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domingo, 13 de diciembre de 2020

"QUÉDATE en CASA" de SÁNCHEZ DRAGÓ. Censurado por YOUTUBE

QUÉDATE EN CASA
LA COLUMNA DE SÁNCHEZ DRAGÓ 
CENSURADA POR YOUTUBE
Fernando Sánchez Dragó
8/12/2020 

El Séneca está que trina...

Hace 2300 años, me dice, mucho antes de que llegase el Islam, los árabes descubrieron que obligar a las personas a ocultar la nariz y boca quebraba su voluntad e individualidad, y las despersonalizaba. Las volvía sumisas. Por eso impusieron a toda mujer el uso obligatorio de una tela sobre la cara. Luego el Islam la convirtió en el símbolo de sumisión femenina a Alá, a los dueños y guardianes del harén, y al Rey.

La psicología moderna, añade, lo explica: sin rostro no existimos como seres independientes. El niño se mira al espejo entre los dos y tres años, se descubre a sí mismo y toma conciencia de su identidad. A pocos animales les llama la atención un espejo. Sólo a los delfines y a los chimpancés. El resto se individualiza por otros medios. El olfato, por ejemplo.

Y el Séneca, llegado a este punto, me suelta a bocajarro la siguiente letanía...

  • Quédate en casa, nos dicen, mientras nosotros te dejamos sin trabajo y llevamos tu empresa a la quiebra... Ésa que tantos años te costó crear.
  • Quédate en casa mientras nosotros decidimos por ti a qué hora puedes salir de ella y en qué condiciones.
  • Quédate en casa mientras nosotros (tus dueños) decidimos cómo te vas a morir y cuándo.
  • Quédate en casa, aunque no tengas dinero para comprar comida.
  • Quédate en casa, aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite.
  • Quédate en casa y no veas a tus nietos por temor a contagiarlos o a que te contagien.
  • Quédate en casa, pero sigue pagando tus impuestos aunque no generes ingresos.
  • Quédate en casa mientras nosotros creamos cortinas de humo para que te distraigas, vivas confundido entre cosas triviales o absurdas y no repares en lo que estamos haciendo con tus derechos.
  • Quédate en casa mientras reventamos la economía sin que puedas hacer nada para evitarlo.
  • Quédate en casa, porque así podremos ejecutar nuestro planes sin escuchar protestas.
  • Quédate en casa, porque así te podremos controlar mejor con nuestros dispositivos aéreos aunque tú pienses que son naves espaciales de otro planeta.
  • Quédate en casa, porque así podremos continuar con nuestra agenda globalizadora sin interferencias
  • Quédate en casa, mientras nosotros preparamos una lista de entretenimiento virtual para que no te preguntes qué diablos es eso de la nueva normalidad.
  • Quédate en casa, porque nosotros estamos trabajando duro para asegurarnos de que cada día estés más alejado de tus vínculos y tengas miedo.
  • Quédate en casa, y ojo con lo que haces porque tus vecinos actúan como policías en constante acecho.
  • Quédate en casa, no te expongas a la luz solar ni a los gérmenes y así terminaremos de destruir tu sistema inmune.
  • Quédate en casa hablando por teléfono de estupideces mientras nosotros escuchamos tus llamadas y nos acercamos un poquito más al plan perfecto.
  • Quédate en casa y así podremos seguir plantando torres radioactivas sin que te enteres.
  • Quédate en casa y aléjate de todo lo que te vuelve humano.
  • Quédate en casa y no pelees por tus derechos como ciudadano ni por tu familia. Te quieren dócil, no rebelde.
  • Quédate en casa, sin libertad, sin trabajo, sin vacaciones, sin capacidad de discernir, sin viajes, sin futuro, sin escuela, pero con Netflix.
  • Quédate en casa mientras seguimos gestionando una dictadura gracias a tu ignorancia y a tú tolerancia.
  • Quédate en casa hasta que te deshumanicemos por completo.
  • Quédate en casa, repite este mensaje mil veces y di a los demás que también lo repitan.
  • Quédate en casa, porque de tanto decirlo te lo vas a terminar creyendo no por dos meses o por un año, sino durante el resto de tu vida.
  • Quédate en casa y entérate de una vez de que no te quieren sano, sino esclavo.
Hasta aquí la letanía que me ha soltado el Séneca esta mañana.

Yo, perplejo y contrito, me enfundo una zamarra, me pongo los zapatos, me escondo tras la mascarilla, no vaya a ser que me empapelen, miro el reloj, compruebo que aún faltan unas horas para el toque de queda y salgo un ratito a la calle.

No se inquieten. Es sólo un ratito. Enseguida volveré a quedarme en casa.