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jueves, 11 de noviembre de 2021

¿Renovación o ruptura?: Concilio Vaticano II. Por Daniel Iglesias Grèzes

¿Renovación o ruptura?
Reflexiones en torno al Concilio Vaticano II 

Esta obra reúne un conjunto de escritos que giran en torno al Concilio Vaticano II y la crisis postconciliar de la Iglesia Católica. Acerca de esos temas existen hoy entre los católicos tres posiciones básicas: 
  • 1) la postura progresista radical, basada en la "hermenéutica de la discontinuidad", que ve al Concilio Vaticano II como una ruptura con la Iglesia preconciliar y la Tradición eclesial y considera esa supuesta ruptura como algo bueno y necesario; 
  • 2) la postura tradicionalista radical, que también sostiene que el Concilio Vaticano II rompió con la Tradición eclesial, pero considera esa supuesta ruptura como algo malo y condenable; y 
  • 3) la postura católica ortodoxa, que, con base en la indefectibilidad de la Iglesia, en principio se adhiere a las enseñanzas doctrinales del último Concilio y acepta sus disposiciones pastorales, interpretando el Concilio a la luz de la Biblia y la Tradición mediante una "hermenéutica de la continuidad", que ve a la Iglesia como un único sujeto social que se desarrolla y reforma sin corromperse esencialmente.
Creo que esta tercera posición es, no sólo la verdadera, sino la única legítima para un católico. ¿Renovación o ruptura? parte de esa premisa básica. Por lo tanto, al considerar la crisis postconciliar de la Iglesia Católica, descarto la posición de quienes la atribuyen fundamentalmente al Concilio Vaticano II y abogan por un rechazo de ese Concilio como el camino para salir de la crisis. Sin negar que los progresistas radicales que causaron la crisis postconciliar influyeran en el Concilio mismo, niego que hayan separado al Concilio de la ortodoxia católica. 

Obviamente hay algunos puntos del Concilio que ameritarían profundizaciones, matizaciones o aclaraciones, pero eso ha ocurrido siempre en la historia de la Iglesia. Por ejemplo, la doctrina cristológica y trinitaria del primer Concilio Ecuménico (el de Nicea, en el año 325) necesitó los complementos y aclaraciones de los cinco Concilios Ecuménicos siguientes. 

Opino pues que la crisis postconciliar no fue causada por el Concilio Vaticano II sino por malas aplicaciones de la reforma delineada por el Concilio. Para superar la crisis debemos volver a la auténtica doctrina conciliar, hoy bastante olvidada, y leerla en el contexto de toda la doctrina católica bíblica y tradicional. El Vaticano II no es un nuevo súper-dogma que deroga todo lo anterior.