¿Es posible dejar la masonería?
Un miembro de una logia durante años,
ahora católico, responde cómo
14 octubre 2021
David L. Gray era un francmasón altamente condecorado y se preparaba para alcanzar el grado de Gran Maestre cuando se convirtió a la fe católica. David L. Gray es autor del «Catecismo católico sobre la masonería»
¿Es posible abandonar la masonería? ¿Qué tiene que hacer un católico para que su decisión sea definitiva? David L. Gray ha pertenecido a la masonería durante años y, tras su conversión a la fe católica, tuvo que pasar por el trance de abandonar un grupo que ha generado más ríos de tinta a lo largo de la historia. Como presidente y editor de Saint Dominic's Media, responde a esta y otras preguntas sobre la masonería en su canal de YouTube.
Para David L. Gray, cómo dejar la masonería es una pregunta especialmente interesante, ya que nadie se pregunta cómo huir de otras situaciones como el casino o una relación abusiva.
“En el primer caso, sabes dónde está la salida, y en el segundo, tal vez necesites ayuda, pero no existe la idea de que una vez te encuentras en una relación abusiva, vayas a estar siempre en esa situación”. Algo que si ocurre, por el contrario, con la pertenencia a la masonería.
“Una vez eres francmasón, siempre lo serás”, advierte, antes de sentar la matriz de su discurso: “Debemos pensar en la masonería como una religión sincrética, en la que los grados son su versión de los sacramentos. Y del mismo modo que no es posible deshacer un bautismo, tampoco los grados obtenidos en las órdenes masónicas”.
La prueba de ello, avanza, es que no importa si presentas a la logia una carta de renuncia o de dimisión.
“En cualquier momento puedes solicitar que te restablezcan como miembro, y no debes comenzar desde el primer grado. Simplemente se retoma justo donde lo dejaste. Incluso para un masón que sea expulsado o suspendido, sigue existiendo un proceso en el que puede solicitar la reinserción”.
Algo que podría hacer el mismo Gray. Lleva fuera de la masonería casi dos décadas, ha expuesto muchos detalles de las logias y ha alertado sobre la prohibición de la Iglesia Católica para pertenecer a la masonería y, sin embargo, podría solicitar una readmisión.
“Probablemente sería rechazado, pero hay un proceso abierto que yo ya comencé y que, de ser admitido, continuaría dónde lo dejé”.
Pero entonces, ¿qué debe hacer quien desee dejar la masonería?
Expone que, en teoría, es fácil. Al menos para quien no es católico.
“El proceso comenzaría con la presentación de una carta de renuncia o dimisión al Gran Secretario de la organización”, una figura administrativa encargada de la expedición de documentos, control de asistencias a las reuniones o de la comunicación con otras logias y sobre la que se puede saber más aquí.
En ese caso, explica, no se devolverá ningún documento al remitente, pero habrá hecho todo lo que debía. “Su evidencia de haber renunciado con éxito es que dejará de recibir correos, boletines y facturas de renovación de la pertenencia”. A efectos prácticos, explica, sería similar a no hacer nada.
¿Y si soy católico?
Pero si hay un caso en que completar el proceso administrativo de renuncia es crucial.
“Si eres católico y has decidido ser obediente a las enseñanzas de la Iglesia, te recomiendo que concluyas este proceso de renuncia o dimisión de la logia y todos los otros cuerpos masónicos a los que pertenezcas”, advierte.
“Una vez roto ese vínculo administrativo”, explica, “todo lo que debes hacer es continuar tu vida, no mirar atrás y hacer reparaciones por el tiempo perdido y por todas las personas a las que puedas haber dañado por tu pertenencia a la masonería”.
En Iglesia y Masonería, el experto Alberto Bárcena detalla los ataques de este grupo contra la Iglesia y cómo esta la ha condenado desde su origen. Puedes adquirirlo aquí.
Pero no es suficiente.
“Si te uniste a la masonería antes de tu bautismo y vas a ser recibido en la Iglesia tras la ruptura administrativa, tu único remedio es el sacramento del bautismo. A través de él naces de nuevo, recibes la verdadera luz y te conviertes en un hombre completamente nuevo”.
Algo que se complica para los que se unieron a la masonería siendo católicos. “Entonces, una vez concluidos los trámites y roto el lazo, se debe hacer es una buena confesión sobre el pecado grave que implica pertenecer a la masonería”.
Esta confesión debería incluir “todos los grados masónicos a los que perteneces, la idolatría, hacer juramentos que usan el nombre de Dios en vano”, así como “otros pecados graves asociados”.
Es importante recibir la absolución
Podría parecer que entonces la ruptura es definitiva. Por experiencia sabe que no, y alerta a los que no reciben la absolución por sacerdotes que creen que “ya no es un pecado grave. Esto es importante: informa al obispo y ellos se asegurarán de que puedas tener la absolución lo antes posible”.
Por último, Gray alerta de la importancia de deshacerse de todo lo que recuerde sobre la pertenencia pasada. “Asegúrate de tirar tus pertenencias, los delantales, certificados, indumentaria… etc.”.
Solo entonces, el proceso estaría cerrado y “solo” quedaría la perseverancia. “Confía en los sacramentos, con toda tu mente, tu cuerpo y tu alma. Los sacramentos son lo que Jesucristo nos ha dado a través de Su Iglesia para curarnos, para unirnos a Él y para llevarnos a la plena comunión con Él. Confía en los sacramentos”, concluye.
¿Cómo dejar la masonería? Responde David L. Gray, ex masón converso a la fe católica.