InfoCatólica-Eleuterio Fernández Guzmán (12/3/2014): Es bastante probable, que si a un católico medio le preguntamos qué es eso de la New Age (Nueva Era) no sepa a qué nos estamos refiriendo. Pero si le mencionamos realidades como el Reiki, la homeopatia, el yoga y divertimentos tan poco edificantes como la quiromancia es hasta posible que los conozca y, para su desgracia, demasiado bien…
Y es que la New Age es una realidad gigantesca que, por sus mismas dimensiones, pudiera parecer que no existe. Y tal es así porque ha llegado a adueñarse de demasiadas realidades y, como hace el Maligno, procura que pensemos que no existe. Poco a poco está debilitando la fe católica y consiguiendo, para sus huestes, las almas de muchos que creen haber descubierto, en sus manifestaciones, algún tipo de maná eterno.
Pues eso es lo que ha estudiado el P. Gonzalo Len y ha llegado a una serie de conclusiones que muestra en este libro y que ha subtitulado, acertadamente, “El desafío” pues nadie crea que la New Age es algo que no causa daño a la fe católica pues, al contrario, es una verdadera afrenta a la fe común de los discípulos de Cristo.
Y, para acabar de redonder el libro está prologado por Monseñor Raúl Berzosa, a la sazón Obispo de Ciudad Rodrigo y autoridad internacional en el campo de la New Age.
El libro está estructurado en 3 partes que abarcan este fenónemo desde el punto de vista de su propia existencia, de lo que supone para la fe católica y, por último (y muy relacionada con la segunda parte) lo que, en realidad es la New Age: un desafío en el ámbito de la Nueva Evangelización.
Es bien cierto que la New Age se conoce diversas formas. Así, por ejemplo, “Era de Acuario”, “Espiritualidad alternativa”, “Nuevo Pensamiento” o, también “Holística” (cf. p. 27). En realidad, como bien dice el autor del libro, resulta difícil definir qué es, exactamente. Sin embargo, sí responde, todo esto, a una serie de fundamentos como son, por ejemplo, plantear un conocimiento alternativo (gnosis, hermetismo, p. 86 ss) o una espiritualidad alternativa (el recurso a Oriente, p. 91 ss). El caso es que la New Age hace uso de conceptos, también alternativos, como meditación, energía cósmica y apoya, explícitamente, la reencarnación (nada extraño si, como hemos dicho arriba recurre a la espiritualidad oriental aunque el sentido de la misma en la New Age no sea negativo como en el hinduismo sino positivo o de progreso espiritual) y se apoya, más que nada, en un indisimulado relativismo (cf. p. 74) moral y también doctrinal.
Si todo lo hasta aquí apenas dicho tuviera una realidad propia que en nada afectara a nada no se trataría más que de un movimiento más de los muchos que ha habido a lo largo de la historia del pensamiento. Sin embargo, como muy bien demuestra el autor del libro todo este entramado tiene mucho que decir contra la Iglesia católica y la fe que la sostiene.
En realidad ¿qué es la New Age?
Dice el autor del libro que (p.124) “en términos cristianos la New Age es una variante moderna del pelagianismo” y, por eso mismo es tan peligrosa para el católico. El caso es que con su multitud de expresiones nos encontramos con una especie de “supermercado espiritual“ (p.129) donde cada cual puede escoger lo que mejor le viene. Y tal forma de comportamiento no es la mejor, precisamente, para quien ha de tener unos principios firmes y bien asentados.
Así, aspectos como las terapias alternativas (p. 131), la energía cósmica (p. 132) o la reencarnación (p.134) procuran captar adeptos entre los desprevenidos creyentes católicos que creen encontrarse con algo que tiene apariencia de religioso pero que, en verdad, no es más que una realidad vacía que siempre deja tal hueco en el corazón de quien se acerca a ella.
Por eso dice el P. Gonzalo Len que “lejos de ser la respuesta, termina siendo una quimera frente a los auténticos requerimientos del hombre de nuestro tiempo” (p. 138).
Por tanto, la New Age (Nueva Era) supone todo un desafío que la Iglesia católica tiene que enfrentar y que diría muy poco de ella (de sus fieles y sus pastores) si se quedara mirando el espectáculo sin hacer nada.
Según todo lo hasta aquí dicho, si bien la New Age pudiera parecer, que lo es, algo insustancial no es algo que no esté dejando huella entre los fieles católicos. Es más, “no debe ser considerada como una moda pasajera y fugaz” (p. 143) pues esta forma de ver las cosas “ha sintonizado con anhelos muy profundos en el corazón humano y está ilusionando con algo” (p. 143).
Por eso supone un gran desafío para la Iglesia fundada por Jesucristo. Y lo es porque, como dice el autor del libro:
-”La New Age es la propuesta de una cosmovisión o ‘forma mentis’ que indispone para la fe” (p. 154)
-”La New Age es transmitida por personas y se plasma en la cultura” (p. 157)
-”La New Age es un sucedáneo espiritual” (p. 160)
-”La New Age es fuente de confusión entre los fieles” (p. 162)
Y todo esto se resume o, mejor concluye en tener más que claro que ”La Ney Age es anticatólica”.Y, ante esto, dice el P. Gonzalo Len, que no “se trata de estar a la defensiva, sino de dejar claros los sólidos fundamentos de nuestras fe ante interrogantes específicos” (p. 166)
No podemos olvidar que este libro, aleccionar y muy apropiado para “abrir” los ojos de más de un católico despistado, contiene más de 40 páginas de Glosario de términos propios de la New Age donde es posible darse cuenta de qué estamos hablando y, sobre todo, del gran desafío que supone para la Iglesia católica y para la Nueva Evangelización este gigante con pies, seguramente, de barro, pero que se muestra fuerte y avasallador.
Muy recomendable, pues, este libro para quien quiera saber a qué atenerse y para evitar, en lo posible, ser engañado por los adalides de esta amalgama de realidades presuntamente espirituales y pseudo religiosas.