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miércoles, 12 de enero de 2022

Garabandal II (XI). Por J. Mª Manrique

Garabandal II (XI)
 10/1/2022 

Mari Loli y Jacinta en una caída extática

Las videntes de Garabandal nos han transmitido un rico conjunto de hechos futuros y enseñanzas. Veamos un resumen, dentro de la natural prudencia que deben acompañar a estas ‘síntesis’, de lo dicho por las niñas en diversos momentos, principalmente Conchita.

Los Signos del Fin de los Tiempos

Todo el mundo verá El Aviso desde donde esté y será muy impresionante. Nos hará ver el estado de nuestra conciencia. Las circunstancias del mundo serán difíciles en esas fechas. El Aviso es una preparación para El Milagro y vendrá poco antes del mismo, en el mismo año, para purificarnos.


Una de las entrevistas de Loli en USA

Loli levitando.

Mari Loli (Mrs. Mary La Fleur, de casada en Usa), que es la única que sabe la fecha del Aviso, dijo en una entrevista en 1982 (y otras en 1975/77/78), que sucederá pronto, cuando los comunistas se hayan apoderado de todo el Mundo y sea muy difícil practicar la religión … será como si la Iglesia hubiera desaparecido … que parecía que el Papa no podía estar en Roma (Jacinta dijo que será cuando la situación llegue a su peor momento)… que durará pocos minutos, habrá como un gran silencio, todo se parará, y toda la gente mirará en su interior, atemorizada y dolorida al ver sus defectos tal como Dios los ve. Además de lo anterior, Conchita confirma que el Aviso es para purificarnos de nuestros pecados por el arrepentimiento, que todo el Mundo sabrá que viene de Dios y será como un fenómeno astral, como si dos estrellas chocaran entre sí (será lo primero que se vea y sienta), no produciendo daño físico, pero causando espanto.

La Virgen anunció «un gran “Milagro, un jueves, coincidiendo con un gran acontecimiento muy importante para la Iglesia”, que será el mayor hecho por Jesús, después de La Eucaristía, para ayudar al Mundo a convertirse, ya que en otro caso el Mundo se verá envuelto en una horrible desolación; “antes, vienen tres Papas” (ya han pasado), “y después el Fin de los Tiempos (no el Fin del Mundo)”».

Durará entre 10 minutos y un cuarto de hora. Tendrá lugar un jueves, a las 20:30. Entre los días 6 y 16 de uno de estos tres meses: marzo, abril o mayo. Ese día no será fiesta de la Virgen y, aunque se haya dicho, no será el día de la fiesta de un santo mártir relacionado con la Eucaristía (fue un error basado en una coincidencia con el calendario de la época).

Será visible en Garabandal y en las montañas de los alrededores. El Papa lo verá “desde donde quiera que esté”.

Los enfermos que asistan sanarán y los incrédulos creerán. No consta que las posibles videntes vivas estén presentes en Garabandal en ese momento.

Dejará una Señal permanente en Los Pinos, como prueba del Amor inmenso de Dios hacia la Humanidad; ese lugar fue el de muchas apariciones en Garabandal y donde se construirá una capilla en honor de San Miguel Arcángel, según se pidió en una aparición el 16 de julio de 1961. Se podrá ver, fotografiar, filmar y retransmitir por TV, pero no podrá palparse, por ser su sustancia de naturaleza desconocida (prueba de su origen divino). “Será como el humo, que se puede tocar sin palparlo”, dijo Conchita.

El Castigo y el 2º Mensaje (autocensurado, 
pues no mientan a los “obispos y cardenales”).

Transcurrirá menos de un año entre el Aviso y el Milagro. Conchita conoce la fecha del Milagro y, por mandato de la Virgen, la anunciará con ocho días de antelación; durante su visita a Roma, de la que se hablará, la comunicó al cardenal Ottaviani, Pro-Prefecto del Santo Oficio, hoy Congregación para la Doctrina de la Fe, y, como consecuencia, también la supo Pablo VI y su confesor, el Cardenal Dezza.

Hay varios aspectos relativos al Milagro que son fuente de contradicción. Las videntes dijeron que, al día siguiente del milagro, el cuerpo del P. Luis María Andreu será desenterrado incorrupto, pero, a principios de 1976, el seminario donde se encontraba enterrado fue transformado en sanatorio psiquiátrico, por lo que el cuerpo fue exhumado y se encontró en estado de esqueleto, lo que no quita que en momento del Milagro se pueda transformar. También dijeron que el ciego Joey Lomangino “recibirá nuevos ojos en el día del gran Milagro”, pero murió el 18 de junio de 2014, aniversario de la primera aparición de San Miguel, siendo aún ciego, lo que indica que el mensaje de la Virgen era figurado, teniendo Lomangino una visión antes de morir, como le ocurrió al Padre Pío, o hubo alguna equivocación en su transmisión hasta nosotros o, simplemente, se nos escapa la explicación. La Providencia muchas veces vela sus designios, los cuales solo cuando se cumplen se comprenden.


El ciego Lomangino y el grupo familiar de Conchita.

Loli, el P. Luna y Jacinta en el Pilar de Zaragoza

Diario de Conchita. Primero habla del Milagro 
y luego de las dudas y negaciones

Conchita, años después, dijo: “Dios quiere que nos corrijamos y pequemos menos gracias a la advertencia (Aviso), y será visto por todas las personas donde quiera que estén. Será como revelarnos a todos nuestros pecados y el bien que no hemos hecho. Creyentes y no creyentes, todas las personas. No quemara nuestro cuerpo, pero lo sentiremos física y espiritualmente; todas las naciones y todas las personas se sentirán de esta manera, nadie lo escapará, e incluso los no creyentes sentirán el temor de Dios. La Virgen dijo que la advertencia y el gran milagro serán las últimas grandes manifestaciones que Dios nos da”.

Si el mundo no cambia, vendrá un Castigo horrible.

El Aviso, el Milagro y el Castigo están recogidos en la revelación pública (Antiguo y Nuevo Testamento) y privada. Coinciden en todo, también, con lo que la Virgen comunicó en Akita (Japón, 1973-75), en unas apariciones aprobadas por el obispo local) y Medjugorje.

Persecución y Negaciones

La Virgen ya en 1961 anunció a las niñas que llegaría un momento en que negarían las apariciones, anticipándolas esa caída y dándoles fuerzas para superarla luego. Las videntes testimoniaron luego que sufrieron una especie de amnesia mental que recogieron en sus diarios.

A Conchita la Comisión la llevó bastante forzadamente a Santander apenas pasados 40 días del comienzo de las apariciones y, el día en que su madre fue a buscarla la arrancaron aún más forzadamente un sacerdote y el Dr. Piñal que dijera con lágrimas en los ojos, tras la amenaza de declararla loca y encerrarla en un manicomio, y meter a sus padres a la cárcel: “¿sabe lo que le digo?, que, a lo mejor… lo mío no es cierto, pero lo de las otras, a lo mejor, sí…”; luego la hicieron firmar un papel que no redactó y que incluso puede que estuviera en blanco. Ya en el pueblo, Conchita recuperó su ser.

Tras aquello, primero fue Mari Cruz, en el año 1963, luego Loli y Jacinta, y, por fin Conchita sufrió la amnesia divina el día 15 de agosto de 1966, tras el fin de las apariciones.

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La Virgen de Garabandal 
en la portada del libro de Ramón Pérez.

Por entonces Conchita había vuelto de su viaje a en Roma. Del 12 al 19 de enero de 1966 Conchita viajó a Roma convocada por el Cardenal Alfredo Ottaviani, corriendo el Vaticano con los gastos del viaje. Ottaviani, antiguo Pro-Prefecto de Congregación para la Doctrina de la Fe y entonces cabeza de los obispos conservadores en el Concilio, escribió previamente una carta al Obispo Puchol, la cual que fue entregada por su enviado al secretario del obispado (Azagra), aunque el obispo negó posteriormente haberla recibido. Don Alfredo y otros miembros de la Sagrada Congregación interrogaron a Conchita durante dos horas y media. Ottaviani manifestó la buena impresión que le causó Conchita y calificó como “molto interessanti” las apariciones. Conchita pidió ver al Papa Pablo VI, pero no le fue concedido, aunque, sorprendentemente, éste le dijo en una audiencia general, desde su silla gestatoria: “Conchita, te bendigo y conmigo te bendice toda la Iglesia”; también la bendijo el Padre Pío, a quien fue a visitar aprovechando el viaje.

Las dudas de Conchita tras el fin de las Apariciones produjeron en Conchita una gran angustia y, ya en el Colegio de las Carmelitas Misioneras de Pamplona, sintió la necesidad de confesarse y el confesor le negó la absolución si no se retractaba púbicamente diciendo que las Apariciones eran falsas. Terminó pidiendo ver al obispo, quien le interrogó el 30 de agosto durante siete horas (dos por la mañana y cinco por la tarde), junto con el vicario/secretario Javier Azagra, el vicario judicial Agapito Amieva y el recién nombrado párroco de Garabandal, José Olano. Al final, Conchita firmó su confesión, que fue la causa de la nota condenatoria en la que se atribuía todo a un inocente juego de niñas. Mons. Puchol también entrevistó a Loli y Jacinta los días 2, 7, y 27 de septiembre y el 11 de octubre; Jacinta dijo que “si no negábamos, nos dijeron que nos descomulgaban” (Silencio en Garabandal, Santiago Mata, 2018). Los padres de las niñas no firmaron las negaciones. Jacinta fue la primera en retractarse de las suyas, seguida de Conchita (Navidad de 1966), Loli y Mari Cruz.

El fenómeno de las dudas y negaciones se da en ocasiones en estos fenómenos milagrosos: sirvan como ejemplos las “noches oscuras” de San Benito, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa, San Juan María Vianney, San Vicente de Paul, el beato Padre Hoyos, Santa Teresita del Niño Jesús, las aprobadas apariciones de Nuestra Señora de la Esperanza de Pontmain en 1872, Bernadette al final de su vida y Santa Gema Galgani. También los Tres Pastorcitos de Fátima flaquearon antes del Milagro del Sol y Sor Lucía recayó en 1928. Pero las dudas suelen ser facilitadas también por la acción del Maligno, especialmente a través de instrumentos suyos, voluntarios o meramente ‘equivocados’.

Conchita en la aparición del 18-VI-1965

Las videntes en Garabandal, y los fieles en general, fueron sometidos a la presión psicológica de las ‘comisiones’ de investigación y los miembros del obispado. Por cierto, no se nombró oficial y formalmente ninguna comisión y desde el principio las informales emitieron juicios de valor contrarios a las apariciones. Tras ignorar y negar desde el principio los hechos milagrosos, se recurrió inicialmente, como se ha dicho, a llevar a Conchita a Santander para influirla con diversiones y presiones, se ignoraron los informes del párroco (Valentín Marichalar) y de testigos cualificados, haciéndose manifestaciones contrarias y prohibiéndose actos piadosos. Ese clima influyó en las niñas y sus familiares y, mucho más aún, cuando más adelante se recurrió a las amenazas con penas canónicas (privar de la absolución y comunión), etc. El entorno familiar pesó mucho, especialmente en el caso de Mari Cruz, y acabaron fallando.

Ante estas presiones, y también por revelaciones místicas, Conchita, Loli y Jacinta abandonaron su vida religiosa en diversas órdenes, apenas iniciada como postulantes y, por caminos distintos, acabaron viviendo y casándose en EE.UU. Aquello sirvió para la difusión de las apariciones y la devoción a Nª. Sª. del Carmen de Garabandal en el mundo entero, empezando por el anglosajón.

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