El desbordamiento de la CIENCIA
Rosa Fernández Urtasun
NUESTRO TIEMPO nº 704
(Universidad de Navarra)
Otoño 2019
La historia de Un mundo feliz comienza con el abuelo Thomas Huxley y el momento en el
que consiguió, con mucho esfuerzo (porque hasta entonces había estudiado por su cuenta) ser admitido en Medicina. Realizó una carrera brillante, en la que obtuvo una medalla de oro por sus conocimientos de anatomía, y llegó a ser un científico reputado. Cuando en 1859 Darwin publicó su teoría de la evolución, él se convirtió en uno de sus más acérrimos defensores. Al abuelo Thomas se le deben también otras dos grandes influencias: el término agnóstico, con el que definió su posición ante la religión, y la defensa de la necesidad de la educación científica en la escuela. No resulta extraño que su único hijo, Leonard, estudiara Biología y que este interés por la ciencia pasara a la tercera generación:
Andrew Huxley recibió en 1963 el Nobel de Medicina y Julian, famoso biólogo evolutivo, continuó con la defensa vehemente de las teorías de la selección natural, llegando a ser incluso promotor de la eugenesia. Como su abuelo, también él acuñó un término que acabaría teniendo un gran eco mundial: el transhumanismo. Aldous también quería estudiar Medicina, pero una enfermedad de la vista le lleva a matricularse en Literatura Inglesa en Oxford. Al acabar, publica cuentos y novelas de éxito, como Contrapunto (1928). Pero su obra maestra es el libro en el que afronta con mirada crítica el desbordamiento de la ciencia, un mundo que conocía tan bien como su propia historia personal.
Un mundo feliz (1932) señala qué sucede cuando la mirada científica se sale de su lugar y se convierte en paradigma de sentido,Cuando quiere darla respuesta sobre quién es el hombre. Y en pleno periodo de entreguerras avisa del abismo que se abre cuando la tecnología es manipulada por intereses particulares. Cuando se publicó, todos pensaron que se trataba de una distopía fantasiosa y futurista, pero leído en el siglo xxi resulta incómodamente familiar. Aldous no hizo profecías azarosas, solo llevó las premisas, con las que había crecido, hasta sus últimas consecuencias.
Santiago Clavijo
19/3/2014
Sólo los católicos comprendemos que nos dirigimos
hacia la «clonación social», el proyecto "illuminatti"
para el Nuevo Orden Mundial, que describió
el masón Aldous Huxley en "Un Mundo Feliz"
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