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miércoles, 24 de octubre de 2018

Bien Común, Enseñanza Católica y Política

El Bien Común
Enseñanza católica en política
Luis Ignacio Amorós
29-5-2013
Conclusiones
Este es un breve resumen de la doctrina católica acerca del Bien Común y su papel en la comunidad política. Invito a mis lectores (sobre todo a los católicos, que vienen obligados a ello) a conocer las bases de esa enseñanza, y aplicarlas a su actuación y juicio personal con respecto a cualquier acto político (entiéndase público) tanto propio como ajeno. Juzguemos y actuemos los cristianos cada iniciativa, palabra y hecho político por la medida de su contribución al Bien Común. No caigamos en el error, común hoy en día, de sujetar nuestra valoración a que un acto político provenga de una o otra ideología o partido político, ni mucho menos hagamos juicios ad hominem. Ninguna postura humana puede recoger la Verdad absoluta: sólo Dios es la Verdad, y únicamente la enseñanza dos veces milenaria de la Iglesia (y no por el mérito de sus miembros, sino por la asistencia continuada del Espíritu Santo) puede iluminarnos para obrar correctamente en bien de la comunidad.
Del mismo modo, actuar en política (entiéndase asuntos públicos, no simple equivalencia a “formar parte de un partido político”) es, no sólo un mérito, sino incluso una obligación de todo católico responsable en la medida de sus posibilidades; examine el fiel con gran cautela las bases morales de cada asociación o iniciativa que se le proponga, y únase a ella únicamente en aquello que sea favorable al Bien Común.
Asimismo, rechazar públicamente, oponerse o ejercer la objeción en las condiciones morales correctas contra disposiciones de la autoridad cuando van en contra del Bien Común a juicio de la propia conciencia rectamente formada, es obligación de todo cristiano, recordando que hay que dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César (CIC 2242). Esta frase, a despecho de interpretaciones modernistas, no indica que la Iglesia no deba opinar sobre asuntos civiles, sino que el creyente está llamado a desobedecer a la autoridad civil cuando esta contravenga mandamientos divinos, invadiendo las competencias que no le son propias (Hch 5, 29).

Bibliografía
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