ABC/Sevilla-Javier Rubio (4/4/2014): Se cumplen 75 años de la muerte del As de la Aviación Española y Heroe la Guerra Civil, el comandante del Ejército del Aire Joaquín García Morato murió tal día como hoy, 4 de abril, en un desgraciado accidente aéreo en el aeródromo madrileño de Griñón tres días después de concluida la Guerra Civil en la que se había distinguido como el principal heroe de la aviación nacional y fundador de la Patrulla Azul, legendaria formación, en compañía de Julio Salvador Díaz-Benjumea y Narciso Bermúdez de Castro.
La relación de García Morato con Sevilla arranca en Tablada en los primeros días de la contienda civil, cuando el aeródromo se convirtió en la cabeza de puente para el traslado de las bien pertrechadas y mejor entrenadas tropas africanas primero y como base de operaciones para la proyección de operaciones sobre los frentes de Córdoba.
Al estallar la sublevación cívico-militar en julio de 1936 contra el Frente Popular Republicano, García Morato se encontraba de vacaciones en Londres, pero regresó el 1 de agosto a Burgos, atravesando Francia en una avioneta civil, siguiendo a Sevilla.
En el tórrido verano sevillano, coincidió con los aviadores de la Luftwaffe que Hitler había desplazado en auxilio de las tropas alzadas en armas contra la Segunda República, todavía sin permiso para entrar en combate. Los primeros seis Heinkel He 51A alemanes habían llegado a Cádiz en el vapor «Usaramo» fletados desde Hamburgo. En solo diez días estaba el primer caza completamente ensamblado y listo para operar.
De inmediato, comenzó el trabajo para ponerlos a punto para las primeras misiones. El teniente alemán Herwig Knüppel, que recordaba en sus memorias los extenuantes trabajos de aquellas jornadas, cita expresamente a los capitanes García Morato y Luis Rambaud además de los tenientes Julio Salvador, Ramiro Pascual y Miguel García Pardo en aquel embrión de la aviación franquista.
De entre todos ellos, García Morato fue el más destacado, considerado el As de la Aviación por una hoja de servicios en la que se daba por seguro el derribo de 158 aparatos enemigos y 63 probables.
La noticia de su muerte conmocionó la ciudad desde la que había comenzado a operar el 18 de agosto de 1936 con los vetustos He 51A, que se bastaban para derribar los aún más atrasados Nieuport 52 o Breguet 19. ABC de Sevilla publicaba la información con los ribetes propios de la época: «En señal de luto entornaron sus puertas el Aero Club, el Círculo de Labradores y el Nuevo Casino, centros que se honraron teniendo como socio a tan insigne defensor de la Patria, de la que era, a los ojos del mundo entero, motivo de legítimo orgullo».
Y seguía la crónica del miércoles 5 de abril: «García Morato estuvo en Sevilla por última vez el Domingo de Ramos. Asistió al sepelio de los restos de su glorioso hermano en armas Manuel Vázquez Sagastizábal y desde el Ayuntamiento asistió al desfile de las cofradías». Eso fue el domingo 2 de abril. Tres días más tarde, su cadáver viajaba camino de Málaga para su entierro en aquella capital, de donde procedía la familia de su mujer, hija del doctor Gálvez Ginacheroy cuñada del también malogrado Carlos Haya González de Ubieta, capitán de Aviación en cuya memoria se bautizó el hospital de Málaga.
Al día siguiente, ABC de Sevilla reseñaba un telegrama del alcalde de Sevilla, Joaquín Benjumea Burín, en el que pedía a su colega de Málaga, «interpretando el sentir unánime de la ciudad ante la irreparable pérdida del glorioso as de la Aviación española», hiciera llegar una «magnífica corona de flores naturales, como recuerdo de quien tanto contribuyó con sus victorias en los primeros tiempos de la guerra a alejar de nuestra capital a la aviación enemiga».
El accidente se había producido al término de una demostración acrobática. García Morato se subió entonces a un «Rata», como se conocía en el bando nacional a los Polikarpov I-16 de fabricación soviética que nutrió las filas de la aviación republicana, donde se le conoció como «Mosca». Al ir a despegar, el aparato dio una vuelta de campana aplastando la carlinga y con ella al aviador.
Una avenida para García Morato
García Morato ha resistido hasta la fecha todos los embates de las leyes de Memoria Histórica: a pesar de que perdió su nombre la residencia sanitaria de Sevilla en favor de Virgen del Rocío, sigue presente en el nomenclátor sevillano con una avenida bautizada en su honor en 1939 junto al acuartelamiento de Tablada ,donde empezó a cincelar su fama en los cielos españoles. El distrito de Los Remedios planteó en 2010 cambiarle el nombre a la vía por el de Vuelo Plus-Ultra, en recuerdo de la gesta de la aviación española en 1926.