Miguel Ayuso Torres (Madrid, 1961) es un jurista español, teórico y práctico. En el segundo de los ámbitos, auditor de guerra del Ejército desde 1984, en que ingresó por oposición en el Cuerpo Jurídico Militar con el número 1 de su promoción, ha desempeñado funciones judiciales y asesoras durante cerca de treinta años.
Entre 1993 y 2001, por concurso de méritos, fue también letrado del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo. En febrero de 2014, a petición propia, pasó a la reserva. En el primero de los órdenes, es catedrático de Ciencia Política y Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, doctor honoris causa de la Universidad de Udine (Italia) y presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos.
Es quizá el representante actual más caracterizado del tradicionalismo hispánico, aprendido en los maestros más singulares, tanto españoles como hispanoamericanos, de la segunda mitad del siglo XX. Ha escrito treinta libros y cerca de cuatrocientos artículos en revistas especializadas. artículos en revistas especializadas. Ha participado asiduamente en el programa Lágrimas en la lluvia, dirigido por el escritor Juan Manuel de Prada en el canal de televisión de Intereconomia.
Estudios y maestros
Entre sus primeros maestros cabe destacar a Eugenio Vegas Latapie (1907-1985), de quien fue el último discípulo.1 Vegas Latapie fue fundador en los años treinta de Acción Española, la legendaria revista que propició intelectualmente el Alzamiento del 18 de julio, y en los sesenta de Verbo, la más importante de lengua española en la actualidad. Y de Juan Vallet de Goytisolo (1917-2011), presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, y uno de los más grandes juristas del siglo XX, con quien ha trabajado más de treinta años en temáticas de filosofía del derecho.2
Pero también de Álvaro d'Ors (1914-2004), el eximio romanista, que le consideraba su continuador en teoría política y le estimaba como punto de referencia internacional del tradicionalismo español.3 Aunque quizá haya sido Rafael Gambra (1920-2004) quien le haya dejado más honda huella, tanto en su actitud ante su visión de la crisis presente de la Iglesia como en la adhesión sin fisuras al legitimismo carlista.4 Junto con Manuel de Santa Cruz, el historiador del carlismo contemporáneo y publicista.5
A los que hay que añadir a Francisco Elías de Tejada (1917-1978), polígrafo, también carlista, a quien por su muerte prematura trató poco, aunque intensamente, y de quien se ha erigido en continuador, a través de la Fundación que lleva su nombre, y que se cuenta hoy entre los núcleos de la inteligencia tradicionalista más activos del mundo.6 Sin olvidar a Leopoldo Eulogio Palacios (1912-1981), que le animó en sus primeras lides intelectuales,7 y a Vicente Marrero (1922-2000), con quien conservó entrañable amistad hasta su muerte.8 Francisco Canals Vidal (1922-2009), el metafísico y teólogo de la historia barcelonés, por su parte, siempre le ha dado abundantes muestras de estima.9
Pero también, fuera de la península ibérica, se ha beneficiado de la frecuentación del brasileño José Pedro Galvão de Sousa (1912-1992),10 el estadounidense Frederick D. Wilhemsen (1923-1996) , el chileno Osvaldo Lira (SS.CC.) (1904-1996)11 y el argentino Rubén Calderón Bouchet (1918-2012).12 A partir de los años noventa, además, su presencia constante en la península italiana le ha llevado a estrechar una sólida amistad, no exenta de admiración, respecto de juristas como Pietro Giuseppe Grasso (1930) o filósofos como Francesco Gentile (1936-2009), pero sobre todo Danilo Castellano (1945), su mejor amigo, tradicionalista integral y esencial.13
Ha conocido y cultivado a la mayor parte de las grandes personalidades del mundo tradicionalista, e incluso conservador, tales como –entre muchos– los escritores franceses Jean Ousset (1914-1994) o Jean Madiran (1920-2013), el ensayista húngaro Thomas Molnar (1921-2010), el filósofo y diplomático peruano Alberto Wagner de Reyna (1915-2006), el escritor napolitano Silvio Vitale (1928-2005), los ministros españoles Alfredo Sánchez Bella (1916-1999), Cruz Martínez Esteruelas (1932-2001) y Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002), el archiduque Otón de Habsburgo-Lorena (1912-2011) o los obispos Marcel Lefebvre(1905-1991) y José Guerra Campos (1920-1997).14
En noviembre de 2009 fue elegido presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos. En en el congreso de la organización afirmó que "hay que oponerse a las leyes injustas [...] recordando la doctrina social y política de la Iglesia y los principios del derecho público cristiano". Además, fue Jefe de la Secretaría Política de S. A. R. Don Sixto Enrique de Borbón-Parma -regente de la Comunión Tradicionalista- entre 2004 y 2010.
Sus obras
Su obra escrita es abundante y alcanza veinte libros, sesenta capítulos de obras colectivas y trescientos artículos de revista especializada. También ha cultivado esporádicamente la colaboración periodística, principalmente en El Pensamiento Navarro de Pamplona y en el ABC de Madrid, aunque también en El Mercurio de Santiago de Chile, La Nación de Buenos Aires o La Razón de Lima. Algunos de sus libros y artículos se han traducido a otras lenguas (portugués, italiano, francés,inglés, alemán y polaco).
En cuanto a la temática, cabe distinguir tres líneas: una línea de historia y teoría del pensamiento tradicional contemporáneo, con particular atención al mundo hispanoamericano; otra de filosofía jurídico-política y, finalmente, la de derecho público en general y constitucional en particular. Puede decirse, por tanto, que ha revalorizado el pensamiento tradicionalista, destacando su originalidad y autenticidad, profundizándolo en particular en las temáticas que conciernen al Estado y a la Constitución, en momentos en que buena parte de su generación buscaba posiciones política y eclesiásticamente más confortables.
Carrera académica y profesional
Es también un manager intelectual, y en tal sentido, en cuanto a publicaciones, se ocupa de la redacción de la revista Verbo y dirige los Anales de la Fundación Francisco Elías de Tejada desde 1995.15 En lo que hace a organizaciones, es coordinador del seminario de Derecho Natural y Filosofía del Derecho de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación desde 1989; secretario general de la sección española de la Società Internazionale Tommasso d´Aquino (SITA) desde 1995; vicepresidente del Istituto Internazionale di Studi Europei “Antonio Rosmini”, de Bolzano, desde 2000; presidente de la Confederación Española de Juristas Católicos desde 2005, y presidente del Grupo Sectorial en Ciencias Políticas de la Federación Internacional de Universidades Católicas desde 2007. Ello le ha llevado a frecuentes viajes en los que ha pronunciado conferencias y visitado medios de comunicación en Estados Unidos, Francia, Italia, Bélgica, Alemania,Austria, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rusia y, sobre todo, Portugal, México, Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.
Recientemente ha impulsado el Consejo de Estudios Hispánicos “Felipe II”, que –bajo el Alto Patronato de Sixto Enrique de Borbón, pretendiente carlista, preside Juan Vallet de Goytisolo, y del que él es director científico. Especie de Real Academia del Tradicionalismo Hispánico agrupa a más de doscientos profesores y escritores, en especial del mundo hispánico, pero también hispanistas de fuera de sus fronteras. Está organizado en tres secciones –dedicadas a los estudios de Derecho Natural, políticos e históricos, y respectivamente dirigidas por los profesores Ricardo Dip, Danilo Castellano y Juan Fernando Segovia–, cada una de las cuales se ocupa de un proyecto de investigación: el de defender un Derecho Natural que no se reduzca a los “derechos humanos”; el de indagar el fundamento del derecho público más allá del constitucionalismo; y el de rehacer la historia contemporánea del mundo hispánico, discutiendo el curso seguido en ambas orillas del océano.
Se declara "firme defensor de la unidad católica y del principio legitimista que se ha empeñado igualmente en su defensa, frente a las desviaciones “conciliares” y a los desmayos dinásticos, contribuyendo al mantenimiento del carlismo en toda su pureza". Afecto a la liturgia tradicional de la Iglesia, participó en las jornadas de la abadía de Fontgombault (2001), bajo la presidencia del, a la sazón, cardenal Josef Ratzinger.16
Lsta parcial de libros
La obra de Vicente Marrero vista por la crítica (Las Palmas, 1989).
Breve, sucinta y directa relación del primero de los viajes con que alcanzaron fama el Licenciado Ayuso y el Bachiller Cayón (Tolosa, 1990).
La filosofía jurídica y política de francisco Elías de Tejada (Madrid, 1994).
¿Después del Leviathan? Sobre el Estado y su signo (Madrid, 1996). Hay tres ediciones posteriores, una más madrileña (1998) y las dos últimas mexicanas (2003 y 2006). También traducido al portugués (Lisboa, 1999).
Estampas de Chile (Madrid, 1996).
Koinós. El pensamiento político de Rafael de Gambra (1998).
Comunidad humana y tradición política. “Liber amicorum” de Rafael Gambra (Madrid, 1998).
El ágora y la pirámide. Una visión problemática de la Constitución española (Madrid, 2000). Traducido al italiano (Turín, 2004).
De la ley a la ley. Cinco lecciones sobre legalidad y legitimidad (Madrid, 2001). Traducido al francés (París, 2008).
Miguel Ayuso (Buenos Aires, 2001). Las murallas de la Ciudad. Temas de pensamiento tradicional hispánico. Editorial Nueva Hispanidad. ISBN 987-1036-03-5.
El derecho natural hispánico: pasado y presente (Córdoba, 2001).
Chesterton, caballero andante (Buenos Aires, 2001).
La cabeza de la Gorgona. De la hybris del poder al totalitarismo moderno (Buenos Aires, 2001).
Qué es el carlismo. Una introducción al tradicionalismo hispánico (Buenos Aires, 2005).
¿Ocaso o eclipse del Estado? Las transformaciones del derecho público en la era de la globalización (Madrid, 2005).
État en crise et globalisation (París, 2006).
Dalla geometria legale-statualistica alla riscoperta del diritto e della politica (Madrid, 2006).
La política, oficio del alma (Buenos Aires, 2007).
Carlismo para hispanoamericanos. Fundamentos de la unidad política de los pueblos hispánicos (Buenos Aires, 2007).
La constitución cristiana de los Estados (Barcelona, 2008).
Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia
Miguel Ayuso Torres, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas y Presidente de la Unión Internacional de Juristas Católicos nos ofrece, en este magnífico texto, una visión enraizada en el más genuino tradicionalismo político hispano, perfectamente documentada y sobre la constitución cristiana de los Estados. Una visión profundamente actual para un tiempo histórico presidido por la ofensiva laicista de construcción en Occidente de una “realidad política” sin referencias a las raíces históricas y morales del Cristianismo europeo. Una obra, pues, de envergadura que podría completar su notabilísimo edificio de análisis jurídico-político: ¿Después del Leviathan? (1996), Una visión problemática de la Constitución Española (2000), De la ley a la ley (2001), ¿Ocaso o eclipse del Estado? (2005) o La política, oficio del alma (2007).
En el primer capítulo, “Religión y Sociedad”, se analiza la relación entre Cristianismo y política a través de la historia, subrayando el papel del designio revolucionario en la construcción de una modernidad política sin Dios, así como el nacimiento de la contestación cristiana al mundo moderno. En el segundo, el profesor Ayuso se pregunta “¿Existe una doctrina política católica?”, a lo que responde, de manera argumentada la vigencia de una doctrina política de la Iglesia, ligada a una cosmovisión social arraigada en la Tradición, y fundada en un orden político cristiano. En el tercer capítulo aborda la evolución de esta doctrina política católica tras el Concilio Vaticano II, señalando los pros y contras de las nuevas estrategias implantadas. En el cuarto analiza los problemas del Estado católico ante la modernidad política, señalando la necesidad de conciliar la razón humana y la cultura histórica a la hora de legitimar las razones actuales del Estado católico. En el quinto, el profesor Ayuso centra el estudio en el “singular caso español”, nacido del anticlericalismo político de buena parte del liberalismo hispano decimonónico (siglo XIX), y mantenido en el siglo XX en las tentativas republicanistas y laicistas más radicales.
Por ello, su conclusión reclama la necesidad, en España y en Occidente, de transitar de un laicismo político irracional y voluntarista a una laicidad que logre conciliar la voluntad popular y las raíces históricas ante los retos que la globalización impone en las sociedades contemporáneas. El problema sobre la constitución cristiana de la misma política del finisecular Estado moderno, retrotrae, para Ayuso, al de la misma la soberanía popular y la democracia, que no son otra cosa que «la puesta en plural del pecado original», según la feliz expresión de Jean Madiran, para ratificar, entonces, que la doctrina social de la Iglesia, antes que una doctrina meramente mundana, es una contestación del mundo moderno, que reacciona o contesta en tanto que afirma el “Reino de Cristo sobre las sociedades humanas como condición única de su ordenación justa y de su vida progresiva y pacífica”.