La Gaceta-Eduardo García Serrano (17/7/2015): En USA el lobby gay inventó un KKK anti-homosexual y consiguió incluir en los delitos de odio cualquier agresión a un homosexual, aunque no sea ése el origen ni la motivación del delito.
En los referente a la ampliación y endurecimiento de los delitos de odio sustanciados en la reciente reforma del Código Penal español todo apunta a una versión española de la célebre ley norteamericana Matthew Shepard, en la que se incluyeron, entre los delitos de odio ya codificados en 1969, los crímenes motivados por el género, orientación sexual o identidad sexual, con motivo del asesinato, en 1998, del homosexual Matthew Shepard.
Aquel crimen fue utilizado por los gays norteamericanos para conseguir que su hecho diferencial sexual fuese almenado por una especial protección en las leyes estadounidenses. Hicieron bandera política y social de un crimen abomionable que, como se vio en el proceso y el juicio del caso no estuvo motivado ni originado por la orientación sexual de la víctima. Matthew Shepard fue asesinado por la sórdida convergencia de un turbio asunto de drogas con el despecho de un exnovio que no aceptó que Matthew Shepard rompiera con él. Crimen, como todos, sin duda abominable, pero no perpetrado por la premeditada y alevosa voluntad de persecución, caza y captura del homosexual por el mero hecho de serlo, sino por la combinación explosiva de celos, pasión no correspondida y drogas. Si Matthew Shepard hubiera sido heterosexual, su asesinato no habría transcendido la comisaría de su distrito ni las páginas de sucesos del periódico de su ciudad. Pero era homosexual, y a partir de ahí la comunidad gay norteamerticana emprendió una exitosa campaña que consiguió la equiparación penal de las agresiones a los homosexuales, independientemente de los motivos que las generasen, con los delitos antisemitas y racistas. Así, tras aventar y promocionar una suerte de inexistente KKK anti-homosexual, el Congreso USA aprobó el 22-X-2009 la ley Matthew Shepard que, días después fue ratidicada por el presidente Obama.
La reciente reforma del Código Penal español sigue milimetricamente los pasos de la Ley Matthew Shepard. Na hace falta evidenciar la fuerza que en nuestro país tiene el lobby gay. En virtud de la codificación de un sentimiento como el odio, tan inaprensible como todos, cualquier crítica, por fundada que sea, contra la homosexualidad y el homosexualismo, podrá ser objeto y sujeto de la aplicación de las penas previstas en los delitos de odio. En definitiva, todo lo que no sea el aplauso, público y privado, y la exaltación de las bondades de la homosexualidad y de su bandera política y social: el homosexualismo, podrá ser objeto y sujeto de las penas codificadas en los llamados delitos de odio sencillamente porque la homosexualidad es uno de los dogmas fundamentales de esa nueva religión laica que conocemos como Ideología de Género, que se universalizó a partir de la Conferencia de Pekín en 1995, patrocinada por la ONU. Su objetivo, a través de una colosal operación de ingenieria social tóxica y disolvente, es cambiar la cosmovisión antropológica del mundo basada en la ley y el derecho natural y el los principios y valores del Cristianismo fomentando, fundamentalmente, el poder del lobby gay, el feminisnmo agresivo y radical, el matrimonio homosexual, el aborto como un derecho inalienable de la mujer, el control de la natalidad, la eutanasia y la eugenesia, el relativismo moral y el nihilismo social y político , además de la gibarización del papel del varón heterosexual en la familia, que se pretende destruir, y en la sociedad. El penúltimo aldabonazo en este sentido lo acaba de dar Hillary Clinton, destacada sacerdotisa de la Ideología de Género, al exigir que los Estados empleen toda su fuerza coercitiva para acabar con la influencia de la religión (fundamentalmente cristiana, por supuesto) en el mundo.