Patriotismo en pro de la verdad
Noelia de Trastámara desmonta la ingeniería social
Alba Lobera
13/02/2020
El periodismo -como cualquier otra profesión- es una dura labor. En el caso de la investigación ha de ofrecerse una información de manera rápida pero debidamente contrastada, algo que resulta complicado.
Bien sea una documentación tergiversada, sacada de contexto o completamente inventada, las investigaciones erróneas son muy dañinas. Primero, porque una información incorrecta fomenta la ignorancia y la discordia entre otros datos, y en segundo lugar, si en dicha información hay personas implicadas, éstas pueden acabar muy perjudicadas. Se ha apodado -muy acertadamente- al periodismo como Cuarto Poder por la importante influencia que tienen los medios de comunicación entre la sociedad y opinión pública y, sobre todo, en muchos gobiernos y sus representantes; así lo explicarían obras como ‘El honor perdido de Katharina Blum’.
A veces la existencia de noticias falsas no se debe al errar humano, sino que se filtran precisamente como arma contra la comunicación. Las fakenews no son una novedad de la Era de Internet pero, con un flujo de información globalizado, constante y vertiginoso, la línea que las separa de las noticias auténticas –aquellas basadas en hechos verificados, independientemente de que su origen sea cibernético o no- se ha desdibujado. Las redes sociales, muy vulnerables a la manipulación, han ayudado a socavar la confianza en el periodismo convencional.
No será la primera vez que dirigentes autoritarios y populistas – y otros poderes-, usan la frase “noticias falsas” para atacar a sus críticos o a todo aquel que averigua datos incómodos. Si a esto se le añade ser poseedor de un pensamiento desafiante, los nuevos avances en medicina psiquiátrica diagnosticarán que se trata de una enfermedad mental, pues querer comer sano y cuestionar a la autoridad suponen una rebeldía tan extrema que debe ser apaciguada con medicación. Precisamente esto es algo que ocurrió hace unos años con Christine Collins, quien perdió a su hijo y, tras denunciar su desaparición, el sistema policial no sólo le entregó al niño equivocado sino que la ingresaron en una institución psiquiátrica con el fin de silenciar su protesta, pues la corrupción sociopolítica era cada vez más evidente gracias a su vehemente lucha
Noelia de Trastámara
Quien controla los medios de comunicación, controla las mentes
Noelia de Trastámara es un claro ejemplo de lo que supone pensar por uno mismo y actuar impulsado por valores propios. Administradora de una reconocida página web, se encuentra en el punto de mira por aquellos medios de comunicación que buscan eclipsar el periodismo objetivo e independiente. “Deseo que sepan que no me mueve ninguna ideología: lo que me mueve es el amor a mi país, a España, que es mi Patria, a los españoles y por supuesto la búsqueda de la Verdad” especifica la joven públicamente.
Las listas anuales de agresiones a mujeres en España por parte del sexo masculino –y visibilizando en cada caso la nacionalidad del criminal- causaron tal impacto que no sólo se buscó atacar su investigación, sino a su persona. La información que de Trastámara facilita en redes es puramente objetiva, basada en datos de la Agencia EFE.
“Yo saqué los casos de la prensa que luego suministra la información la propia Agencia EFE. Aquí hay un vacío de información. Hay un nudo de información que no está contando la verdad. ¿Por qué se está ocultando todo esto?” Señala en su intervención de El Gato al Agua. “Lo que alega la Agencia EFE para intentar desacreditarme es acusarme de ser una persona de extrema derecha, cuando yo, en ningún momento doy ningún tipo de opinión en mi blog. Sólo aporto datos. He intentado coger casos de prensa que están muy lejos de sospechar que hay algún tipo de relación con la ideología de derechas”. Matiza.
Su extensa labor guarda un espíritu mordaz a la hora de investigar en numerosos medios y regiones: “Cada día” comparte Noelia “superviso toda la prensa, no sólo a nivel nacional, sino también local, para recopilar todos esos datos. Luego ves casos de violaciones brutales que no aparecen en casi ningún medio de comunicación, y a lo mejor se ha hecho eco la prensa local de donde ha sucedido”. Este silencio mediático lleva promoviéndose desde enero de 2019, cuando el Gobierno impuso un apagón informativo sobre la llegada de las pateras para evitar causar alarmismo entre la población, así como otros sucesos referentes a la inmigración
Querer estipular que la violencia machista es cosa de hombres sin importar la influencia cultural o su nacionalidad se ve contrariado con los rigurosos datos que Noelia manifiesta en su web, en la cual podemos encontrar un enlace directo a la noticia que demuestra las cifras y datos a los que ella hace referencia. Ya en 2019, según datos de la lista que de Trastámara comparte, se produjeron un total de 1473 personas detenidas o en busca y captura, de los cuales 758 son extranjeros, 536 de “nacionalidad desconocida” y sólo 179 españoles. Resulta extraño que, pese a que Noelia ha trabajado con información oficial, la Agencia EFE publicara un comunicado negando sus propios datos.
Pese a estos ataques contra su persona, la joven española no abandona su búsqueda por la verdad informativa: “Ahora mismo el trabajo que tengo pendiente es sacar a la luz la lista de agresiones, seguir con esa lista de agresiones de hombres hacia mujeres, y también el de mujeres hacia hombres. ¿Por qué? No es que quiera seguir alimentando esa guerra de sexos, para nada. Al contrario; lo que quiero demostrar es que no todos los hombres por el hecho de ser hombres son agresores, o que todas las mujeres por el hecho de ser mujeres son agresoras, sino que hay hombres agresores y hay mujeres agresoras” especifica. “Quiero justamente lo contrario a lo que es seguir alimentando esa guerra de sexos, pero creo que es necesario que la gente tenga claro que hay muchísimos casos de mujeres agresoras que están siendo ocultadas por la prensa”
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Captura de pantalla de su web
Noelia de Trastámara se ha llegado a sentir acosada por la Agencia EFE: “En cierto modo sí” explica en esta entrevista. “Cuando publicó ese artículo intentando desacreditarme se sumaron otros medios como la Cadena SER, la COPE -que no me lo esperaba-, Diario.es… Y esa semana fue un acoso y derribo de varios medios de comunicación hacia mi persona y hacia mi trabajo, intentando etiquetarme con una serie de insultos e improperios para desacreditar esas noticias que había sacado de esos propios medios de comunicación”.
No sólo eso; su web también ha sido atacada en numerosas ocasiones: “Sí, de hecho lo quieren tumbar” corrobora, “me mandan virus y hackers y todo ese tipo de cosas. Me he tenido que gastar un buen dinero en poner sistemas de seguridad, cambiar el servidor, hacerlo una plataforma mucho más segura para intentar que no me la tumben, pero sí, está siendo atacada continuamente. Los ataques siguen; ahora mismo con los nuevos sistemas de seguridad está mucho más reforzada, y llevamos como dos semanas sin ningún tipo de problema. Vamos a ver lo que dura. Espero que dure, evidentemente. Pero vamos, si tumban esta web, buscaré otras formas posibles para intentar filtrar esa verdad por cualquier recoveco posible para que siga saliendo todo a la luz. Vamos, que no le quepa la menor duda a nadie. Tampoco les interesa hacerme demasiado mártir” recalca, “porque entonces sería mucho más escandaloso que sea una mujer, si me permites la expresión, humildemente una bloguera sin más, quien ha desmontado toda una ingeniería social referente a las agresiones a mujeres… Ni hacerme una persecución demasiado visible. De hecho, desde que salí en el programa ‘El gato al agua’ como que se han mermado, como que llevan mucho más cuidado a la hora de atacarme. No sé exactamente a qué se debe. Pero es una realidad” sentencia con firmeza.
Aquello que no concuerde con una normativa social es catalogado de políticamente incorrecto y, por ende, de algo incómodo y ofensivo. Tal es así que en los lares cibernéticos se ha interpuesto una mordaza digital que atenta contra las opiniones contrarias hacia lo que popularmente se exterioriza, por motivos de orden público. Vemos por ejemplo que en Facebook o Instagram se reduce la aparición de los enlaces sospechosos de ser fakenews, ya que la gente seguía leyendo ese contenido alternativo pese a que las plataformas lo etiquetaban abiertamente como información falsa a su entender.
Por alguna razón se considera un peligro utilizar los medios digitales para continuar estudiando otras perspectivas y datos contrarios a lo que oficialmente se brinda al ciudadano, por lo que dicha mordaza digital ha adquirido más fuerza estos últimos meses. El secretismo que se ha impuesto ante las investigaciones de Noelia, según su impresión personal, se debe a que “cada vez más gente está despertando. Y esto no interesa. No interesa, porque saldría esa verdad a la luz que intentan ocultarnos. Verdades como que el hombre no es el primer agresor en España y verdades como que la entrada masiva de inmigrantes sin ningún tipo de control” especifica “es decir, esa multiculturalidad o diversidad que nos han vendido, pues no es tal. Y por varios motivos, además”. Remarca. Continuando con la conversación, de Trastámara agrega que el motivo principal por el que el público acoge con tanta aceptación su trabajo es “hartazgo por lo políticamente correcto y porque ya lo están viendo todo en sus propias ciudades, en sus propios barrios. Es un secreto a voces, la gente está empezando a sufrirlo. Y cuando están empezando a sufrirlo es cuando por fin abren los ojos. Ahí se mezcla un poquito dos cosas: la gente se está dando cuenta de que los medios de comunicación principales, los medios del sistema, los medios de izquierda” subraya “que suelen ser el 85% por lo menos han estado ocultando esa verdad. Y la gente está harta porque se está empezando a dar cuenta porque lo está viviendo, porque lo está viendo en la realidad social. Ese cambio cultural que estamos sufriendo. Y no lo acepta, evidentemente”.
Hay otros factores que empujan a la gente a negarse a aceptar el trabajo que de Trastámara ha realizado. ¿El lenguaje utilizado en los medios de comunicación ejerce algún tipo de manipulación?
“Sí, absolutamente” afirma con severidad Noelia. “La ingeniería social es fortísima, sobre todo en la dedicada a la mujer. Es fortísima porque apelan a la sensibilidad, a los sentimientos. Y esas personas siguen pensando que esa pobre gente, los inmigrantes, vienen buscando un futuro mejor; no quieren ver la realidad. La realidad es la que muchos sabemos: que se trata de una inmigración importada, un machismo importado para la destrucción de nuestra sociedad tal y como la conocemos. La implantación de otras culturas antagónicas a las nuestras en ese plan de la reducción de nuestra propia sociedad, nuestra propia cultura europea tal y como la conocemos. Se sigue pensando que esta gente tan robotizada, tan ‘comida la cabeza’ por la ingeniería social, sigue esta regla de tres: que la violencia no tiene nacionalidad. Pero cuando yo respondo, ‘¿no tiene nacionalidad pero sí tiene género?’ no obtengo respuesta. Ellos mismos se hacen un lío con eso; me están diciendo que la violencia es violencia y no hay que mirar la nacionalidad pero sí que el agresor es siempre un hombre. Insisto” remarca “cuando les he dado esta reflexión, les dejo sin argumentos. No pueden contestarme. Pero siguen en sus trece. Porque la palabra de los medios de comunicación, su manipulación, es fortísima” nos recuerda.
En muchas de mis conferencias y entrevistas invito a las mujeres a sumarse a esta lucha, porque considero que esta lucha precisamente es algo que tenemos que encabezar la mujer, porque el hombre está en una situación muy complicada a la hora de defender estas posiciones. Eso molesta muchísimo al sistema; que yo pueda seguir despertando más conciencias y que sean de mujeres. ¿Por qué? Porque la ingeniería social va enfocada precisamente a la mujer, porque como he dicho antes, apelan a los sentimientos. Saben perfectamente que la mujer, en ese sentido, es muy fácil de manipular, por lo que yo estoy siendo como el objetivo a abatir, el enemigo número uno. Y los ataques” añade “no son sólo por partes, sino de forma individual. O de parte de algún colectivo, pero siempre de forma anónima que te desean la muerte, que te desean lo peor. Me han llegado hasta a llamar satánica, ¡que soy un demonio! Una serie de cosas, que dices, ¿pero cómo puede estar la sociedad tan ciega? Yo lo único que hago es moverme por amor, no por odio. Lo más curioso de esto es que la mayoría de ataques vienen por hombres españoles. Digo, ¿cómo pueden estar tan ciegos si lo que pretendo es ayudarles en definitiva?”.
Una pelea contra el sistema que le obliga a pagar un alto precio: “La persecución”. Expone, con contundencia. “La persecución sin tregua. Pero la persecución no sólo por las instituciones, sino por esa parte de la sociedad que todavía permanece bastante dormida”.
“No quiero despedir esta entrevista sin mencionar a esas mujeres silenciadas, a esas mujeres que son violadas o abusadas sexualmente por un inmigrante. Esas mujeres que no cuentan para la sociedad, que no cuentan para las instituciones feministas. Que se ven solas y desamparadas. Esto es una muestra de que esta ideología de género es una farsa porque hay mujeres que importan y hay mujeres que no importan”.
De Trastámara se despide cariñosamente al final de esta fructífera charla, recordándonos con su ejemplo de lucha que -como bien decía Alejandro Jodorowsky-, “la espada del guerrero sabio no corta ni atraviesa: refleja la luz”.
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