Historia de la persecución religiosa
en España (1936-1939)
5-abril-2019
1. Una obra de obligada referencia
No se encuentra mejor definición para este monumental trabajo de síntesis histórica que los católicos españoles tienen obligación de conocer porque la Iglesia no puede olvidar ni avergonzarse de sus mártires. Esta joya bibliográfica es, básicamente, la tesis doctoral de Antonio Montero, después arzobispo de Mérida-Badajoz, donde presentó el fruto de la exhaustiva investigación que realizó durante los años cincuenta aprovechando todo el material recopilatorio que las distintas diócesis y congregaciones religiosas habían elaborado acerca de sus mártires al finalizar la contienda. La primera edición es de 1961 y fue un completo éxito editorial, se vendieron muy pronto 20.000 ejemplares en dos ediciones seguidas, quedando agotada a los dos años de su aparición. Tuvo una destacada resonancia, dentro y fuera de nuestras fronteras, ponderándose a un tiempo el rigor de su labor investigadora, la ecuanimidad del relato, la amplitud y el equilibrio en el uso de las informaciones, su incontaminación ideológica y la diafanidad de su estilo literario. No deja de ser sintomático del clima eclesial español que el autor se negara en repetidas ocasiones a autorizar una tercera edición, pura y llana reimpresión, hasta 1999.
Conviene recordar que sólo se produjeron martirios en la zona roja o bajo el dominio del Frente Popular, no en la zona controlada por el bando nacional. Debido al número de víctimas y al breve tiempo en el que fueron asesinadas, la persecución religiosa de la Segunda República, indudablemente, figura como la más intensa de los veinte siglos de historia de la Iglesia Católica, mayor incluso que las diez que llevaron a cabo los emperadores romanos durante 250 años, el islam, los luteranos, calvinistas y hasta la Revolución francesa, o la comunista rusa y china[1]. Desde que Juan Pablo II, en 1987, comenzara la elevación a los altares de los primeros mártires de la persecución religiosa (las tres carmelitas de Guadalajara) después de la paralización a la que Pablo VI sometió, en 1964, todos los procesos de beatificación, debido a:
- a) Su relativización de la potencialidad real del marxismo y su compromiso de no atacarlo suscrito en el pacto de Metz entre Juan XXIII y la URSS[2].
- b) Su particular visión de la política europea a causa de la arraigada herencia ideológica de su familia[3].
- c) Su identificación subjetivista de esos mártires con el general Franco y su obra[4].
Por ello se hace cada vez más necesario conocer el contexto histórico que produjo semejante derramamiento de sangre y gracia[5]. En términos cuantitativos, hablamos del asesinato de 12 obispos, 6.832 sacerdotes y religiosos y 289 religiosas, así como de miles de fieles, muchos de ellos torturados sádicamente o cazados como animales[6]. Cifras revisadas al alta por historiadores posteriores[7]. A lo cual ha de añadirse la destrucción de 20.000 templos y edificios religiosos de todo tipo y que se inició desde el principio de la República en mayo de 1931, no desde julio de 1936, además de las terribles profanaciones, supuso una catástrofe artística sin precedente en la historia de España y de Europa si se exceptúa la Revolución bolchevique[8].
El objetivo estaba claro: la eliminación física, tanto humana como artística y arquitectónica, de la fe católica[9]. O dicho de otro modo más coloquial: borrar a Dios del mapa. Una persecución de esta magnitud no puede llevarse a cabo por unos pocos elementos «incontrolados» y «espontáneos» como sostuvo la propaganda o mitología de la Segunda República y que hoy sigue repitiendo, casi literalmente, la historia oficial de le ley de «Memoria histórica» con su enfoque marxista implícito[10].
Por consiguiente, se impone la pregunta: ¿cómo pudo suceder en la católica España semejante ola de barbarie? ¿Quiénes fueron esas víctimas y cómo entregaron la vida por amor a Jesucristo y perdonando a sus verdugos? El texto de Montero es absorbente, combinando la erudición histórica con un relato espiritual que retrotrae a las antiguas Actas de los mártires[11]. En los distintos capítulos, recoge los martirios bien por grupos: obispos, religiosas, seglares; o por lugares: Barbastro, Paracuellos, Cataluña, etc. Una introducción acerca de los orígenes del anticlericalismo decimonónico como preludio del republicano junto con un detallado apéndice documental episcopal, pontificio y de la legislación republicana, cierran esta elegía que dejará al lector conmocionado, pero altamente edificado y orgulloso de aquellos que, en su mismo pueblo, ciudad o a pocos kilómetros de donde vive, murieron gritando: ¡Viva Cristo Rey!
Antes de adentrarnos en las vibrantes páginas de este libro, para los que han sido víctimas de la visión sesgada de la historia española, especialmente del siglo XX, que se ha inoculado, desde el colegio, el instituto, y la pantalla de televisión, es necesario insistir en una serie de verdades históricas que han sido silenciadas y manipuladas ya desde los años sesenta en la universidad y progresivamente desde los setenta en el resto de los niveles educativos.
2. El mito de la República democrática o la irracionalidad hecha política
Leer texto completo.....AQUÍ
La persecución religiosa en España
durante la Segunda República (1931-1939) 2010
Vicente Cárcel Ortí
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