Religión en Libertad
Sara Martín
(24 septiembre 2012)
Marija, una de la videntes, entregó una carta
para el presidente de los EE UU con un mensaje
de la Virgen sobre la Paz
La carta llegó antes de la negociación con Gorbachov
A continuación hubo acuerdo de desarme
La sorprendente historia la cuenta Diego Manetti en el libro Ipotesi su Medjugorje de la editorial italiana San Paolo. Se remonta a los últimos tiempos de la Guerra Fría. La década de los ochenta estaba siendo especialmente convulsa y, aunque el sistema soviético empezaba a dar pequeñas señales de colapso, no se daba por descontado el inicio de un nuevo enfrentamiento armado que acabara con la estabilidad –que existía al menos en términos bélicos- después de la Segunda Guerra Mundial.
La paz se veía amenaza por las tensiones crecientes entre los Estados Unidos y la URSS: hechos como los sucedidos en 1983, cuando un avión de caza soviético había abatido un jumbo civil norcoreano provocando 269 muertos representaban un continuo freno a las negociaciones para el desarme nuclear.
El deseo de la paz de la Virgen
Durante esta década, la Virgen pronunció en diversas ocasiones en Medjugorje palabras que ponían en evidencia lo frágil y amenazada que estaba la paz mundial: «Son muchos los textos que se pueden contextualizar en este sentido», explica Manetti.
«Uno de tantos, el 13 de septiembre de 1983, [cuando] la Virgen dice que ‘es necesario anunciar al mundo la realidad, esto es, la seriedad de los sucesos futuros’».
En julio de 1987, los Estados Unidos y la URSS se habían declarado, por fin, favorables a un acuerdo bilateral con el objetivo de eliminar de forma gradual y hasta su totalidad los misiles nucleares de alcance intermedio en Europa y Asia. Era «un objetivo ambicioso, pero sobre todo un paso concreto hacia el desarme», subraya el autor de Ipotesi su Medjugorje.
Un mes después, el 25 de agosto de 1987, el mensaje mensual de la Reina de la Paz habla claro: «Estoy dispuesta a interceder junto a Dios por todo lo que queráis, porque Dios me ha permitido concederos las gracias», aludiendo claramente a su papel de mediadora celeste que intercede gracias para la humanidad junto a Dios.
Una llamada del mismísimo presidente
Pero la historia más increíble viene a continuación. Como dice Manetti, «estos acuerdos de paz pueden ser interpretados como una gracia obtenida para el mundo precisamente por la Reina de la Paz».
Un tiempo antes de estos acuerdos, uno de los consejeros de la Casa Blanca fue a Medjugorje, acogido por la vidente Marija.
Este hombre había ido en peregrinación de forma privada a Yugoslavia, junto con su mujer, para pedir la gracia de la curación de su hija afectada por el síndrome de Down. Vista la oportunidad providencial, la vidente entregó al funcionario estadounidense una carta en la que estaba escrito lo que la Virgen le había dicho en las apariciones.
Pocas semanas después de este encuentro, llegó una llamada a casa de Marija: era el mismísimo presidente Reagan, que admitía haber recibido su carta de Medjugorje en el momento justo, precisamente cerca ya del encuentro con Gorbachov, y que fue decisivo para poner en marcha el desarme y superar las tensiones entre los Estados Unidos y la URSS.
La Virgen María y el comunismo
No es la única relación ni historia que la Virgen tiene con respecto a la caída del comunismo. Se pueden contar una de tantas historias más, el 13 de mayo de 1984, aniversario de las apariciones de Fátima, día en el que tuvo lugar una explosión inexplicable en el Mar del Norte del arsenal ruso de Severomorsk.
Una explosión que se puede catalogar como verdaderamente providencial, una «gracia particular», porque la URSS, fuertemente debilitada en su potencial bélico, no tuvo ya fuerzas suficientes para desencadenar ese conflicto mundial que, dadas las tensiones de aquel periodo, parecía casi inevitable y que habría tenido consecuencias irreparables para el mundo entero.