¡Traición! ¡Es traición! ¡Pura y dura traición!
22/4/2022
La noticia llega como ladrón en la noche o chorro de agua fría: Marruecos procede de inmediato a materializar sus prospecciones de petróleo y gas en aguas… ¿saharianas? ¿internacionales? No: canarias, o sea, españolas.
Por mucho que quieran negarlo, y mira que lo están intentando, lo que va a hacer el moro es chuparnos el petróleo y el gas (y el telurio, cobalto, etc. que dicen que también hay) que nuestra desidia, estupidez, bobaliconería, y la cobardía y traición de nuestros desgobernantes de los últimos cincuenta años no han sido capaces de conseguir que nos lo apropiáramos y explotáramos; cuando además hace casi ese mismo tiempo que se conoce su existencia en cantidades industriales (1.000 millones de barriles de petróleo), pues se habla de que puede suponer hasta nuestro PIB anual.
Para más inri la decisión marroquí llega tan sólo dos semanas después de que el dictador e inepto Pedro Sánchez fuera a rendir pleitesía al sátrapa alauí. Lo que nos da la clave de lo ocurrido. Ahora sí se explica todo. Porque las cosas no ocurren porque sí. Porque en realidad nadie da puntada sin hilo… menos nosotros, claro.
España lleva décadas entregándose a Marruecos. Ya lo hizo el rey a la fuga antes, durante y después de la Marcha Verde, la cual se llevó a cabo con el patrocinio y supervisión de los EE.UU. nuestros «aliados y amigos». Entonces, y por internet andan desclasificados los informes de la embajada norteamericana en Madrid de la época, la cosa iba más allá, porque al sinvergüenza, cobarde y traidor del emérito se le pasó por la cabeza incluso entregar Ceuta y Melilla a medio plazo, todo con tal de que los yanquis le consolidaran en el trono. El otro traidor en aquello fue José Solís Ruiz que se bajó los pantalones hasta los tobillos ante Hassan II de cuyos intereses materiales en España era, según se dijo, representante a través de su despacho de abogados.
En las décadas siguientes, todos los presidentes de Gobierno han realizado su primera salida al exterior aterrizando antes que nada en Rabat para… rendir igualmente pleitesía al moro; y de la misma forma, o sea, con los pantalones y calzoncillos en los tobillos, humillándose ante el tirano que se partía de risa cada vez que uno de tan ilustres mentecatos llegaba a su feudo. Para qué decir de Juan Carlos I y ahora su hijo Felpudo VI, los cuales no pasa, sea en público o en privado, ni un año que no vayan a dejarse dar por el marroquí, renovando así nuestra pleitesía y sumisión.
Y todo ello, lógicamente –porque ante tales muestras de indignidad no puede ser de otra forma–, sin que el mohamed dé nada a cambio, porque a los lacayos sólo escupitajos y bofetadas, como poco.
De un tiempo a esta parte, y como no podía ser de otra forma, el mahometano se ha crecido en la misma proporción en que nosotros nos hemos hundido en un lodazal sin parangón en nuestra historia; y mira que los ha habido.
Nos invade a las claras enviándonos una chusma indescriptible a la que nosotros, en nuestra suma estupidez encima engordamos y fortalecemos. Se arma hasta los dientes habiéndose convertido ya en la primera potencia militar de África. Expande su economía, especialmente asediando la de nuestras plazas africanas. Ha conseguido ser el más fiel socio de los EE.UU./Israel (y del Reino Unido) con lo que eso significa. Y se hace con nuestras aguas canarias con un desparpajo propio sólo de quien ve enfrente a unos mindundis. Y, ante nuestra inepcia, idiocia, cobardía y traición de nuestros dirigentes, ahora, lógicamente, va a por sus riquezas petrolíferas, gasísticas y demás.
Y todo lo dicho ocurre ante nuestras propias barbas, mientras nosotros seguimos con paños calientes, inmersos en la crisis nacional de todo tipo más grave e importante de nuestra historia por la cual estamos a punto incluso de desaparecer como nación y pueblo; si es que ya no lo hemos hecho.
Mientras tanto nuestros intereses están, según nos dicen, en Ucrania, Letonia, Mali, Líbano, la UE, etcétera. ¡Qué pena! O como dice un amigo «Entregando nuestra soberanía y nuestros recursos a Marruecos, cuyos aliados son EE.UU., Israel y el Reino Unido. Sin embargo, enviamos armas a Ucrania, favoreciendo los intereses económicos y militares del mundo anglosajón. Todos los partidos apoyando a Zelensky, desde Bildu a VOX. Todo el mundo con la banderita de Ucrania. Muchos con mascarilla, incluso solos en el coche».
No se engañen: Sánchez sólo ha rematado la traición de décadas que destruye a España (lo de nuestra bandera boca abajo en la cena no fue error, sino otro sopapo más), porque todos los presidentes, sus partidos y votantes han traicionado a España. Es pura y dura traición. Sánchez sólo ha puesto la guinda a pastel tan putrefacto porque le tocaba, porque el horno sí estaba para este bollo. ¡Qué asco! La que nos espera.
PD.- ¿Y aunque fuera en aguas internacionales por qué no lo hemos hecho nosotros nunca? Pues porque no tuvimos el visto bueno de… ¿los EE.UU.?