La Teología del Cuerpo... picante
Su tesis doctoral trataba sobre la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II, esa serie de 129 catequesis que el Papa dio entre 1979 y 1984 tratando el tema del cuerpo humano, la sexualidad, la emotividad y su lenguaje.
Los divulgadores de la Teología del Cuerpo acuden además a su libro de 1969 (siendo aún cardenal) “Amor y responsabilidad”. En él se leen cosas como esta, del puño y letra de Karol Wojtyla:
“Los sexólogos constatan que la curva de excitación de la mujer es diferente a la del hombre… Su organismo está dotado de muchas zonas erógenas, lo cual es una especie de compensación de que su excitación crezca más lentamente. El hombre ha de tener en cuenta esta diferencia de reacciones… Existe un ritmo de la naturaleza que los cónyuges han de encontrar para llegar al mismo momento al punto culminante de excitación sexual. Cuando la mujer no encuentra la satisfacción natural ligada al punto culminante (orgasmus), es de temer que no sienta plenamente el acto conyugal, que no embarque en él su personalidad entera, lo cual la deja expuesta a neurosis y trae consigo una frigidez sexual que resulta a veces de un complejo o de una falta de entrega total de la que ella es la responsable. Pero otras, es consecuencia del egoísmo del hombre… La mujer empieza entonces a rehuir las relaciones sexuales… Además puede contraer enfermedades orgánicas en los órganos sexuales. Tampoco basta la bondad de la mujer que finge el orgasmo para no humillar al orgullo masculino. Todo lo cual conduce a la degradación del matrimonio”.
Sexo católico, versión ecuménica
Lepojärvi no sólo dedicó su tesis a este tema (en toda su amplitud teológica y filosófica) sino que también la convirtió en un libro de divulgación que tuvo éxito en Finlandia llamado “El cuerpo como imagen de Dios”.
“Mi libro lo publicó el centro editor finlandés católico que publica también las encíclicas y otros documentos oficiales. He sido el primer –y por ahora único- autor no católico en publicar ahí. Es un libro popular. La Teología del Cuerpo es útil para parejas si se le explica de forma accesible, no con el lenguaje denso de Juan Pablo II. Me gustaría que ayudase a muchos”.
A Lepojärvi le gusta cómo el norteamericano Christopher West (laico católico, padre de cinco hijos y gran conferenciante; www.christopherwest.com) populariza la Teología del Cuerpo con lenguaje “de la calle”. Le apoyan el arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, y su antecesor el cardenal Rigali.
“West ha recibido algunas críticas, pero sinceramente creo que sin base, porque nada de lo que dice West es controvertido. Por supuesto, tenemos aquí un Papa que habla del sexo y el orgasmo. ¡Claro que algunos se pueden asustar! Pero en mi caso, en Finlandia, de mi libro sólo se quejó un movimiento pietista luterano, que tradicionalmente era muy anticatólico. Lo curioso es que unos pocos años después, ¡este mismo movimiento era el que estaba traduciendo y editando los libros sobre Jesús de Nazaret del Papa Benedicto XVI!”, explica el teólogo finlandés.
El libro de Lepojärvi apareció en las librerías finlandesas con recomendaciones de cuatro autoridades bien diversas: el mismo West –un católico padre de familia-, un obispo de la Iglesia Ortodoxa de Finlandia (en el país hay 3 diócesis ortodoxas, que dependen de Constantinopla, no del vecino ruso), un teólogo luterano de Helsinki y un profesor pentecostal.
“Yo quería hacer el libro tan ecuménico como fuese posible y dejé las referencias católicas al mínimo. En Finlandia, donde sólo hay escuelas públicas, ninguna cristiana ni privada, usan el libro en diversas escuelas e institutos donde ya dan clases de esta Teología del Cuerpo”, apunta.
De familia pentecostal
La inquietud ecuménica y cierta visión internacional Jason la tiene interiorizada desde su origen.
“Mi madre era canadiense, de familia atea, eran 8 hermanos. Mi padre, finlandés, de familia pentecostal, también de 8 hermanos. O sea, que tengo un montón de tíos y tías. Mi esposa, Lisa, también es de origen pentecostal. Mis padres vivieron su encuentro personal con Dios, su conversión, cuando ambos tenían 18 o 19 años en una iglesia pentecostal en Finlandia, y así yo, mi hermano y mi hermana crecimos como pentecostales”.
“Como suele suceder, perdí interés en las cosas de Dios siendo adolescente. Pero en Finlandia es obligatorio hacer un año de servicio militar y estando en el servicio con 19 o 20 años cayeron en mis manos los libros de C.S. Lewis. Y así me convertí”.
Lepojärvi ha estado en España precisamente para hablar de la visión que C.S. Lewis tenía sobre la Virgen María en el Congreso sobre Tolkien y Lewis de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, el 24 y 25 de febrero. Pero lo que tocó al joven Jason alejado de Dios fue otro tema.
¿Por qué hay mal si Dios es bueno?
“Yo no conocía a Lewis de niño, no leí los cuentos de Narnia. Mi primer contacto fue en el servicio militar con su libro ‘El Problema del Dolor’. Un tema clásico: si Dios es bueno, ¿por qué hay mal y dolor en el mundo? Cualquier respuesta breve sonará a respuesta barata. Pero el libro en sí es muy edificante y lo recomiendo”.
Lo que realmente le impactó a Jason es cierto argumento del libro. “Los hombres consideramos el dolor y el mal como un problema; de alguna manera el mal nos escandaliza, tenemos la idea, la intuición, de que el mundo no debería ser así,de que en la existencia no debería haber mal y dolor. ¿Por qué nos escandaliza y nos extraña, por qué no lo asumimos como algo normalísimo? Intuimos que debe haber otra realidad sin dolor, buena, plena. ¿No es esa extrañeza una pista, no será que de verdad hay esa otra realidad sin dolor?”
Lewis también desarrolló otra variante de ese argumento con otra intuición humana: que el tiempo es algo raro, no es nuestro elemento natural. Un pez se siente a gusto en el agua, y probablemente no se hace preguntas sobre el agua. Pero el hombre, que vive en un mundo de tiempo y espacio, considera que el tiempo es algo extraño: siempre nos parece demasiado, o demasiado escaso, se nos escapa, nos avasalla, se alarga y acorta, nos indigna nuestro escaso acceso al pasado o al futuro… Eso, ¿no es una pista de que fuimos hechos para otro mundo, uno de eternidad?
En ambos casos los seres humanos somos “desterrados hijos de Eva”, que pasamos “una mala noche en una mala posada” (en palabras de Santa Teresa): este mundo caído, con maldad, dolor y pérdida, no es el nuestro: se nos hizo para la eternidad con Dios.
A Jason le gustó el enfoque de Lewis, se convirtió a Cristo y se embarcó en sus otros libros de apologética y teología, y después decidió hacer eso: estudiar teología y filosofía.
"Mi teología es católica"
“Espiritualmente, me eduqué como pentecostal de niño, y yo digo que me salvé en una iglesia pentecostal, a la que le estoy agradecido. Aunque no oro en lenguas, las cosas carismáticas no me molestan. Para las estadísticas oficiales de Finlandia soy de la Iglesia Luterana, la oficial del país, aunque mi interior es pentecostal. Pero mi teología es católica”.
Lepojärvi, que ha sido presidente de la Sociedad C.S.Lewis de la Universidad de Oxford y ha leído largo y tendido toda la obra teológica del escritor británico, nos confirma que sobre “cosas carismáticas” Lewis sólo escribió un pequeño texto sobre glosolalia(oración en lenguas) y consideraciones sobre los milagros en su libro “Milagros”, “que es un poco difícil de leer… para los que empiecen a leer a Lewis recomiendo ir primero a Mero Cristianismo”.
Lepojärvi ha visto el reciente vídeo casero que el Papa ha enviado a una reunión de pastores pentecostales. “Como cristiano de a pie me parece muy bien, y ojalá de verdad empiece el milagro de la unidad, como dice, y que Dios lo complete. El vídeo es refrescante, es como un abrazo, muy espontáneo con el iPhone. Aunque en realidad quien empezó a tuitear fue Benedicto XVI. Como teólogo, me intriga saber cómo ve el Papa a los pentecostales.”
La infalibilidad... y fe sobrenatural
En Oxford –y en su paso por Madrid- Jason Lepojärvi va a la misa católica, sin comulgar. ¿Qué le falta para su plena acogida en la Iglesia Católica?
“Ya cuando empecé a estudiar teología católica vi que las posturas luteranas de Sola Fide y Sola Scriptura no eran consistentes. Para poder pronunciar la fórmula de entrada en el catolicismo, esa de ‘profeso que acepto todo lo que enseña la Iglesia Católica…’, necesitaría aclarar más lo de la infalibilidad papal. No es que yo niegue firmemente la infalibilidad papal, pero no la entiendo tanto como para poder hacer esa declaración. Si alguien quiere escribirme por e-mail sobre el tema, adelante. Además, necesito fe sobrenatural en la Eucaristía. Sobre eso no necesito explicaciones ni e-mails, sino oraciones. Los pentecostales no son maniqueos que odien la materia, saben que la materia es buena, pero no tienen sacramentos, todo lo ven como símbolos, así me eduqué… pero la Eucaristía católica es real… así que necesito esa fe sobrenatural”.
¿Se puede amar demasiado a María?
Como Lepojärvi está ahora investigando sobre las fronteras entre lo que es veneración (a lo santo), adoración (sólo a Dios debida) e idolatría, aprovechó su conferencia en Madrid sobre Lewis y la Virgen María para lanzar una serie de preguntas de matices.
“Lewis intentaba no escribir en público sobre los temas que dividían a los cristianos de distintas tradiciones, pero en una carta personal a la señora Van Deusen explica su temor de que la veneración a María, dice él, ‘te pueda llevar a un estado, como el que afecta a algunos católicos romanos, a tratar a la Virgen María como a una divinidad, y convertirla incluso en el centro de la religión”. La solución de Lewis: mejor abstenerse de esa veneración.
Pero a Lapojärvi le extraña este enfoque porque no encaja con lo que Lewis explica en su libro “Los Cuatro Amores”, donde Lewis enseña que el problema de lo que parece un amor desordenado (a la patria, por ejemplo), no es que ame demasiado a algo, sino que no ama lo suficiente a algo que debería ir primero (Dios). Nunca se puede amar demasiado, igual que no se puede ser demasiado bueno o virtuoso… pero sabiendo qué cosa amada tiene primacía.
“Lewis entendía la distinción teórica entre la devoción apropiada y la inapropiada. Pero no aplica sus magníficos principios teóricos al amor por María y los santos. Debería decir: “es imposible amar demasiado a María” y dar como solución “ama más a María, y ama a Dios aún más todavía”. En cambio, prefiere rechazar esa devoción. Si queremos ser suaves con Lewis, podemos decir que no se le ha dado una distinción clara, concreta, entre formas apropiadas y no apropiadas de devoción.Cuidado con las zonas grises, te dirá”.
La solución pasaría, intuye Lapojärvi, quizá pensando en muchos otros protestantes con miedo a “amar demasiado” a los santos, en establecer bien los límites: cuándo se venera lícitamente a alguien (un maestro, nuestros padres y abuelos, nuestras lícitas autoridades, nuestros difuntos) y cuando se cae en idolatría. Eso es lo que está investigando ahora.
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