A lo largo de las últimas décadas se ha ido destruyendo el tejido social paulatinamente; se sacó a las mujeres del hogar, se perdió el poder adquisitivo, se adoctrina a los niños y jóvenes a exaltar al Estado, mientras se realiza una campaña contra lo cristiano, especialmente lo católico (ser de otras formas de vida “espiritual” es “cool”, es bien visto).
Los jóvenes no tienen aspiraciones trascendentes ni un Norte qué seguir, mientras la población en general está decepcionada porque el sistema político tiene casi 100 años (desde el fin de la Guerra Cristera) vendiéndonos espejos y castillos en el aire.
López Obrador tiene por lo menos 12 años en campaña, además una campaña bien capitalizada, mientras a las alternativas “se les hace bolas el engrudo”. Digo esto como ejemplo para años futuros o para otros países, para que quien defiende los valores evite ciertos errores.
El Partido Acción Nacional ha sido históricamente el partido de los valores, sin embargo, desde fines del sexenio del presidente Calderón comenzó a ser utilizado como el PRI (Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México entre 1929 y 2000), como un aparato al servicio de un grupo de poder. Su actual candidato, Ricardo Anaya, se apoderó del PAN siguiendo esa misma lógica, y por conveniencia política, pensando en vencer electoralmente a AMLO (Andrés Manuel López Obrador) se alió con dos partidos de izquierda, el PRD (que representa a la izquierda tradicional) y el mal-llamado Movimiento Ciudadano (que representa a la “nueva izquierda”, moderna, dinámica, social-democrática y políticamente correcta), perdiendo la representación de los valores, y miembros y electores.
El PRI, que en los últimos años se ha visto mermado por una serie de escándalos de corrupción y violencia de gobernadores de ese partido y de secretarios federales, postuló a un tecnócrata que nunca ha sido miembro de partidos políticos, intentando lavar su imagen.
Estos dos partidos están más enfocados en desprestigiarse uno al otro.
La Alternativa a AMLO, mientras AMLO continúa su campaña posicionándose delante de ellos, negando los vínculos con la izquierda comunista centro y sudamericana y saliendo a desdecir a sus colaboradores, que admiten esos vínculos y ese estilo.
Así las cosas, en México caminamos muy mal, a la que quizá sea la elección presidencial más importante en los últimos 100 años.
Sobre escribir México con “x”, aquí, un enlace de la Real Academia de la Lengua donde admite la pronunciación como “j”.
Se ha preservado en México porque de hecho el sonido original era como de “sh” “Méxicas” o aztecas (era el mismo pueblo) y se representó el sonido con X, después se cambió el sonido para “j” pero se conservó la grafía.
Constitución Masónica de México (1917)
Provocó la guerra CRISTERA (1926-1929)
(18/1/2017)