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jueves, 19 de diciembre de 2019

El paradigma cristiano desplazado por el masónico, por D. Manuel Guerra

El paradigma cristiano desplazado por el masónico
D. Manuel Guerra 
23 mayo, 2019

EL PARADIGMA CRISTIANO DESPLAZADO POR EL MASÓNICO [1]
Reconozco que escribí el título en interrogante: ¿El paradigma cristiano desplazado por el masónico?, o sea, como si se tratara de un proceso embrionario y ambiguo o que pudiera desarrollarse e incluso que estuviera operándose. Tras algunos momentos de reflexión, vacilación e incertidumbre me he inclinado por su enunciado afirmativo: El paradigma cristiano desplazado (sustituido) por el masónico, es decir, como algo ya realizado. Lo catalogo así porque, en primer lugar, evidentemente me refiero a los países tradicionalmente cristianos (Europa, América, Filipinas, etc.,). Además, así es en el plano de los dirigentes o de los gobiernos nacionales, aunque, como en casi todo, haya excepciones confirmatorias de la regla general. En fin, así es también en el plano internacional o de los organismos directores de la “aldea global”, en que se ha convertido la Tierra, la humanidad, y controladores del Nuevo Orden Mundial (NOM).

«España ha dejado de ser católica», sentenció Manuel Azaña durante la Segunda República Española. Entonces era verdad en el plano «oficial o estatal», no sociológicamente. En nuestros días la frase: «España ha dejado de ser católica» refleja la realidad «oficial» y, en gran medida, también la sociológica. España, si no ha dejado de ser católica, está dejando de serlo.

¿PERO, QUÉ ES UN “PARADIGMA”?
Por su etimología significa “lo mostrado” (griego: deigma) “junto a” (gr. pará”), o sea, lo presentado ante alguien como “modelo” para ser imitado, para que actúe correctamente.

Todavía, en las gramáticas de las lenguas, se estudian los “paradigmas de los verbos” para aprender a conjugarlos correctamente. Los cuatro paradigmas de los verbos en español coinciden en su estructura, a saber, en los modos (indicativo, imperativo, subjuntivo, etc.,), tiempos (presente, perfecto, futuro, etc.,), etc. No obstante, para conjugar los verbos de la segunda conjugación (verbos, cuyo infinitivo termina en –er, por ejemplo: “temer”) no sirve el paradigma de la primera (verbos con infinitivo en -ar, por ejemplo: “hablar”).

El paso de un paradigma a otro no puede hacerse de modo gradual, sino saltando de uno al otro, sustituyendo el uno por el otro. Es como, según Nueva Era, se opera paso del paradigma cristiano al nueverano o de Nueva Era (New Age). No depende de la libre decisión de los individuos, ni de la elección democrática de los pueblos, ni de una maduración más o menos prolongada, sino del fatalismo astrológico. Sería provocado como automática y mágicamente por el paso del sistema solar del signo zodiacal Piscis (el cristiano) al de Acuario [2].

Logias masónicas de la costa californiana prepararon la cuna ya antes del nacimiento de Nueva Era en 1962 y arroparon sus primeros pasos, coincidiendo con los año conciliares (Vaticano II). Masones fueron también sus introductores en España (cf. o. c. 19-20).

Pero los paradigmas socioculturales y religiosos suelen necesitar un periodo prolongado de gestación. La masonería ha necesitado unos 300 años (1717-2017) para implantar el paradigma masónico. El paradigma es como un filtro a través del cual vemos y conocemos la realidad. Desde nuestro nacimiento y uso de razón ya tenemos ese filtro o lentes con las que vemos. Si no caemos en la cuenta de ello, si no sometemos a la crítica adecuada el paradigma, consideraremos nuestro paradigma –el de nuestro tiempo y entorno sociocultural- como universal y perenne, el único válido, así como una copia de la realidad, que sería como el texto original, subyacente en el archivo del ordenador. De ahí el riesgo de identificar el paradigma propio con “la” verdad, y esta con nuestra percepción de la realidad. De ahí la facilidad con que no pocos cristianos, contagiados del paradigma nueverano y masónico imperante en nuestro tiempo, dejen de serlo sin darse cuenta e incluso aprueben con su voto principios y normas de comportamiento incompatibles con la fe cristiana e incluso con la antropología y con la honradez humana (aborto, eugenesia, eutanasia, matrimonio homosexual, etc.,) [3].

LAS PRINCIPALES ETAPAS DEL PASO DEL PARADIGMA CRISTIANO AL MASÓNICO
Parece oportuna una visión panorámica de la evolución socio religiosa en los países tradicionalmente cristianos.

El punto de partida: el teocentrismo y el cristocentrismo medieval
En la Edad Media, el hombre y su entorno socio-cultural gravitaban alrededor de Dios (teocentrismo) y de Jesucristo (cristocentrismo). Informaba y conformaba la opinión pública la Iglesia, los eclesiásticos. La “opinión pública” es como el clima que favorece o, al revés, dificulta la abundancia y de calidad de la cosecha, así como de las frutas del tiempo. Sobra decir que entiendo la “Edad Media” tal como fue con más luces que sombras, según demuestran sus estudios objetivos de nuestros días, no como el periodo oscurantista, supersticioso y apocalíptico de la historia, visión amañada por los ilustrados a partir del Siglo de las Luces de impronta masónica.

El antropocentrismo y el egocentrismo posterior
A partir del Renacimiento, el hombre y su entorno socio-cultural giran alrededor del “hombre” (antropocentrismo) y del “ego/yo” mismo (egocentrismo).

En el plano religioso-teológico
El principal representante del cambio de dirección en el plano religioso-teológico es Martín Lutero (1483-1546), quien, según la tradición, clavó sus 91 tesis en la puerta de la iglesia de Wittemberg el 31 de octubre de 1517. Atención al número 17 que reaparecerá en este contexto. El protestantismo hizo de bisagra entre el teocentrismo medieval y el antropocentrismo de la modernidad.

He aquí algunas muestras:

  • a) Lutero enseña el libre examen, exaltación del subjetivismo en la relación del individuo con Dios sin la mediación objetiva de la jerarquía y magisterio de la Iglesia.
  • b) Además, con sus palabras: «el Dios en sí” (Dios Uno y Trino) se lo dejo a los católicos. Yo me quedo con el Dios-para-mí”. Pone en el centro al hombre y coloca a Dios en la periferia, en la circunferencia: Dios que me crea, me redime, me salva”, etc. El yo es exaltado, erigido en punto de referencia de todo (verdad, valores, etc.,). Dios queda marginado y, quiéralo o no, supeditado como necesariamente al hombre, a cada hombre y mujer.
  • c) Lutero condensa el ideal y los criterios de la traducción en la palabra verdeutschen, que no significa solo “traducir al alemán”, sino “germanizar”, o sea, traducir en sintonía con la idiosincrasia con el alemán hablado por el hombre de la calle, o sea, con libertad y «sin preguntar a las sílabas de la lengua latina como se debe traducir (procedimiento de los católicos)”[4]. De esta manera justifica la introducción de palabras inexistentes en el texto original, palabras explicativas o complementarias, según Lutero, pero que de hecho alteran, a veces substancialmente su significado, las ideas del hagiógrafo.
El mismo texto luterano nos brinda un ejemplo inequívoco y central dentro de su doctrina. “Me preguntas por qué he traducido (verdeutsch) la palabras de san Pablo arbitramur hominem iustificari ex fide absque operibus por wir halten, dass de Mensch gerecht werde ohne des Gesetzes werken ALLEIN durch den Glauben[5]”. Esta traducción sería correcta si no hubiera introducido una palabra: allein (solo, solamente)” A continuación Lutero reconoce que, según los católicos, es inadmisible la añadidura del vocablo “sola” (adjetivo latino correspondiente al adverbio alemán allein) a la palabra de Dios”. Como respuesta y justificación Lutero se limita a recordar la necesidad de “germanizar” el latín y las palabras del poeta latino Juvenal (siglos I-II d. C.): Sic uolo, sic iubeo, sit pro ratione uoluntas[6] (= “Así quiero, así decido, sea como razón mi voluntad”). Lutero erige así su voluntad, por no decir su capricho, en norma suprema de la traducción, también de las palabras inspiradas (Sagrada Escritura). El proceso de subjetivición alcanza así su máxima expresión y cima. Estas palabras han sido incorporadas a la fórmula de la profesión de fe católica, pero pone me Deus adiuuet (“Dios me ayude”) en lugar de pro ratione uoluntas. Lutero formula así la sola fides, cuyo alcance pronto ampliará: sola Scriptura, sola gratia, solus Christus. “Allein, sola” es sin duda la palabra clave de la fe, de la teología y del pensamiento luterano y protestante [7].

En el plano filosófico
Descartes (1598-1650) protagoniza el cambio cuando proclama el cogito, ergo sum, “pienso, luego existo”, que transformó la subjetividad individual en criterio de verdad y del conocimiento.

En el plano artístico
El Renacimiento “humaniza” incluso a las figuras divinas. Jesucristo en la cruz ya no es un hombre-Dios con corona de rey de apariencia serena y señorial, como en el románico., sino un hombre crucificado, que sufre y agoniza, a veces aparatosamente [8].

La Virgen María no aparece como una matrona venerable que nos muestra al Dios-niño, sino una mujer modelo de esbeltez y belleza, pronto sin el niño en sus brazos. Es como el arquetipo de la belleza femenina según el criterio del pintor o escultor. En la portada de la iglesia de santa Salomé, madre del apóstol Santiago, en una de las rúas de Santiago de Compostela, muy cerca de la catedral, la Virgen sentada tiene a su hijo sobre las piernas. El Niño se vuelve para acariciar a su madre, que parece esbozar una sonrisa. A primea vista es uno de tantos niños. Todos los niños han hecho ese gesto alguna vez. Pero completan la escena dos ángeles, uno a cada lado en función de turiferarios, pues están incensando y diciendo al espectador que ese niño no es un niño como cualquiera, sino el Niño-Dios encarnado, ni su madre una madre cualquiera, sino la Madre del Hijo de Dios humanado. El arte renacentista y el posterior, de ordinario, no sabe o no acierta o no quiere a expresar lo transcendente, la divinidad del Niño y la consiguiente maternidad divina de María.

El eclipse de Dios: la masonería
En la Edad Moderna, con la masonería, fundada en 1717, Dios desaparece del centro y de la periferia. En fecha próxima aparecerá un artículo titulado: El Dios y los dioses de la masonería y de los masones, que ayudará a comprender esta complicada cuestión. No se reduce al “Gran Arquitecto del Universo”, que de hecho puede significar cualquier conceptualización de lo divino. Pues en la masonería, en sus textos rituales y en las creencias de sus miembros, cabe el deísmo, el panteísmo, el panenteísmo, el dualismo teologal, el sincretismo divino y hasta el politeísmo.

En la masonería, Dios permanece, pero eclipsado, condenado a una especie de arresto domiciliario en el foro privado de la conciencia individual y dentro de los templos. Es el espacio específico o propio de cada religión concreta. Los espacios públicos (calles, plazas, centros educativos, judiciales, políticos, comerciales, militares, etc.,) quedan reservados para «lo común a todas las religiones” (palabras textuales de las “Constituciones de Anderson, año 1723,admitidas por todas las Obediencias o Potencias masónicas).

“Lo común a todas las religiones” supone la implantación de una sola religión y una sola ética “legal” en toda la Tierra, o sea, el Nuevo Orden Mundial (NOM). Es la que obligará los ciudadanos en cuanto ciudadanos. Estos, en cuanto individuos, pueden tener una religión en su foro interno y practicarla dentro de sus templos. En cierto modo es una vuelta a las religiones nacionales. La suprema autoridad civil (el gobierno en la escala nacional, la ONU en la mundial) impone normas ético-religiosas que dictaminan lo legal e ilegal, es decir, lo oficialmente bueno-malo., verdadero-falso, sin que a veces se reconozca la objeción de conciencia.

EL CAMBIO DE PARADIGMA
En nuestros días casi todos hablan de “paradigma” y de «paradigmas”, palabras puestas de moda. ¿Pero, saben qué significa en su acepción genérica y en los diversos contextos de su empleo?

Los rasgos del paradigma masónico
Pueden reducirse a seis. Son como los principios o ingredientes constitutivos de lo masónico o, si se prefiere una especie de apellidos en el documento de identidad de la masonería. He aquí su enunciado y descripción breve [9].

Naturalista
Es decir, la marginación y negación de lo sobrenatural (providencia divina, revelación, milagros, Jesucristo-Dios, etc.,) con la consiguiente deificación de la Razón humana y la proclamación del racional, del científico, de la fe natural y de la experiencia como únicos medios de conocimiento, descartada la fe religiosa. La masonería, como el paradigma del NOM y probablemente más el budismo, reducen así la religión a espiritualidad, la espiritualidad al biensentirse mental e interior y la creatividad humana a la práctica de determinadas técnicas psicofísicas[10].

Dialógico
La masonería sostiene y practica el diálogo conducente al consenso de suerte que la verdad y la bondad de algo dependa del acuerdo por mayoría de votos o de la mayor fuerza dialéctica de una de la partes dialogantes de suerte que nada (dogma religioso, libro sagrado) ni nadie (autoridad de un maestro, magisterio religioso) pueda anularlo. Se somete al consenso dialogado todo, no solo las cuestiones administrativas. Así, por mayoría de votos de los políticos se están legalizando en casi todos los países del mundo occidental el divorcio exprés, el aborto, el matrimonio homosexual, etc., aunque los representados -el pueblo- no estén de acuerdo

Relativista
Afirma la existencia de verdades, etc., solamente «relativas», o sea, dependientes de las circunstancias socioculturales, políticas e históricas de cada época, por ejemplo, durante una etapa prolongada de la historia, el aborto voluntario ha sido considerado un pecado, un «crimen horrendo» (concilio Vaticano II) y un delito. Ahora, en cambio, la mentalidad relativista lo legaliza y no lo considera pecado ni delito, sino un derecho de la mujer (España, etc.,). Así queda todo a merced de la sociedad, en realidad de los que tengan el poder de crear la «opinión pública», a veces manipulándola. Es el triunfo de lo «políticamente correcto» y de la «moral cívica». Se cae así en la contradicción de sostener que “todo es relativo menos que todo es relativo”

Sincrético
La masonería es una religiosidad sincrética[11] hasta en la «Palabra Perdida» o el nombre propio de la divinidad: «Jahbulón». Recurre al sincretismo laicista (cóctel o mezcolanza de ingredientes religiosos de variada procedencia, que presupone la igualdad de todas las religiones) porque lo considera el paso previo para lograr «lo común a todas las religiones» que es la religión del Nuevo Orden Mundial. Ahora proyectan la creación de una «ONU de las religiones». Así se lo propuso el masón Simon Peres, expresidente de Israel, al Papa Francisco (4.IX. 2014). Parece ser uno de los objetivos de la masonería con ocasión del tercer centenario de su existencia, como la creación de la Sociedad de Naciones, preámbulo de la ONU, lo fue de su segundo centenario (1917)[12].

Laicista
Pues despoja al hombre de la dimensión social de su sentido religioso. Recluye lo religioso y las religiones concretas (su simbología, etc.,) en el foro privado de la conciencia individual y dentro de los templos, desterrándolas de los espacios públicos. El laicismo puede ser catalogado como la religión masónica y, si es militante (caso de Turquía desde 1923 hasta el presidente Erdogan, etc.,) muestra rasgos totalitarios y fundamentalistas.

Conviene recordar que, en francés, laicité, laïque (de donde “laicidad, laico”) significan de hecho “laicismo, laicista” en español. No obstante, en su versión al español, suele traducirse por «laicidad, laico” por la inercia de la literalidad. Pero, para que la palabra laicité tenga el mismo significado que el español «laicidad”, es completada con “sana”, “positiva”, “pluralista”, etc. De ahí el riesgo de confusionismo léxico. Cuando algunas organizaciones se titulan “laica” (“sociedad, liga, Europa, etc.,) deberían apellidarse “laicista”.

Gnóstico
Los masones, «arquitectos» de las modernas sociedades laicistas, van realizando sus objetivos por medio de la «gnosis» en el doble sentido de esta palabra griega, a saber, el «conocimiento racional», científico, tecnológico, mediático, electrónico, que da poder, y el «conocimiento experiencial» obtenido en las vivencias de la iniciación en los diferentes grados. Este es un conocimiento superior al de los sentidos, de la razón y de la fe. Actúa latente en la «posverdad» o predominio de lo emocional y del deseo sobre la realidad y verdad objetiva.

«La ideología ilustrada radical y su particular tratamiento de lo religioso: deísmo escéptico, entreverado de gnosis masónica que convierte al hombre en objeto de adoración, invierte el orden natural más allá de la simple imposición de un supuestamente tolerante laicismo[13]«.
La masonería promotora del cambio

Los masones están convencidos de que la masonería ha sido y es la promotora del cambio. Así lo afirman: “Las ideas cultivadas en las logias han cambiado la sociedad[14]”. “La loge c´est le laboratoire de la Société[15]”. «La realidad es superior a las ideas», sentencia el papa Francisco (Evangelii gaudium, 233). y tiene razón. Pero las ideas son capaces de transformar la realidad.

Lo han logrado mediante una «transformación programada», que no necesariamente es una «conspiración» masónica. Los masones han intervenido en muchas «conspiraciones», prácticamente en todos los regicidios, magnicidios, etc., como causa física o moral -intelectual- o como las dos juntas[16].-Pero pienso que, respecto a la transformación de la sociedad, propiamente no puede hablarse de «conspiración masónica, sino de transformación «programada» de la sociedad, pues «operari sequitur esse», «la actuación fluye del ser». La masonería obra y debe obrar de acuerdo con los principios constitutivos de su ser. Es lógico y coherente que los masones hayan proyectado transformar la sociedad de acuerdo con sus principios e ideal como lo hace cualquier grupo social .Quien no lo intente sería un egoísta y mentecato si lo específico suyo es bueno y beneficioso para los demás. Pero, no es aceptable que lo hagan en secreto[17].
La implantación generalizada del paradigma masónico y sus excepciones

El paradigma cristiano, vigente durante los últimos dos mil años está siendo sustituido por el masónico, que es naturalista, dialógico, relativista, laicista, sincrético, y gnóstico. Ya lo aceptan y aplican, en general, los organismos internacionales (ONU, UNESCO, etc.,) y los gobiernos de la mayoría de los países europeos, el partido demócrata de Estados Unidos, etc. La excepción está integrada por Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rusia, Lituania, Letonia. En España, los partidos del arco parlamentario anterior a las elecciones del 28 de abril de este año (2019): PSOE, PP, Ciudadanos, etc., aceptaban y aceptan el NOM. ¿Por qué el acoso, como en turbión, de casi todos los partidos políticos y de los medios de comunicación social contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y, en España, contra VOX? Si se acepta la distinción de Tucídides (siglo V a. C.) en su Guerra del Peloponeso, tras el entramado de prophaseis (“pretextos”) reales, superficiales, a veces manipulados tal vez se descubra la aitía o “causa” verdadera, profunda, a saber, que no se amoldan al paradigma masónico, desentonando respecto de la normativa de su Nuevo Orden Mundial
Sigue el enfrentamiento entre las “dos sociedades” o paradigmas

En el año 313 el emperador Constantino extiende al cristianismo la libertad religiosa que ya tenían la religión romana tradicional, las numerosas religiones mistéricas y el judaísmo. En el 385 el emperador Teodosio reconoce al cristianismo como la religión oficial del imperio romano; se inicia la llamada “cristiandad”. En el 410 el visigodo Alarico saquea y ocupa Roma. Los paganos atribuyen esta catástrofe al abandono oficial de los dioses y diosas romanos. Por ello se preguntan y preguntan a los cristianos por qué lo han hecho. Los cristianos, desconcertados, preguntan por qué Dios lo han permitido y si ellos son responsables.

San Agustín [18] levanta su mirada de genio y santo, piensa, ora y escribe un tratado de “teología de la historia”, su Ciuitas Dei, “La ciudad de Dios” o, traducido más fielmente aunque menos literalmente: La sociedad de Dios. Hacia su mitad (14,28) responde al interrogante de cristianos y paganos.

“Dos amores construyeron dos sociedades. La terrena va del amor de sí mismo al desprecio de Dios”. La otra, la celestial, recorre el camino o proceso inverso: «desde el desprecio de sí mismo al amor de Dios. Aquella se gloría en sí misma; esta en el Señor. Pues aquella busca la gloria de los hombres; pero, para esta, Dios, testigo de su conciencia, es su máxima gloria. Aquella se engríe en su gloria; esta dice a su Dios, Tú eres mi gloria (Ps 3,4). La libido del dominio domina a aquella y a las naciones subyugadas por ella”. A continuación, desarrolla cómo los que van desde el desprecio de Dios a la exaltación del yo, incluso si “llegan a conocer a Dios”, a admitir su existencia, “no le honran como a Dios, ni le dan gracias”, sino que caen en “la idolatría”. En cambio, los otros poseen “no la sabiduría humana, sino la piedad, por la cual rinden el culto legítimo al Dios verdadero, esperando el premio en la sociedad de los santos, no solo de los hombres, sino también de los ángeles, para que Dios sea todo en todos (1Cor 15,28)”.

Si se preguntara que época cristiana han encarnado el proceso que va desde el menosprecio de sí mismo a la gloria de Dios, pienso que la mayoría, si no todos, respondería que la Edad Media. En cambio, ahora, como en tiempo de san Agustín (invasión de los Bárbaros, fragmentación del Imperio romano), estamos dominados por el proceso inverso, el que va desde el menosprecio de Dios a la gloria del hombre, del Yo, en una crisis mucho más grave en lo religioso y en lo ético que tras la invasión de los Bárbaros.

¿PERO, QUIEN NUEVE LOS HILOS DE LA HISTORIA?
No obstante, hay motivos para la esperanza e incluso para el gozo. Pueden verse en el capítulo penúltimo de La guerra de don Manuel (pp. 233-250). Ahora quiero resaltar que un cristiano debe tener una visión no naturalista como si fuera masón, sino sobrenatural, providencialista.

Para celebrar el segundo centenario de su existencia (1717-1917), la masonería de los países aliados y neutrales en la guerra celebró un congreso en París. Uno de los invitados fue el Gran Maestro o director del Gran Oriente de Portugal, Magalhâes Lima, el cual el 13 de mayo (1917) declaraba: “La victoria de los aliados debe ser el triunfo de los principios masónicos”. Al parecer, así es de momento.

Ese mismo día y año (13, mayo, 1917) tuvo lugar la primera aparición de la Virgen en Fátima. Como todos sabemos, la Virgen acertó en todas sus previsiones proféticas: fin próximo de la Guerra europea, otra guerra mucho peor anunciada por una aurora boreal, el desplome del comunismo soviético, la conversión de Rusia.

¿Quién maneja los hilos de la trama de la historia de los pueblos y de la humanidad? El concilio Vaticano II no condenó el comunismo. Más aún, en sus documentos ni se menciona las palabras «comunismo, marxismo”. En las pp. 82-84 de La guerra de don Manuel puede verse el motivo [19]: el «compromiso oficioso” entre el Vaticano y el gobierno ruso en el año 1962. Los eclesiásticos del Vaticano no creyeron a la Virgen en Fátima. Como más tarde declararon, pensaban que el comunismo ruso iba a predominar durante varios siglos y, por ello, había que contemporizar para que su persecución de los católicos se su suavizara y permitiera una coexistencia tolerable. La misma justificación adujeron el arzobispo de París y otras personalidades eclesiásticas.

Para terminar, dos frases orientadoras:
Blas de Lezo, célebre por su victoria sobre la armada inglesa en Cartagena de Indias: “Una nación no se pierde por el ataque de sus enemigos, sino porque no la defienden los que la aman”. Sustituyamos: “nación” por religión, Iglesia en España, Occidente, etc. Hagamos un sincero examen de conciencia.
Benedicto XVI, con ocasión de su renuncia (2013): “Solamente quien no comprenda que la Iglesia no es suya, no es nuestra, sino de Jesucristo, puede preocuparse por ella”, por su subsistencia [20].

Manuel GUERRA GÓMEZ

[1] Aunque sin este título, este texto –resumido- sirvió de presentación del libro La guerra de don Manuel (Homo Legens, Madrid 2018, 266 pp.), que tuvo lugar en la Sede de Burgos de la Facultad de Teología del Norte de España. En él contesto a la preguntas de Gabriel Ariza sobre las principales cuestiones de actualidad.
[2] Cf. M. Guerra, 100 preguntas-claves sobre “New Age”, Fonte (Monte Carmelo), Burgos 2004, pp. 131-138.
[3] Cf. M. Guerra, El árbol masónico. Trastienda y escaparate del Nuevo Orden Mundial, Digital Reasons, Madrid 2017, pp. 341-442.
[4] M. Luther, Senderbrief von Dolmetschen en Opera Omnia, 30/2, Graz 1964, 637.
[5] “Nosotros sostenemos que el hombre se justifica sin las obras de la ley solamente por la fe”
[6] Juvenal, Sat 2,6,223; Luther, o. c. 632-633.
[7] Cf. M. Guerra, La traducción de los textos litúrgicos. Algunas consideraciones filológico-teológicas, Estudio Teológico de San Ildefonso, Toledo 1990, pp. 91-93.
[8] Por ejemplo, el Cristo moderno de la iglesia de los PP. carmelitas en Burgos
[9] Cf. una exposición más amplia en M. Guerra, El árbol masónico…, 65-130, 323-340, 429-440.
[10] Cf. el articulo La espiritualidad budista en contraste con la cristiana. Esfuerzo mental frente a gracia divina en www, infovaticana.com/blogs/manuel-guerra.
[11] Una manifestación y paso adelante en este proceso de sincretización religiosa es la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, que, a propuesta de la ONU (Resolución 65/5, 23.11.2010), se celebra todos los años en la primera semana de febrero. En esta semana suelen celebrarse conciertos musicales «interconfesionales», si es posible en templos céntricos de las capitales.
[12] Ya hay una cierta proliferación de muestras de un sincretismo demencial dentro de la Iglesia católica: misa celebrada por varios obispos, así como por presbíteros diocesanos y religiosos para festejar efemérides masónicas con asistencia casi exclusiva de masones investidos de los atributos e insignias masónicas (mandil, guantes, etc.,) (Brasil), el dios hindú con cabeza de elefante en un templo de Ceuta, imágenes de la Virgen con atributos y símbolos de diosa hindú (Almería, España), la jornada (17. X. 2017) sobre «el tantrismo como plataforma de diálogo con el cristianismo», organizada por la Oficina Nacional para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Italiana y la Unión Hindú Italiana. En ella hay una charla sobre «La celebración eucarística desde la perspectiva tántrica», aunque el tantrismo desborda sexualidad, incluso grosera, también en su simbología.
[13] Alberto Bárccena, prólogo a Card. Raymond Leo Burke, Esperanza para el mundo, HomoLegens, Madrid 2017, p. 17.
í[14] Pierre Lambicchi, Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, años 2008-2010, Les loges de la République, Editions du Moment, París 2009, 29-30.
[15] Pierre Simon, Gran Maestro de la Gran Logia de Francia, o. c. 103.
[16] Cf. mi obra, Masonería, religión y política, Sekotia, Madrid 20135, pp. 293-326, etc.
[17] Cf. La guerra de don Manuel, pp. 173-185.
[18] Cf. Alberto de la Bárcena, La Iglesia y la Masonería: las dos ciudades, Editorial San Román, Madrid 2016.
[19] Cf. Roberto Mattei, Concilio Vaticano II. Una historia nunca contada, Homo Legens, Madrid 2018, pp. 299-303, 351-355, 410-422.
[20] La cita de Benedicto XVI está tomada de la prensa diaria. Supongo que será fiel.

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