1. O´Malley y 7 obispos celebran Misa en la valla fronteriza con México. Oraron por 6.000 fallecidos en Arizona. La comunión cruza «sin papeles»
2. Monseñor Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona
reza un rosario por la vida ante un abortorio en Ansoaín
3. Descalzo contra la “blasfema pancarta”
Ocho mil personas arropan al arzobispo de Pamplona
*************
*************
1. ReL / Aciprensa (2/4/2014): El cardenal de Boston, Sean O´Malley, y 7 obispos católicos de las diócesis de EEUU fronterizas con México han celebrado este 1 de abril una misa en memoria de los 6.000 inmigrantes muertos en el desierto de Arizona desde 1998.
La celebración tuvo lugar en Nogales, que en realidad son dos ciudades divididas por una gran valla: a un lado, en EEUU, está Nogales-Arizona, con 20.000 habitantes, de los que el 95% son hispanos. Al otro lado, en México, Nogales-Sonora, con 212.000 habitantes. Arizona fue territorio español hasta 1821, luego mexicano. Estados Unidos se anexionó la parte norte en 1848, y México le vendió la parte sur en 1853. La valla de Nogales marca la frontera actual.
Como recogen las fotografías, la misa se realizó en la zona norteamericana, pero se repartió la comunión entre los barrotes de la valla a los católicos que la siguieron desde el lado mexicano.
El cardenal Seán O’Malley también recorrió la zona fronteriza, de colinas cercanas al desierto, por donde a veces se encuentran los cadáveres de inmigrantes que mueren al intentar cruzar... unos 400 al año, según recordó.
La Lampedusa de USA
Al informar recientemente sobre la visita que realizarían del 30 de marzo al 1 de abril a la frontera entre México y Estados Unidos, y recordando la visita del Papa Francisco a Lampedusa, al sur de Italia, el Obispo de Seattle y presidente del Comité sobre Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Mons. Eusebio Elizondo aseguró que “la frontera Estados Unidos-México es nuestra Lampedusa, los inmigrantes en este hemisferio tratan de alcanzarla, pero a menudo mueren en el intento”.
El Cardenal Seán O’Malley recordó en su homilía “las penurias y humillaciones de tantos inmigrantes que vienen a los Estados (Unidos), huyendo de la pobreza y la opresión, buscando una mejor vida para sus hijos”.
O´Malley conoce al inmigrante hispano
El Cardenal O’Malley recordó que “por 20 años trabajé en Washington D.C. (Estados Unidos), con inmigrantes de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y de toda América Latina. La vasta mayoría no tenía la ventaja de un estatus legal. Muchos vinieron a los Estados (Unidos) en gran parte huyendo de la violencia de guerras civiles en América Central”.
“Tristemente, muchos inmigrantes pasaron años sin la oportunidad de ver a sus seres amados. Muchas áreas rurales están pobladas por abuelos haciéndose cargo de sus pequeños nietos, porque los padres están en los Estados Unidos trabajando para enviar dinero a sus hogares”.
El Arzobispo de Boston indicó que si bien “muchos de los sacerdotes y obispos conmigo han tenido mucha más experiencia de la frontera”, en su caso, él enterró “a uno de mis feligreses en el desierto cerca de Ciudad Juárez (México), que fue asesinado ahí”.
“Sabemos que la frontera está marcada con tumbas anónimas de miles que mueren solos y sin nombre”.
Jesús creó los "buenos samaritanos"
El Cardenal O’Malley recordó que el Evangelio de hoy contiene la parábola del Buen Samaritano, con la que Jesús explica a un doctor de la ley quién es el prójimo.
El Arzobispo indicó que “en la época de Jesús, el término “Buen Samaritano” nunca era usada por la gente escogida. En efecto, se vería como una contradicción de términos. ¿Cómo podría alguien al mismo tiempo ser samaritano y bueno?”.
“Los samaritanos eran los despreciados extranjeros, herejes y marginados. Aún así, Jesús nos muestra cómo el extranjero, el samaritano, se vuelve el protagonista, el héroe que salva a uno de unos hijos nativos que es rescatado no por sus compatriotas y correligionarios, sino por un extranjero, un inmigrante, un samaritano”.
El Cardenal indicó que “venimos al desierto hoy porque es el camino a Jericó; es viajado por muchos que tratan de llegar a la metrópolis de Jerusalén. Venimos aquí hoy para ser un prójimo y encontrar un prójimo en cada una de las personas sufrientes que arriesgan sus vidas y a veces las pierden en el desierto”.
“El Papa Francisco nos alienta a ir a la periferia para buscar a nuestro prójimo en lugares de dolor y oscuridad. Estamos aquí para descubrir nuestra propia identidad como hijos de Dios, para que así podamos descubrir quién es nuestro prójimo, quién es nuestro hermano y hermana”.
El Arzobispo estadounidense señaló que “como una nación de inmigrantes, debemos sentir una sensación de identificación con otros grupos inmigrantes que buscan entrar a nuestro país”.
“Estados Unidos es una nación de inmigrantes. Solo los indígenas Nativos Americanos no son de otra parte. Así que la palabra de Dios nos recuerda hoy que nuestro Dios quiere justicia para el huérfano y la viuda, y nuestro Dios ama a los extranjeros, los inmigrantes, y nos recuerda que nosotros fuimos inmigrantes en Egipto”.
Los tiburones y los cadáveres irlandeses
El Cardenal recordó que “a causa de la hambruna de la patata y la opresión política, mi pueblo vino de Irlanda. Miles y miles perecieron de inanición. En los barcos de la muerte que trajeron los inmigrantes irlandeses, un tercio de los pasajeros murió de hambre”.
“Los tiburones siguieron los barcos esperando para devorar los cadáveres de las personas ‘enterradas en el mar’. Sospecho que sólo los africanos traídos en los barcos de esclavos tenían un pasaje peor”.
“El trabajo duro y los sacrificios de tantas personas inmigrantes es el secreto del éxito de este país. A pesar de las expresiones violentas xenofóbicas de un segmento de la población, nuestra población inmigrante contribuye poderosamente a la economía y al bienestar de los Estados Unidos”.
Las cifras de inmigración cruel
El Cardenal O’Malley denunció que “cada año, 400 cuerpos son encontrados aquí, en la frontera, cuerpos de hombres, mujeres y niños, buscando entrar a los Estados Unidos. Esos son solo los cuerpos que son encontrados. A medida que cruzar la frontera se vuelve más difícil, la gente toma riesgos más grandes y más están pereciendo”.
“El año pasado alrededor de 25 mil niños, mayoritariamente de América Central, llegaron a los Estados Unidos, sin la compañía de un adulto. Decenas de miles de familias son separadas en medio de las pautas de migración. Más de 10 millones de inmigrantes indocumentados son expuestos a la explotación y a la falta de acceso a servicios humanos básicos, y están viviendo en constante miedo”.
“Ellos contribuyen a nuestra economía con su trabajo duro”, dijo el Cardenal, “a menudocontribuyendo con miles de millones de dólares cada año al fondo de seguridad social y a programas de cuidados médicos que nunca los beneficiarán”.
El Arzobispo de Boston señaló además que actualmente en Estados Unidos “tenemos más de 30.000 detenidos” por problemas migratorios, “la mayoría de los cuales no tiene conexiones criminales. El costo de estas detenciones es de cerca de 2.000 millones de dólares al año”.
Mejorar la inmigración en EEUU
A fines de marzo, la pequeña Jersey Vargas, de solo 10 años, viajó desde Estados Unidos al Vaticano, para pedirle al Papa Francisco que interceda ante el presidente Barack Obama para que no deporten a su padre indocumentado.
Como ella, desde enero de este año, con el apoyo del Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, diversos hijos de inmigrantes indocumentados han pedido al Papa que los ayude a que sus padres no sean deportados.
En declaraciones a ACI Prensa a fines de enero de este año, Gloria Saucedo, directora Nacional de Hermandad Mexicana, una de las organizaciones que conforma la Coalición de los Derechos Plenos Para los Inmigrantes, criticó que la política estadounidense no favorece “las necesidades de la economía que necesita trabajadores, ignora la protección al trabajador y a sus familias”.
“Sus leyes de inmigración son obsoletas y no han sido actualizadas por más de 28 años. Y mucho menos en el area humanitaria”, señaló.
**********
2. EFE / ReL (28/12/2013): Por primera vez un obispo español ha asistido a un acto en defensa de la vida frente a un abortorio. Se trata del arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez, quien acompañó a un grupo de personas, en su gran mayoría jóvenes, para rezar un rosario por la vida. El acto organizado fue convocado por Alerta Navarra.
Antes de comenzar, el arzobispo explicó a los medios de comunicación que ha decidido participar en la protesta porque es la víspera de Santos Inocentes y para que se respete la vida desde el inicio hasta el final: “He venido por estar con este grupo de cristianos y al mismo tiempo manifestar, sin odio a nadie, sin rencor, sin venganza, nada más que la misericordia de Dios es infinita”. Seguidamente emplazó a que no se aborte, porque “el aborto siempre produce un trauma y va contra el quinto mandamiento, no matarás”.
Una sociedad que “no respeta la vida está a la deriva”, ha dicho el arzobispo de Pamplona antes de destacar que ha venido a dar “un toque de atención en lo más intimo del corazón”, porque el aborto siempre “deja un trauma”.
“La vida es bella” ha enfatizado el arzobispo, quien ha recordado el caso de una mujer, cuando era sacerdote de una parroquia, a la que invitó a que no hiciera un aborto y al niño que nació, al que bautizó y dio la primera comunión, es hoy una personalidad trabajando en una gran empresa.
La vida “es un regalo de Dios que no podemos despreciarla”, ha manifestado don Francisco Pérez, quien ha recordado “las que han caído” en esta situación que no desesperen, que siempre pueden encontrar la mano amiga que perdona “y estas manos han perdonado a muchas”, ha dicho. En la Iglesia tienes un lugar especial para ser acogidas.
Sobre su asistencia al acto, ha afirmado que se celebran en otros muchos lugares por parte de grupos que están en comunión con la iglesia, sin violencia, con el corazón abierto, y que en Estados Unidos también asisten obispos.
***********
3. ForumLibertas (18/7/2007): La Iglesia de Navarra convocó un “acto de reparación al Crucificado”, que se celebró el pasado domingo, 15 de julio, para mostrar su repulsa contra la “blasfema pancarta” que la peña Muthiko Alaiak exhibió durante los Sanfermines 2007. Alrededor de 8.000 personas arroparon al arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar, que hizo el recorrido descalzo.
En la pancarta de Muthiko Alaiak podía verse una caricatura del arzobispo Sebastián portando una cruz desde la que Jesucristo saluda “al estilo fascista”, tal como denunciaba la nota de protesta Un agravio intolerable, publicada por el propio prelado en la web del arzobispado.
“Simplemente les pedimos respeto y estima para poder vivir juntos”, dijo monseñor Sebastián durante la homilía de la Santa Misa que presidió al mediodía del mismo domingo.
El acto de reparación comenzó a las 11:30 horas, en medio de aplausos y oraciones seguidos luego de total silencio durante la procesión de la imagen del Cristo Alzado de la Hermandad de la Pasión desde la plaza Santa María la Real hasta la catedral de Pamplona.
Monseñor Sebastián, acompañado por un numeroso grupo de sacerdotes, hizo el recorrido de unos 300 metros descalzo, en actitud penitente. A mediodía presidió la Santa Misa y, durante su homilía, el Prelado recordó que una de las peñas de las fiestas de San Fermín “ha ido paseando por las calles de Pamplona una caricatura irreverente de Jesucristo”, al que de manera “irrespetuosa y ofensiva han vinculado a un movimiento político muy distante de las enseñanzas del Evangelio y de la Iglesia”.
“Un dardo clavado en el costado”
“Estas fiestas de San Fermín han sido algo singulares para los cristianos”, pues “no hemos podido compartir la alegría con espontaneidad” porque “hemos tenido que soportar como un dardo clavado en el costado el dolor de un recuerdo doloroso”, señaló el prelado.
El arzobispo de Pamplona añadió que “es un error y un dolor, un pecado de orgullo y de ingratitud querer alcanzar las metas más altas de nuestra humanidad despreciando o ignorando a Jesucristo”.
Refiriéndose a los agresores, el prelado concluyó que “aunque pudiéramos nunca trataríamos de imponerles nada por la fuerza. No buscamos el poder, ni pretendemos alcanzar privilegios de ninguna clase. Simplemente les pedimos respeto y estima para poder vivir juntos, sin agravios ni agresiones de nadie contra nadie”.
Imprime esta entrada