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domingo, 1 de julio de 2012

Servicio de Espionaje de la Iglesia de la Cienciología (441)

Servicio secreto de la Cienciología 
"espia a sus opositores"
(27 mayo 2012)

¿Por qué una comunidad que dice ser religiosa necesita tener agentes de inteligencia? De Europa a los Estados Unidos, un equipo de televisión ha realizado una investigación especial sobre una de las estructuras más misteriosas de la Iglesia de la Cienciología. El resultado ha sido el documental “OSA: Les espions de la scientologie” (Alemania, 2012), emitido hace unos días en el canal televisivo Arte TV. Ofrecemos en español un resumen de lo tratado, y una entrevista a su director, gracias a la labor del equipo de traductores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Nota: “casualmente", el documental no puede verse en el enlace anterior. La web de Arte TV no lo ofrece. Pero pueden verlo en este enlace, por ahora.

OSA: los espías de la Cienciología

La organización OSA (Oficina de Asuntos Especiales) tiene ante todo la misión de hacer frente a los abogados, juristas, políticos, medios de comunicación, antiguos adeptos… que tratan de denunciar las acciones de los cienciólogos. Para hacerlo, la secta no se detiene ante nada: operaciones de comunicación, infiltración en ciertas instituciones e instancias públicas, actos de sabotaje, campañas de difamación e intimidación, etc.

Los críticos de la Cienciología a menudo se sienten espiados y directamente amenazados. Sin embargo, la secta dice que la OSA es un simple servicio de prensa y de asuntos jurídicos que sólo recoge información jurídica sobre los críticos y los adeptos renegados.

Red nebulosa

El sistema de vigilancia que se creó tiene similitudes con el de la Stasi en la antigua RDA, según el ex ministro-presidente de Baviera, Günther Beckstein. En 2010, la secta atravesó una grave crisis con la salida de varios de sus dirigentes, incluyendo uno que fue mucho tiempo el líder de la OSA. Su testimonio y el de otros responsables del más alto nivel han hecho posible descubrir los mecanismos de la organización.
Estos ex miembros atacan abiertamente al actual líder de la Cienciología, David Miscavige, acusándolo de asalto y abuso contra ellos. Considerada como una secta extremista en varios países europeos, la Cienciología está estrechamente vigilada por las autoridades públicas.

Pero el público en general desconoce que la secta ha construido su propia estructura de información, y algunos agentes han sido condenados por espionaje, robo, coacción y otros delitos debidamente comprobados. ¿Quiénes son realmente los colaboradores de la OSA? ¿Qué redes de apoyo tienen? Durante su investigación, los realizadores del documental han descubierto sorprendentes vínculos entre la OSA y los responsables políticos que tienen su base en Washington, en especial el Ministerio de Asuntos Exteriores.

En 1954, Lafayette Ronald Hubbard, autor de libros de ciencia ficción, crea la “Iglesia de la Cienciología". Desde 1986, es David Miscavige quien la dirige. Cienciología se define como “una religión redentora”, que pretende “liberar el espíritu” (Dianética). Los “thetans operantes” son capaces de tomar el control de su entorno. De acuerdo con el Servicio de Inteligencia alemán, hay unos 5.000 cienciólogos en el país, y cerca de 130.000 en todo el mundo.

El primer servicio de Inteligencia de la Cienciología, la “Guardian Office", se estableció en 1966. A la cabeza del mismo estaba nada menos que Mary Sue Hubbard, la tercera esposa de L. Ron Hubbard. En 1979, después del caso “Snow White” –el mayor escándalo de espionaje que implicó a la Cienciología–, Mary Sue Hubbard fue condenada por la justicia. En 1983, la “Oficina del Guardián” pasó a llamarse “Oficina de Asuntos Especiales” (OSA). Su sede se encuentra en Los Ángeles; su central alemana, en Munich.

Entrevista: el ojo de la Cienciología

Espontáneamente, asociamos la Cienciología con Tom Cruise. Pero pocas personas saben de la existencia de la “Oficina de Asuntos Especiales".

Entrevista con Markus Thoess, que hizo una investigación documental sobre la OSA (Oficina de Asuntos Especiales), el mayor servicio de inteligencia privado en el mundo.

La “Oficina de Asuntos Especiales” es el servicio de inteligencia de la Cienciología. La OSA no sólo centra sus actividades en los antiguos miembros de la secta, los que la critican, sino también en los gobiernos y sus actividades. Oficialmente, la OSA es un departamento encargado de las relaciones públicas y asuntos legales. Pero también existe un departamento dedicado a las investigaciones, la “Sección de Investigaciones". ¿Por qué un cuerpo que se define como una comunidad religiosa necesita servicios de inteligencia? El director y camarógrafo Markus Thoess y el autor Frank Nordhausen han querido saber más.

Markus Thoess: nacido en 1967 en Berlín, se formó como ayudante de cámara. Desde 1990 es un cámara independiente y autor de numerosos documentales de investigación. Actualmente está trabajando en un proyecto de libro dedicado al antiguo espía de la Alemania del Este Huseyin Yildirim.

-¿Cuál es el tamaño de la OSA?
- Nadie lo sabe con precisión. En los EE.UU., la OSA probablemente no llega a un centenar de integrantes, pero puede ser apoyada por cualquier miembro de la Cienciología. En nuestro documental, algunos entrevistados comparan la OSA con la Stasi, la ex policía secreta de la Alemania del Este. Marc Headley, un antiguo miembro importante de la Cienciología, nos dijo que la OSA gastaba 100.000 dólares cada semana.


- ¿La OSA es oficialmente un servicio de inteligencia?
- Los cienciólogos no niegan la existencia de una "Sección de Investigaciones", un departamento dedicado a las investigaciones, pero afirman que no se lleva a cabo ninguna acción ilegal. Esta opinión no es compartida por mí y muchos otros. Muchas de sus actividades parecen ser particularmente sospechosas.

- ¿Por ejemplo?
- Cienciología está controlando a ciertas personas las 24 horas del día, según lo informado por Ingo Heinemann. Ya en la década de los 70, siendo abogado de una asociación de protección del consumidor, emprendió acciones legales contra la Cienciología. Como parte de sus investigaciones, la fiscalía alemana cayó en la cuenta de instrucciones precisas formuladas por la OSA.

- ¿Qué tipo de instrucciones?
- Determinar, por ejemplo, lo que motivaba las actividades del señor Heinemann, o quién financiaba sus actividades. Y estas instrucciones detallaban cómo hacerlo, por ejemplo, buscando en su basura.

- Cienciología se considera una religión. ¿Por qué una iglesia necesita tales informaciones?
- Esta pregunta realmente es importante. Personalmente, no creo que la Cienciología sea una religión. Creo que es una empresa que actúa como otras muchas sociedades hoy en día: recluta a personas, se las “apropia” y hace que lleguen a la dependencia. La promesa: un mundo mejor, sin delincuencia.

- En los Estados Unidos, la Cienciología está reconocida como “de utilidad pública” y, por tanto, exenta de impuestos. ¿Se beneficia de la condición de religión, como se afirma a menudo?
- No, el Gobierno de los EE.UU. no reconoce ninguna religión. La exención fiscal obtenida en 1993 es una gran victoria, tal vez incluso la mayor de la OSA. La carta enviada por las autoridades fiscales a la Cienciología se refiere al concepto de interés público y también se mencionan las razones religiosas. Después, los cienciólogos van con esa carta por delante y afirman: “Nuestra situación ha sido reconocida en los Estados Unidos. Así que usted debe hacer lo mismo".



- En Alemania, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, el órgano equivalente a la DCRI (Inteligencia francesa), ha puesto bajo observación a la secta. ¿Por qué no la ha prohibido?
- Por un lado, las actividades de inteligencia alemanas están principalmente estructuradas por Estados (Länder), y actúan independientemente unos de otros. Por otro lado, la Cienciología muestra una organización compleja. La propia Iglesia, la “Organización Internacional de los cienciólogos", y otras muchas ramas u organizaciones como “Narconon” o “Criminon". Por tanto, es difícil prohibir la Cienciología. Citaré dos ejemplos: en 2011, Rusia encontró que la literatura de la Cienciología tenía carácter extremista. En 1997, el Tribunal de Apelación de Atenas confirmó una sentencia que ordena la disolución de la oficina de la Cienciología en la capital griega. Dicho esto, los países no deberían prohibir una organización única, sino una veintena de sub-organizaciones que pueden servir como conductos para la continuidad del negocio.

- ¿Qué peligro representa la OSA realmente?
- Cienciología es un Estado dentro del Estado, con su propia brigada contra el vicio, una estructura financiera propia, un servicio de inteligencia, un sistema sanitario propio, y lo mismo en cuanto al sistema de castigos. De todos los grupos observados por la Inteligencia alemana, la Cienciología es probablemente uno de los más peligrosos. No sé de ninguna otra comunidad religiosa que impulse a los consulados de los EE.UU. para actuar en su nombre en el extranjero.

- ¿Es decir?
- Los responsables políticos alemanes de alto rango, de todos los partidos, nos confirmaron que en repetidas ocasiones recibieron la visita y fueron sometidos a cierta presión política de los Estados Unidos cuando actuaron en contra de los intereses de la Cienciología. A veces se les llamó a los políticos alemanes al consulado. El origen de la presión política: un montón de dinero y “caras” conocidas, dos elementos sin los cuales ningún político puede llegar a algún lugar en los EE.UU., y de los que dispone la Cienciología.

- Usted ha entrevistado a Mike Rinder, ex jefe de la OSA, hoy “cienciólogo independiente”, (fuera del grupo). ¿Considera que sus declaraciones son creíbles?
- Creo que es totalmente creíble cuando habla del líder de la Cienciología, David Miscavige, o del cabildeo político que llevan a cabo. Creo que es mucho menos creíble cuando habla de sí mismo. Mike Rinder fue responsable de casi todas las grandes operaciones de la OSA hasta su salida de Cienciología en 2007. Desde luego, sabe mucho más de lo que revela.

- ¿Qué experiencia ha tenido con la OSA en su rodaje en los EE.UU.?
- Hemos sido observados, fotografiados y grabados en video durante todo el rodaje. Los cienciólogos siempre sabían exactamente dónde estábamos. Cuando fuimos a Clearwater, Florida –la fortaleza de la Cienciología– todas las ventanas estaban bloqueadas para impedir que pudiéramos filmar el interior del edificio. Marc Headley, ex-cienciólogo, me dijo que la OSA se puso en contacto con agencias de viajes.

- ¿Le han amenazado personalmente?
- Hubo un incidente específico en una gasolinera en Hamburgo. En aquel momento me sentí amenazado. Evocamos esta escena en el documental.

- ¿Ha estado en contacto con la Cienciología?
- En repetidas ocasiones hemos buscado contactos en diferentes países para llevar a cabo una entrevista de televisión. Todo lo que conseguimos fue una breve declaración de la portavoz de la Cienciología en Francia y su homólogo alemán, Jürg Stettler, cuando nos reunimos con él en la calle. Pero cuando les planteas veinte preguntas, recibes por lo menos otras tantas a cambio. El señor Stettler, por supuesto, ha proporcionado algunas respuestas por escrito, pero nunca delante de nuestras cámaras. No llego a entender que una organización como la Cienciología no sea capaz de conceder una entrevista normal.

- ¿Ha podido mostrar toda su película?
- Esta película no habría sido posible sin la valentía de los canales asociados y la compañía de producción, e incluso el resultado es un compromiso. La ley alemana sobre la libertad de prensa es muy estricta y también protege a los cienciólogos.

- ¿Qué acontecimiento le marcó más?
- He hecho películas sobre otras comunidades religiosas. Particularmente, he estado en el Kurdistán para un documental sobre los asesinatos de honor. Pero nunca me han seguido durante horas, incluso fotografiado y asaltado. Ha sido la única vez. Y no soy el primero a quien sucede.


Fuente: 
Canal Arte TV, Ex Scientologist Message Board 


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Cienciología entra en el diccionario
Blog Acción Digital
Luis Santamaría
(1 julio 2012)


La Real Academia Española (RAE) acaba de publicar en Internet la quinta actualización virtual de su Diccionario y, como siempre, las novedades dan mucho que hablar. Esta vez son 1.697 modificaciones (sumando cambios, adiciones y supresiones), que no son muchas si observamos lo que supone una nueva edición en papel –actualmente usamos la vigésimo segunda, del año 2001–, con miles de variaciones. Un elemento ciertamente polémico ha sido la inclusión del factor homosexual en la acepción de “matrimonio”, y a esto habría que añadir neologismos de todo tipo –algunos bastante vulgares– en campos como la sexualidad, la tecnología, la política… y todo lo que sea tema presente en los medios de comunicación y, por lo tanto, también en las conversaciones de la gente. Los responsables de la RAE suelen defenderse diciendo que no se trata de un libro canónico, sino de un elenco variable de una realidad viva que es la lengua de un pueblo –en este caso, de muchos pueblos hispanoparlantes– o, con sus mismas palabras, que los diccionarios “son una obra viva que se esfuerza en reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado”.

Algo que me ha llamado la atención, en el mismo momento en que vi la lista de cambios más destacados que publicó el diario ABC en su versión digital, es la inclusión de tres términos. En concreto, un sustantivo y dos adjetivos, que son “cienciología”, “cienciológico-ca” y “cienciólogo-ga”. Tal como los he escrito ahora mismo, el corrector automático del procesador de textos me los subraya en rojo como erróneos. Claro que la palabra fundamental es la primera, ya que los adjetivos califican a lo relativo o perteneciente a la Cienciología (así, con mayúscula, no me riñe el ordenador, pero creo que es porque lo añadí yo alguna vez, harto de que me propusiera la alternativa “Cinesiología”), y a la persona que la profesa, respectivamente. Y la aportación del sustantivo femenino “cienciología” incluye tanto la etimología como la acepción. El Diccionario nos aclara que está “adapt. del ingl. Scientology, y este del lat. scientĭa ‘conocimiento’ y el ingl. -logy ‘-logía’”. Y la definición es la siguiente: “movimiento religioso de origen estadounidense que pretende promover el conocimiento introspectivo mediante ciertas técnicas”.



Primera cosa que me sorprende: la “reducción” de un nombre propio a común mediante el paso de la mayúscula a una minúscula inicial. Al tratarse de una agrupación bien concreta, con su fundador, sus doctrinas, sus ritos y prácticas, sus sedes y todo lo demás que haga falta, me extraña esa minúscula que se refiere al movimiento de forma genérica. Haciendo una comparación en el mismo diccionario, y sin salirnos del campo de la nueva religiosidad, me encuentro con el término “mormonismo”, pero no con una entrada que hable de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (su denominación oficial), que ya saltaría al ámbito de lo enciclopédico. ¿Por qué, pues, esa inclusión de la Iglesia de la Cienciología de esta forma? Además, hay que tener en cuenta que actualmente, al menos en España, la secta usa una nueva denominación oficial, consistente en no traducir el término registrado: “Iglesia de Scientology”.

Siguiente cuestión a tener en cuenta: ¿qué criterios se han tenido en cuenta a la hora de incluir estos tres neologismos? El único que se me ocurre es la presencia incesante de este movimiento en los medios de comunicación, sobre todo gracias a la pertenencia de algunos famosos norteamericanos. Porque si miramos a la geografía española, y también si ampliamos nuestra perspectiva a los 22 países cuyas Academias lingüísticas participan en la redacción del Diccionario oficial, la Iglesia de la Cienciología no agrupa a demasiados adeptos, a pesar de todo el ruido mediático que puedan hacer y de la presencia propagandística que puedan tener. Y se me ocurre otra comparación: si un curioso no ha oído hablar de los testigos de Jehová y efectúa una consulta, al no encontrar el término “jehovismo” u otro parecido, ya que apenas se usa, podrá buscar por separado ambas palabras. Y, como mucho, podrá hacerse esta composición mental: un testigo de Jehová es “una persona que da testimonio de algo” y ese algo es, en este caso, el“nombre de Dios en la lengua hebrea”.

Algunos cienciólogos ya se han hecho eco de algo que pueden utilizar con mucho valor propagandístico de reconocimiento –aunque, como ya hemos visto, el Diccionario sólo pretende recoger el uso lingüístico de la población–. Algo parecido a lo que han hecho algunos representantes del colectivo homosexual militante, tal como leemos en el diario El País, con expresiones como “Estamos muy contentos”, “¡Ya era hora!” o “Es un avance legal”. La web oficial de la Cienciología titula así la noticia: “Cienciología, un movimiento religioso según la Real Academia Española de la Lengua”. Como un argumento de autoridad, y con una captura de pantalla de ordenador para que se vea que es verdad, por si acaso. A lo mejor querrían que en el Diccionario de la RAE se hubiera puesto directamente una de sus definiciones, que también leemos en sus páginas de Internet: “Scientology es una religión en su significado más elevado, ya que ayuda a entregarle al hombre la verdad y libertad totales”. Pero ya sería demasiado.

El regocijo cienciológico no se queda entre nosotros, sino que sale fuera de las fronteras del mundo hispanohablante. Un ejemplo no muy lejano es el de Eric Roux, que se presenta como ministro de culto de la Iglesia de la Cienciología y que aparece en su blog vestido con clergyman. Algo que, según la RAE, podríamos llamar “alzacuello”, y que es una prenda “propia del traje eclesiástico”, lo que nos da una idea de todos los medios que emplea la secta estadounidense para dotarse de elementos que le den legitimidad religiosa en Occidente, tanto en el contenido como en las formas. Y la inclusión en un Diccionario tan destacado tiene su importancia en esta estrategia de imagen pública aunque, como ellos mismos dejan claro, “no es el primer diccionario a nivel internacional que incluye la palabra Cienciología y cienciólogo entre aquellas definidas”.

No podemos olvidar el contexto en el que se ha dado este paso. Hace casi cinco años, en 2007, la“Iglesia de Scientology”, fundada por L. Ronald Hubbard en 1952, fue incluida en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia tras el amparo concedido por el Tribunal Constitucional. Se culminaba así un largo proceso de lucha jurídica para obtener este reconocimiento, fundamental para los cienciólogos. El paso siguiente fue la solicitud del notorio arraigo, una consideración aún mayor por parte del Estado español, que les daría acceso a acuerdos de cooperación con la Administración, según la vigente Ley Orgánica de Libertad Religiosa. En lo legislativo, veremos lo que pasa. En lo lingüístico, ya se ha reconocido “oficialmente” la terminología principal de la secta.

Y esto tiene una capital importancia mirando al ámbito de influencia del Diccionario de la RAE, una obra monumental en la que intervienen 22 naciones, como hemos dicho antes. Lugares en los que la Cienciología tiene una presencia diversa y un reconocimiento dispar. Un país en el que la situación de esta organización ha salido con frecuencia en los medios de comunicación –junto con una dosis relevante de polémicas por sus intentos de infiltración sectaria– es México, donde la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación no considera confesión religiosa a la Cienciología. Cabe esperar que en lugares y casos como éste, el movimiento fundado por Hubbard pueda esgrimir como un argumento más “a su favor” la inclusión en el Diccionario de la RAE y mostrar una captura de pantalla a la espera de poder contar con una 23ª edición en papel que les sirva para presentar ante los organismos correspondientes.

Su presidente en España ya se ha encargado en algunas ocasiones de citar este libro de referencia para decir que el término “secta” no tiene nada de peyorativo. Ahora, además, podrán decir, siguiendo el mismo Diccionario, que no son otra cosa que un “movimiento religioso”. Nos queda como consuelo que ni el término “Iglesia” ni las prendas clericales que emplean aparecen en la definición. Y que, como todo el mundo sabe, la RAE no es infalible ni –menos mal– legislativa, aunque retrate en gran medida a una sociedad por lo que dice y escribe.

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