SANTIAGO CLAVIJO
28 agosto 2022 REVISADO
DIOS
Creador, Infinito y Eterno
Reflexiones sobre la Compatibidad
de la Creación (FE) y del Bigbang (Ciencia)
a la luz del Espíritu Santo y de la Razón
Reflexiones sobre la Compatibidad
de la Creación (FE) y del Bigbang (Ciencia)
a la luz del Espíritu Santo y de la Razón
1. Creación
y Evolución
2. Edades
de la Evolución
3. Evolución Discontinua y Creacionismo Evolutivo
4. Creación del Hombre (Catecismo)
3. Evolución Discontinua y Creacionismo Evolutivo
4. Creación del Hombre (Catecismo)
5.
La Creación en 6 días (Génesis)
6.
EVOLUCIONISMO (Encíclica Pio XII)
7. DIOS
y el Universo (P. Manuel Carreira)
8. Monogenismo y Poligenismo (Doctrina Católica)
8. Monogenismo y Poligenismo (Doctrina Católica)
9. Darwin:
Fraude científico (Guillermo Buhigas)
10. Ciencia
y FE (P. Mariano Artigas)
11. Las cuatro Evoluciones (José María Macarulla)
12. Encontrando el diseño en la Naturaleza (Card. Schönborn)
11. Las cuatro Evoluciones (José María Macarulla)
12. Encontrando el diseño en la Naturaleza (Card. Schönborn)
13. Todo
lo hiciste con sabiduría (Daniel Iglesias)
14. Origen de las RAZAS Humanas (Santiago Clavijo)
15. Homo sapiens sapiens, Eva mitocondrial y Adán genético
16. EVOLUCIÓN de las ESPECIES (Antonio Pardo)
17. Vida Humana EXTRATERRESTRE (Santiago Clavijo)
14. Origen de las RAZAS Humanas (Santiago Clavijo)
15. Homo sapiens sapiens, Eva mitocondrial y Adán genético
16. EVOLUCIÓN de las ESPECIES (Antonio Pardo)
17. Vida Humana EXTRATERRESTRE (Santiago Clavijo)
18. Evolucionismo
teísta, diseño inteligente y fe católica
19. EVOLUCIONISMO: La bioquímica, callejón sin salida
20. ORIGEN del UNIVERSO
19. EVOLUCIONISMO: La bioquímica, callejón sin salida
20. ORIGEN del UNIVERSO
*********
1.
Creación y Evolución
Hipótesis
para Conjugación de Fe y Ciencia
Hace
unos 13.700 millones de años, DIOS Todopoderoso, Infinito y Eterno
creó el Universo desde Nada-Cero, a la vez que las Leyes de la
Evolución de la Materia y de la Vida. Antes del Bigbang no existía
el Tiempo ni el Espacio ni la Energía ni la Materia. La Creación se
inicia con la explosión de una partícula infinitesimal de energía
superconcentrada. Todos los días o etapas de la Creación se
realizan en un instante de Dios, que está fuera el tiempo. La
existencia de todos los hombres fue prevista por Dios desde el
principio de los tiempos. Todas las almas de la humanidad, pasado,
presente y futuro, están en la mente de Dios hasta la concepción.
Azar
El
Azar es el Efecto-Suma de todas las Causas cuyas Leyes Naturales,
Físicas, Químicas y Biológicas, creadas por Dios, desconoce
todavía la Ciencia. No existe el Azar sino la Ignorancia del Hombre
y la Omnipotencia de Dios.
Cosmología
El
Universo tiene un número de Planetas del orden de mil trillones (21
ceros) en base a mil millones de Galaxias, cien mil millones de
Estrellas por galaxia y diez Planetas por estrella (sistema solar).
Linaje
Humano
La
voluntad omnipotente, infinita y eterna de Dios Creador completó su
obra con la Creación del Hombre a su imagen y semejanza. El alma no
puede ser consecuencia de una super-mutación, la probabilidad de que
eso suceda es cero. Adán y Eva fueron creados hace unos 25.000 aC.,
al final de la IV glaciación o edad del Hielo (100.000 a 10.000 aC),
DIOS concedió el alma a una pareja especialmente evolucionada de
"Homo Sapiens Sapiens".
El Holoceno, período post-glacial actual es de calentamiento, en él que se han desarrollado las grandes civilizaciones y la Humanidad ha pisado la Luna. Por el contrario, los homínidos que vivieron en la Edad de Hielo se enfrentaron a unas condiciones naturales muy adversas y se extinguieron.
La Ciencia nunca podrá encontrar pruebas de la existencia de alma en los restos arqueológicos de los homínidos superiores (animales no humanos), que tuvieron inteligencia y algunos sentimientos superiores a simios o perros.
Es una teoría sobre los orígenes del hombre que postula la existencia de diferentes linajes para las razas humanas. Algunos de sus defensores derivan sus postulados de bases científicas y otros sobre bases pseudo-científicas o religiosas. Se opone a la teoría dominante en antropología, que es el Monogenismo.
Algunos mitos de la creación en diversas culturas muestran narraciones interpretables como una explicación poligenista del origen del hombre. La interpretación poligenista de la Biblia es una exégesis poco común, que hasta mediados del siglo XIX se consideraba herética. Parecía difícil de asumir que las razas humanas se hubieran desarrollado dentro del marco temporal comúnmente aceptado para los tiempos bíblicos.
El poligenismo entró en la corriente principal del pensamiento científico y religioso de los Estados Unidos en el contexto de las polémicas intelectuales en torno a la raza y la esclavitud. Los esclavistas buscaban justificaciones para su postura mediante el recurso a la ciencia empírica. Esa perspectiva situaría cada raza como una diferente especie, siendo los negros africanos inferiores mentalmente a los blancos europeos. Los descubrimientos geológicos de la época suponían para la Tierra una edad muy superior a la compatible con una estricta interpretación del Génesis, lo que permitió a algunos pensadores proponer el poligenismo como una forma de reconciliar los nuevos descubrimientos con su fe.
En los debates raciales de 1860-1870, Charles Darwin y sus seguidores fueron partidarios de la tesis monogenista para la especie humana, viendo el origen común para todos los humanos como un punto esencial de la teoría de la evolución, que se conoce con el nombre de hipótesis del origen único.
El poligenismo fue duramente criticado por la Iglesia católica especialmente a partir de la encíclica Humani generis (Pío XII, 1950) que, al tiempo que entendía compatible el evolucionismo con el catolicismo, ponía serios reparos a la compatibilidad del poligenismo con la doctrina del pecado original.
A finales del siglo XX, la obra del paleoantropólogo Carleton Coon es lo más cercano a lo que puede considerarse un poligenismo moderno, que postula que la evolución hacia el actual Homo sapiens moderno se realizó separadamente en cada raza humana. Esta hipótesis, denominada la hipótesis multirregional, fue presentada a mediados de la década de 1960 y no ha sido ampliamente aceptada por la comunidad científica, aunque sigue teniendo partidarios.
El Holoceno, período post-glacial actual es de calentamiento, en él que se han desarrollado las grandes civilizaciones y la Humanidad ha pisado la Luna. Por el contrario, los homínidos que vivieron en la Edad de Hielo se enfrentaron a unas condiciones naturales muy adversas y se extinguieron.
La Ciencia nunca podrá encontrar pruebas de la existencia de alma en los restos arqueológicos de los homínidos superiores (animales no humanos), que tuvieron inteligencia y algunos sentimientos superiores a simios o perros.
Los primeros
humanos pudieron unirse excepcionalmente con las hembras del reducido
grupo de su especie. con el fin de evitar la extinción del género
humano a causa de las enfermedades contagiadas por animales después
de la expulsión del Paraíso. Los frutos de esas uniones habrían
sido humanos, si Dios les hubiera concedido el Alma en el instante de
la concepción, heredando el pecado original de Adán. En esta
hipótesis, todos los humanos descendemos de Adán pero no de Eva.
Origen de las Razas
MONOGENISMO
Es la tradicional interpretación de la Biblia aunque no es un Dogma: Todos los Humanos somos descendientes de ADÁN y EVA, la pareja de homínidos perfectos a la que DIOS concedió el Alma con Libre albedrío.
POLIGENISMO
Algunos mitos de la creación en diversas culturas muestran narraciones interpretables como una explicación poligenista del origen del hombre. La interpretación poligenista de la Biblia es una exégesis poco común, que hasta mediados del siglo XIX se consideraba herética. Parecía difícil de asumir que las razas humanas se hubieran desarrollado dentro del marco temporal comúnmente aceptado para los tiempos bíblicos.
El poligenismo entró en la corriente principal del pensamiento científico y religioso de los Estados Unidos en el contexto de las polémicas intelectuales en torno a la raza y la esclavitud. Los esclavistas buscaban justificaciones para su postura mediante el recurso a la ciencia empírica. Esa perspectiva situaría cada raza como una diferente especie, siendo los negros africanos inferiores mentalmente a los blancos europeos. Los descubrimientos geológicos de la época suponían para la Tierra una edad muy superior a la compatible con una estricta interpretación del Génesis, lo que permitió a algunos pensadores proponer el poligenismo como una forma de reconciliar los nuevos descubrimientos con su fe.
En los debates raciales de 1860-1870, Charles Darwin y sus seguidores fueron partidarios de la tesis monogenista para la especie humana, viendo el origen común para todos los humanos como un punto esencial de la teoría de la evolución, que se conoce con el nombre de hipótesis del origen único.
El poligenismo fue duramente criticado por la Iglesia católica especialmente a partir de la encíclica Humani generis (Pío XII, 1950) que, al tiempo que entendía compatible el evolucionismo con el catolicismo, ponía serios reparos a la compatibilidad del poligenismo con la doctrina del pecado original.
A finales del siglo XX, la obra del paleoantropólogo Carleton Coon es lo más cercano a lo que puede considerarse un poligenismo moderno, que postula que la evolución hacia el actual Homo sapiens moderno se realizó separadamente en cada raza humana. Esta hipótesis, denominada la hipótesis multirregional, fue presentada a mediados de la década de 1960 y no ha sido ampliamente aceptada por la comunidad científica, aunque sigue teniendo partidarios.
UNIGENISMO
Los primeros humanos pudieron unirse excepcionalmente con las hembras del reducido grupo perfeccionado de su especie con el fin de evitar la extinción a causa de las enfermedades contagiadas por animales después de la expulsión del Paraíso. Los frutos de esas uniones habrían sido humanos si DIOS les hubiera concedido el Alma en el instante de la concepción, heredando el Pecado original de Adán. Las diferencias genéticas entre las Razas parece que provienen de hembras Homo Sapiens Sapiens, concubinas de Adán y los primeros hombres.
Noé tuvo tres hijos cuyos descendientes repoblaron los 5 continentes después de la Dispersión como castigo en la Torre de Babel: Sem (Mesopotamia-Anatolia-Creta-Grecia-Roma), Cam (Egipto-África) y Jafet (India-China-Australia-América). Es posible que pequeños grupos de humanos sobrevivieran al Diluvio, por lo que los no-semíticos podrían ser descendientes de Adán, pero no de Noé.
Los ESPAÑOLES descendemos de NOÉ, principalmente gracias a:
*Tartessos del valle del Guadalquivir que llegaron de Creta por el Mediterráneo hacia 1.500 aC.
*Íberos y Celtas que llegaron por los Pirineos desde el CÁUCASO hacia 1,000 aC.
ANTEPASADOS de los ESPAÑOLES
Los HOMÍNIDOS de los yacimientos arqueológicos de Atapuerca en Burgos, o Cueva del Ángel en Lucena-Córdoba, no son nuestros Antepasados porque todos los homínidos se extinguieron hacia 10.000 aC. para dar paso a la HUMANIDAD, creada por DIOS hacia 25.000 aC.Los ESPAÑOLES descendemos de NOÉ, principalmente gracias a:
*Tartessos del valle del Guadalquivir que llegaron de Creta por el Mediterráneo hacia 1.500 aC.
*Íberos y Celtas que llegaron por los Pirineos desde el CÁUCASO hacia 1,000 aC.
GENÉTICA
El
Genoma humano está organizados en 23 cromosomas; uno de los pares es
el determinante del sexo: dos cromosomas X en mujeres, un X más un Y
en varones. Los cromosomas contienen aproximadamente igual cantidad
de proteinas y ADN (Ácido Desoxirribo Nucleico).El tamaño del
Genoma humano es de unos 3.200 millones de pares de bases de ADN
(3.200 Mb) en 20-25.000 genes
EXTRATERRESTRES
La
inmensidad de un Universo con unos 1.000 trillones de planetas y la
complejidad del Hombre, cuyos genes contienen una información
superior a 3.000 Megabites, demuestran por la ley de probabilidades
que la Creación no es producto del Azar sino de un DIOS eterno fuera
del tiempo, todopoderoso e infinito, capaz de concebir y organizar
las Galaxias y el Genoma Humano.
El
Universo con sus leyes de Evolución, fue creado para el Hombre a
mayor gloria de DIOS (principio antrópico) con el fín de hacer
posible la Encarnación de Jesucristo, soberano de Cielo y Tierra
(cristocentrismo). La Redención de la Humanidad en el planeta
Tierra, apoya la hipótesis de que el género humano está sólo en
el Universo.
Fuentes
principales- Antonio Pardo. Origen de la Vida y Evolución de las Especies. UNAV (2007)
- Mariano Artigas-Daniel Turbón. Origen del Hombre, Ciencia-Filosofía-Religión. EUNSA-UNAV (2007)
- Nicolás Jouve de la Barreda. Explorando los Genes, del Big-bang a la Nueva Biología. Encuentro (2008)
- Manuel Guerra Gómez. La Evolución del Universo, de la Vida y del Hombre. Homolegens (2009)
- José María Macarulla. Las cuatro evoluciones del Universo. EUNSA (2011)
2.
Etapas de la Evolución
(Ma=Inicio de Etapa en Millones de Años)
(Ma=Inicio de Etapa en Millones de Años)
-
Luz, Firmamento y Astros (15.000 Ma)
-
Tierras y Mares (5.000 Ma)
-
Vida Unicelular (4.000 Ma)
-
Vida Pluricelular (3.000 Ma)
-
Eucariotas (2.000 Ma)
-
Plantas, Hongos, Artrópodos (500 Ma)
-
Anfibios (300 Ma)
-
Mamíferos (200 Ma)
-
Reptiles, Dinosaurios Aves (100 Ma)
-
Primates (275 cc.cerebro): Simio-Gorila-Chimpancé-Orangután (50 Ma)
-
Pre-Homínido (450 cc-5Ma.): Australopitecus africanus "Lucy"
-
Homo Habilis (600 cc.-2 Ma)
-
Homo Erectus (900 cc.-1 Ma)
-
Homo Sapiens (1.200 cc.-500.000 años)
-
Eva Mitocondrial (200.000 años)
-
Homo Neanderthalis (100.000 años).
-
Homo Sapiens Sapiens (75.000 años): Durante la 4ª glaciación salió de África y se dispersó, primero por Asia y desde allí por todos los continentes e islas. Las diferentes sub-especies (Neandertal, Cromañón, etc) no fueron compatibles para la procreación. La catástrofe del volcán Toba en el norte de Sumatra cambió el curso de la historia al producir la casi extinción de los homínidos. Sobrevieron unos mil individuos que repoblaron el planeta hasta su extinción hacia 20.000 aC.
-
Fin de la Creación: ADÁN y Eva (25.000 aC)
3.
Evolución Discontinua
La
BIBLIA complementa a la Ciencia
cuando
no ha confirmado sus hipótesis
-
Big-bang
-
Evolución de Materia a Vida unicelular
-
Evolución entre Especies
-
Evolución de Animal a Humano
-
Origen de las Razas Humanas.
Nota:
El autor acepta rectificar errores contra el Magisterio de la Iglesia
o inexactitudes científicas. Se solicitan correcciones en cada
párrafo más que una crítica teológica, filosófica o científica.
Creacionismo
Evolutivo
P. Manuel Guerra
P. Manuel Guerra
La
creación evolutiva se basa en la existencia de un Dios Creador
personal que interviene dando el ser a lo que luego va a evolucionar.
El proceso evolutivo, iniciado en el Big Bang, parte de una
substancia real creada de nada (no de la nada, como si “la nada”
fuera una especie de materia).
Dios,
además de trascendente, es inmanente: actúa en y desde dentro de
las cosas y seres. La evolución no se contrapone a la creación sino
a la emanación, es un proceso progresivo desde lo más perfecto a lo
menos. La emanación es un proceso de dirección inversa: de lo
divino en sentido panteísta (hinduista, budista, gnóstico, "new
age") procedería lo sensorial (inconsciente, material). La
Creación es el impulso inicial (creación del universo) o un corte
(creación del hombre) en el proceso evolutivo. A la creación no se
opone la evolución sino el evolucionismo (naturalismo, materialismo
cientifista). La evolución sería el mecanismo escogido por Dios
para la realización del diseño inteligente de la Creación que
crea, no por necesidad de algo (compañía, gloria), sino por amor y
gratuidad. Antes de la existencia de “algo” creado sólo existía
Dios, ser sobrenatural y puramente espiritual, que supera totalmente
el alcance de la ciencia.
Algunos
científicos actuales, en funciones de filósofos, especulan sobre la
posibilidad de la creación de universos (en plural). A partir de
fluctuaciones en un vacío cuántico (sin materia ni energía ni
espacio ni tiempo), pero lleno de “partículas virtuales” que
habrían traspasado al lado opuesto del estado no- vacío. Hawking
afirma que el universo se origina a partir de una nada absoluta
mediante un proceso de tunelización cuántica.
El
misterio de la creación del universo, de la vida y del hombre puede
ser descodificado y comprendido por el “logos” (pensamiento,
palabra, mente, inteligencia) humano. La clave está en el Génesis
(“Y dijo Dios…”) y en el inicio del evangelio de San Lucas “En
el principio existía el Verbo y el Verbo era Dios”.
Más
que un corte o interrupción externa en el proceso evolutivo, la
creación del hombre es una elevación desde dentro al estado
sobrenatural mediante la participación de la naturaleza divina en el
alma en gracia.
El
“dios-relojero” de Voltaire que pone en marcha un universo que
seguirá funcionando hasta que se acabe la cuerda no es compatible
con el Dios de la revelación cristiana. Tampoco lo es la teoría del
“diseño sin diseñador”, ni la creencia en un dios inactivo que
no interviene en el universo ni en la historia de la humanidad. El
hombre no es una equivocación, ha sido diseñado, es parte del amor
de Dios Creador.
Las
leyes de la evolución no existen por azar ni por necesidad. El
discurso científico desde los tiempos de la masónica Royal Society
se basa en el empirismo científico bajo patronazgo de la herejía
anglicana y de la corona británica.
Los
científicos iluministas tienen como dogma infalible que la única
forma de conocer la realidad de todo lo que existe es la verificación
empírica. En el arte, la obra no es la cárcel del autor, entre la
obra y el autor siempre existe una distancia irreductible porque son
de naturaleza substancialmente diferente. La verificación empírica
no es el único modo de conocer ciertas realidades como la intimidad
del hombre o el sentido de su existencia.
El
joven Sócrates decepcionado de los charlatanes sofistas buscaba un
maestro que le enseñara la verdadera causa de las cosas. Le hablaron
de Anaxágoras pero descubrió que era sólo un empírico. La amistad
y el amor no es un cóctel bioquímico, mitad azar mitad necesidad.
Muchos
científicos actuales, no han tenido tiempo de leer a los clásicos.
Ciertos neurólogos niegan la existencia del alma espiritual porque
no la encuentran dentro del cerebro. Algo parecido sucede con la
controversia sobre la existencia de Dios. Ahora resulta que el
universo es demasiado colosal y la mente humana del científico ateo
prefiere suponerlo fruto del azar y la necesidad.
Esto
es lo que propone Lucifer: un dios fabricado por el hombre a su
medida, una religión universal (Nueva Era) aceptable para profanos,
herejes y ateos al servicio de una elite de poderosos plutócratas
que utilizan la financiación de Fundaciones y Universidades para
“comprar” científicos, economistas y políticos. Así caminamos
hacia un “Nuevo Orden Mundial” sin identificar al enemigo
causante de nuestra enfermedad social, asesina de valores.
4.
Creación del Hombre
Génesis
Génesis
7
Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla (*5) del suelo
y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió
en un ser (*6) viviente.
18
Después dijo el Señor Dios: «No conviene que el hombre esté solo.
Voy a hacerle una ayuda adecuada».
21-22 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas (*7 ) y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
21-22 Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas (*7 ) y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
Notas (Santiago
Clavijo):
(*1)
Todo lo visible: Materia, Energía y Vida con sus Leyes de Evolución
Física, Química y Biológica.
(*2)
Todo lo invisible: Ángeles y Almas de todos los Humanos desde Adán
y Eva hasta el Fin de los Tiempos.
(*3)
Al comienzo del tiempo: El "Big-bang" es el instante de la
Creación.
(*4)
Creó a la vez de la nada: Lo visible -Universo de materia y vida- y
lo invisible -Ángeles y Almas-. Las Almas permanecen en la mente de
Dios hasta la Concepción de cada Ser Humano.
(*5)
La arcilla es la materia primigenia evolucionada de que están hechos
los homínidos (animales).
(*6)
Ser viviente (Humano) es el homínido que recibió el Alma por el
soplo de Dios
(*7)
La costilla representa la misma naturaleza genética del hombre.
325
El Símbolo de los Apóstoles profesa que Dios es "el Creador
del cielo y de la tierra", y el Símbolo
Niceno-Constantinopolitano explicita:...de todo lo visible (*1) y lo
invisible (*2).
327
La profesión de fe del IV Concilio de Letrán afirma que Dios, "al
comienzo del tiempo (*3), creó a la vez de la nada (*4) una y otra
criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la
mundana; luego, la criatura humana, que participa de las dos
realidades, pues está compuesta de espíritu y de cuerpo".
355
"Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó,
hombre y mujer los creó" (Gn1,27). El hombre ocupa un lugar
único en la creación: "está hecho a imagen de Dios" (I);
en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo material
(II); es creado "hombre y mujer" (III); Dios lo estableció
en la amistad con él (IV).
"A imagen de Dios"
356 De todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador" (GS12,3); es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (GS 24,3); sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad: «¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor por ella; por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno» (Santa Catalina de Siena, Il dialogo della Divina providenza, 13).
357 Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar.
358 Dios creó todo para el hombre (cf. GS 12,1; 24,3; 39,1), pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación: «¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la existencia rodeado de semejante consideración? Es el hombre, grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la creación entera; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la creación, y Dios ha dado tanta importancia a su salvación que no ha perdonado a su Hijo único por él. Porque Dios no ha cesado de hacer todo lo posible para que el hombre subiera hasta él y se sentara a su derecha» (San Juan Crisóstomo, Sermones in Genesim, 2,1: PG 54, 587D - 588A).
359 "Realmente, el el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (GS 22,1): «San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida. Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir [...] El segundo Adán es aquel que, cuando creó al primero, colocó en él su divina imagen. De aquí que recibiera su naturaleza y adoptara su mismo nombre, para que aquel a quien había formado a su misma imagen no pereciera. El primer Adán es, en realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo soy el último"». (San Pedro Crisólogo, Sermones, 117: PL 52, 520B).
360 Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad. Porque Dios "creó [...] de un solo principio, todo el linaje humano" (Hch 17,26; cf. Tb 8,6): «Maravillosa visión que nos hace contemplar el género humano en la unidad de su origen en Dios [...]; en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y un alma espiritual; en la unidad de su fin inmediato y de su misión en el mundo; en la unidad de su morada: la tierra, cuyos bienes todos los hombres, por derecho natural, pueden usar para sostener y desarrollar la vida; en la unidad de su fin sobrenatural: Dios mismo a quien todos deben tender; en la unidad de los medios para alcanzar este fin; [...] en la unidad de su Redención realizada para todos por Cristo (Pío XII, Enc. Summi Pontificatus, 3; cf. Concilio Vaticano II,Nostra aetate, 1).
361 "Esta ley de solidaridad humana y de caridad (ibíd.), sin excluir la rica variedad de las personas, las culturas y los pueblos, nos asegura que todos los hombres son verdaderamente hermanos.
“Corpore et anima unus”
"A imagen de Dios"
356 De todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador" (GS12,3); es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (GS 24,3); sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad: «¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor por ella; por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno» (Santa Catalina de Siena, Il dialogo della Divina providenza, 13).
357 Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar.
358 Dios creó todo para el hombre (cf. GS 12,1; 24,3; 39,1), pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación: «¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la existencia rodeado de semejante consideración? Es el hombre, grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la creación entera; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la creación, y Dios ha dado tanta importancia a su salvación que no ha perdonado a su Hijo único por él. Porque Dios no ha cesado de hacer todo lo posible para que el hombre subiera hasta él y se sentara a su derecha» (San Juan Crisóstomo, Sermones in Genesim, 2,1: PG 54, 587D - 588A).
359 "Realmente, el el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (GS 22,1): «San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida. Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir [...] El segundo Adán es aquel que, cuando creó al primero, colocó en él su divina imagen. De aquí que recibiera su naturaleza y adoptara su mismo nombre, para que aquel a quien había formado a su misma imagen no pereciera. El primer Adán es, en realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo soy el último"». (San Pedro Crisólogo, Sermones, 117: PL 52, 520B).
360 Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad. Porque Dios "creó [...] de un solo principio, todo el linaje humano" (Hch 17,26; cf. Tb 8,6): «Maravillosa visión que nos hace contemplar el género humano en la unidad de su origen en Dios [...]; en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y un alma espiritual; en la unidad de su fin inmediato y de su misión en el mundo; en la unidad de su morada: la tierra, cuyos bienes todos los hombres, por derecho natural, pueden usar para sostener y desarrollar la vida; en la unidad de su fin sobrenatural: Dios mismo a quien todos deben tender; en la unidad de los medios para alcanzar este fin; [...] en la unidad de su Redención realizada para todos por Cristo (Pío XII, Enc. Summi Pontificatus, 3; cf. Concilio Vaticano II,Nostra aetate, 1).
361 "Esta ley de solidaridad humana y de caridad (ibíd.), sin excluir la rica variedad de las personas, las culturas y los pueblos, nos asegura que todos los hombres son verdaderamente hermanos.
“Corpore et anima unus”
362
La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez
corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con
un lenguaje simbólico cuando afirma que "Dios formó al hombre
con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y
resultó el hombre un ser viviente" (Gn2,7). Por tanto, el
hombre en su totalidad es querido por Dios.
363 A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana (cf. Mt 16,25-26;Jn 15,13) o toda la persona humana (cf. Hch 2,41). Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre (cf. Mt 26,38; Jn 12,27) y de más valor en él (cf. Mt 10,28; 2M 6,30), aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: "alma" significa el principio espiritual en el hombre.
364 El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (cf. 1 Co 6,19-20; 15,44-45): «Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día» (GS 14,1).
365 La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo (cf. Concilio de Vienne, año 1312, DS 902); es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza.
366 La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (cf. Pío XII, Enc.Humani generis, 1950: DS 3896; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 8) —no es "producida" por los padres—, y que es inmortal (cf. Concilio de Letrán V, año 1513: DS 1440): no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.
367 A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu. Así san Pablo ruega para que nuestro "ser entero, el espíritu [...], el alma y el cuerpo" sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor (1 Ts 5,23). La Iglesia enseña que esta distinción no introduce una dualidad en el alma (Concilio de Constantinopla IV, año 870: DS 657). "Espíritu" significa que el hombre está ordenado desde su creación a su fin sobrenatural (Concilio Vaticano I: DS 3005; cf. GS 22,5), y que su alma es capaz de ser sobreelevada gratuitamente a la comunión con Dios (cf. Pío XII,Humani generis, año 1950: DS 3891).
¿Por qué san Pablo habla de cuerpo, alma y espíritu?
La Iglesia enseña con toda claridad que no son dos almas, sino cuerpo y alma. Existe, sin embargo, una única alma humana, el lugar donde habita Dios. Se trata del “espíritu”, es decir, una realidad sobrenatural que existe en los hombres.
Así, aquellos que son hijos de Dios bautizados –cuerpo y alma– por el hecho de ser templos de Dios, poseen un “lugar” donde Dios habita. Es posible decir también que el lugar donde Dios habita en cuanto Espíritu Santo es lo que se llama “espíritu”.
El alma como un todo es responsable de diversas cosas: inteligencia, voluntad, fantasías, etc., pero ni siquiera es ahí donde Dios habita. Este es el lugar más profundo del hombre, donde él es él mismo de tal forma que no es más él sino Dios.
363 A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana (cf. Mt 16,25-26;Jn 15,13) o toda la persona humana (cf. Hch 2,41). Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre (cf. Mt 26,38; Jn 12,27) y de más valor en él (cf. Mt 10,28; 2M 6,30), aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: "alma" significa el principio espiritual en el hombre.
364 El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (cf. 1 Co 6,19-20; 15,44-45): «Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día» (GS 14,1).
365 La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo (cf. Concilio de Vienne, año 1312, DS 902); es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza.
366 La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (cf. Pío XII, Enc.Humani generis, 1950: DS 3896; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 8) —no es "producida" por los padres—, y que es inmortal (cf. Concilio de Letrán V, año 1513: DS 1440): no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.
367 A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu. Así san Pablo ruega para que nuestro "ser entero, el espíritu [...], el alma y el cuerpo" sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor (1 Ts 5,23). La Iglesia enseña que esta distinción no introduce una dualidad en el alma (Concilio de Constantinopla IV, año 870: DS 657). "Espíritu" significa que el hombre está ordenado desde su creación a su fin sobrenatural (Concilio Vaticano I: DS 3005; cf. GS 22,5), y que su alma es capaz de ser sobreelevada gratuitamente a la comunión con Dios (cf. Pío XII,Humani generis, año 1950: DS 3891).
¿Por qué san Pablo habla de cuerpo, alma y espíritu?
La Iglesia enseña con toda claridad que no son dos almas, sino cuerpo y alma. Existe, sin embargo, una única alma humana, el lugar donde habita Dios. Se trata del “espíritu”, es decir, una realidad sobrenatural que existe en los hombres.
Así, aquellos que son hijos de Dios bautizados –cuerpo y alma– por el hecho de ser templos de Dios, poseen un “lugar” donde Dios habita. Es posible decir también que el lugar donde Dios habita en cuanto Espíritu Santo es lo que se llama “espíritu”.
El alma como un todo es responsable de diversas cosas: inteligencia, voluntad, fantasías, etc., pero ni siquiera es ahí donde Dios habita. Este es el lugar más profundo del hombre, donde él es él mismo de tal forma que no es más él sino Dios.
“Interior
intimo meo” como san Agustín definió el espíritu
El ser humano no fue abandonado a sí mismo, naturaleza pura. Dentro de su naturaleza existe otra naturaleza, la sobrenatural, la presencia de Dios. La naturaleza agraciada por Dios (en los paganos es la gracia de Dios). Pero los bautizados poseen una consistencia aún mayor, pues pueden y deben reconocer que son hijos de Dios y templos del Espíritu Santo.
El ser humano no fue abandonado a sí mismo, naturaleza pura. Dentro de su naturaleza existe otra naturaleza, la sobrenatural, la presencia de Dios. La naturaleza agraciada por Dios (en los paganos es la gracia de Dios). Pero los bautizados poseen una consistencia aún mayor, pues pueden y deben reconocer que son hijos de Dios y templos del Espíritu Santo.
5.
La Creación en 6 días
1-2-3-4-5
Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La
tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y
el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo:
«Que exista la luz». Y la luz existió. Dios vio que la luz
era buena, y separó la luz de las tinieblas; y llamó Día a la
luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este
fue el primer día
.6-7-8
Dios dijo: «Que haya un firmamento en medio de las aguas, para
que establezca una separación entre ellas». Y así sucedió: Dios
hizo el firmamento, y este separó las aguas que están
debajo de él, de las que están encima de él; y Dios llamó
Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este
fue el segundo día.
9-10-11-12-13
Dios dijo: «Que se reúnan en un solo lugar las aguas que
están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme». Y así
sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme
y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto
era bueno. Entonces dijo: «Que la tierra produzca vegetales,
hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra
frutos de su misma especie con su semilla adentro». Y así
sucedió. La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla
según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su
semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.
13
Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.
14-15-16-17-1-19
Dios dijo: «Que haya astros en el firmamento del
cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las
fiestas, los días y los años, y que estén como lámparas en
el firmamento del cielo para iluminar la tierra». Y así
sucedió. Dios hizo que dos grandes astros –el astro mayor
para presidir el día y el menor para presidir la noche– y también
hizo las estrellas. Y los puso en el firmamento del cielo para
iluminar la tierra, para presidir el día y la noche, y para
separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno. Así
hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.
20-21-22.23
Dios dijo: «Que las aguas se llenen de una multitud de seres
vivientes y que vuelen pájaros sobre la
tierra, por el firmamento del cielo». Dios creó los grandes
monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que llenan
las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con
alas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces los bendijo,
diciendo: «Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los
mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra». Así
hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día.
24-25-26-27-28-29-30-31
Dios dijo: «Que la tierra produzca toda clase de seres
vivientes: ganado, reptiles y animales
salvajes de toda especie». Y así sucedió. Dios hizo las
diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado
y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios
vio que esto era bueno. Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra
imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces
del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y
todos los animales que se arrastran por el suelo». Y Dios creó
al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los
creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: «Sean
fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a
los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que
se mueven sobre la tierra». Y continuó diciendo: «Yo les doy
todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los
árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de
alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros
del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les
doy como alimento el pasto verde». Y así sucedió.
31
Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así
hubo una tarde y unamañana: este fue el sexto día.
6.
Evolucionismo
7. DIOS y el Universo
El
Deber del Creyente es Ensanchar la Razón
P.
Manuel Carreir
El
Origen del Hombre
Doctrina
Católica
San
Pablo (Carta a los romanos 5,18): Por consiguiente, así
como la falta de uno sólo (Adán) causó la condenación de todos,
también el acto de justicia de uno sólo (NSJ) producirá para todos
los hombres la justificación que conduce a la Vida.
Catecismo
de la Iglesia Católica (390): El relato de la caída (Gn 3)
utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento
primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del
hombre (cf. GS13,1). La Revelación nos da la certeza de fe de que
toda la historia humana está marcada por el pecado original
libremente cometido por nuestros primeros padres (cf. Concilio de
Trento: DS 1513; Pío XII, enc. Humani generis: ibíd, 3897; Pablo
VI, discurso 11 de julio de 1966).
Papa
Francisco (a Pontificia Comisión Bíblica): «La
interpretación de las Sagradas Escrituras debe ser siempre
confrontada y autentificada por la Tradición viva de la Iglesia».
Los cristianos gozan de una gran libertad para acercarse a la Biblia
y discernir a través de ella la voluntad de Dios para sus vidas, que
es en definitiva lo que importa. Una regla de interpretación,
atribuida a diferentes santos dice “En lo esencial, unidad; en lo
accesorio, libertad; en todo, caridad".
Pío
XII (Humani generis):
29.
Magisterio de la Iglesia: no prohíbe el que —según el estado
actual de las ciencias y la teología— en las investigaciones y
disputas, entre los hombres más competentes de entrambos campos, sea
objeto de estudio la doctrina del evolucionismo, en cuanto busca el
origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente —pero la
fe católica manda defender que las almas son creadas por Dios.
30.
Hipótesis del Poligenismo: los fieles cristianos no
pueden abrazar la teoría de que después de Adán hubo en la tierra
verdaderos hombres no procedentes del mismo protoparente por natural
generación.
32.
Divina inspiración de las narraciones populares incluidas en la
Sagrada Escritura: en modo alguno pueden compararse con las
mitologías u otras narraciones semejantes, las cuales más bien
proceden de una encendida imaginación que de aquel amor a la verdad
y a la sencillez que tanto resplandece en la Sagrada Biblia.
9.
Darwinismo
Fraude
Científico
“El
dogma darwinista, heredero del gnosticismo, es básico en el proceso
de dominación mundial ideado por unos pocos poderosos que se creen
los “elegidos” por razón de herencia, raza o riqueza. El
darwinismo era necesario para la implantación definitiva de un poder
fundamentado en el dinero e inspirado por el relativismo
luciferino-masónico. Es un siniestro movimiento pseudocientífico”
.
Charles
Darwin (1809-1882) no estudió Biología, fue declarado incapaz para
la Medicina por lo que cursó Teología en Cambridge sin conseguir la
graduación. Según el propio Charles su célebre Teoría fue más
una cuestión de “iluminación” que de imaginación, inventada
ocho años después de su viaje en el Beagle. Su padre lo consideraba
un chico muy corriente por debajo del promedio.
La
afición del joven Charles por la Biología y su descreimiento
religioso le vino por su abuelo Erasmus, biólogo y médico, tan
libertino como masón, que plagió y manipuló los estudios de los
misioneros españoles en América. Erasmus fue el fundador de la
secta gnóstica, masónica y esotérica “Círculo Lunar” que
practicaba ritos luciferinos. Erasmus dejó en herencia a su nieto
sus investigaciones que plasmó en la obra “Leyes de la vida
orgánica” (1796), en la que se basó Charles para la tesis “El
origen de las especies por medio de la selección natural, o la
preservación de las razas más favorecidas en la lucha por la vida”
(1859).
Darwin
reconocía en su obra la imposibilidad de demostrar su Teoría, pedía
un acto de fe (actitud nada científica) y se fue a la tumba
veintitrés años después sin cumplir esa promesa.
Transcurridos
ciento cincuenta años, los dogmáticos darwinistas no han sido
capaces de “reencontrar” esos hechos aludidos por Darwin en los
que supuestamente fundaba sus conclusiones.
La
tesis fundamental del teólogo aprendiz metido a naturalista es que
la naturaleza de cada especie varía mediante la lucha por la
existencia entre los individuos de esa especie. Darwin habla de
variación, nunca de evolución. La variación es cambio, la
evolución es desarrollo. La evolución es evidencia natural, sea por
azar, por la acción de Dios u otro agente.
Resultan
reveladoras las palabras de Benedicto XVI (2007): asistimos a un
encendido debate entre el creacionismo y el evolucionismo,
presentados como alternativas excluyentes. Esta contraposición es
absurda porque existen muchas pruebas científicas a favor de la
evolución. Pero la doctrina de la evolución no responde a todos los
interrogantes, especialmente al gran interrogante filosófico: ¿de
dónde viene todo esto y cómo todo toma un camino que desemboca
finalmente en el hombre? Hay una razón anterior a todo, nosotros
somos un reflejo de la Razón creadora. Somos pensados y queridos, es
la idea que nos precede, que debemos descubrir para dar significado a
nuestra vida.
El
variacionismo selectivo de Darwin se fundamenta en lo que denomina
“selección natural” que determinaría la supervivencia de los
más aptos: es la ley del más fuerte. Las variedades dentro de una
especie con alguna mínima ventaja sobre las otras, serían las
supervivientes. Esta ley de la lucha por la existencia, según el
criterio de Darwin, sería también aplicable a las relaciones entre
las diversas especies.
Este
determinismo, de raíz orientalista, es una visión violenta y
catastrofista, un utopismo naturalista fascistoide pues la hipótesis
de Darwin, además de terrible, no se corresponde con la realidad
¡gracias a Dios! Las relaciones de los seres vivos no son sólo de
competencia y de lucha: se asocian y trabajan en conjunto para nacer
y sobrevivir. La depredación, excepto por el hombre, se rige por un
equilibrio natural de interdependencia, ya que el depredador no
pretende destruir la especie que le alimenta. En la naturaleza es
mucho más frecuente la madre protectora que la abeja reina. El
felino caza sólo cuando tiene hambre; la inmensa mayoría de las
aves depredadas no lo son por el color de sus plumas, ni por su
astucia, ni por su competencia para volar; se topan con su destino
para sobrevivir por algo tan aleatorio y circunstancial como la
relación en el espacio y en el tiempo con sus depredadores. Darwin
no investigó las especies para conocerlas mejor, se limitó a buscar
ejemplos para demostrar la tesis utópica de su abuelo: fundamentar
la existencia de la “Gran Primera Causa”, es decir, el “Gran
Arquitecto del Universo” (el dios impersonal de la masonería).
La
obra de Darwin es una elucubración dogmática más que una teoría
científica. A partir de Locke, todos los darwinistas han
buscado en la naturaleza la fórmula mágica que explique el dilema
del ser o no ser, emulando a los primitivos filósofos que llegaron a
creer que todo nacía del agua, el fuego o el aire. Locke pretendió
suprimir del pensamiento la necesaria metafísica para la comprensión
de lo humano más allá de lo material. Sentó las bases del
relativismo materialista, el imperio de la opinión que se opone al
racionalismo.
Las
elucubraciones de los darwinistas no son más que ciencia-ficción,
han asentado en el subconsciente colectivo la idea del transformismo
de las especies como algo existente en la naturaleza. La hipótesis
darwinista es la base “científica” para la creación de
semihumanos en la moda, comics y cine. La serie “The Matrix”
(1999) es emblemática y, curiosamente, su director Larry Wachowski
se ha hecho una operación de cambio de sexo. El paleontólogo Colin
Patterson (1933-1998), director del Museo Británico de Historia
Natural, ateo confeso y militante darwinista, aclaró que no existen
pruebas fósiles que apoyen la Teoría (variacionista) de
Darwin.
Fuente:
Guillermo Buhigas. Eugenesia y Eutanasia. Sekotia (2009)
Fuente:
Guillermo Buhigas. Eugenesia y Eutanasia. Sekotia (2009)
10. Ciencia
y FE
Universidad
de Navarra
Mariano
Artigas dejó grabadas algunas clases con fines de divulgación.
Algunas de ellas fueron descargadas en YouTube. Para mayor comodidad,
ponemos en esta página enlaces directos a dichas clases:
El
caso Galileo Galilei
Galileo
y el Papa
Galileo
NO fue ejecutado pero Lavoisier SI
Evolucionismo
Big
Bang, Lemaître y Einstein
Los
límites de la ciencia
Ciencia
y fe, 1, completa
Cosmovisión
científica actual
Genética
Quinta
vía tomista
Gobierno
divino del mundo
Richard
Dawkins
Large
Hadron Collider
Vida
extraterrestre, ángeles, evolución, plan divino
y Santo Tomás. Creación y evolución
y Santo Tomás. Creación y evolución
El
hombre es aquel que busca la verdad
11.
Las cuatro Evoluciones
Física,
Química, Biológica y Humana
1.-
Clases de Evoluciones
2.-
Prolegómenos
3.-
Evolución física
4.-
Pruebas del Big Bang
5.-
Más sobre Evolución física
6.-
Evolución química
7.-
Teoría unificada red-ox y ácido-base
8.-
Salinidad de los mares
9.-
Evolución biológica
10.-
Historia de la vida en el planeta Tierra
11.-
Escalas de tiempos
12.-
Generación del oxígeno atmosférico
13.-
La Evolución se debe a las mutaciones
14.-
Relojes moleculares
15.-
Evolución humana o cultural
16.-
Homo antecessor
17.-
Por fin, el Adán de la Biblia (35.000 aC)
18.-
El Diluvio
19.-
La Humanidad ante el futuro
20.-
Recapitulación: Principio Antrópico
1. Clases de Evolución
-
¡Papá! Yo me considero más formado y maduro que mi hermana por lo
que te agradecería profundizaras un poco en las explicaciones que me
des. Incluso no creo necesario que me repitas los razonamientos que
le hiciste a ella en “EXPLÍCAME LA VIDA” ¿Vale? Me figuro que
el Universo no tiene una estructura estática, sino que está sumido
en una serie de cambios continuos. Pero ¡no me digas que ha habido
cuatro Evoluciones diferentes! ¿No se creará un caos intelectual al
intentar disecarlas y estudiarlas por separado?
-
¡En absoluto! Yo las distingo perfectamente. Además, en vez de caos
hay un orden perfecto: ¡fíjate que el Universo se denomina COSMOS y
esta palabra griega significa ORDEN! Hoy a los herederos de los
astrónomos les llamamos cosmólogos.
-
¿Me podrías enunciar, por lo menos, cuáles son esas Evoluciones?
-
¡De mil amores! Si bien no todas empezaron a la vez, hoy sí,
continúan bien activas en diversos puntos del Cosmos.
Evolucionismo:
¿más que una "hipótesis"?
Javier
Olivera Ravasi (22.10.15)
Card.
Christoph Schönborn-Viena: Desde 1996, cuando el Papa Juan Pablo II
dijo que la evolución (un término que él no definió) era “algo
más que una hipótesis”, los defensores del dogma neo-darwinista
han invocado a menudo la supuesta aceptación - o al menos la
aquiescencia - de la Iglesia Católica Romana cuando defienden su
teoría como algo compatible con la fe cristiana.
Pero
esto no es cierto. La Iglesia Católica, mientras deja a la ciencia
muchos detalles sobre la historia de la vida en la tierra, proclama a
su vez que por la luz de la razón el intelecto humano puede fácil y
claramente discernir el propósito y diseño en el mundo natural,
incluyendo el mundo de los seres vivos.
La
evolución, en el sentido de procedencia de un ancestro común podría
ser cierta, pero la evolución en el sentido neodarwinista – o sea,
un proceso no guiado, no planificado de variación aleatoria y
selección natural - no lo es. Cualquier sistema de pensamiento que
niegue o trate de minimizar la abrumadora evidencia de diseño en
biología es ideología, no ciencia..
Todos
los hombres de cualquier raza están actualmente clasificados por
antropólogos y biólogos como pertenecientes a una sola especie
"Homo sapiens sapiens", por lo que pueden cruzarse.
Están
reconocidas mayoritariamente 3 razas de HUMANOS: Negroide, Caucásica
(Australoide) y Mongoloide (Amerindio). Las diferencias más
significativas entre estas razas -Lenguaje, Cabello/Cara y Color de
la piel- son casi siempre hereditarias, En el color de la piel hay de
2 a 4 pares de genes que están relacionados.
Todos
los hombres son descendientes de ADÁN (45.000-30.000 aC), el primer
hombre creado. Todos los humanos descienden de Noé, sus hijos y sus
mujeres, que sobrevivieron al DILUVIO universal (Génesis 7,21).
Dios
ordenó a Noé y su familia multiplicase y llenar la Tierra (Génesis
9,1-18-19). Pero los hombres desobedecieron el mandato divino y
fundaron una ciudad donde construyeron la Torre de Babel para estar
más cerca de Dios. Y Dios castigó esta desobediencia mediante la
imposición de diferentes idiomas. (Génesis 11,8-9). Al no
entenderse se dispersaron a lo largo de la superficie de toda la
Tierra como Dios les había mandado.
La
Biblia menciona variaciones genéticas antes del Diluvio (3.000 aC),
tales como la altura del hombre. Por eso es muy probable que las
variaciones en la coloración de la piel también existieran en la
familia de Noé. Noé y su familia poseían genes oscuros como
claros. Genes lo suficientemente oscuros como para protegerlos, y
genes lo suficientemente claros como para garantizar la cantidad
suficiente de vitamina D. La proporción final de genes oscuros a
genes claros en cualquier grupo será el equilibrio más útil para
ese entorno. Tanto el ojo de raza caucásica como el ojo chino
tienen grasa, pero el ojo chino tiene simplemente más grasa.
También
llamado hombre de Cro-Magnon
Antecesor
directo del hombre actual
Eva mitocondrial y Adán genético
Eva mitocondrial y Adán genético
El
Homo sapiens sapiens es una subespecie del Homo
sapiens, única que aún sobrevive de todo el
género Homo y de los homínidos. Por lo tanto, sus parientes vivos
más cercanos son los grandes simios (a los que pertenece), como el
gorila, el chimpancé o el orangután. Los restos más antiguos
de Homo sapiens son los llamados "hombres de Kibish"
(Etiopía) con 195 000 años.
El Homo
sapiens sapiens es una subespecie de origen africano,
aparecida hace unos 45.000-100.000 años, que se ha
extendido por todo el mundo, incluyendo la Antártida. Su expansión
por Europa coincide con la extinción de su coetáneo (el hombre de
Neanderthal).
Los
descubrimientos en el yacimiento de Atapuerca (España) pueden
modificar de manera importante la cronología de la Prehistoria en
Europa. Estos fósiles presentan una combinación de rasgos que han
permitido atribuirlo a una nueva especie humana, el Homo antecessor,
antepasado común del neandertal y el cromañón.
Al
seguir la línea genealógica por vía materna de cada persona en el
árbol genealógico de toda la humanidad, la Eva mitocondrial
correspondería a un antepasado femenino común que comparte toda la
población actual de seres humanos (Homo sapiens).
Basándose
en la técnica de reloj molecular, investigaciones recientes (2009)
estiman que este ancestro vivió hace aproximadamente hace 200
000 años. La región más probable en que se originó es el
África Oriental.
El
ADN mitocondrial de distintas etnias de diferentes regiones sugiere
que todas las secuencias de este ADN tienen envoltura molecular en
una secuencia ancestral común.
Estudios
nucleares de ADN indican que el tamaño de la población humana
antigua nunca cayó por debajo de algunas decenas de miles de
individuos, y por lo tanto habría otras "evas" con
descendientes vivos hoy.
Un
equipo de investigación la Universidad de Stanford, secuenció los
cromosomas "Y" de 69 hombres de todo el mundo y descubrió
cerca de 9.000 hasta ahora desconocidas variaciones de la secuencia
de ADN. Utilizaron estas variaciones para crear un reloj molecular
más confiable y encontraron que el Adán genético vivió
hace 120.000-150.000años. Se estima que mientras la
existencia del Adán cromosómico habría tenido lugar en el África
centro-occidental, Eva habría vivido en el África sur-oriental.
Como
acabamos de mencionar, el darwinismo no es aceptable como tesis
científica, ¿cómo explicar la evolución? En estas últimas
décadas, ya van siendo bastantes los autores que se han replanteado
la cuestión. Las respuestas que se han esbozado apuntan siempre en
la misma dirección: si intentamos ver cómo cambia la forma de los
seres vivos, tenemos que dirigirnos a estudiar el desarrollo de los
seres vivos, pues la forma final del ser vivo se construye durante su
desarrollo. Se trataría de un estudio metodológicamente coherente,
pues estudiaría un fenómeno analizando cuestiones que suceden a su
mismo nivel. No es de extrañar, por tanto, que haya embriólogos en
este terreno 25, aunque también ha merecido comentarios de biólogos
de distintas especialidades 26 y de físicos teóricos 27. El motivo
del interés desde distintas disciplinas se debe a que dicho estudio
muestra la complejidad del ser viviente en las múltiples
interacciones internas, de todo tipo, que se dan en el interior del
ser vivo, y que pueden ser vistas desde numerosos puntos de vista.
Resumiendo muy abruptamente los esbozos de explicación que existen
actualmente, cabría decir que los organismos pluricelulares permiten
una serie de interacciones internas según la complejidad de las
células a partir de las cuales se construye el organismo. Está
demostrado que dicha complejidad aumenta con las épocas geológicas,
por lo que, según ha avanzado ésta, se han podido dar más
interacciones. La aparición de nuevas interacciones hace aparecer
nuevas manifestaciones morfológicas macroscópicas, que aparecen de
modo repentino y organizado, tal como muestra la observación de la
evolución: no es por grados suaves, sino a saltos, con explosiones
de nuevas formas en ocasiones. Se produciría, por tanto, una
emergencia de nuevas formas estables a partir del aumento de
complejidad progresivo de las células de los seres vivos.
Posteriormente, estas nuevas especies sobrevivirían o desaparecerían
por azar, dependiendo de las variables circunstancias ambientales.
Sería, por tanto, una evolución direccional, teleológica, porque
su origen es una génesis de nuevas formas que posee una finalidad
intrínseca. No es necesario hacer equilibrios para mantener la
finalidad del proceso evolutivo mientras se sostiene a la vez su
aleatoriedad, com
Aquí
hay todavía un enorme campo de estudio e investigación, por lo que
aún no se puede afirmar casi nada de modo definitivo. Pero, aunque
ni siquiera la hipótesis esté todavía bien construida, este
enfoque, más realista que el darwinista, no cierra campos a la
investigación. Por contra, el darwinismo, al afirmar que el azar es
la causa de las nuevas formas, agostaba en su raíz todo intento de
investigación.
Fuente: "Replantear
el problema" (3.7). Antonio PARDO Departamento de
Humanidades Biomédicas. Facultad de Medicina-Universidad de Navarra.
Santiago
Clavijo
Ing.
Daniel Iglesias Grèzes
¿Qué
es el evolucionismo teísta?
Desde
un punto de vista puramente terminológico, la expresión
“evolucionismo teísta” debería designar simplemente la forma de
pensamiento que combina “evolucionismo” y “teísmo”. Si
“evolucionismo” se define en sentido amplio, como la doctrina que
sostiene la mutabilidad y el origen interdependiente de las especies,
que provienen las unas de las otras por transformación, a partir de
un ancestro común; y si “teísmo” se define como un monoteísmo
compatible con la teología natural católica, entonces, a mi juicio,
en principio no habría nada que objetar al “evolucionismo teísta”.
Sin
embargo, en la práctica la expresión “evolucionismo teísta”
suele tener otro significado más cuestionable. Históricamente, el
“evolucionismo teísta” ha surgido principalmente del intento de
combinar una forma específica de evolucionismo (la teoría
darwinista de la evolución) con la fe cristiana. A continuación
trataré de mostrar que esa corriente principal del evolucionismo
teísta (que debería llamarse en realidad “darwinismo cristiano”),
debido a sus concesiones injustificadas a los adversarios de la fe
cristiana, generalmente defiende diversas posturas contrarias a la fe
o a una sana filosofía.
El
evolucionismo teísta y el diseño inteligente divino
Muchos
evolucionistas teístas sostienen una visión que podría describirse
como “creación sin diseño inteligente” (o con diseño
inteligente parcial). Veámoslo con más detalle. La tesis principal
de esa corriente es que, aunque Dios es el creador de todos los seres
vivos, no es su diseñador en un sentido propio y auténtico, porque
los ha creado a través de un proceso evolutivo en el que desempeñan
un rol primordial los fenómenos aleatorios: sobre todo las
mutaciones genéticas aleatorias (según el mecanismo evolutivo
postulado por el neodarwinismo), pero también el indeterminismo
cuántico (según la teoría cuántica, interpretando la relación de
Heisenberg como un principio de indeterminación física u
ontológica).
En
general, los autores de esta corriente niegan que la evolución
biológica sea guiada inteligentemente por Dios. Más bien, Dios se
habría limitado a crear un universo con leyes naturales (físicas y
químicas) finamente sintonizadas para producir un ambiente capaz de
soportar la vida biológica y la vida humana. Después de crear el
primer ser vivo, Dios habría dejado que el mecanismo darwinista
(mutación-selección), actuando autónomamente, produjera de un modo
aleatorio las distintas especies, con sus diversas características
anatómicas y fisiológicas.
Esta
forma de concebir la creación de los seres vivos contradice el dogma
cristiano. La Divina Revelación (transmitida en la Sagrada Escritura
y en la Tradición de la Iglesia) enseña sin lugar a dudas que Dios
no sólo ha creado todas las cosas visibles e invisibles, sino que lo
ha hecho según un designio sapientísimo; y también que la
Providencia de Dios gobierna todos los acontecimientos de este mundo,
grandes y pequeños. La fe cristiana es totalmente incompatible con
cualquier limitación del diseño inteligente o del gobierno
inteligente del mundo y de la vida por parte de Dios. Esto es tan
evidente que no me tomaré el trabajo de documentarlo aquí.
El
evolucionismo teísta y el multiverso
La
visión de una “creación sin diseño inteligente” es llevada a
un extremo por algunos autores que intentan una justificación
teológica del multiverso. La idea del multiverso ha sido propuesta y
sostenida principalmente por motivos anti-teológicos. Dado que el
diseño inteligente de nuestro universo y de sus seres vivos es casi
evidente, para negarlo se suele recurrir hoy a un postulado audaz:
hay un número inmenso o infinito de universos, de modo que el
nuestro (que parece tan bien diseñado) es un mero resultado del
azar. Según los evolucionistas teístas que defienden el multiverso
(por ejemplo, Francis Collins), el uso del azar por parte de Dios
juega un rol estelar no sólo en la evolución biológica, sino
también en la evolución cósmica. Dios habría creado muchísimos o
infinitos universos y en cada uno de ellos las cosas evolucionan sin
intervención de Dios de tal modo que en uno de ellos, por puro azar,
se ha producido una evolución biológica darwinista que dio lugar a
la existencia del ser humano.
Esto
es mala ciencia, porque no hay la menor evidencia científica del
multiverso. Pero también es mala teología: Dios no necesita crear
infinitos universos para ver si, de ese "juego de azar",
resulta por casualidad algún universo que sirva a sus propósitos.
Si Dios puede crear el universo de la nada, también puede diseñarlo
inteligentemente según sus fines, empleando para ello (como medios o
causas segundas) una combinación apropiada de fenómenos
determinísticos o aleatorios. Para Dios no hay azar ni probabilidad.
Dios conoce todas las cosas con certeza, en su eterno presente. Como
Einstein, tiendo a pensar que Dios no juega a los dados; pero, y esto
es lo decisivo, si Dios jugara a los dados, ningún resultado lo
sorprendería, porque ninguno sería independiente de su inteligencia
y su voluntad. Esto vale como argumento contra todos los
evolucionismos teístas que defienden una creación sin diseño
inteligente, tanto los más moderados (que niegan sólo el diseño
inteligente de los seres vivos), como los más radicales (que niegan
también el diseño inteligente del universo y de las leyes
naturales).
El
evolucionismo teísta y el darwinismo
Los
evolucionistas teístas suelen pensar: a) que el darwinismo es una
buena teoría científica, con una buena base experimental (los casos
comprobados de microevolución); b) que no es un evolucionismo
aleatorio; y c) que no favorece el ateísmo.
Estos
pensadores no tienen en cuenta que la extrapolación de la
microevolución a la macroevolución es infundada. Que el mecanismo
darwinista (mutación-selección) pueda modificar las proporciones de
las variantes de una especie presentes en una población local no
prueba que sea capaz de crear el ojo o el ala, o de transformar un
pez en un anfibio. Tampoco tienen en cuenta el peso abrumador de las
objeciones contra el darwinismo que provienen de la paleontología,
de la biología molecular y de la teoría de la información. He
presentado con algún detalle esas formidables objeciones en el
Capítulo 4 de mi libroTodo
lo hiciste con sabiduría.
Los
evolucionistas teístas suelen insistir en que la evolución
darwinista no es aleatoria porque uno de sus factores (la selección
natural) no lo es. No tienen en cuenta que, de los dos factores del
mecanismo darwinista (mutación-selección) sólo el primero (las
mutaciones) juega un rol creativo, mientras que el segundo (la
selección natural) juega un rol meramente destructivo. En la teoría
darwinista de la evolución, todas las nuevas variantes biológicas
son generadas por las mutaciones genéticas aleatorias, que no son
otra cosa que errores aleatorios en la copia de la información
genética. Vale decir que, según la síntesis neodarwinista, una
afortunadísima sucesión de errores de copia ha transformado al
ancestro común primigenio (digamos, una bacteria) en un elefante o
un ser humano; mejor dicho, lo ha transformado en ambas cosas y en
muchísimas otras cosas más, a través de muchísimas y
afortunadísimas sucesiones de errores.
Por
otra parte, desde la misma época de Darwin, muchos cristianos y no
cristianos han estado persuadidos de que el darwinismo era
esencialmente una teoría atea. Ésa fue la razón principal por la
que Darwin propuso su teoría, por la que Haeckel, Huxley y el Club X
la difundieron, y por la que Wallace (co-descubridor de la selección
natural, pero partidario del diseño inteligente) cayó en el olvido.
Esto fue lo que captó inmediatamente Engels al leer la primera
edición de El Origen de las Especies, escribiendo a Karl Marx: “La
teleología todavía no estaba destruida. Y eso es lo que ha ocurrido
ahora.” Además, es innegable que hoy (habiendo caído en desgracia
el marxismo y el freudismo), el darwinismo es el principal sostén
intelectual del ateísmo cientificista.
El
evolucionismo teísta y el problema del mal
Muchos
“evolucionistas teístas” cristianos, indebidamente impresionados
por los argumentos ateos, piensan que es necesario recurrir a la
indeterminación cuántica y al azar darwinista para poder resolver
el problema del mal físico en general, y el problema de la
“imperfección” de los organismos vivientes en particular. Así
rechazan implícitamente las soluciones de la teología cristiana
clásica al problema del mal, porque ésta no tuvo en cuenta en
absoluto esos dos fenómenos, descubiertos recién en los siglos XIX
y XX.
En
realidad, ambos argumentos ateos son falaces: se basan en la falsa
premisa de que un Dios infinitamente sabio y bueno no puede crear un
mundo en el que exista el mal físico o un ser vivo con una
determinada y supuesta imperfección. Pero los cristianos en cuestión
dan por buenos estos argumentos falaces y por eso, para “disculpar”
a Dios de la existencia de los males físicos o de las imperfecciones
de los seres vivos, defienden una idea (incompatible con la fe
cristiana) de creación sin diseño inteligente, en la que dichos
males e imperfecciones son el resultado de procesos aleatorios no
diseñados ni guiados por Dios.
En
verdad, Dios no necesita de esas “disculpas” nuestras; pero si
las necesitara, tampoco servirían, por dos razones: a) el azar no
existe para Dios; b) incluso si (por el absurdo) el azar fuera algo
incontrolable para Dios, Dios seguiría siendo responsable de las
consecuencias del mecanismo aleatorio puesto en marcha por Él. Con
perdón del ejemplo (pero no se me ocurre otro mejor): análogamente,
es tan responsable de su propia muerte quien se suicida de un disparo
a la cabeza que quien muere jugando a la ruleta rusa. En otras
palabras, si se rechazan las respuestas cristianas clásicas a las
objeciones ateas, ni la indeterminación cuántica ni el azar
darwinista permiten resolver de veras el problema del mal. Dios es
siempre responsable de su obra creadora, tanto si la lleva a cabo por
medios determinísticos o por medios azarosos.
El
evolucionismo teísta y el libre albedrío
Muchos
evolucionistas teístas piensan que es necesario recurrir a la
indeterminación cuántica para poder sostener el libre albedrío
porque –dicen– en un mundo donde todos los cuerpos (incluso las
neuronas cerebrales) siguen las leyes de la mecánica de Newton todos
los movimientos están determinados por las leyes naturales, y
entonces un ser humano no podría mover un brazo a la derecha o a la
izquierda, según su libre elección. Un ente con suficiente
capacidad de cálculo (como el ficticio “demonio de Laplace”) que
conociera la posición inicial y la velocidad inicial de todas las
partículas en el instante del Big Bang podría conocer
anticipadamente toda la historia cósmica, hasta en sus menores
detalles. No habría espacio alguno para el libre albedrío.
Los
“teístas” que piensan así rechazan implícitamente las
respuestas de la teología cristiana clásica a las objeciones del
mecanicismo, porque la teoría cuántica surgió recién en el siglo
XX. Pero si se rechazan las respuestas cristianas clásicas al
mecanicismo, la indeterminación cuántica no permite resolver de
veras la cuestión del libre albedrío. Si el alma humana espiritual
es incapaz de mover un brazo en un mundo donde vale la física
newtoniana, ¿por qué sería capaz de mover un electrón en un mundo
donde vale la física cuántica? Y a la inversa, si el espíritu es
capaz de mover un electrón en un marco cuántico, ¿por qué no
sería capaz de mover un brazo en un marco newtoniano?
La
postura aquí criticada (que en realidad es una especie de
mecanicismo) se basa en una extrapolación de la física más allá
de su ámbito de validez. Para explicar esto me referiré, a modo de
ejemplo, a dos leyes de la física que no se aplican sin más a los
seres humanos.
El
primer ejemplo se refiere a la primera ley de Newton (o ley de
inercia). Esta ley fundamental de la mecánica dice que las
partículas y los cuerpos rígidos no sometidos a ninguna fuerza se
comportan de la siguiente manera: si están en reposo, continuarán
en reposo; y si están en movimiento, continuarán moviéndose con un
movimiento rectilíneo y uniforme. Ahora bien, considerando el caso
estático (el de un cuerpo rígido en reposo), es evidente que la
validez de la ley de inercia se restringe a los cuerpos sin vida, que
por esa razón se llaman cuerpos inertes o materia inerte. Un ser
vivo en reposo, aunque no esté sometido a ninguna fuerza externa,
puede comenzar a moverse por sí mismo en cualquier momento.
Simplemente, el modelo físico de “cuerpo rígido” (que por
definición no tiene fuerzas internas) no se aplica a los organismos
vivos.
El
segundo ejemplo se refiere al segundo principio de la termodinámica.
Este principio puede enunciarse aproximadamente así: en un sistema
termodinámico cerrado, la variación de la entropía entre dos
estados de equilibrio será positiva o nula. Otro enunciado del mismo
principio dice que la entropía total del universo tiende a aumentar
con el tiempo. La entropía es una magnitud física asociada al
desorden molecular, el cual a su vez se relaciona con el desorden a
nivel macroscópico. El principio en cuestión permite justificar la
irreversibilidad de ciertos procesos físicos. Por ejemplo, si una
botella de vidrio cae al suelo, probablemente se rompa en muchos
pedazos; pero jamás sucede que, a través de procesos físicos, los
distintos fragmentos de vidrio asciendan del suelo por sí mismos y
se ensamblen perfectamente entre sí para volver a adquirir la forma
perfecta de la botella completa. Algo análogo ocurre en la muerte.
Ningún proceso físico logrará resucitar un cadáver en estado de
descomposición avanzada.
Es
claro que el segundo principio de la termodinámica no se aplica a
sistemas cerrados que incluyen seres inteligentes. Si una casa se
mantiene cerrada y deshabitada durante un año, al cabo de ese tiempo
mostrará claros signos de su entropía (o desorden) creciente. Si en
cambio, la misma casa se mantiene cerrada durante un año, pero
habitada por un ser humano hábil, trabajador y con suficientes
provisiones y recursos, es probable que el ser humano, debido a su
inteligencia, evite que la entropía (o desorden) crezca.
Algo
parecido podría decirse de la vida en general. Si bien la tendencia
general del universo material es hacia una entropía creciente, la
evolución biológica se ha movido en el sentido contrario, hacia un
orden cada vez mayor y más complejo.
El
evolucionismo teísta y la física cuántica
En
síntesis aproximada, el principio de Heisenberg, uno de los pilares
de la física cuántica, dice que no podemos conocer, con exactitud y
a la vez, la posición y la velocidad de una partícula subatómica.
En mi opinión, esto debe ser interpretado como un mero principio de
incertidumbre gnoseológica, no como un principio de indeterminación
física u ontológica, como hacen los evolucionistas teístas en
cuestión. Tratar de resolver el problema del libre albedrío de esa
forma es un poco como matar a un mosquito con una bomba atómica,
porque son muchos más los problemas que se crean que los que se
resuelven.
Si
la posición y la velocidad de un electrón no están determinadas
por leyes naturales, ¿entonces por qué razón el electrón tiene
tal posición y tal velocidad, y no otras? A mi entender, en esencia
sólo hay tres respuestas posibles:
a)
No hay ninguna razón. Esta respuesta implica nada menos que la
negación del principio de razón suficiente, principio metafísico
evidente y fundamental para toda recta filosofía. Por ejemplo, sin
principio de razón suficiente cae el principio metafísico de
causalidad, y sin este último pierden validez todas las pruebas
filosóficas de la existencia de Dios.
b)
El electrón se ubica y se mueve así porque quiere. Esto implica una
absurda personificación de un ente irracional.
c)
El electrón (mejor dicho, todos los electrones, siempre y en todo
lugar) es movido por seres espirituales (Dios, los ángeles o los
hombres). Esto da lugar a una filosofía insensata, que niega la
legítima autonomía de las realidades terrenas.
La
teoría científica del diseño inteligente y la doctrina cristiana
del diseño inteligente
La
teoría científica del diseño inteligente (en adelante TCDI) da los
siguientes pasos básicos:
1.
Define a los sistemas con información compleja y especificada (en
adelante ICE) como aquellos sistemas cuya información es a la vez
compleja (es decir, con probabilidad menor que 10-150, el umbral de
probabilidad universal) y especificada (es decir, conforme con un
patrón independiente).
2.
Comprueba que, según la experiencia humana universal, todos los
sistemas con ICE con causa conocida son resultados de un diseño
inteligente, es decir de la acción de un agente inteligente con un
plan inteligente.
3.
Infiere, mediante una abducción (o inferencia con base en la mejor
explicación) que la ICE es causada siempre por un diseño
inteligente. Llamemos LDI-ICE (ley del diseño inteligente de la ICE)
a esta ley. En otras palabras, la LDI-ICE sostiene que tanto el azar,
como la necesidad (o leyes naturales), como cualquier combinación de
azar y necesidad (sin diseño inteligente), son incapaces de producir
ICE. El test de la ICE para detectar diseño inteligente no da falsos
positivos, pero puede dar falsos negativos. Hay sistemas con diseño
inteligente y sin ICE; pero no hay sistemas sin diseño inteligente y
con ICE.
4.
Demuestra que tanto los organismos vivientes completos como muchos de
sus componentes (tanto a nivel molecular como a nivel macroscópico)
son sistemas con ICE. (La TCDI puede aplicarse también a sistemas no
biológicos, pero aquí dejaré eso de lado).
5.
Infiere, mediante la LDI-ICE, que esos organismos y componentes han
sido diseñados por un agente inteligente.
6.
Define a los sistemas con complejidad irreducible (SCI) como aquellos
sistemas complejos con una función determinada, compuestos por
cierto número de partes que interaccionan entre sí, tales que, si
se quita una cualquiera de esas partes, el sistema cesa de funcionar.
7.
Formula la siguiente hipótesis razonable (o regla heurística), que
debe verificarse caso a caso: todos los SCI tienen ICE.
8.
Demuestra que hay muchos SCI en los organismos vivientes, tanto a
nivel molecular como a nivel macroscópico.
Veamos
un ejemplo de inferencia de diseño. Alguien que camina por la playa
se encuentra junto al mar con una roca que reproduce de forma
minuciosa y magnífica la forma de un caballo rampante. El caminante
infiere inmediatamente y con certeza plena que la roca ha sido
esculpida por un agente inteligente. Ésta no es la única
explicación posible, pero es (con enorme diferencia) la mejor
explicación. La hipótesis de una formación natural (por medio del
movimiento aleatorio de las olas, la erosión del agua sobre la roca,
etc.) es metafísicamente posible, pero casi infinitamente
improbable, por lo cual todo observador humano la descartaría.
Por
su parte, la doctrina cristiana del diseño inteligente (en adelante
DCDI) afirma que Dios no sólo es el Creador de todas las cosas
visibles e invisibles (incluso todos los organismos vivos y cada una
de sus partes), sino también su inteligentísimo diseñador, porque
Dios crea y gobierna todas las cosas mediante su sabiduría, bondad y
poder infinitos.
Relaciones
entre TCDI y DCDI, cristianismo y evolucionismo
Consideremos
ahora las relaciones entre estas dos teorías o doctrinas (TCDI y
DCDI) con la fe cristiana, con el evolucionismo y entre sí.
Por
un lado, la TCDI, por sí misma, no identifica al diseñador
inteligente de los seres vivos, si bien una reflexión filosófica
correcta que parta de la TCDI puede llegar a esa identificación. Por
lo tanto, entre los partidarios de la TCDI hay personas de casi todas
las posturas religiosas posibles: católicos (como Michael Behe),
protestantes (como William Dembski), judíos (como David Berlinski),
miembros de otras religiones no cristianas (como Jonathan Wells) o
agnósticos (como Michael Denton).
Por
otra parte, la TCDI, en cuanto tal, no defiende ningún mecanismo
concreto por el cual el diseñador no identificado habría llevado a
cabo su plan inteligente. Por lo tanto, al menos en teoría o en
principio, la TCDI es compatible tanto con el fijismo como con el
evolucionismo, y en este segundo caso, es compatible tanto con el
evolucionismo saltacionista como con el evolucionismo gradualista. Es
incompatible, en cambio, con las formas de evolucionismo que niegan
el diseño inteligente y afirman que el azar y la necesidad (sin
diseño inteligente) permiten explicar toda la complejidad y la
diversidad de la vida.
Por
último, desde el punto de vista de la fe católica, la TCDI es una
cuestión opinable. La doctrina católica no se pronuncia ni a favor
ni en contra de la TCDI; y de hecho hay católicos a favor y
católicos en contra de esa teoría.
En
cuanto a la DCDI, es una parte integral e irrenunciable de la
doctrina cristiana. En otras palabras, la fe cristiana exige creer en
la DCDI. De hecho, algunos católicos aceptan la DCDI y otros la
niegan, pero los segundos cometen un grave error doctrinal. En
general estos últimos limitan en mayor o menor medida el diseño
inteligente divino y la providencia divina, postulando que Dios
interviene sólo dando algunas directrices generales y deja librado
todo lo demás al mero juego del azar y la necesidad, de tal modo que
no se puede decir que Dios es el diseñador inteligente de todas las
cosas. Esta postura del diseño inteligente parcial y la providencia
divina parcial es contraria a la fe cristiana.
En
cuanto a la relación entre TCDI y DCDI, se deduce de lo dicho hasta
aquí. De por sí, la TCDI no implica la DCDI; y a la inversa, la
DCDI no implica la TCDI. Pero un cristiano que defiende la TCDI debe
defender también la DCDI. Sin embargo, un cristiano que defiende la
DCDI no está obligado a abrazar la TCDI.
Ahora
bien, consideremos dos católicos ortodoxos, A y B; A rechaza la TCDI
y B la defiende.
A
deduce la DCDI por medios filosóficos y teológicos. B, partiendo de
la TCDI, concluye que los seres vivos han sido diseñados por un
agente inteligente. Luego, por los mismos medios filosóficos y
teológicos que A, deduce la misma DCDI que A. En otras palabras, el
diseño inteligente divino de los seres vivos (según la fe católica)
es exactamente la misma cosa para A y B; y en principio también las
formas en que Dios pone en práctica su plan inteligente. No hay un
“diseño inteligente divino verdadero” (el de la DCDI) y un
“diseño inteligente divino falso” (el de la TCDI interpretada
católicamente). En ambos casos se trata exactamente del mismo
concepto, que, vuelvo a subrayar, es exigido formalmente por el dogma
católico. Por supuesto, B puede equivocarse al hacer filosofía o
teología; pero también A se puede equivocar. Además, si B es un
científico del movimiento del diseño inteligente y su filosofía o
teología es defectuosa, no cabe achacarle sus errores filosóficos o
teológicos a la TCDI. De un modo análogo, no cabe achacar a la
metafísica aristotélica los errores de Aristóteles en física;
como tampoco cabe achacar a la teología o la filosofía tomistas las
deficiencias de Tomás de Aquino en su conocimiento de la embriología
o la cosmología.
Objeciones
del evolucionismo teísta a la teoría científica del diseño
inteligente
Muchos
evolucionistas teístas consideran “pseudo-científica” a la
TCDI. Así agravian sin razón a notables científicos y filósofos
de la ciencia, como Michael Behe, William Dembski, Stephen Meyer,
Michael Denton y muchos otros. Los representantes del movimiento del
diseño inteligente han llevado a cabo estudios científicos serios y
han publicado muchos libros interesantísimos y muchos artículos
revisados por pares en revistas científicas.
La
acusación de pseudo-cientificidad a la TCDI se basa en el supuesto
“naturalismo metodológico de la ciencia”. Éste consiste en
definir la ciencia como una actividad humana con una regla
fundamental, a la que todo científico debería adherirse
estrictamente: “procede siempre como si el naturalismo filosófico
fuera verdadero”. Y el naturalismo filosófico es la doctrina que
sostiene que lo sobrenatural no existe o no interviene en nuestro
mundo. El naturalismo está tan ligado al ateísmo que algunos
autores hablan del “ateísmo metodológico de la ciencia”. He
criticado con algún detalle el naturalismo metodológico de la
ciencia en el Capítulo 1 de mi libro Todo
lo hiciste con sabiduría.
Aquí me limitaré a decir, apelando a un refrán del mundo del
fútbol, que el naturalismo metodológico de la ciencia es como
intentar ganar “en la Liga” un partido que no se pudo ganar “en
la cancha”. En otras palabras, es un intento de ganar una discusión
por medio de una mera definición que de entrada excluye la
consideración de otras alternativas racionales.
Los
mismos evolucionistas teístas acusan a la TCDI de ser una nueva
versión de la vieja e inútil teología del «Dios de los huecos».
Sin embargo, la TCDI no defiende a un “Dios de los huecos”,
porque no se basa en lo que no sabemos, sino en lo que sabemos: sólo
los agentes inteligentes pueden producir información compleja y
especificada.
En
cambio el neodarwinismo se vuelve cada vez más un “ateísmo de los
huecos”, porque en esa teoría los cambios sustanciales (entre una
especie y otra) suceden de tal forma que siempre escapan a toda
posible detección. En el fondo los darwinistas se conforman con un
conjunto de conjeturas sobre cómo podría haber ocurrido la
evolución, sin poder demostrar de un modo científicamente riguroso
y detallado toda la cadena de transformaciones necesarias para
generar ni siquiera una nueva especie. A veces parecen conformarse
con que su teoría sea metafísicamente posible, aunque sea
improbabilísima. Pero usan un doble estándar, porque exigen una
certeza metafísica a las teorías alternativas.
Por
último, estos evolucionistas teístas acusan a los partidarios de la
TCDI de no dar una respuesta alternativa al modelo evolucionista
estándar o de procurar ocultar su solución alternativa, que
consistiría en un regreso al fijismo. A esta última objeción se
puede dar una respuesta doble. Primero, para refutar una teoría
científica falsa no es imprescindible proponer otra mejor. Las
graves debilidades del neodarwinismo ameritan que cese de ser el
paradigma científico reinante acerca de la evolución biológica.
Segundo, la gran mayoría de los partidarios de la TCDI no son
fijistas.
Personalmente,
no he escondido lo esencial de mi visión alternativa. Defiendo un
evolucionismo teleológico. Incluso me he arriesgado a opinar que el
próximo paradigma de la evolución (que yo veo ya en génesis en la
TCDI) se caracterizará por proponer un evolucionismo teleológico
“cuasi-fijista” (saltacionista) y por reducir drásticamente el
rol de las mutaciones genéticas aleatorias en la macroevolución,
considerando a éstas a lo sumo como meras ocasiones (no causas) de
la manifestación de transformaciones pre-programadas.
19. EVOLUCIONISMO
Complejidades irreducibles
La bioquímica como callejón sin salida del evolucionismo
Javier Olivera Ravasi