6-julio-2019
Como todo movimiento creado por la ingeniería social del Nuevo Orden Mundial, la ideología LGTBI tiene un horizonte final inconfesable, un objetivo esencial que ni se dice ni se puede decir, y que muy pocos sospechan.
No es la reducción de la natalidad, que se pretende disminuir con el movimiento LGTBI, claro está, puesto que el Gobierno Mundial futuro quiere limitar la población del planeta a solamente 500 millones.
Tampoco es el propósito fundamental de esta ideología reivindicar a un colectivo marginado, que sufra rechazo o desprecio por parte de una sociedad instalada en la homofobia, ya que más bien sucede justo lo contrario.
Ni siquiera puede considerarse que el movimiento reivindicador de orgullos apunta hacia la subvención de unos colectivos que, con la excusa de defender a los homosexuales, trincan buenas prebendas, subvenciones, ayudas, subsidios, financiaciones, etc.
Yerra también quien piense que el objetivo LGTBI es cavar otra trinchera más en la sociedad, enfrentar a los homos con los heteros, fomentar una guerra más entre sectores que mine todavía más la estabilidad de nuestras sociedades para que en el Kaos subsiguiente medre el despotismo mundialista.
¿Explotar a los homos con orgullos para que se dejen los dineros en la hostelería y el «merchandising»? Pues sí, pero tampoco es esto.
¿Usar el LGTBI como otra herramienta más para incurrir en blasfemias, en ataques contra los católicos?
Claro está, pero no es por aquí por donde hay que buscar el horizonte más amado por los creadores del LGTBI.
Carne de voto son, por supuesto, pues en España se calcula que hay unos 4 millones de homos, suculento botín para cualquier partido político, hasta el punto de que todas las fomaciones les adulan para tener ahí un sabroso caladero.
Dicen que hay muchos tipos de familia, que si la libertad de elegir el sexo, que si los niños no tienen por qué tener eso y las niñas aquello ―ya me entienden―, que si bla y bla… Pero va desencaminado quien afirme que aquí está el meollo del asunto.
Tampoco se puede aseverar que el objetivo final es destruir a la familia tradicional, la de toda la vida y toda la historia, por ser burguesa, heteropatriarcal y castradora… No, tampoco es esto…
Mofas a los cristianos en el orgullo gay
Entonces, hay que volver repetir la pregunta: ¿Cuál es el objetivo último que persigue el movimiento LGTBI? … Pues está más allá de todas estas metas ya enunciadas, que son válidas, pues el horizonte de este movimiento va mucho más allá, ya que apunta a una dimensión distinta, a un mundo insospechado, a un horizonte que pocos ven, pero que siempre ha estado ahí.
Meta que, obviamente, es la misma que persiguen todos los movimientos creados por el globalismo, solo que posiblemente esté más clara en la LGTBI.
¿Cuál? Me disculparán los lectores por no darles mi opinión final sobre el tema, así que cada cual se haga una idea, pues por el momento baste con repetir las palabras de Ortega y Gasset refiriéndose a la República que él tanto ayudó a instaurar:
«No es esto… No es esto»
«El que tenga ojos para ver, que vea; el que tenga oídos para oír, que oiga».
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«El que tenga ojos para ver, que vea; el que tenga oídos para oír, que oiga».