InfoCatólica (31/3/2014): José Antonio Pagola, ese teólogo vasco que se ha convertido en paradigma de la salud espiritual de un sector importante de la Iglesia en España, que le tiene por una eminencia, ha publicado una reflexión sobre la lectura del evangelio del próximo domingo, 6 de abril, que cuenta la historia de la muerte y resurrección de Lázaro.
Como quiera que ya está surgiendo el fenómeno de los exégetas de la teología pagolista, voy a darme el capricho de formar parte del mismo por una vez.
El artículo se titula “Un profeta que llora”. La insistencia de Pagola en tratar a Cristo como un profeta es proverbial. Uno se puede pasar leyendo horas y horas a ese teólogo sin encontrar por ningún lado la doctrina de que Jesucristo es Dios encarnado. Un musulmán puede encontrarse muy cómodo ante la imagen de un Jesús de Narazet como mero profeta. Un cristiano, no.
A la hora de analizar las preguntas y respuestas que el ser humano se hace ante la muerte, don José Antonio sentencia:
Ante el misterio último de nuestro destino no es posible apelar a dogmas científicos ni religiosos. No nos pueden guiar más allá de esta vida. Y "Los cristianos no sabemos de la otra vida más que los demás".
Ya lo han visto ustedes. Adiós a los Credos. Adiós a “creo en la resurrección de la carne y la vida eterna“. Adiós a “espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro“. Eso son dogmas religiosos que no dan a los cristianos un conocimiento nuevo, y absolutamente cierto en la fe, sobre la muerte y sobre la vida que le sigue, Pagola dixit. Visto lo cual, es legítimo preguntarse si este “gran teólogo y maestro espiritual” cree en el Credo de la Iglesia.
Menos mal que luego dice: También nosotros nos hemos de acercar con humildad al hecho oscuro de nuestra muerte. Pero lo hacemos con una confianza radical en la Bondad del Misterio de Dios que vislumbramos en Jesús. Ese Jesús al que, sin haberlo visto, amamos y, sin verlo aún, le damos nuestra confianza.
Esta confianza no puede ser entendida desde fuera. Sólo puede ser vivida por quien ha respondido, con fe sencilla, a las palabras de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida. ¿Crees tú esto?”
Muy bien, pero yo pregunto: ¿Es o no un dogma religioso el creer que Cristo es la resurrección y la vida? Y si lo es, ¿por qué dice antes que no podemos apelar a los dogmas? ¿Y cómo va a ser igual el conocimiento de los que, por gracia, sabemos lo que hay en la otra vida que el de los que no saben nada o creen que todo acaba con la muerte?
Por último, Pagola no tiene mejor idea que poner como ejemplo a Hans Küng:
Recientemente, Hans Küng, el teólogo católico más crítico del siglo veinte, cercano ya a su final, ha dicho que para él morirse es “descansar en el misterio de la misericordia de Dios".
Entre todos los santos, doctores y padres de la Iglesia, no ha podido elegir a nadie mejor que aquel que se está planteando acudir a la eutanasia para poner fin a su vida. A alguien de quien el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe tuvo que afirmar lo siguiente:
Es muy lamentable. Él es teólogo, tiene que saber que Dios es el dueño de nuestra vida, y que el suicidio no es una solución legal o ética responsable. Espero que nadie siga el ejemplo de Hans Küng en esto que ha dicho. Es muy triste para mí que un teólogo que cree en el Dios creador se explique de esta manera. Está realizando la negación de la gracia. Nuestra vida está en las manos de Dios. La clientela que se forma con entusiasmo en torno a Pagola confirma el refrán “Dios los cría y ellos se juntan“.
Luis Fernando Pérez Bustamante