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lunes, 23 de noviembre de 2020

Cheque Escolar y Manifestaciones contra Celaá. ¿Educación? Déjense de historias

Manifestaciones contra Celaá. ¿Educación? 
Cheque escolar y déjense de historias
22/11/20
Las leyes de educación no hablan de enseñanza: hablan de financiación de la enseñanza que no es lo mismo.

Manifestaciones
La noticia es que en Madrid, y en otras ciudades, ha habido muchas manifestantes contra la Ley de Educación de la ministra Isabel Celaá.


La noticia es, también que el aparato propagandístico del Gobierno Sánchez, los propios y los entusiastas, en términos radiofónicos, se las han visto y deseado para aparentar que una norma sectaria contenta a todos menos a los reaccionarios.

Ahora bien, ¿ha triunfado las manifestación anti-Celaá? Yo creo que no, porque quien centra el debate gana el debate… aunque cuando aparece que lo pierda. Y el debate se ha centrado en la educación concertada cuando en lo que realmente debería centrarse es en el cheque escolar.

Aquel episodio de “Sí, Ministro”, la mejor sátira política de los últimos 50 años, se vuelve realidad cada vez que surge la polémica sobre educación. No surgen muchas, apenas uno por cada Gobierno que alcanza el poder.

El episodio de marras se inicia cuando al primer ministro británico le proponen cerrar el Ministerio de Educación. Al principio, le cuesta entender de qué le están hablando. Cuando lo piensa, cae en la cuenta de la genialidad de la propuesta. Naturalmente un cambio de ese estilo, tan positivo, tan en profundidad, nunca tiene éxito.

La Lomloe del Gobierno Sánchez, de doña Isabel Celaá, es la octava ley de educación de la democracia, y se presta a aquella pancarta que conminaba a una de las anteriores: ”No te lode”. Es, como siempre en el PSOE, una ley sentaría que lo que pretende es terminar con la educación católica. El resto viene por añadidura.

Ahora bien, lo primero que hay que aclarar es que las leyes de educación no hablan de enseñanza: hablan de la financiación de la enseñanza, que es otra cosa. Porque con nuestros escolares, el único cometido del Gobierno, del Estado, consiste en financiar con nuestros impuestos su derecho a la educación.

Lo que habitualmente no se entiende. La libertad de enseñanza, uno de los principios no negociables para un católico, no depende de la enseñanza concertada sino del cheque o bono escolar. Es decir, que a los padres se les entregue el importe total del coste del puesto de enseñanza de su hijo y así serán ellos, de verdad, quienes elijan el colegio al que acuden sus hijos.

A cambio, los centros escolares tendrían que competir por obtener más cheques… y serían los padres quienes realmente decidieran. Y los colegios públicos, por cierto, también tendrían que competir.

En este sentido, y aunque no fue una apuesta denodada, es la primera vez que oigo proponer a un presidente de la Conferencia episcopal española, al actual, obispo de Barcelona, Juan José Omella, apostar, de pasada, pero apostar, por el bono escolar. No resulta baladí.

A ver: con la escuela pública que pretende la izquierda manda el Estado, los funcionarios, los sindicatos. Con la escuela privada, o privada concertada, al que la izquierda odia por el simple hecho de ser católica, mandan los empresarios, los empresarios de colegios. Sólo el cheque escolar permite que manden los padres.

La libertad de enseñanza es esto y no otra cosa. Consiste en que los padres elijan, no el Estado, ni los profesores, ni los propietario de centros de enseñanza, sino los padres. Y resulta que el bono escolar no lo solicita ni el PP ni Ciudadanos, sólo Vox.