Cuatro mujeres ante el abismo del mal:
Hannah Arendt, Sophie Schöll, Etty Hillesum y Edith Stein
22 abril 2021
Se cumplen 75 años de los Juicios de Juicios de Nüremberg. Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial planteaban: ¿eran monstruos los nazis, o trepadores sociales, o meros funcionarios eficaces, o cobardes, o simples conformistas? ¿Podía un hombre o mujer normal plantar cara ante las presiones de la sociedad totalitaria?
Ahora, la Universidad AbatOliba (UAO) ha explorado, con un vídeo y una mesa redonda, a 4 mujeres que intentaron plantar cara al mal, quizá examinarlo, limitarlo y decir que el bien es posible, aunque puede costar el martirio. Se trata de la joven cristiana Sophie Schöll, la judía enamorada de Cristo Etty Hillesum , la filósofa judía agnóstica Edith Stein (más adelante mártir y Doctora de la Iglesia con el nombre de Santa Teresa Benedicta de la Cruz) y la periodista Hannah Arendt, que formuló la expresión "la banalidad del mal".
Etty Hillesum: mirar al horror, pero no aceptar su poder omnímodo
La psiquiatra y profesora de Psicología, Mar Álvarez, destacó de Etty Hillesum, su "capacidad de mirar al horror cara a cara y negarse a que la crueldad nazi fuera la única perspectiva de la historia". "Con sólo una persona que se resistiera a la deshumanización, el exterminio ya habría fracasado", considera Mar Álvarez. Veinteañera y apasionada, después de varios amantes, un aborto y una juventud absurda y falta de sentido, encontró a Dios menos de dos años antes de morir, en las Escrituras, en las Cartas de San Pablo, en Jesucristo.
Sophie de La Rosa Blanca: elegir cómo quieres arder
Sophie Schöll era una chica joven alemana, cristiana luterana, lectora del cardenal Newman, que con sus amigos del grupo La Rosa Blanca repartieron folletos y hojas criticando a Hitler cuando ya la guerra iba contra los alemanes. Fueron detenidos y ejecutados por los nazis tras una farsa de juicio.
La historiadora Laura Giordano señala una de sus intuiciones: "cuando todos los caminos están cerrados" nos queda la posibilidad de elegir "el modo de quemarse". "Podemos ser velas pequeñas o antorchas grandes", dijo.
Más sobre Sophie y sus compañeros cristianos en el libro 'La Rosa Blanca' (LibrosLibres, 14 euros, disponible aquí)
Edith Stein, de filósofa agnóstica y judía, a Doctora de la Iglesia
Edith Stein es para los católicos la santa co-patrona de Europa, Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Un día vio a una mujer dejar un cesto de ropa y entrar a rezar un momento en una iglesia. Eso le hizo pensar. Leyó un libro de Santa Teresa de Ávila: "Aquí está la verdad", se dijo al acabarlo.
Y un tiempo después la joven filósofa entraba en el Carmelo. Después los nazis buscaron judíos incluso entre el clero. "Ven, es hora de que muramos con nuestro pueblo", dijo a su hermana. "Ofreció su vida como víctima propiciatoria para la salvación del pueblo judío y alemán", "murió porque quiso", destaca la profesora de Filosofía del Derecho Carmen Cortés. Murió en Auschwitz, probablemente en la cámara de gas, en 1942.
Hannah Arendt: las monstruosidades las hacen personas normales
Hannah Arendt fue presentada por la periodista Teresa Gutiérrez de Cabiedes. Una de sus ideas sería que "hay algo más nocivo que la maldad humana: la irreflexión". Por eso hablaba de un "mal banal" y no de una maldad radical. Como periodista que cubría el juicio al nazi Adolf Einchmann se dio cuenta que él no era un monstruo ni un loco, sino un hombre mediocre, bastante normal, "un perfecto burócrata"... que posibilitó la muerte de multitudes.
Fue muy criticada por presentar al nazi como un hombre, y no una bestia. "A Arendt no se le perdonó su honradez intelectual". Ella no fue acosada por los nazis, sino por los antinazis. ¿Su ejemplo? Que ante las presiones políticamente correctas "debemos perder el miedo de pensar y contar lo que pensamos".