SUMARIO
1. Fotos panorámicas: 2 millones de fieles
2. Juan Pablo II, comunicador
3. Juan Pablo II, pastor
4. Juan Pablo II, papa (video 1978)
5. Juan Pablo II en Madrid (2003):
video y discurso a los Jóvenes
6. Beatificación (vídeo 2011)
7. Juan Pablo II, ¡gracias! (CitizenGo)
8. Coronilla de la Divina Misericordia
9. ¡No tengáis miedo! (Hispanidad)
10. Hechos sorprendentes (ReL)
11. Oración contra Satanás (ReL)
12. Biografía (Aciprensa)
13. Cinco visitas a España (Zenit)
Canonización (26/4/2014): 2 millones en Roma |
CitizenGo-Luis Losada (11/4/2014): El 27 de abril será canonizado Juan Pablo II. ¡Grande! Su muerte en el 2005 provocó un verdadero shock en la humanidad, especialmente en la llamada "generación Juan Pablo II".
Su biografía nos muestra una vida de sufrimiento: huérfano de madre desde niño, vivió la muerte de su padre de jóven. Sufrió la invasión nazi y posteriormente la comunista. Una experiencia de sufrimiento que sin embargo, no le impidió albergar una profunda esperanza nacida de la Buena Noticia. Un ejemplo para el sufrimiento del mundo de hoy. Y también un ejemplo de perseverancia a pesar de las muchas dificultades de la vida.
A los jóvenes les enseñó la "teología del cuerpo": el cuerpo no como la cárcel ni como un 'dios' sino como el templo del Espíritu, la expresión del interior. El sexo como expresión del amor, la madurez del amor con responsabilidad. El "martirio de la castidad" y la llamada ilusionante al amor verdadero.
Humanamente fue obrero, profesor universitario, director de teatro y actor. Toda esa experiencia vital es la que le convirtió en un verdadero actor de la caída del Muro de Berlín y la disolución de las dictaduras comunistas y la utopía igualitaria. Defendió la Paz y la Justicia. "No hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón". Y denunció con energia las injusticias del mundo convirtiendose en el guía espiritual de la humanidad..
Fue el 'papa viajero'. Durante 27 años recorrió el mundo anunciando la Buena Nueva. Nos animó a "no tener miedo" y a "no mirar hacia atrás". ¡Duc in altum!
El mundo es diferente gracias a Juan Pablo II. Muchas de nuestras vidas, también cambiaron. Por eso te animo a que hagas público tu agradecimiento por el amor, y la esperanza que nos transmitó. Tu mensaje será publicado automáticamente. Por supuesto, si sólo quieres sumarte al agradecimiento sin decir nada especial, también puedes hacerlo. Posteriormente, editaremos un libro con los mejores mensajes y te lo enviaremos por correo.
Juan Pablo II en 10 puntos:
1. Espiritualidad: “El misterio de la Cruz y de la Resurrección nos asegura, sin embargo, que el odio, la violencia, la sangre, la muerte no tienen la última palabra en las vivencias humanas. La victoria definitiva es de Cristo” (…). En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación. (…). "Dios se deja conquistar por el humilde e rechaza la arrogancia del orgulloso"
2. Coraje: “No tengáis miedo; abrid las puertas a Cristo” (…)”¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro”
3. Jóvenes: "¡La Iglesia os mira con confianza, y espera que seáis el pueblo de las bienaventuranzas!" (…)Ahora más que nunca es urgente que seáis los "centinelas de la mañana"
4. Libertad: "Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad
5. Teología del cuerpo: El cuerpo, en efecto, y solamente él, es capaz de hacer visible lo que es invisible: lo espiritual y lo divino. Ha sido creado para transferir en la realidad visible del mundo el misterio escondido desde la eternidad en Dios, y ser así su signo
6. Familia: "El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar"
7. Fe y razón: “La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”
8. DSI: "La enseñanza social de la Iglesia ofrece orientaciones para la promoción de los derechos humanos, para la tutela de la familia, para el desarrollo de instituciones políticas auténticamente democráticas y participativas, para una economía al servicio del hombre, para un nuevo orden internacional que garantice la justicia y la paz y para una actitud responsable hacia la creación"
9. Paz: "La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas" (…) “No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón" (…) "La guerra es siempre una derrota de la humanidad"
10. Aborto: “Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente”
Links impotantes:
-El ‘taller del orfebre’ rinde homenaje a Juan Pablo II en Semana Santa
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(Se utiliza un rosario común de cinco decenas)
1. Comenzar con Padre Nuestro, Avemaría y Credo
2. Al comenzar cada decena ( decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."
3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
4. Al finalizar las cinco decenas, tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."
“Prepararás al mundo para mi segunda venida”
“Hija mía, no tengas miedo de nada.
Yo estaré siempre contigo;
cualquier adversario te puede hacer daño
solamente si yo se lo permito”
Hispanidad-Eulogio López (26/4/2014): Y así llegamos a Juan Pablo II. En octubre de 1978 Wojtyla se convierte en el primer Papa no italiano desde hacía cinco siglos. Su primer, y afamado, grito desde el Balcón de San Pedro, es sencillo: “No tengáis Miedo”. Y la humanidad entera descubre -para depresión o reacción de cada cual-, que en verdad sentía un miedo horrible, pavoroso, un miedo al miedo, terror irracional a la vida.
Era su mensaje programático para un largo papado de 27 años, pero esa idea-fuerza de su pontificado había nacido mucho antes, en Cracovia.
El comunismo era mucho más sutil que el nazismo en Polonia y marcó el paso de la modernidad a la posmodernidad. El nazismo, por ejemplo, asesinaba a los sacerdotes en los campos de exterminio, el leninismo prefería imponer impuestos abusivos a los sacerdotes para que se rindieran y abandonaran los hábitos. Hombre, sí era necesario también se les propinaba una paliza o se les detenía como enemigos del Estado. En cierta ocasión, un párroco de Cracovia fue a ver al obispo Wojtyla para decirle que no tenía dinero para pagar la tasa, impago castigado con pena de cárcel. El consejo del obispo fue que ingresara en prisión. Así ocurrió. Horas después, Wojtyla se plantó en la parroquia del enclaustrado a la fuerza y advirtió a la feligresía que, a partir de ese momento y hasta la vuelta del titular, él sería el nuevo párroco. Se puso manos a la obra de inmediato. Y, por supuesto, se negó a pagar. El Régimen se vio en la tesitura de encarcelar al prestigioso obispo de la Ciudad por delito fiscal o liberar al párroco encarcelado. Optó por la segunda opción y don Karol regresó al palacio episcopal. El mensaje había quedado claro: a Dios no se le defiende a mamporros, sino con palabras y hechos. La valentía no consiste en golpear sino en la coherencia entre convicciones, dichos y hechos, aunque ello te acarree la prisión o la muerte. No golpear al malvado: hacerle frente sin miedo a las consecuencias, con pleno abandono en las manos de Dios.
La confianza en Cristo de Juan Pablo II le hizo pasar por el calvario sandinista de Managua, enfrentarse a todo tipo de credos, ideologías y poderes, a enemigos de dentro y de fuera. Explico esta división de adversarios de la Iglesia. Los enemigos internos pueden resultar incluso más peligrosos que los externos, porque las mayores aberraciones siempre se comenten al lado del altar. Los de dentro siempre pretenden lo mismo: tomar el poder en el seno de la Iglesia, usurpar el papel del representante de Cristo que, en su modesta opinión, no desarrolla su labor a plena satisfacción, especialmente de sus críticos. El enemigo interior siempre pretende lo mismo: que le nombren Papa. Su emblema es el rictus serio mientras que Juan Pablo II lucía una sonrisa amplia y pícara... como todos los santos.
El enemigo interno tiende a juzgar a la jerarquía, especialmente al Papa ver a la Iglesia como un esquema de poder. Por ejemplo anda rondando por Internet -donde siempre anida todo lo mejor y todo lo peor- un documento de origen aproximadamente desconocido, que trata de denostar la beatificación de Juan Pablo II con muy documentados argumentos. Sus autores se han preocupado en recoger hechos ciertos del pontificado para tejer una grandiosa, enorme, mentira, una imagen de Juan Pablo II como un sacerdote progre, pro-Vaticano II (lo cual, al parecer, es grave) y post-conciliar (aún más grave). Toda la cascada de datos que emiten contra el Papa que llevó a la Iglesia al siglo XXI tratan de demostrar que Juan Pablo II -precisamente el hombre que embridó el caballo eclesial, que se encontró desbocado- se jalaba con todos: judíos, musulmanes y demás gentes de mal vivir. Todas sus críticas tienen la misma raíz: Juan Pablo II no ejerció su ministerio con la debida energía: no cortó de raíz las desviaciones, herejías, atentados contra la liturgia. En resumen, tienen una visión del Papa muy similar a la de un presidente del Gobierno, y poco democrático, dicho sea de paso. Cuándo se enterarán estas nobles almas de que los papas tienen muy poco poder -afortunadamente- y que su labor es evangelizar, no gobernar. Es decir, que gobiernan por influencia.
Aseguran que Juan Pablo II no puso freno a desafueros clericales: ¿Acaso podía? Cuando un cura dice, o hace, bestialidades el Papa puede regañarle, suspenderle como cura, enseñarle la doctrina pero no puede meterle en prisión porque la Iglesia no tiene penitenciarías. Puede convencerle, no condenarle. Las penas canónicas son eso, canónicas, no penales. El cristiano no mata para vencer, en tal caso muere. El católico nunca es verdugo, si acaso, mártir, que es su forma de ganar batallas. Ya saben, estilo Gran Torino. Con los laicos, el efecto se multiplica: pueden pasar del Papa todo lo que quieran.
El Pontífice es un pastor que protege a las ovejas pero no las protege a tiros ni con decretos de obligado cumplimiento, sino enseñando, predicando. Los enemigos de dentro no comprenden, o no quieren comprender, que el Papa carece de divisiones motorizadas, sólo tiene la oración, la palabra, las armas empleadas por el mismísimo Cristo.
Los enemigos de dentro tampoco comprenden que ningún presidente norteamericano, al mando del ejército más poderoso del mundo, jamás consiguieron acabar con el comunismo, la tiranía atea más duradera del mundo moderno. Pero fue Juan Pablo II quien la derrotó.
Y no lo duden, en 1978 ese enemigo interno tenía miedo: deseaba un Papa que arrasara, un Papa batallador. Batallador sí que fue, como ningún otro, pero con las armas de la palabra, de la razón y, sobre todo, de la gracia de Dios. El enemigo interno sencillamente no confía en el Espíritu Santo, por eso tiene miedo y quiere un papado brusco. Tengo para mí que alguno de estos opositores internos -a los que los periodistas, con nuestra habitual simplicidad, calificamos de “conservadores”, aunque más bien habría que decir vaticanólogos, los que se consideran los guardianes de la ortodoxia- se llevaran algún día un susto tremendo cuando contemplen lo errados que andan.
Recuerden aquel sucedido, en una reunión reciente entre canónigos de la diócesis de Madrid. Todos los presentes se pusieron a despellejar al arzobispo de Madrid con argumentos contundentes que demostraban que, si ellos ocuparan el sillón episcopal, ¡se iban a enterar algunos! Fue entonces cuando uno de los presentes, otro gran cachondo, les propuso: “Oye, y dado que nos hemos puesto a pecar, ¿por qué no hablamos de mujeres, que es más divertido?”
Luego está el enemigo externo, el mundo, los progresistas. El enemigo de fuera que no pretende conquistar la Iglesia sino destruirla. Su marca no es el ceño fruncido sino, por el contrario, el sarcasmo, la sonrisa congelada y fatua. Pero tienen aún más miedo que los anteriores. Odiaban a Juan Pablo II porque, como define la escritura “sólo verlo da grima”. Sus palabras les recordaban la inconsistencia de sus posturas, les hacía parecer como malvados o, mucho peor, ridículos... sólo porque lo eran.
La reacción del enemigo externo, cristianos desertores, en su mayoría, herederos de esas ideas modernas “que se han vuelto locas”, como definía Chesterton a la modernidad, no podían soportar que el Papa polaco echara por tierra su macedonia mental, todo su plan de vida, y, en pocas palabras, todos sus pecados.
Juan Pablo II ha sido uno de los papas más odiados dentro de la Iglesia y fuera de ella, por conservadores y progresistas, por todos los que sentían su buen humor como un verdadero insulto. Dominados los enemigos de dentro por sus prejuicios, no exentos de soberbia, y los de fuera por sus juicios temerarios y su rabia al sentirse denunciados por el ideal de vida cristiana, no podían responder sino con rabia. Para los primeros, Wojtyla era un débil, para los segundos, un tirano.
Sin embargo, mira por dónde fue un Papa querido y admirado por la gente sencilla, que son los que no buscan el poder sino la felicidad.
La receta juanpaulina para sus dos enemigos, los de dentro y los de fuera, era el “No tengáis miedo”, con el que inició su magisterio. Era una forma de pedirles que confiaran en Cristocomo él mismo confiaba. Y la teología de la confianza en Dios venía de su compatriotaKowalska.
Juan Pablo II no sólo fue el Papa que llevó a la Iglesia al siglo XXI y el que terminó con el comunismo, fue también el que preparó el mundo para la segunda venida de Cristo que no tengo ni la menor idea de cuándo se producirá pero me temo -o anhelo- que será más pronto que tarde.
Eulogio López-eulogio@hispanidad.com
Varsovia en 1979 con Juan Pablo II |
CINCO millones de personas en Luneta Park de Manila en JMJ-1995 con Juan Pablo II |
1. En sus tiempos de interpretación teatral, era el que salvaba la situación con su memoria prodigiosa.
Todos sabemos que Juan Pablo II sentía una fuerte pasión por el teatro y la literatura en general, ya incluso desde que era un adolescente. Pero lo que yo no sabía es que una vez salvó la situación con su increíble memoria.
Uno de los personajes en una producción se dio de baja dos días antes del estreno. Y me imagino que no disponían de suplentes en aquel momento. La absorbente mente del joven Karol simplemente había memorizado el papel de todos los personajes durante los ensayos, y se ofreció a interpretar dos personajes. ¡Que siga la música!
2. En sus acampadas con el grupo de gente joven, acostumbraba a leer “Cartas del Diablo a su Sobrino” de CS Lewis junto al fuego de campamento.
Muchos de nosotros sabemos que al Padre Wojtyla le encantaba pasar tiempo con los jóvenes en actividades al aire libre durante su tiempo de párroco en Polonia; y más tarde como Cardenal siguió manteniendo esa costumbre. Esas salidas tenían que ser clandestinas ya que estaban prohibidas por los dirigentes comunistas. Iban a descender el rio en Kayak, o a practicar montañismo, llegando a celebrar misas en una canoa vuelta del revés.
Parece ser que alrededor del fuego durante las veladas nocturnas cantaban textos de poetas y escritores en general y leían textos sacados de algunos de esos libros, incluyendo el clásico “Cartas del Diablo a su Sobrino” (publicada por primera vez en 1942).
3. Irónicamente, los comunistas “querían” que fuese arzobispo de Cracovia.
Aunque el gobierno comunista permitía a la iglesia polaca nombrar a los candidatos a la sede vacante, el gobierno se reservaba el derecho a veto sobre cualquier candidato que no le interesase. Continuaron con su censura a los candidatos hasta que consiguieron situar a su hombre: Karol Wojtyla.
Imagínate ese momento incómodo cuando el hombre que tú mismo has seleccionado se convierte en Papa y después regresa a Polonia a derrocar el comunismo. Probablemente la mayor ejemplo de minusvalorar a alguien en la historia de los fracasos.
4. Removió una montaña de excrementos con la pala
A JPII nunca se le cayeron los anillos por trabajar en trabajos duros, o sucios, o a la hora de realizar los trabajos más bajos. Poco después que el poder cambiara de manos en Polonia de los nazis a los comunistas, Karol y sus compañeros seminaristas pudieron volver al seminario, que había caído en un estado físico deplorable y necesitaba arreglos patentes. Las cañerías se habían congelado, y las letrinas se encontraban en un estado de profundo caos. Había que picar montañas de excrementos helados con palas y transportados en carretas lejos de ahí.
La próxima vez que debas encargarte de una tarea de lo más desagradable acuérdate de que JPII ya lo hizo antes que tú.
5. Continuó con la práctica del esquí hasta que tuvo 73 años.
Una de mis historias favoritas es la de aquel niño de 8 años que se encontró con JPII en la pista de esquí. Hicieron un par de bajadas juntos, y la madre del niño no quería dar crédito a que su imaginativo hijo hubiera estado esquiando con el Papa, hasta que el niño se lo presentó.
6. Viajó a la luna tres veces durante su vida.
Bueno, la misma distancia, al menos: ¡1.140.000 km! El hombre tenía una misión, y sentía que su llamada como pastor de la iglesia universal implicaba salir a los caminos y reunirse con su rebaño universal. “¿No se supone que debo ser el papa de todo el mundo?”, solía decir.
7. ¿Cuál fue “el día más feliz de su vida”?
Según él mismo, ése fue el día en que canonizó a la hermana Faustina como la primera santa del milenio.
Su devoción a la Divina Misericordia fue uno de los temas centrales de su vida, algo muy cercano y muy querido para su corazón, especialmente como polaco que era.
“No hay nada que el hombre necesite más que la Divina Misericordia”.
8. Escribió este profundo poema
Durante la invasión nazi, cuando Karol tenía que trabajar en una cantera en condiciones bajo cero (y caminar durante 30 minutos al alba para llegar allí), fue testigo de la muerte de un compañero trabajador en una explosión de dinamita. Más tarde escribió este poema:
Le tumbaron en el suelo, su espalda contra una sábana de grava
Llega la esposa, destrozada por la congoja; su hijo regresa de la escuela…
Las piedras se mueven de nuevo: un vagón lastima las flores.
De nuevo la corriente eléctrica penetra en lo profundo de los muros.
Pero el hombre lleva consigo la estructura profunda del mundo.
Donde, cuanto mayor es la ira, mayor también la explosión de amor.
9. Realizó un par de movimientos a lo James Bond para eludir a la policía secreta.
Cuando fue obispo en Polonia durante el dominio comunista, la policía secreta estaba constantemente grabando furtivamente sus conversaciones y estudiando sus movimientos. Cuando llegó a convertirse en Papa habían ya recopilado informes sobre su persona que llenaban 18 cajas de archivo.
En una ocasión en que el arzobispo necesitaba tener una reunión secreta con Karol, el chófer de Wojtyla montó una pequeña y peligrosa escena en medio del tráfico que hizo perder a los perseguidores de vista. Rápidamente Karol cambió de coche sin que nadie se percatara y así pudo reunirse con el arzobispo en paz. Las bromas, para vosotros, amigos comunistas.
10. Los royalties de sus libros construyeron iglesias en Yugoslavia
Juan Pablo II, durante toda su vida fue un "regalador". Se regaló a sí mismo y regaló su tiempo y su talento.
Como botón de muestra, tras publicar "Cruzando el umbral de la esperanza", que vendió millones de copias, ofreció los primeros royalties para reconstruir iglesias destruidas en el conflicto de Yugoslavia. También se sabe que regaló las ropas nuevas que le compraron y se quedó con las viejas.
11. Recibió el sacramento de la reconciliación del padre Pío.
En 1947, el Padre Wojtyla visitó al Padre Pío, y éste le oyó en confesión. El Papa Juan Pablo II le canonizaría 55 años después.
12. Su predecesor Juan Pablo I dijo lo siguiente …
“Mi nombre es juan Pablo I. Solamente estaré con vosotros un tiempo corto. El segundo ya está en camino”
13. Era el Rey de la Multi-tarea
Juan Pablo II tenía una ética laboral increíble, y uno de sus secretarios le describió como un “volcán de energía”. Era habitual en él trabajar entre 12 y 16 horas diarias.
Tenía el don de la “concentración dividida”. Muchas personas contaban cómo podía tener una conversación completa con ellos mientras estaba leyendo, y aun así estar plenamente entregado. Algunas veces se cansaba en las reuniones si no trabajaba en algo más al mismo tiempo. De hecho, durante el Concilio Vaticano II escribió todo tipo de libros y poemas.
14. Leía a Marx durante el Cónclave
De hecho la necesidad de dedicarse a múltiples tareas simultáneamente era tan acuciante, tal era la necesidad de constantemente alimentar su intelecto, que incluso se llevaba material de lectura a las sesiones del cónclave poco después de su propia elección. Y de todos los libros que uno puede leer… leía literatura marxista. Como dijo en una ocasión a un amigo, “si quieres llegar a conocer a tu enemigo, tienes que conocer lo que ha escrito”.
15. Una audiencia de 300.000 personas le aplaudió durante 14 minutos sin interrupción
Durante el momento clave que representó su viaje a Polonia como Papa en 1979, JPII celebró la misa de Pentecostés en la plaza de la Victoria de Varsovia para una multitud de 300.000 almas. En un momento concreto el aplauso entusiasta duró 14 minutos sin interrupción.
Párate un momento, querido lector, e intenta imaginártelo: un pueblo, una cultura, reprimida por un comunismo que negaba la dignidad humana de las personas. Y en ese momento, uno de ellos, un chico polaco de Wadowice, regresa como papa a su tierra natal con un mensaje de libertad y esperanza.
“¡Envía tu Espíritu!, ¡Envía tu Espíritu! ¡Y renueva la faz de la tierra! ¡De su tierra!"
16. Si se recopila todo lo que escribió, equivaldría al contenido de 20 Biblias
Su media superaba las 3.000 páginas anuales, y solamente durante el tiempo en que fue papa.
17. Fue el primer papa en pisar una mezquita.
Su amor hacia la persona humana se extendía más allá de los confines de la Iglesia Católica, hacia todas las religiones, razas y lenguas.
18. Una figura envuelta en un abrigo largo, con capucha negra, saliendo a hurtadillas por la puerta trasera del Vaticano.
Juan Pablo II era uno de esos líderes que se deslizaría con sigilo para no ser notado por sus guardias de seguridad mientras salía de casa. A menudo estas excursiones servían para conseguir un poco de solaz en las montañas o para ir a esquiar. Con lo ocupado que andaba el hombre, entendió la necesidad del equilibrio y la diversión.
19. De vez en cuando le gustaba reírse un poco de su persona.
En una ocasión alguien pudo oír la siguiente conversación:
-JPII: “La música es extraordinariamente útil para la oración. Como decía San Agustín, “el que canta, reza por partida doble”.”
-Amigo: “¿Cantaba usted bien, Santo Padre?”
-JPII: “Cuando era yo el que cantaba, era más propio decir que rezaba una sola vez.”
20. Conocía a los más de 2.000 obispos del mundo por su nombre.
Guardaba un mapa en el que marcaba cada diócesis del mundo, y conocía a cada uno de sus obispos de memoria.
Su memoria no estuvo limitada a los líderes de la Iglesia. La guardia suiza, los seminaristas, y conocidos esporádicos que apenas había tratado se sorprendían por los detalles pequeños que recordaba de ellos años más tarde.
21. Más gente le vio a él que a cualquier otra persona en la historia de la humanidad.
Bueno, eso es lo que se dice. Y con el récord de 500 millones de personas, ¿alguien de entre el público puede competir con él?
(Selección de Joe Houde, en www.impactingculture.com, de la John Paul The Great Catholic University,California, -www.jpcatholic.com-; traducción de Jordi Picazo, filólogo, Mataró)
-Todo lo que puede saberse hoy sobre Juan Pablo II y Juan XXIII: una propuesta para el Día del Libro
-Contra el «asalto de Satanás», la nueva oración oficial que pide la intercesión de San Juan Pablo II
-«Que Juan Pablo II fue un santo lo tuve cada vez más claro al colaborar con él», dice Benedicto XVI
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ReL (22/4/2014): Juan Pablo II, como santo, es un intercesor cercano a Dios y a los hombres. La página oficial creada por en el Vaticano para la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII (www.2papisanti.org) que se celebra este domingo 27 de abril ha publicado una nueva oración oficial que pide la intercesión del Pontífice polaco ya con el título de santo.
La oración recoge algunos elementos propios de este santo: su condición de viajero, su amor a losjóvenes, su defensa de las familias frente a los ataques del demonio que quiere deshacer esta institución y su defensa de la paz, que él proclamaba en plena Guerra Fría bajo la amenaza de la destrucción nuclear.
Oración a San Juan Pablo II
¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.
Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.
Bendice las familias, ¡bendice cada familia!
Tú advertiste el asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo Comastri
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ACIPRENSA: Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.
Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.
Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.
A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.
Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.
Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.
En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.
Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.
Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.
Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.
Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.
Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.
Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.
Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).
Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.
Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.
Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.
El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011.
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Juan Pablo II: 5 visitas a España
Zenit-Iván de Vargas (22/4/2014): El primer viaje apostólico de un papa a España fue en 1982. Juan Pablo II iniciaba así una estrecha relación con este país que se prolongaría hasta los últimos días de su pontificado. Su visita tuvo lugar del 31 de octubre al 9 de noviembre y coincidió con la clausura del IV centenario de la muerte de santa Teresa de Jesús, a la que definió como "esa gran santa española y universal".
Tras aterrizar en Madrid, Karol Wojtyla llevó a cabo un auténtico maratón por la geografía española a bordo de un helicóptero de la Fuerza Aérea. Ávila, Alba de Tormes, Salamanca, Guadalupe, Toledo, Segovia, Sevilla, Granada, Loyola, Javier, Zaragoza, Montserrat, Barcelona, Valencia, Moncada, Alcira y Santiago de Compostela fueron sus escalas en los diez días que duró su periplo. En total, 18 localidades de 11 comunidades autónomas en la que sigue siendo la estancia más larga de un pontífice en España.
La misa celebrada en la plaza de Lima de Madrid y en el encuentro con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu siguen recordándose por la masiva afluencia de público. En Sevilla, el Santo Padre beatificó a sor Ángela de la Cruz, fundadora de las hermanas de la Compañía de la Cruz.
En aquel momento el Pontífice polaco aseguró sentirse atraído por España por su "fidelidad a la Iglesia y servicio a la misma, escrita en empresas apostólicas y en tantas grandes figuras" que "la defendieron en momentos difíciles". "La porción más numerosa de la Iglesia de Cristo habla hoy y reza a Dios en español", añadió dando gracias. Para despedirse, lanzó una llamada a Europa: 'Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. ¡Aviva tus raíces!'
La segunda visita de Juan Pablo II a España se produjo en 1984, el 10 de octubre, y duró apenas unas horas. En realidad, se trató de una escala en su viaje a República Dominicana y Puerto Rico con motivo de las celebraciones del V Centenario de la Evangelización de América. El Papa aterrizó en Zaragoza, donde fue recibido por el Rey, el presidente del Gobierno y varios ministros. El Santo Padre explicó que su parada se debía a que España es la tierra que "abrió la comunicación entre Occidente y el continente americano y la que, en gran parte, llevó al mismo la luz de la fe en Cristo, junto con Portugal". En la Basílica del Pilar, leyó un mensaje dirigido a los familiares de los misioneros españoles en América Latina antes de proseguir su camino.
El Pontífice polaco tardó cinco años en regresar a tierras españolas. La tercera visita apostólica a este país tuvo lugar del 19 al 21 de agosto de 1989. En esta ocasión, Juan Pablo II acudió a Santiago de Compostela para clausurar la IV Jornada Mundial de la Juventud. En el Monte do Gozo, el Papa advirtió a los jóvenes de los peligros de los caminos "errados", de las "propuestas fáciles" y las "ambigüedades" y les invitó a ser "apóstoles valientes" ante el "gran desafío" del "neopaganismo y el proceso de secularización" para construir una civilización de "amor, justicia y paz".
Además, Juan Pablo II recorrió a pie los últimos cien metros del Camino de Santiago ataviado con la esclavina y el bordón de roble, en una peregrinación simbólica, después de lo cual visitó la catedral compostelana donde rezó ante las reliquias del Apóstol. Desde Santiago, se trasladó a Asturias. Tras visitar Oviedo, el Santo Padre estuvo acompañado en la gruta mariana de Covadonga por el Príncipe de Asturias. Antes de regresar al Vaticano, visitó los lagos y Cangas de Onís.
Andalucía y Madrid fueron los destinos del cuarto viaje de Juan Pablo II a España, del 12 al 17 de junio de 1993. El motivo principal fue la clausura del 45 Congreso Eucarístico Internacional, que se celebró en Sevilla. En esta ocasión, el Papa animó a los obispos españoles en su esfuerzo por conseguir una "nueva evangelización" y se mostró consciente de "la grave crisis de valores morales, presente de modo preocupante en diversos campos de la vida individual y social que afecta de manera particular a la familia, a la juventud, y que tiene también repercusiones en la gestión de la cosa pública". "Es innegable la existencia de un creciente proceso de secularización, que halla puntual eco en algunos medios de comunicación social, favoreciendo así la difusión de una indiferencia religiosa que se instala en la conciencia personal y colectiva", lamentó.
Durante su visita, el Santo Padre recorrió diversos puntos de la geografía andaluza. En Sevilla visitó la catedral; en Huelva, los lugares colombinos y el santuario del Rocío, y en el Monasterio de la Rábida coronó a la Virgen de los Milagros. También rezó en la parroquia de Palos de la Frontera. Después se trasladó a Madrid. En su segunda visita a la capital, el Pontífice polaco consagró la catedral de la Almudena. Antes de finalizar su viaje, presidió una multitudinaria celebración en la plaza de Colón donde canonizó a Enrique Ossó.
El último viaje de Juan Pablo II, el 3 y 4 de mayo de 2003, trajo a la capital de España a un papa visiblemente desmejorado. Aún así, el Santo Padre tuvo fuerzas para llevar a cabo un encuentro con casi un millón de jóvenes en la Base Aérea de Cuatro Vientos. En la Vigilia de Oración, el Papa, más vital que nunca, pidió a los jóvenes que dejen constancia con su vida de que las "ideas no se imponen, sino que se proponen" y repitió las palabras que pronunció en 1982 en el estadio Santiago Bernabéu: "Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y de la sociedad".
El Pontífice polaco manifestó una vez más su preocupación por la paz en el mundo: "La espiral de la violencia, el terrorismo y la guerra provoca, todavía en nuestros días, odio y muerte". "Hoy quiero comprometeros a ser operadores y artífices de paz. Responded a la violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor. Venced la enemistad con la fuerza del perdón", aseveró. Y concluyó su intervención evocando a la Virgen María y rogándole por los "jóvenes llenos de sueños y esperanzas", para que éstos "sean testigos de Cristo resucitado, apóstoles humildes y valientes del tercer milenio y heraldos generosos del Evangelio".
Al día siguiente, la Plaza de Colón acogió una misa multitudinaria, en esta ocasión con motivo de la canonización de cinco beatos: Pedro Poveda Castroverde, fundador de la Institución Teresiana; José María Rubio, presbítero de la Compañía de Jesús; Genoveva Torres Morales, fundadora de las Angélicas; Ángela de la Cruz, fundadora de las hermanas de la Compañía de la Cruz; y Maravillas de Jesús, de la Orden de las Carmelitas Descalzas.
Al término de su quinta visita, Juan Pablo II se despidió con un "¡Hasta siempre, España. Hasta siempre, tierra de María!" La relación personal del beato Karol Wojtyla con la nación española, con su pueblo y con su Iglesia, se articuló fundamentalmente a través de estos viajes. Nada menos que cinco visitas intensas y vibrantes -casi una por lustro-, que fueron moldeando su conocimiento, su relación y su sintonía con este país.