Miseria de la historiografía española
Pío Moa
15 junio 2018
En el seminario sobre la Posición de España en Europa, tratamos los efectos de la implosión de la Unión Soviética, el mesianismo useño y la posición de España.
-No obstante, el revisionismo tiene muy mala prensa hoy en España.
-La tenía, pero va en declive. Es curioso que quienes más atacaban el revisionismo han sido los comunistas, desde Lenin, y en cambio son ahora los que más se oponen a revisar sus peculiares versiones históricas. Y que les apoyen muchos no comunistas, liberales y demás. Creo que es una herencia subterránea de la deuda con Stalin, que España no tiene. Todos los libros que he escrito son revisionistas. De otro modo no valdría la pena escribirlos, para repetir las versiones corrientes o abundar en ellas.. La falsificación histórica se ha convertido en una industria en España.
-Ud ha escrito muy documentadamente sobre la guerra civil, pero en otras cuestiones no puede considerarse un especialista, y sin embargo ha escrito libros…
-No hay especialistas en el conjunto de la historia de España, o de Europa, o del mundo, o de tramos tan extensos como la Reconquista. La especialización exige períodos muy limitados. Y sin embargo se escriben historias de España, del mundo, de la Reconquista… Para ello es preciso un conocimiento relativamente profundo, cierta agudeza crítica y sentido lógico. De otro modo es imposible decir nada nuevo, como en el caso anterior.
-Muchos le acusan de decir demasiadas cosas nuevas sin fundamento
-Nunca he oído esa crítica. En realidad no conozco críticas reales a mis libros. Pongamos por caso mi Nueva historia de España: claro que tiene bastantes cosas nuevas, como enfocarla desde la II Guerra Púnica, punto crucial al que la inmensa mayoría de los historiadores no ha prestado la atención necesaria; como eludir enfoques como el de Sánchez Albornoz sobre una supuesta herencia temperamental; como una valoración del reino hispanogodo como primera nación española; como una visión o intento de visión ampliamente cultural y no solo político o económico; como una explicación del auge y la decadencia españolas un tanto diferente de las habituales; como un enfoque del siglo XX también harto diferente; como la imbricación de nuestra historia en la historia europea, pues casi siempre se trata la nuestra como si fuera un país “tibetanizado”, que decía Ortega con su habitual arbitrariedad… Claro que todo esto es discutible, y en un ambiente intelectual menos cutre que el que ahora sufrimos daría para mucho debate, lo he propuesto muchas veces, pero es inútil. Le pondré otro ejemplo de hasta qué punto es lamentable la actual historiografía española, salvando excepciones de rigor: un problema tan grave como el de los separatismos no ha recibido atención de conjunto sobre su génesis y verdadero contenido ideológico. Mi libro Una historia chocante es el primero y hasta ahora el único, que analiza los separatismos vasco y catalán en estrecha relación con la evolución histórica del país desde el “desastre” del 98 hasta ahora. Tampoco ha dado lugar a debate. Es asombroso pero es así.
-De nuevo, su reciente libro sobre la Reconquista se separa drásticamente de los enfoques que se han impuesto en las últimas décadas.
-Muy cierto, y no es algo que me duela. Yo no soy patriotero, pero la Reconquista es una evidencia y por tanto no precisa discusión. No hay problema en plantear esa época como una reconquista. Cuando se quiere hacer un problema de ella lo que resalta es un problema distinto: el de una universidad esclerotizada en versiones falsas, cuya base ideológica es el deseo grotesco de negar la existencia de España. No hay el menor apoyo documental, lógico o de sentido común a la negación de la Reconquista. Y sin embargo…