China se apodera de ADN mundial con fines siniestros:
crear armas biológicas orientadas a grupos étnicos,
rastrear a los disidentes y vigilar a la población
7 DIC 2020
Oriana Rivas.- Una nueva teoría asegura que el régimen de Xi Jinping ha estado recolectando el ADN de personas de todo el mundo para objetivos siniestros: crear armas biológicas orientadas a grupos étnicos, rastrear a los disidentes y establecer un estado de vigilancia en la población.
Para hacerlo, estaría comprando empresas, subsidiando análisis de ADN y participando en la creación de vacunas, como la del COVID-19, advierte Gordon Chang, autor del libro The Coming Collapse of China, quien además es consejero asesor del Instituto Gateston, el cual publica un artículo con sus conclusiones.
Es así como China ha logrado recolectar más de 80 millones de perfiles, convirtiéndose en la base de datos de ADN más grande del mundo.
Gordon Chang, ha estudiado esta teoría luego de dos décadas trabajando entre China y Hong Kong como abogado. Durante esos años se ha dedico a escribir sobre las actuaciones de China para lograr este dominio mundial.
Los engaños detrás de la vacuna contra el COVID-19
Chang cita como ejemplo que en 2015, China hackeó Anthem, la compañía de seguros más grande de Estados Unidos. El robo de información personal incluyó a unos 79 millones de clientes, según reseña Fox News.
Los piratas cibernéticos habrían robado nombres, fechas de nacimiento, direcciones postales y de correo electrónico, así como números de Seguro Social.
Cinco años después, el país asiático se estaría excusando en el coronavirus para desarrollar la vacuna, con intenciones que no parecen buenas.
«Beijing está tratando de extender su influencia haciendo que su vacuna esté disponible». Mientras que, al mismo tiempo, «recopila información muy sensible sobre personas fuera de China», dijo Chang durante una entrevista.
No está equivocado, el régimen chino ya ha prometido la comercialización de 600 millones dosis antes de que termine el año y 1000 millones para 2021.
Tres vacunas de tres empresas chinas se encuentran ahora en la tercera fase de ensayos clínicos: la de Sinovac, una de Sinopharm y otra de Cansino Biologics. Algunos países que participan en estos ensayos son Marruecos, Jordania, Baréin Perú y Argentina.
Gordon Chang añade que las razones de China para querer esta información implican dominar la industria de la biotecnología.
Paralizar al mundo
Existe otra razón que despierta la ambición de Xi Jinping: el desarrollo de nuevas enfermedades. Según Chang, los datos genéticos le dan a China la capacidad de crear armas biológicas que pueden apuntar a ciertos grupos de personas.
“La gente ha dicho que las armas biológicas no funcionan. Bueno, sabemos que funcionan porque tuvimos el coronavirus, que puede o no haber sido un arma biológica”, aclaró Chang, “pero sabemos que paralizó a Estados Unidos y eso es lo que Beijing realmente está buscando».
El uso de armas biológicas es un tema sensible que ha sido rechazado por las Naciones Unidas y ha promovido la creación de acuerdos para limitarlo, como la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas vigente desde 1975.