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viernes, 21 de agosto de 2015

INGLATERRA miente sobre Descubrimientos Geográficos. ¿Quién descubrió qué? (1928)

Que la historiografía británica y los hispanistas británicos mienten es algo que deberían creerse más los historiadores españoles y los aficionados cuando estudian en las obras que publican estos dos entes con prestigio "reconocido". El objeto es, como no, preservar la idea de éxito inglés a través del tiempo, para ocultar sus numerosos errores y fracasos y seguir manteniendo una influencia que actualmente no ejercen sino como socios subordinados de los Estados Unidos.
Estudiar de esa manera lleva al desconocimiento de la verdad y a la subordinación histórica e intelectual a un país -Inglaterra- que sólo representó un competidor más del imperio español del siglo XVI, y en el que los verdaderos enemigos eran Francia y el poderío turco.
Cuando a los niños ingleses les enseñan en el colegio que el primero en dar la vuelta al mundo fue Drake se está mintiendo, y lo que es peor, manipulando la verdad. Pues además de hacerlo cincuenta años después de Juan Sebastián de Elcano, el pirata ennoblecido lo consiguió con la ayuda de los pilotos españoles prisioneros Alonso Sánchez Cordero y Martín de Aguirre. También le concedieron las autoridades inglesas el "privilegio" de ostentar en su escudo de armas el mismo lema que ostentaba Elcano: Primus Circumdedistime.
Los descubrimientos geográficos españoles no se realizaron por casualidad. Se ha señalado que Cristóbal Colón "se encontró América", como si las expediciones financiadas lo hubieran sido por mecenas que no tenían inconveniente en perder sus dineros en manos de un iluminado.
También los españoles se encontraron Australia, Nueva Guinea y la Antártida. Tanta suerte quizá se debió a que las naves españolas se movían sin competencia europea -excepto Portugal- por todo el orbe conocido y desconocido.
Los españoles descubrieron América y medio mundo no por casualidad, sino porque tenían los mejores navegantes, astrónomos, geógrafos, médicos embarcados, ingenieros, ... cuya ciencia se venía acumulando desde San Isidoro de Sevilla y antes, y no era un mero producto de la fe o de la ciencia arábiga, como muchos nos quieren hacer creer.
En 1611, 90 años después de la expedición de Magallanes y Elcano, que realizaron la primera circunnavegación terrestre, los navegantes españoles habían descubierto los grupos insulares de Las Marianas, Filipinas septentrionales, Palaos, Yap, Marshall, Las Carolinas, Nuevas Hébridas, Nueva Guinea, Galápagos, Volcano, Bonin, Schonten, Salomón, Juan Fernández, Ellice, Marquesas, Santa Cruz, Tuamotu, Banks, Australia y Haway. En Europa se denominaba al Pacífico como el Lago Español (Spanish Lake) que se extendía desde la costa occidental de América a la oriental de Asia. En ese mismo año se fundó la Universidad de Manila, la primera de Asia, que junto con la de Lima, fundada en 1553, difundían el saber de la época en ambas orillas del Pacífico.
Durante siglos los historiadores ingleses se han encargado de exagerar sus logros como nación. Primero a través de la literatura y luego a través del cine y la televisión, han conseguido que personas de todo el mundo den por ciertas grandes mentiras históricas que los favorecen. Un tema en el que se hace evidente la búsqueda inglesa de gloria a costa de reescribir la historia son los descubrimientos geográficos. La propaganda inglesa nos contó una y otra vez que Cook descubrió Australia, Nueva Zelanda, Hawaii y multitud de islas del pacífico sur, aunque todos estos territorios ya habían sido descubiertos por españoles y portugueses siglos antes de que los ingleses navegasen por esas aguas. Y no es de extrañar, porque para cuando Cook llegó al Pacífico, los navegantes españoles llevaban doscientos años haciendo la travesía entre Acapulco y Manila. Era tal el dominio español sobre el Pacífico que el investigador australiano Oskar Spate llegó a llamarlo Spanish Lake.
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