Los partidos de izquierda y los separatistas, que no eran demócratas ni españolistas, intentaron la ruptura en la transición, para imponer el entronque con la legitimidad fraudulenta del Frente Popular (1936), mediante el rechazo a la evolución positiva ,desde la legitimidad franquista a una constitución democrática (de la ley a la ley).
Afortunadamente para España, la ruptura fracasó (1978), pero ha sido impuesta por los gobiernos de Zapatero, causando una profunda crisis de la democracia, de la unidad nacional y de la economía, acrecentada por la crisis financiera europea, diseñada desde las alturas de Nueva York.
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