–¿A qué se debe el cambio de nombre de su blog?
–He intentado resumir en una frase-consigna lo que a mi juicio necesita el país. Porque se ve muy evidentemente amenazado como nación y como país libre.
–¿Qué espera con ello?
–A decir verdad, simplemente exponer las cosas, lo que pienso, con argumentos y datos. Pero efectos prácticos no espero ninguno. Me basta ver el panorama político para no hacerme ilusiones.
–¿Quiere decir que la cosa irá a peor?
–Pongámoslo así: la Transición y la Constitución se hicieron con muy graves defectos, bastante gente lo vio enseguida, desde Julián Marías a Blas Piñar, o el propio diseñador de la primera fase, Torcuato Fernández Miranda. Con todo, era lógico que se cometieran errores importantes en una empresa sin precedentes históricos. Ahora bien, el problema es que esos errores no se corrigieron con el paso del tiempo. Por ejemplo, la experiencia de las autonomías nunca se analizó a fondo para corregir sus fallos o incluso cambiar su concepción, a pesar de que sus derivas se volvían cada vez más siniestras. Por ejemplo, la cuestión de la OTAN cuando se hunde la URSS. Por ejemplo, la infame cesión de Gibraltar. Por ejemplo, el atraque sistemático a la memoria del franquismo, el régimen sin el cual habría sido imposible la democracia. Por ejemplo, la Unión Europea… Para qué seguir. El propio concepto de democracia no existe en España: es una palabra mágica que cada político o partido emplea como le da la gana. Tenemos una clase política sencillamente infame, y todo eso no lo voy a cambiar yo, por supuesto.
–De acuerdo con su análisis, lo extraño es que España o la democracia no se hayan volatilizado ya. ¿Cómo es que hemos convivido razonablemente durante cuarenta años, con bastante prosperidad y logros importantes en economía, técnica, etc.? No vamos a pintar de color de rosa el panorama, como hacía el rey en sus mensajes navideños, pero realmente no nos hemos hundido.
-Entendámonos: lo que ha ocurrido ha sido un proceso de disgregación y satelización de España que actualmente ha llegado a extremos ya muy graves. Ha sido un proceso largo porque España no es un país como Yugoslavia, de creación muy artificial y reciente. Tiene tras de sí muchos siglos de historia y eso no es fácil destruirlo. Es posible, pero no es fácil. Además, la herencia del franquismo era extremadamente buena, por lo que demoler la sociedad heredada tampoco podía hacerse en cuatro días. Pero se ha venido haciendo. Los autores de la transición fueron sobre todo cristianodemócratas política e ideológicamente muy flojos, y sin la herencia del franquismo habrían llevado al país rápidamente a la ruina. Le pondré un ejemplo muy significativo. Usted habrá oído decir mil veces que en la transición se reconciliaron los españoles. Esta es una idea típica democristiana, asignándose méritos que no eran suyos. Fue justamente al revés: gracias a una reconciliación muy mayoritaria y muy anterior fue posible una transición sin demasiados traumas. Además, no hubo tal reconciliación: la ETA se convirtió en una pesadilla y los rupturistas derrotados en el referéndum del 76 emprendieron un largo e irreconciliable trabajo de zapa atacando y denigrando al franquismo, porque entendían perfectamente que este era la base de la democracia. Y de la unidad nacional, por cierto.
-Usted no puede negar que el franquismo era antidemócrata
–Lo he explicado mil veces. La democracia es el sistema de legitimación política más evolucionado y aceptado hoy en el mundo, un sistema que articule las diferencias de partidos manteniendo al mismo tiempo una convivencia general en paz y libertad. Pero no puede funcionar en países con gran miseria, graves odios sociales y partidos grandes no demócratas. Llegar a una situación que permita la democracia es un camino largo. En España la experiencia republicana fue un fracaso ante todo porque no había partidos demócratas. Lo más parecido era precisamente la CEDA, y eso es una paradoja, porque no se proclamaba demócrata mientras que los que sí se llenaban la boca con esa palabra eran los enemigos más cerrados de la libertad y de España. El Frente Popular fue una alianza de totalitarios, separatistas y golpistas, y eran partidos muy fuertes, por lo que la convivencia se hizo imposible. La precariedad intelectual y política de la derecha ha permitido que vuelvan a fortalecerse partidos que se identifican con aquel crimen organizado. Está también la paradoja de que gran parte de esos antifranquistas de pacotilla proceden de familias franquistas. Y son de pacotilla, pero no por ello menos peligrosos, dada la renuncia de la derecha a hacerles frente. Es más, la derecha ha terminado por apoyarlos. Pero el antifranquismo solo puede imponerse a costra de las libertades y con leyes como la de memoria histórica. Lo cual es más que significativo.
-Un punto que usted defiende parecerá a todo el mundo intragable: el de la neutralidad de España, un país profundamente integrado económica y políticamente en el conjunto de organizaciones del mundo occidental, particularmente la UE y la OTAN
–Así es. Pero eso que usted llama integración es realmente satelización política y colonización cultural, la otra cara de la disgregación separatista. Y a los políticos actuales les da pánico la sola idea de plantear el problema, quieren darlo por definitiva e históricamente resuelto, como tantas otras cosas. Pues bien, la realidad es que la posición histórica y actual de España en Europa es muy particular. La presencia de Gibraltar es profundamente reveladora, y por eso mismo se trata de oscurecer el problema implícito. Sobre estas cuestiones seguiré hablando en el blog, precisamente porque es el punto que todos los partidos y políticos están de acuerdo en rehuir.
–Pero usted ha apoyado a VOX, que al parecer es el único que dice algo en relación con Gibraltar.
–Sí, pero a VOX le falta un análisis coherente más amplio. Gibraltar es mucho más que Gibraltar: marca la posición global de España. Y vengo apoyando a VOX desde que no era casi nada, pero creo que está cometiendo errores serios actualmente. Claro que es casi imposible no cometerlos cuando todo le ha llegado tan de repente, algo parecido a lo que pasó con la transición. La cuestión es si será capaz de ver y corregir esos errores o continuará profundizando en ellos. Pero que yo venga apoyando a VOX no quiere decir que yo tenga influencia alguna en ese partido. Me limito a observar las cosas y analizarlas según mi punto de vista. Por abreviar, yo diría que los modelos para España, salvando muchas diferencias, serían Suiza en política exterior, e Israel en aspectos como su atención a la ciencia y la tecnología, y su firme espíritu nacional. Fíjese en que Israel, que se encuentra asediado por casi todas partes, tiene una democracia de muchos partidos que forman coaliciones y pactos y luchas permanentes entre ellos. En esas condiciones uno podría pensar: ¿por qué ese país no se disgrega rápidamente? Es por ese espíritu nacional de fondo, compartido por casi todos, a pesar de sus enfrentamientos, a menudo venenosos.
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Al revés que el resto de Europa occidental, después de la guerra España se reconstruyó con sus propias fuerzas, en medio de hostilidades exteriores, guerrillas comunistas y un aislamiento directamente criminal. Y dadas las circunstancias, se reconstruyó con auténtica brillantez en los años 40 y 50. No hubo un verdadero corte entre los años 40 y 50, “perdidos” según los demagogos, y el “milagro español” de los siguientes hasta la muerte de Franco. El milagro no habría sido posible sin la base económica construida en los años anteriores:
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