que la reunión de los obispos de una nación, concretamente de Francia, tiene tanta autoridad o más que la que tiene el Papa. De manera que así es como se llega a los Estados Generales donde queda diluido el poder de los obispos porque el estamento clerical entre sus diputados tiene 208 sacerdotes y sólo 47 obispos.

La fase siguiente es decretar que no se va a discutir por estamentos sino de manera individual (Juramento del Juego de Pelota 20-6-1789). Los Estados Generales el 30 de junio de 1789 quedan convertidos en Asamblea Nacional que se proponen dar a Francia una Constitución. Es decir, no nos sirven las leyes anteriores y se crea una Constitución. Esto va a afectar a la estructura de Francia, que como hemos dicho era la alianza del Trono y el Altar.

¿Cuándo empiezan a menoscabar de forma explícita los derechos de la Iglesia?

Mientras se redacta esta Constitución salen decretos importantes como fue la abolición del régimen feudal, de los derechos de los señores. Esto va a afectar a la Iglesia porque suprimidos los derechos feudales también se suprimen los diezmos. Uno de los nobles, hijo de Emile du Châtelet, famosa por ser matemática física y sobre todo por ser la querida de Voltaire, al quitarle los derechos de caza decide prohibir los diezmos, que era la contribución que los fieles daban a la Iglesia. De esta manera le quitabas a la Iglesia un recurso para poder vivir y afrontar sus necesidades.

Talleyrand

Un obispo, Charles de Talleyrand dice que la Iglesia tiene muchas riquezas y que tiene que darlas al Estado para que éste las administre. Isaac Le Chapelier argumenta que no se le quitan los bienes a la Iglesia, sino que se recuperan porque la Iglesia no es dueña sino depositaria. A partir de ahora el depositario va a cambiar y es el Estado el que va atender a los pobres en sus necesidades.

Charles de Talleyrand, que no tuvo nunca vocación, deja el obispado y se convierte en uno de los políticos más importantes. Se acabó casando con Catherine Grand obligado por Napoleón. La feliz pareja se instala en el castillo de Valençay, donde abunda el lujo.

Talleyrand va a ejercer como obispo en la Fiesta de la Federación, que es una fiesta importante en este proceso de descristianización. Va a hacer la penúltima ceremonia como clérigo. Celebra en los Campos de Marte ante más de 100.000 franceses una Misa. Pero la Misa se celebra ya en el altar de la Patria. Vamos viendo como el Estado se va apropiando de la Liturgia católica y ahí es donde todos prestan el juramento a la nación. El siguiente paso es la prohibición de emitir votos solemnes a las órdenes contemplativas que no tienen utilidad social. Las que se dedican a la enseñanza y hospitales tienen votos simples y a estas de momento se les tolera hasta que Le Chapelier dicta una orden de la supresión de los gremios.

De los conventos masculinos es donde salen más religiosos. De los conventos femeninos apenas hay defecciones, se cuentan con los dedos de una mano. Una de las que sale es la Hna Providencia, Margarit Hébert. Acabará casándose con el personaje más anticlerical y más radical de la revolución francesa Jacques-René Hébert, fundador de un periódico “Le Père Duchesne”. Este diario va a contribuir a transmitir ideas anti religiosas y va a contribuir a la persecución y las matanzas de los sacerdotes.

Perseguidas las órdenes religiosas nos quedaba el clero secular, el clero de las parroquias y eso se hace mediante la Constitución Civil del Clero, que convierte al clero secular en funcionarios. De manera que ahora los obispos los van a elegir las asambleas parroquiales sin que el Papa pueda decidir nada. El Santo Padre declara como cismática esta Constitución. El problema es que se obliga al clero a jurarla. Todos los sacerdotes deben jurar y acatar esta constitución.

Hay una división entre el clero juramentado y el clero refractario…

Sí, pero de todos los obispos que había en Francia sólo juran esta constitución 7 obispos y de ellos sólo 4 tienen una diócesis en propiedad.

Las cosas en Francia se complican en 1792 porque tiene lugar el asalto a las Tullerías y la proclamación del fin de la Monarquía y el principio de la República con Luis XVI en la prisión del Temple. Del 2 al 5 se producen las matanzas de septiembre. Masacran a la Guardia Suiza que custodia el Palacio y exterminan a unas 1300 personas de las cárceles de París, donde había muchos sacerdotes que no habían querido jurar la Constitución. Uno de los crímenes más conocidos fue el de una alta aristócrata, que estaba en la cárcel. Va a ser violada, descuartizada e incluso tienen el mal gusto de cortarle la cabeza, llevarla a un peluquero, clavarla en la pica y llevársela a María Antonieta de la que era muy amiga. Todo esto bajo el lema de Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Otro de los puntos clave en el proceso de descristianización de Francia es la introducción de la ley del divorcio y la laicización del Estado. A partir de ahora tendrán que dejar de llevar los registros de bautismo y de matrimonio. Los curas juramentados sólo podrán dar la bendición después de que se casen en el Ayuntamiento. Eso quiere decir que los sacerdotes juramentados están obligados a bendecir gente que se haya divorciado o incluso sacerdotes ya casados.

Es un ataque continuo a los principios. Ya no tenemos órdenes religiosas, ya tenemos un clero cismático y condenado por el Papa que depende del Estado. La sociedad civil tiene descristianizada la familia por la ley del divorcio.


Esto va a provocar una reacción en la región de la Vendée…

Así es. Esta región se levanta en armas durante siete años. No es sólo una sublevación política, sino que luchan al grito de viva el Rey y los buenos sacerdotes, es decir en defensa de los curas que no han jurado la Constitución.

La represión contra esa zona que se levantó en defensa de la religión fue feroz. Una de las represiones más famosa es la que se conoce como los matrimonios republicanos que consistía en atar desnudos a un hombre y a una mujer y ahogarlos en el río Loira. A veces incluso el hombre era un sacerdote o religioso. Luis XVI y su esposa van a ser guillotinados.

Eliminados todos los sacerdotes fieles queda la posibilidad de crear una nueva religión una vez que José Fouché da la orden de arrasar los templos…

En esta nueva religión se da culto a diosa razón, que va a estar representada por madeimoselle Maillard, una bailarina de la ópera y de los prostíbulos que tenían los altos jerarcas y aristócratas de la Corte.

La diosa razón, encarnada esta bailarina, es entronizada en la catedral de Notre Dame. La propia Maillard mientras es paseada en andas pisotea un crucifijo por lo que acentúa todavía más el carácter blasfemo y sacrílego del acto. Ante esta situación a los católicos franceses no les queda más que entregarse a un culto de catacumbas. Las Misas se celebran a escondidas en los bosques y donde se puede.

Otro elemento importante para descristianizar la sociedad es la incautación del tiempo. A partir de ahora él tiempo no tendrá como referencia el nacimiento de Cristo, plenitud de los tiempos, sino la proclamación de la República. 1792 pasa a ser el año 1 cuando se proclama la República. Los nombres de los meses empiezan a adoptar elementos de la naturaleza. Los meses van a tener 30 días, pero no 4 semanas sino 3 décadas y la fiesta es el último día de la década. Lo hacen para hacer desaparecer el domingo, que deja de ser festivo. Cada día deja de estar dedicado a un santo y se dedican a un producto del campo o a un mineral. No es nada inocente, pues el 24 de diciembre es el día del azufre y el día 25, que es el día de la Natividad del Señor, es el día del perro.

Ya han suprimido a Dios por completo de la sociedad, pero ven necesario que el pueblo conserve cierta idea vaga de lo trascendente.

Robespierre ve que el ateísmo no les lleva a ningún sitio, que provoca desorden social y descontrola la sociedad y crea la fiesta del ser supremo. Dios pasa a ser un aglutinante social y se decreta que a partir de ahora los franceses crean en dos cosas: en la existencia del ser supremo y en la inmortalidad del alma. En la fiesta del ser supremo Robespierre quema una estatua de cartón que representa el ateísmo.

Finalmente, cuando acaba la época del terror viene una época más tranquila, pero igualmente con persecución, es la época del Directorio. Los sacerdotes que no obedezcan esta religión del Estado van a ser deportados a la Guayana.

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